Capítulo 9
La letra mata, mas el Espíritu da vida
-2 Corintios 3:6, Biblia de Jerusalén.
El TEMA que sigue a continuación, de ninguna manera quiere dar a entender, que el uso de la sangre no implique un serio grado de riesgo. Ni tampoco
quiere dar a entender que la persona que haciendo una elección personal y voluntaria, sin coacción quiere evitar las transfusiones de sangre (o de
algún componente o fraccion sanguínea) sobre una base puramente religiosa, esté actuando impropiamente. Aún los actos que son correctos en sí mismos
llegan a ser malos sí se hacen con una mala conciencia. Como dijo el apóstol, "¡Dichoso aquel que usa de su libertad sin cargos de conciencia! ... todo lo
que no se hace con la convicción que da la fe, es pecado".1 Dejo al lector que juzgue por sí mismo, si, en vista de la evidencia que se
va a presentar, ciertos escrúpulos con relación a la sangre reflejan una conciencia fuerte o débil.
A la misma vez, no se debe de subestimar la seria responsabilidad que tiene una organización al imponer sus ideas sobre la conciencia personal del
individuo en asuntos tan críticos. Lo que ha sucedido con la Sociedad Watch Tower en el asunto de la sangre ilustra, contundentemente, como el legalismo
puede llevar una organización a una maraña llena de inconsistencias, con la posibilidad de que sus miembros sufran todas las consecuencias desfavorables
resultantes.
Empezando en los últimos años de la década de 1940, la organización, en un principio, declaró una prohibición absoluta de la sangre de cualquier manera
o forma, ya fuese completa o fraccionada. Luego, con el paso de los años, añadió nuevos preceptos, entrando cada vez más y más en aspectos técnicos
del tema. La tabla siguiente presenta básicamente la posición actual de la organización sobre el uso de la sangre:
PRÁCTICAS Y COMPONENTES DE LA SANGRE PROHIBIDOS
- Sangre completa
- Plasma
- Glóbulos blancos (leucocitos)
- Glóbulos rojos
- Plaquetas
- Almacenar la sangre propia del paciente para subsiguientes transfusiones
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PRÁCTICAS Y COMPONENTES DE LA SANGRE PERMITIDOS
- Albúmina
- Inmunoglobulinas
- Preparados para hemofílicos (Factores VIII y IX)
- Desviación de la sangre del paciente a través de una máquina de diálisis u otro tipo de desviación donde la "circulación extracorpórea no se interrumpa".2
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Ahora la organización clasifica en categorías los elementos sanguíneos como componentes "mayores" o "menores" (el efecto que resulta de esta división
aparece en la tabla anterior). Esta clasificación ilustra por sí misma tanto la naturaleza arbitraria así como la inconsistencia de tales reglas.
¿Cuándo le ha concedido Dios la autoridad a hombre alguno para que haga tal división? ¿Sobre qué base cierto porcentaje del total o lo que sea deciden
ellos cuál es el punto divisor en el porcentaje separando "mayor" de "menor"? ¿O lo hacen sobre la base de la importancia vital de la función que cada
componente tiene? Y si es así, ¿cómo evalúan y determinan la importancia relativa de tal función?
El anterior jefe de la propia plantilla médica de la central de la Watch Tower, un médico y cirujano, en conversación reconoció lo difícil de
clasificar un elemento de la sangre como "mayor" o "menor", en vista del hecho de que, si una persona necesita para salvar su vida un elemento
sanguíneo en particular, entonces ese elemento es un elemento "mayor" para ella.'3 Pero en realidad, la inconsistencia va mucho más allá.
Cuando se le ha hecho la pregunta de por qué no ha prohibido el uso de todos los componentes sanguíneos, la Sociedad Wachtower ha explicado sus cambios
de política, como el permitir el uso de las fracciones de sangre citadas, por medio de decir que éstas son usadas en "cantidades muy pequeñas" y que
esto coloca su uso dentro del campo de la conciencia personal.'4 Sin embargo, cuando se examina el asunto de cerca, uno encuentra evidencia
que indica, o ignorancia, o un encubrimiento de los hechos, hechos tan convincentes que ponen a la organización en una posición
sin sentido. Considere lo siguiente:
Las declaraciones en contra del uso de la "sangre completa", tan enérgicamente expresadas por la Sociedad Wacth Tower, suenan muy impresionantes a muchos
Testigos. Aunque las transfusiones de sangre completa fueron muy comunes en las décadas del 1950 y del 1960, éstas no obstante, son poco frecuentes hoy
en día. En la mayoría de los casos, al paciente se le administra únicamente el componente sanguíneo que necesita.5 La mayor parte de la sangre se
separa en un número determinado de componentes (plasma, leucocitos, eritrocitos [glóbulos rojos], etc.) en el período de tiempo en que se hace la donación.
Estos componentes son almacenados para su uso posterior. La mayor parte de ellos serán enviados a centros hospitalarios. Por consiguiente, en la gran
mayoría de los casos, cuando un Testigo se encara a una transfusión, la cuestión a la cual tiene que hacer frente no es a una transfusión de sangre
completa, sino a la transfusión de alguno de sus componentes.
