La Navidad, ¿es un pecado?
RALPH ORR
Ralph Orr, es miembro de la Iglesia de Dios Universal.
lgunos
cristianos creen que los cristianos no deben observar
la navidad. Algunos objetan la comercialización de la fiesta y otros objetan su
origen. Hasta 1995, nosotros en la Iglesia de Dios Universal estábamos en contra
de la navidad. Nuestro enfoque ahora es mucho más favorable. Para entender
nuestro enfoque en este tema, es de ayuda seguir el rastro a la historia de la
negación de la navidad, particularmente sus raíces en el Puritanismo.
Los puritanos creyeron que la Iglesia primitiva del primer siglo ejercía un tipo
de cristianismo que los cristianos modernos debían copiar. Ellos trataron de
basar su fe y práctica sólo en el Nuevo Testamento, y su posición con respecto a
la Navidad reflejó su compromiso a practicar una forma de cristianismo puro y
bíblico. Los puritanos creyeron que Dios se reservó a sí mismo la determinación
de todas las formas apropiadas de adoración, y de que él desaprobó cualesquiera
innovaciones humanas aún las innovaciones que celebraban los grandes eventos de
la salvación. El nombre Navidad alejó a muchos puritanos. La Navidad,
después de todo, quería decir "la misa de Cristo" (en inglés "mass" es misa y "Christ"
es Cristo, y la combinación de "Christmas" viene a ser literalmente la misa de
Cristo). La misa era despreciada como una institución católica romana que
socavaba el concepto protestante del Cristo que se ofreció una vez para siempre.
La apasionada aversión de los puritanos en cuanto a cualquier práctica que hacía
cualquier referencia al papado romano les hizo ignorar el hecho de que en muchos
países el nombre de este día nada tenía que ver con la misa católica, sino que
su enfoque era en el nacimiento de Jesús. La misa no evolucionó en la forma
aborrecida por los protestantes sino hasta mucho después de que la Navidad se
observaba por todas partes. Las dos costumbres tenían historias separadas,
aunque estaban entrelazadas.
Los puritanos, quienes eran protestantes fervorosos, identificaron la aceptación
del cristianismo por el emperador romano Constantino a principios de los años
300 como el inicio de la degeneración y corrupción de la Iglesia. Ellos creían
que la corrupción de la Iglesia comenzó por la mezcla de la iglesia con el
estado pagano romano. Para los puritanos, la Navidad era impura debido a que
había entrado a la iglesia romana durante este período. Nadie sabe el año exacto
o bajo qué circunstancias los cristianos romanos comenzaron a celebrar el
nacimiento de su Señor, pero para mediados de los años 300, la práctica ya
estaba bien establecida.
No existe evidencia de que los dirigentes cristianos que iniciaron esta práctica
conscientemente querían transigir con el paganismo. Ellos quizá sólo querían
celebrar la encarnación. Sin embargo, los eruditos modernos generalmente están
de acuerdo en que la fecha que ellos escogieron para la Navidad fue influenciada
por la celebración pagana en, o acerca de, esa misma fecha que honraban al "Sol
Invencible". Consecuentemente, muchas costumbres que no están relacionadas con
el nacimiento de Cristo, que caracterizan comúnmente las celebraciones modernas
de la Navidad, fueron también parte de las celebraciones paganas pre-cristianas.
El carácter sincretista de la mayoría de las formas de celebración de la Navidad
fue suficiente para que los puritanos evitaran el día festivo como una
conformación con la práctica pura de la fe cristiana.
Actualmente no existen iglesias que se llamen a sí mismas puritanas. Sin
embargo, sus descendientes teológicos los presbiterianos, los
congregacionalistas y muchos bautistas permanecen. Su preocupación acerca de la
Navidad ha desaparecido, excepto entre sus descendientes más fundamentalistas.
Sin embargo, su historia de actitudes acerca de la Navidad es importante para
entender nuestra propia historia.
La Iglesia de Dios Universal traza sus orígenes a través de los movimientos
sabatarios y adventistas que surgieron en la Norteamérica de principios del
siglo 19. Con su centro en la Nueva Inglaterra, estos movimientos fueron a su
vez influenciados por las iglesias primitivas, muchas de las cuales tenían
raíces puritanas. Los valores puritanos habían penetrado en la cultura de la
Nueva Inglaterra. Por ejemplo, tan tarde como en 1847, en ninguna de las
instituciones de alta educación celebraban la festividad de la Navidad. No debe
ser sorprendente el hecho de que existe el sentimiento anti-navideño entre los
grupos sabatarios que se originaron en ese marco. Nuestras propias
preocupaciones, en muchas maneras, han reflejado las preocupaciones originales
de los puritanos.