La inconsistencia de las normas de la Watch Tower sobre el uso de los
componentes sanguíneos aceptables y no aceptables, está claramente ilustrada en su norma en cuanto al plasma. Como se puede ver en la ilustración tomada de la revista ¡Despertad! del 22 de octubre de
1990, el plasma compone aproximadamente el 55 por ciento del volumen sanguíneo. Teniendo en cuenta su volumen, la sociedad Watch Tower lo clasifica en la
lista de "componentes mayores". No obstante, el plasma está compuesto en un 93 por ciento simplemente de agua. ¿Cuáles son los componentes del 7 por ciento
restante? Los principales son: albúmina, globulinas (de las cuales las inmunoglobulinas son los componentes más esenciales), fibrinógenos y
factores coagulantes (utilizados en las preparaciones hemofílicas).6 ¡Y
estos son los mismos componentes que la organización alista como permisibles para sus miembros! Aunque el plasma mismo está prohibido, no obstante sus
componentes principales son permitidos -a condición de que sean introducidos en el cuerpo por separado. Como dijo cierta persona, esto es como si el
médico le dijese al paciente que en adelante ya no podría comer bocadillo con jamón y queso, pero que podría hacerlo si tomaba el bocadillo y separaba
el jamón, el queso y el pan y se los comía por separado y no como bocadillo.7
Los leucocitos, o "glóbulos blancos", también están prohibidos. En realidad, el término "glóbulos blancos" es algo equívoco, en particular si uno los
asocia con "glóbulos rojos". Esto es así, porque de hecho la mayoría de los leucocitos en el cuerpo humano están fuera del sistema circulatorio sanguíneo.
El cuerpo, normalmente, contiene alrededor de 2 a 3 kilos de leucocitos, y sólo del 2 al 3 por ciento de esta cantidad están dentro del sistema sanguíneo.
El 97 o 98 por ciento está esparcido a través del tejido corporal, formando su sistema defensivo (o inmunológico).8
Esto significa que una persona que reciba el transplante de un órgano recibirá simultáneamente más leucocitos del exterior que si hubiese aceptado una
transfusión de sangre. Puesto que la organización Watch Tower ahora permite los trasplantes de órganos, la posición inflexible en contra de los leucocitos
(a la misma vez que permite otros componentes de la sangre), no tiene sentido. Esta posición, ciertamente, no puede ser defendida con la lógica, el raciocinio
o con base moral alguna, sino sólo con razonamientos artificiosos. Así mismo, también carece de base razonable la separación arbitraria de la sangre en
componentes "mayores y menores". Como hemos visto la organización prohibe el plasma --aunque éste se compone principalmente de agua-- a causa de su volumen
(55% del volumen sanguíneo), no obstante, ¡prohibe los leucocitos, los cuales, según el gráfico de ¡Despertad! componen menos del uno por ciento de la sangre!9
La falta de lógica o base moral al mantener esta posición se puede ver en el hecho de que, teniendo la misma cantidad, la leche humana contiene más
leucocitos que la sangre. La sangre contiene alrededor de 4.000 a 11.000 leucocitos por milímetro cúbico, mientras que la leche materna durante los
primeros meses de lactancia puede llegar a contener hasta 50.000 leucocitos por milímetro cúbico. ¡Esto es de cinco a doce veces más que la cantidad que hay en la sangre!10
Quedan, entonces, los eritrocitos ( o glóbulos rojos) y las plaquetas, en la lista de los componentes prohibidos. ¿Qué hay de los componentes permitidos?
Un punto importante a tener en cuenta es que la organización de la Watch Tower, en apoyo a su argumentación, se basa en el mandamiento de la ley
mosaica que ordena que la sangre de animales que se sacrifican para comer sea derramada, y que esto se cita para justificar la objeción de la organización
a cualquier tipo de almacenamiento de la sangre humana.11 Recuerde también
que la organización permite los componentes sanguíneos de la lista, por constituir sólo una cantidad insignificante de sangre. Considere ahora los
hechos siguientes con relación a los componentes que la organización clasifica como permisibles:
Uno de estos es la albúmina. Las albúminas se utilizan principalmente en conexión con quemaduras y hemorragias grandes. Se
necesita alrededor de 600 gramos de albúmina para una persona que tenga del 30 al 50 por ciento de su cuerpo con quemaduras de tercer grado. Las normas
de la Watch Tower permitirían esto. Pero, ¿cuánta sangre se necesitaría para extraer esta cantidad de albúmina? Se necesitaría de 10 a 15
litros de sangre para producir esa cantidad de albúmina.12 Esto
difícilmente es un "cantidad pequeña". También es obvio que los litros de sangre de los cuales se extrajo la albúmina fueron almacenados, no "derramados".
Lo mismo sucede con las inmunoglobulinas (globulinas gama). Para producir lo suficiente de las globulinas gama para una inyección con
jeringa (una vacunación para personas, incluyendo a los Testigos de Jehová, que viajen a los países que no gozan de condiciones muy higiénicas, y que
quieran protegerse contra el cólera) requiere alrededor de 3 litros de sangre para obtener la cantidad necesaria.13 Esto es todavía más de lo que se
emplea para un transfusión normal de sangre. Y de nuevo, las globulinas gama son extraídas de sangre que es almacenada, no "derramada".
Quedan, entonces, las preparaciones hemofílicas (Factores VIII y IX). Antes de que se llegaran a utilizar tales preparaciones, el promedio de vida
de un hemofílico en la década de 1940, era de 16.5 años.14 Hoy en día, debido
a estas preparaciones derivadas de la sangre, un hemofílico puede llegar a vivir un período de vida de una persona normal. El producir las preparaciones
para que un hemofílico viva tal período de vida requiere las extracciones de aproximadamente 100.000 litros de sangre.15 Aún cuando las preparaciones
hemofílicas mismas representan solamente una fracción de ese total, cuando consideramos su fuente, tenemos que preguntarnos ¿cómo se puede considerar que esto envuelva una "pequeña cantidad" de sangre?
El uso de cualquiera de estos componentes sanguíneos implica el almacenamiento, incluso masivo, de cantidades de sangre. Por un lado, la Watch Tower decreta
como permisible el uso de estos componentes sanguíneos -y por consiguiente el almacenamiento envuelto en su extracción y producción- mientras que por otro
lado ellos declaran que están opuestos al almacenamiento de sangre por estar condenado bíblicamente. Esta es la única base que ellos dan para prohibir
el uso de la sangre propia por un Testigo, (es decir, el que la persona almacene parte de su propia sangre, la cual se devuelve después al torrente
sanguíneo durante o después de la intervención quirúrgica).16 Claramente,
las posiciones tomadas son arbitrarias, inconsistentes y contradictorias. Es difícil de creer que tanto los que promueven tales normas como los
escritores de las mismas, cuando presentan tales explicaciones y defensas de las mismas, sean tan ignorantes de los hechos y que esto no les permita
ver la inconsistencia y arbitrariedad envuelta. Sin embargo, el pensar que sean así es lo único que pudiera librar la posición presentada de ser clasificada también como deshonesta.
El decidir sobre tratamiento médico y cuestiones de salud prohibiendo esto y permitiendo aquello es pisar en terreno peligroso. Por un lado se puede
llegar a ser culpable de crear un temor irracional, y por otro lado el crear un falso sentido de seguridad. El derrotero sabio y humilde es el de dejar
la responsabilidad de decidir sobre tales diferencias donde corresponde en primer lugar, es decir, en la conciencia del individuo.
Los artículos de la Watch Tower, sobre el tema de la sangre, hacen hincapié en la posición "inflexible" tomada por la organización sobre la sangre, con
frecuencia alabando su propia posición como salvaguardadora de la vida y salud de sus miembros. Muy difícilmente, si es que acaso
alguna vez, puede uno leer un informe o una experiencia que refleje desfavorablemente sobre estas normas.
Artículos recientes llaman la atención a como las normas de la organización
han protegido a sus miembros de contraer SIDA. Un artículo de ¡Despertad!
del 8 de octubre de 1988, hace esta declaración. El mismo artículo señala
que "para principios del 1985 la mayoría de los estadounidenses con hemofilia
grave habían sido infectados con el virus del SIDA". !Despertad! del 22 de
octubre de 1990 actualiza esta información diciendo: "Los hemofílicos que en
su mayoría utilizan un agente coagulante extraído del plasma, para tratar su
enfermedad fueron diezmados. En los Estados Unidos entre el 60 y el 90 por
ciento de ellos contrajo el SIDA antes de que se implantara un procedimiento
médico para eliminar el VIH". De forma similar, La Atalaya del 15 de junio
de 1985, en un artículo titulado "Gran Bretaña, la sangre y el SIDA" comenta
en la página 30 que "alrededor de 70 millones de unidades de concentrado de
Factor VIII" fueron importadas de los Estados Unidos para tratar hemofílicos
de Gran Bretaña, y sigue diciendo, "parece que al importar este producto
sanguíneo el virus del SIDA fue transferido al suministro británico".
Mientras que contienen mucha alabanza del poder protector de las normas de
la organización sobre la sangre, hay algo que todos estos artículos dejan de
mostrar a sus lectores. Es el hecho de que aquellos hemofílicos infectados
se infectaron principalmente de una fuente de sangre que la Sociedad Watch
Tower había declarado oficialmente como permisible: el Factor VIII, que es
una preparación hemofílica extraída del plasma.17 Como ¡Despertad! del 22 de octubre de 1990 muestra, algunos casos de infección del SIDA se habían
producido a través de "transplantes de tejido" los cuales son declarados
como también "permisibles" por la organización.
Todo esto ilustra tanto la necedad, como lo completamente perjudicial que es,
el que una organización asuma tener la sabiduría y la autoridad divina, y
emprenda el desarrollo de un complicado conjunto de normas y de distinciones
técnicas, y luego las imponga como una norma moral obligatoria, decidiendo
por otros, en qué casos y en qué circunstancias un asunto puede estar dentro
o fuera del terreno de la conciencia personal.
El riesgo intrínseco o propio, tanto en una transfusión de sangre como de
componentes sanguíneos o fracciones, es real. Pero a la misma vez, también
es cierto que la gente puede morir en el quirófano debido a una hemorragia
grande. El uso de la sangre propia de uno, almacenada hasta el tiempo de la
intervención quirúrgica, lógicamente sería de interés para personas preocupadas en la posibilidad de contraer alguna infección
asociada con la sangre. No obstante, como se ha visto, la organización
asume la autoridad de declarar esto fuera del campo de la decisión personal,
prohibiendo incluso "la recogida de sangre durante la operación" (es decir,
durante la intervención quirúrgica, se recoge y es depositada en un
recipiente de plástico y más tarde se transfunde devolviéndola al cuerpo).18
Y el hecho es que muchos miles de personas están anuentes a renunciar al
derecho de tomar sus propias decisiones en asuntos tan críticos y decisivos,
y dejan que una organización decida por ellos, aún cuando a lo largo de su
historia muestra que no está dispuesta a reconocer su responsabilidad por el
daño que producen sus normativas. Ellos son alimentados, casi exclusivamente,
por aquellas declaraciones y experiencias que son solamente favorables, pero
muy raramente son informados de los factores negativos.