El asunto central con relación a la observancia de la Navidad es este: ¿Cuánta
libertad tienen los cristianos en el nuevo pacto, ya sea en lo individual o como
iglesia, de expresar su fe, adoración y agradecimiento hacia Cristo en formas
que no se encuentran en la Biblia? ¿Son libres los cristianos en alguna ocasión
de hacer innovaciones en la adoración? ¿Pueden los dirigentes de la iglesia
establecer días especiales para celebrar los grandes actos de la salvación?
Los cristianos devotos en ocasiones confunden las formas antiguas con la
sustancia moderna. "Una vez pagano, siempre pagano" es la manera como antes
razonábamos. Aunque admitimos el poder transformador de Cristo en las personas,
lo negamos en las costumbres y tradiciones. Aun muchas de las prácticas que Dios
aprobó para la antigua Israel habían existido previamente en el paganismo. Los
templos, los sacerdotes, los festivales de las cosechas, la música en la
adoración, la circuncisión y el diezmo tenían duplicados en el paganismo
antiguo. Dios transformó estas prácticas en una forma de adoración devota a él.
Dios usó el sol para simbolizar un aspecto de Cristo (Malaquías 4:2), aunque
éste se adoraba universalmente en las culturas paganas.
Jesús enseñó: "No juzguéis según las apariencias, sino juzgad con justo juicio"
(Juan 7:24). Con frecuencia la crítica puritana sobre la Navidad se basaba en
las apariencias externas y una fuerte perspectiva anticatólica. Cuando Israel
añadió la fiesta de la Dedicación y Purim a su calendario religioso eventos que
celebraban los actos salvadores de Dios en la historia judía éstos fueron
aceptables a Dios. También lo fue así la adición de la sinagoga y sus
tradiciones. Ejemplos como éstos han llevado a muchos cristianos a concluir que
la Iglesia también tiene la libertad de añadir a su calendario festivales que
celebran la intervención de Dios en los asuntos humanos, como lo fueron el
nacimiento y la resurrección de Jesús.
A menos que concluyamos que la celebración de la venida de Cristo como Dios en
la carne es una cosa detestable, su celebración en el que fuera una vez un día
festivo pagano es inaplicable. Los cristianos que observan la Navidad no son
paganos. No adoran ni reconocen a los dioses paganos. Ellos honran a Cristo como
Señor y Salvador. Es verdad que muchos practican ciertas costumbres relacionadas
con el 25 de diciembre en un espíritu pagano, pero una verdadera observancia
cristiana de la Navidad no incluye borrachera, fornicación, juerga o cualquiera
otra conducta indigna de los santos.
Desde luego que nadie sabe la fecha exacta del nacimiento de Jesús, pero esta
falta de conocimiento no disminuye el valor de la celebración de su nacimiento,
como tampoco disminuye el valor de celebrar su regreso el no saber cuándo
volverá.
No es pecado celebrar el nacimiento de Jesucristo. Después de todo, su entrada
en el mundo fue una causa de gran regocijo y de celebración, porque hizo posible
la reconciliación humana con Dios. Al tiempo de su nacimiento, personas que
amaban a Dios se regocijaron en alabanza y hasta los ángeles cantaron de gozo
(Lucas 1:46-55, 68-79; 2:8-14, 28-32, 38).
Lo que motiva a los cristianos a celebrar la Navidad es el amor, no el
mandamiento. Aman a su Salvador y aman a sus familias. La Navidad les
proporciona una oportunidad para expresar ambos sentimientos. Juzgar ásperamente
a quienes escogen practicar su fe en este espíritu de devoción está en conflicto
con muchos principios del Nuevo Testamento. El hecho de que los que no son
cristianos y aún algunos que lo son celebran la Navidad como un día de fiesta
secular o en una manera profana, no es una razón para evitar la Navidad.
La Iglesia de Dios Universal ahora anima a sus miembros a observar la navidad
como una celebración de un evento muy importante en nuestra salvación: el
nacimiento de Jesucristo. Los animamos a celebrarla como una fiesta religiosa,
no comercializada. Cristo debe ser el centro de la celebración. Naturalmente,
los miembros pueden escoger no celebrarla. La iglesia espera que los cristianos
que celebran la navidad y aquellos que no lo hacen, estén ambos tratando de dar
honor a Jesucristo. (Romanos 14:5-6)
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