Considere solo un ejemplo, tomado de un artículo de la revista Discover
de agosto de 1988. Una mujer Testigo, a la edad de 42 años empezó a hacerse
una serie de operaciones para extraerse tumores de la vejiga, tumores que
ocurrían periódicamente a través de varios años. En la última vez esperó
demasiado tiempo antes de ir al médico de nuevo, estaba sufriendo hemorragias
fuertes y estaba gravemente anémica. Insistió en no recibir una transfusión
de sangre y su decisión fue respetada. Durante una semana los urólogos
intentaron sin éxito controlar la hemorragia. Su índice sanguíneo continuó
bajando. La doctora que escribió el artículo describe lo que sucedió:
Gradualmente, a medida que su índice sanguíneo
bajaba cada vez más, la Sra. Peyton se asfixiaba. Los órganos del cuerpo
necesitan cierta cantidad de oxígeno para funcionar. Este oxígeno es
transportado desde los pulmones al resto del cuerpo por las moléculas de
hemoglobina que están en los glóbulos rojos ... El equipo médico le puso a
la Sra. Peyton oxígeno adicional por medio de una mascarilla, hasta que
llegó virtualmente a respirar oxígeno puro (O2). Las pocas células rojas
que tenía estaban totalmente cargadas pero la cuestión era que no había
suficientes vehículos para llevar el combustible que su cuerpo necesitaba.
Su necesidad de aire aumentó. El ritmo respiratorio aumentaba Llegó a estar
cada vez más débil y final e inevitablemente, las fibras musculares de su
corazón mostraron su desesperada necesidad de oxígeno. Ella experimentó un
fortísimo y aplastante dolor de pecho.
La doctora que escribe el artículo comenta su impresión al llegar a la
habitación del paciente:
Al entrar a la habitación ... me sobrecogí al ver la escena que había delante
de mí. El centro de atención de todos era una mujer grande con una máscara
de oxígeno, luchando por encontrar aire, respirando tan rápido que parecía
humanamente imposible. En la cabecera de la cama había tres amigos, miembros
de su iglesia [Testigos] aleccionándole ... A su lado había varios médicos,
había uno controlando el descenso de su presión sanguínea y otro tratando de
obtener alguna sangre de una arteria. El fluido que llenaba lentamente la
jeringa tenía la consistencia del ponche Hawaiano. Las pruebas sobre el
mismo revelaron que tenía un recuento de glóbulos rojos de sólo 9 [cuando lo
normal habría sido de 40]. Colgando de la barra de la cama había una bolsa
con la orina que tenía un color cereza. La mujer se estaba muriendo. Los
trazos del cardiograma mostraban el sufrimiento del corazón por medio de
profundas bajadas. El daño que representaban, en cuestión de horas llegaría
a ser irreversible.
La mujer sufrió un paro cardíaco. El equipo de médicos y enfermeras
empezaron a hacerle la resucitación cardiopulmonar, le administraron
epinefrina y atropina, y después un chock eléctrico directo al corazón.
Este palpitaba frenéticamente v se paraba de nuevo. Se le practicó más
resucitación cardiopulmonar, sé le administró más epinefrina y atropina,
otro shock eléctrico, y más resucitación cardiopulmonar. Se continuó este
proceso durante una hora hasta que no hubo razón ni más esperanza para seguir
continuando. El paciente estaba fuera de cualquier posible recuperación.
La médico que describió esta escena no consideró a la mujer como si fuera
sólo una fanática. Ella escribió:
Se me dijo que era una mujer inteligente, que entendió totalmente las
implicaciones que envolvía su decisión. Pero, a mi parecer, su entendimiento
surgía de un punto de vista oscuro impuesto por su fe.19
Aquí había una mujer que tenía un problema que se le planteaba repetidamente
y que requería una intervención quirúrgica periódicamente. Conociendo de
antemano esta situación, el haber almacenado una cantidad de su propia sangre
le podría haber parecido un proceder sabio y seguro. Sin embargo, la ley
teocrática" hizo que desechara esta posibilidad. La obediencia a la "ley
teocrática" no le permitió hacer una elección personal en este asunto.
Si las normas de la organización tuvieran una base verdaderamente bíblica,
entonces cualquier sufrimiento que pudiera resultar de adherirse a éstas,
tales como el daño por posponer o evitar una intervención quirúrgica debido
a la preocupación o incertidumbre con relación a las cuestiones de la sangre, o hasta la pérdida misma de la vida a causa de sentirse
bajo la obligación divina de rehusar todos los componentes, excepto los
"permitidos" -todo podría ser visto como el sufrimiento al cual el siervo de
Dios debe encararse de buena gana.20 Muchos Testigos de Jehová son muy
sinceros al mantener los requisitos de su organización en este asunto.
Algunos incluso han visto morir a sus hijos como resultado de ello y sería
cruelmente injusto atribuirlo a una falta de amor paternal por su parte.
Ellos simplemente han aceptado que aunque complejos, o aún confusos los
requisitos y normas de la organización están basados en la Biblia y, por
consiguiente, ordenados por Dios. No obstante, pocas declaraciones han
estado más débilmente basadas que éstas.
Como se ha visto anteriormente, muchas de las razones de la Watch Tower se
concentran alrededor de los textos de las Escrituras Hebreas, mayormente de
las ordenanzas de la ley mosaica. Puesto que la Sociedad reconoce que los
cristianos no están bajo esa Ley, se cita con frecuencia el texto de Génesis
capitulo nueve, versículos del 1 al 7. Este dice:
Y Dios procedió a bendecir a Noé y a sus hijos y a
decirles: "Sean fructíferos y háganse muchos y llenen la tierra. Y un temor
a ustedes y un terror a ustedes continuarán sobre toda criatura viviente de
la tierra y sobre toda criatura volátil de los cielos, sobre todo lo que se
va moviendo sobre el suelo, y sobre todos los peces del mar. En mano de
ustedes ahora se han dado. Todo animal moviente que está vivo puede servirle
a ustedes de alimento. Como en el caso de la vegetación verde, de veras se
lo doy todo a ustedes. Solo carne con su alma, su sangre, no deben comer.
Y, además de eso, la sangre de sus almas, la de ustedes, la reclamaré. De la
mano de toda criatura viviente la reclamaré, y de la mano del hombre, de la
mano de cada uno que es su hermano, reclamaré el alma del hombre. Cualquiera
que derrame la sangre del hombre, por el hombre será derramada su propia
sangre, porque a la imagen de Dios hizo él al hombre. Y en cuanto a ustedes
sean fructíferos y háganse muchos, hagan que la tierra enjambre de ustedes y
háganse muchos en ella.
Se afirma que, puesto que todos los humanos descendemos de Noé y sus hijos,
estos mandamientos aplican todavía a todas las personas. Se representa como
entendido que las ordenanzas sobre la sangre en la ley mosaica son simples
repeticiones de, o elaboraciones de, la ley básica establecida con
anterioridad y por tanto que está todavía en vigor. De otra forma, ya que
los cristianos no están bajo esa ley mosaica, no tendría sentido el que se
citaran los textos de ella como de importancia para la cuestión.21 Se
hace una aplicación eterna al decreto divino con relación a la sangre dicho
a Noé.
Si eso es así ¿no es cierto que debería ser igualmente aplicable el mandato
de "ser fructíferos y llenar la tierra" y de " hacer que la tierra enjambre
de ustedes y hacerse muchos sobre ella"? Y si es así ¿cómo es posible
justificar el que la Sociedad Watch Tower estimule no sólo la soltería, sino
de cierto modo el que no se tengan hijos entre los Testigos de Jehová
casados? Bajo el encabezamiento "Tener hijos hoy día" La Atalaya del 1 de
marzo de 1988 (página 21) dice que en vista del "tiempo limitado" que queda
para hacer que la obra de la predicación se lleve acabo, "Por eso, es
apropiado que los cristianos se pregunten qué efecto tendrá en su participación
en esa obra vital el que ellos se casen o, si están casados, el que tengan
hijos". El articulo reconoce que el tener hijos es parte del mandato que Dios
dio después del Diluvio, pero se dice en la página 26 que "Hoy día el tener
hijos no es una parte específica de la obra que Jehová ha encomendado a su
pueblo.... De modo que el asunto de tener hijos en este tiempo del fin es un
asunto personal que cada matrimonio debe decidir por sí mismo. Sin embargo,
puesto que 'el tiempo que queda está reducido,' las parejas casadas harían
bien en pesar cuidadosamente y con oración los puntos a favor y en contra de
tener hijos en estos tiempos". Si las palabras de Jehová a Noé con relación
a tener hijos y el 'enjambrar fructíferamente la tierra' pueden aparcarse a
un lado como algo que no aplica, ¿cómo se puede afirmar consistentemente que
sus palabras con relación a la sangre sí que están en vigor, y también
utilizarlas como base para justificar la aplicación de mandatos de la ley
mosaica con relación a la sangre, y decir también que estos están en vigor
para los cristianos hoy?
Más significativo, todavía, es que las palabras del Génesis son utilizadas
para decir algo que es muy diferente de lo que en realidad dicen. La lectura
del texto hace patente que Dios ahí habla de la sangre en conexión con el
matar animales y posteriormente con el matar humanos. En el caso de los
animales, su sangre era vertida para hacer un reconocimiento implícito de
que la vida que había sido sacrificada (para obtener alimento) era tomada
solamente por permiso divino, no por derecho natural. Con relación al hombre,
el derramar su sangre exigía la vida del que hacía tal derramamiento, puesto
que la vida humana es un don de Dios y El de ninguna manera ha autorizado al
hombre para que quite la vida humana cuando quiera.
La sangre derramada de animales y humanos matados, representa la vida que
ellos han perdido.22 Lo mismo es cierto con relación a los textos de la
ley mosaica que se citan regularmente, requiriendo que la sangre sea
"derramada. "En todos los casos, esto se refiere muy claramente a la sangre
de animales que han sido matados. La sangre representa la vida tomada, no
la vida que todavía está activa en la criatura.23
Las transfusiones de sangre, no obstante, no son el resultado de matar a animales o humanos; la
sangre proviene de un donante vivo que continúa vivo. En vez de representar
la muerte de alguien, tal sangre se emplea para un propósito totalmente
contrario, a saber, la conservación de la vida. Digo esto, no para declarar
a las transfusiones de sangre como una práctica deseable o con propiedades
incuestionables, sino simplemente para demostrar que no hay una conexión
real o parecido legítimo entre el mandato del Génesis con relación al matar
y después comerse la sangre del animal matado, y el uso de la sangre de una
transfusión. Simplemente no hay ninguna correspondencia verdadera.
En diciembre de 1981 un hombre que por entonces estudiaba con los Testigos de Jehová, escribió a la Sociedad Watch Tower comentando las dificultades que tenía para armonizar la normativa sobre las transfusiones de sangre, con los textos que se utilizan como base para la normativa. Su comentario de los textos muestra unas conclusiones parecidas a las que se han presentado:
Así estos pasajes mencionados arriba parece que me indican que las prohibiciones con relación a comer sangre en la Biblia, se refieren solamente a la situación en que el hombre mata a la víctima y entonces utiliza la sangre sin devolverla a Dios, el que es quien únicamente tiene el derecho de tomar la vida.
Sin embargo lo que especialmente me impresionó, fue la expresión que utilizó él al final de su carta:
Otro punto en relación con este mismo tema que me ha molestado, es que los Testigos de Jehová dicen que Dios prohibe comer sangre porque representa la vida, la cual es de gran valor a los ojos de Dios, y que él desea inculcar en el hombre el valor de la vida a través de la prohibición de comer sangre. Y esto me parece muy razonable. No obstante, no logro ver como el símbolo puede ser de más grande valor que la misma realidad que representa. Admitiendo que, en la mayoría de los casos, las transfusiones de la sangre sean de poco valor o incluso dañinas, no obstante en un pequeño porcentaje de casos la sangre es el único medio posible de mantener la vida hasta que se puede utilizar otro tratamiento, como por ejemplo, una hemorragia interna masiva que no pueda ser detenida inmediatamente. Me parece que en este tipo de casos dejar que una persona muera por mantener el símbolo de la vida es una contradicción en sí misma así como el hecho de colocar más importancia sobre el símbolo que en la realidad que simboliza. ... Yo creo, y tan firmemente como lo hacen los Testigos de Jehová, que si se le presenta la situación de tener que hacerlo, un cristiano verdadero debe estar preparado para dar su vida por su fe en Dios. Pero dar la vida de uno cuando Dios en realidad no lo requiere o no lo desea, no me parece que sea de valor alguno.24
Finalmente, el utilizar las leyes que mandan que se derrame la sangre, como una base para condenar el almacenamiento de sangre es ignorar el propósito explícito de esas leyes. De acuerdo con el contexto, a los israelitas se
les mandó que derramaran la sangre de los animales sacrificados para asegurarse de que la sangre no se comiera, y no para asegurarse de que ésta
no se guardara. El almacenamiento simplemente no entraba en cuestión en el arreglo. Es ilógico y una pura manipulación de la evidencia, el emplear
tales leyes de la forma en que se hace, así como el imponer un significado que ni siquiera estaba envuelto ni se mencionó por asomo.
Estos puntos merecen ser pensados y que se medite en ellos seriamente, puesto que los cristianos no están bajo el código de la ley sino bajo la "ley real
del amor" y la "ley de la fe".25 ¿Es mostrar aprecio por el valor inapreciable
de la vida el administrar normas arbitrarias que dictan lo que se tiene que hacer en momentos cruciales? ¿Es una manifestación de amor a Dios o al prójimo
el hacer esto sin tener un mandato preciso de la Palabra de Dios para apoyar tal cosa?
Sin duda, el texto que utiliza la Watch Tower principalmente en su exposición es el de Hechos 15:28, 29. Estos versículos contienen la decisión de un
concilio reunido en Jerusalén e incluyen las palabras "que se abstengan de cosas sacrificadas a los ídolos y de sangre y de cosas estranguladas y de
fornicación". Más adelante, en este capítulo, se presentará la evidencia bíblica con relación a que esto no fue dicho como
una forma de declaración con implicaciones legales. Este asunto es de suma importancia puesto que es la base principal de la Sociedad para declarar que
las ordenanzas en la ley mosaica son transpolables al cristianismo. Aunque este punto se tratará más adelante, hay que decir que en la exhortación de
"abstenerse de sangre", la evidencia señala que se refiere al comer sangre. La Atalaya del 1 de noviembre de 1978 (página 23) de hecho, menciona al
catedrático Eduard Meyer diciendo que el significado de "sangre" en este texto era "el participar de sangre que fué prohibida a través de la ley
(Gén. 9:4) impuesta a Noé y por consiguiente a toda la humanidad". Tal "participar" era por medio de comer.26
Queda como cuestión principal, pues, si se puede demostrar que el transfundir la sangre es lo mismo que el "comer" sangre como afirma la Sociedad Watch
Tower. En realidad, no hay ninguna base sólida para hacer tal declaración. Por supuesto que hay métodos médicos de "alimentación intravenosa" por medio
de los cuales los líquidos especialmente preparados, conteniendo nutrientes, tales como la glucosa, son introducidos en las venas y proveen la nutrición
necesaria. No obstante, como reconocen las autoridades médicas, y como también ha reconocido a veces la Sociedad Watch Tower, una transfusión de
sangre no es alimentación intravenosa; de lo que se trata en realidad, es de un transplante (de un tejido fluido), no la infusión de un nutriente.27
En un transplante de riñón, el riñón no se come como un alimento por el cuerpo que lo recibe. El riñón permanece tal y como está, con su misma
forma y ejecutando sus mismas funciones.
Con la sangre pasa exactamente lo mismo. Cuando se "transplanta" en otro cuerpo no es comida como un alimento. La sangre permanece exactamente lo
mismo, como un tejido fluido, con la misma forma y función. Las células del cuerpo no pueden de ninguna manera utilizar la sangre trasplantada como si
fuera un alimento. Para servir como "alimento"' la sangre tendría que pasar por el sistema digestivo, ser disuelta en partículas de tal manera que las
células del cuerpo las pudieran absorber -y para lograr esto la sangre tendría que ser tomada literalmente como un
alimento cualquiera.28
Cuando los facultativos médicos creen que hay necesidad de una transfusión de sangre no es porque el paciente esté mal nutrido. En la mayoría de los
casos, es porque al paciente le falta, no nutrientes, sino oxígeno, y esto
es debido a la falta de transportadores para llevar el abastecimiento adecuado de oxígeno, es decir, de glóbulos rojos, que son las células
portadoras del oxígeno en la sangre. En algunos otros casos la sangre se administra debido a otros factores, como puede ser el necesitar agentes
coagulantes (tales como las plaquetas), inmunoglobulinas portadoras de anticuerpos, u otros elementos, pero al igual que los anteriores, estos no
se administran con el fin de proveer "nutrición".
Ante la evidencia de que una transfusión de sangre no es lo mismo que comerla, y que ésta no se utiliza para "nutrir" al cuerpo, la Sociedad Watch Tower se
esfuerza para tapar la evidencia que lo demuestra, por medios arbitrarios de ampliar el tema, haciendo esto por medio de juntar o hasta reemplazar el
término "nutrir", con la expresión "sostener la vida".29 Esta táctica de
desviación sólo sirve para confundir la cuestión en disputa. El nutrir el cuerpo por medio de comer, y el sustentar la vida, no son ideas equivalentes
o idénticas. El comer es sólo uno de los medios para sustentar la vida. Nosotros sustentamos la vida de muchas otras formas que son igualmente
vitales, tales como por medio de respirar aire, beber agua u otros líquidos, el mantener la temperatura del cuerpo dentro de los límites razonables que
éste requiere, o por medio de dormir y descansar. Cuando las Escrituras hacen referencia a la sangre, no lo hacen con referencia al aspecto tan
extenso como es el "sostener la vida" sino al acto específico de comer sangre y de una forma muy clara con referencia al comer la sangre de los animales
que son matados para alimento. Cuando un israelita comía carne que tenía sangre, él no dependía de la sangre para que ésta "sustentara" su vida, pues
la carne por sí sola cumpliría ese objetivo, con sangre o sin ella. El hecho de que su vida fuera o no "sustentada" por medio de comer sangre no tenía
nada que ver con la cuestión envuelta. En las leyes sobre la sangre era el acto de comer sangre lo que estaba prohibido, no los motivos ni las últimas
consecuencias de ese comer.
El embrollo del tema efectuado por la injustificable introducción del concepto "sostener la vida", le permite a la organización Watch Tower,
imponer sobre sus miembros la idea de que cualquiera que acepte una transfusión de sangre, muestra desdén por el rescate dador de vida llevado a cabo por el poder salvador de la sangre derramada en sacrificio por Cristo.
La duplicidad inherente en esta manera de razonar se ve por el hecho de que las fracciones de sangre que la organización Watch Tower permite aceptar a
sus miembros, son administradas a menudo precisamente para salvar o "sustentar" la vida de la persona, como en el caso del Factor VIII, administrado a los
hemofílicos, o el de las inmunoglobulinas, que se inyectan para protegerse en contra de ciertas enfermedades. que amenazan la vida o para prevenir la
muerte de un recién nacido debido a las incompatibilidades del Rh.30 Es
desamorado e injusto el impugnar la motivación de aquellos que buscan preservar su vida, o la vida de sus seres queridos, porque ellos no mantengan
ciertas regulaciones y prohibiciones provenientes de una organización religiosa, haciéndolo por medio de imputar a su motivación, una negación de la fe,
cuando simplemente no hay ninguna base válida, ni bíblica ni de ningún otro tipo, para hacer tal cosa. Constituye un intento de cargarlos con un sentido
de culpa, impuesto, no por normas divinas, sino por normas humanas.
'Que se abstengan de sangre'
La carta enviada por los apóstoles y los ancianos de Jerusalén, registrada en Hechos capítulo quince, utiliza el término "abstenerse" en conexión con
cosas sacrificadas a los ídolos, la sangre, cosas estranguladas y fornicación. El término griego que ellos utilizaron (apékomai) tiene el significado básico
de "apartarse de". Las publicaciones de la Sociedad Watch Tower dan a entender que, con relación a la sangre, esto tiene un sentido abarcador completo,
total. Así pues, la publicación Usted puede vivir para siempre en el Paraíso en la Tierra, página 2l6, dice: "'abstenerse de la sangre' significa no introducirla en
su cuerpo de ninguna manera. " De forma similar La Atalaya del 1 de mayo de 1988, página 17, dice: "El seguir los pasos de Jesús significaría no admitir
sangre en el cuerpo, ni por la boca ni de ninguna otra manera". Pero, en realidad ¿tiene este término, tal como se utiliza en la Biblia, el sentido
absoluto que estas publicaciones dan por sentado? O ¿puede tener un sentido relativo, limitado, asociado a una aplicación específica?
El que puede aplicar, no en un sentido abarcador completo, total, sino en sentido limitado, y específico, se puede ver por el uso que se hace del mismo en 1 Timoteo 4:3. Allí el apóstol Pablo nos advierte de que algunos
que decían ser cristianos llegarían a introducir enseñanzas de una naturaleza nociva, "prohibiendo el casarse, mandando abstenerse de alimentos los cuales
Dios creó para que [se] participen de ellos con acción de gracias". Es evidente que él de ninguna manera quiso decir que estas personas les ordenarían a otros
que se abstuvieran totalmente, de forma alguna, de todos los alimentos creados por Dios. Eso significaría un ayuno total que les llevaría a la muerte. Él
obviamente, se estaba refiriendo al prohibir algunos alimentos específicos, y evidentemente, a aquellos prohibidos bajo la ley mosaica.
De manera similar, en 1 Pedro 2:11 el apóstol amonesta:
Amados, les exhorto a ustedes como residentes forasteros y temporales a que sigan absteniéndose de los deseos carnales, los cuales son los mismísimos
que les acarrean un conflicto en contra del alma.
Si tuviéramos que tomar esta expresión literalmente, en un sentido absoluto, esto significaría que no podríamos satisfacer ningún deseo carnal. Pero por
supuesto, éste no es el significado de las palabras del apóstol. Todos tenemos muchos "deseos carnales", incluyendo el deseo de comer, de respirar, de dormir,
de disfrutar de recreo y una multitud de otros deseos, los cuales son buenos y perfectamente apropiados. Así que el "abstenerse de los deseos carnales"
aplicó solamente en el contexto de lo que el apóstol escribió, lo cual estaba relacionado, no con todos los deseos de la carne, sino solamente con los deseos
dañinos y pecaminosos que en verdad "acarrean un conflicto en contra del alma".
Por consiguiente, la cuestión es: ¿en qué contexto utilizaron
Santiago y el concilio apostólico la expresión "abstenerse" de la sangre? El concilio trató específicarnente del esfuerzo que estaban haciendo algunos
pidiendo a los cristianos gentiles no sólo que se circuncidaran sino que también "observaran la ley de Moisés". Este fué el asunto del cual habló
Pedro, de la observancia de la ley mosaica, la cual describió como un pesado "yugo".33 Cuando Santiago habló delante de la reunión y expuso su recomendación
de las cosas que a los cristianos gentiles debería de instarse a abstenerse -de las cosas contaminadas por los ídolos, de la fornicación, de las cosas
estranguladas, y de la sangre- continuó dando más detalles diciendo:
Porque desde tiempos antiguos Moisés ha tenido en ciudad tras ciudad quienes lo prediquen, porque es leído en voz alta en las sinagogas todos los
sábados.34
Por consiguiente queda patente que en su recomendación tomó en cuenta lo que la gente oía cuando 'Moisés era leído' en las sinagogas. Santiago sabía que
en la antigüedad hubo gentiles, "gente de las naciones", que vivían en la tierra de Israel, morando con la comunidad judía. ¿Qué requisitos les había
impuesto la ley de Moisés? No se requería que se circuncidasen, pero en cambio sí se les exigía que se abstuviesen de ciertas prácticas y éstas fueron
delineadas en el libro de Levítico, capítulos 17 y 18. Aquella ley especificaba que, no sólo los israelitas, sino también los "residentes forasteros" que
estuvieran entre ellos, se tenían que abstener de involucrarse en sacrificios idolátricos (Levítico 17:7-9), de comer sangre, incluyendo la de animales no
sangrados (Levítico 17:10-16), y de prácticas sexuales calificadas como inmorales (incluyendo el incesto y las prácticas homosexuales).-Levítico 18:6-26.
Aunque la tierra de Israel estaba ahora bajo control gentil, habiendo grandes cantidades de judíos que vivían fuera en diferentes países (los cuales se
calificaban como los de la "Diáspora", la cual significaba "los esparcidos"), Santiago sabía que en muchas ciudades a través del Imperio Romano la comunidad
judía era como un microcosmo reflejando la situación de la Palestina de tiempos antiguos, en el sentido de que era bastante común el asistir los gentiles a
las reuniones de las sinagogas judías, y de esa forma mezclarse con ellos.35
Los primeros cristianos, tanto cristianos judíos como cristianos gentiles, continuaron frecuentando las reuniones de las sinagogas, así como Pablo y
otros hicieron mucha de su predicación y enseñanza en estos lugares.36 La referencia de Santiago a la lectura de Moisés en la sinagoga en ciudad tras
ciudad ciertamente suministra la base para creer que, al enumerar las cosas que había mencionado precisamente antes, él tenía en mente las abstenciones
que Moisés había establecido para los gentiles dentro de la comunidad judía en tiempos antiguos. Como hemos visto, Santiago alista no solo las mismas
cosas encontradas en el libro de Levítico, sino incluso en el mismísimo orden: el abstenerse de los sacrificios idolátricos, de la sangre, de cosas estranguladas
(por consiguiente no desangradas), y de la inmoralidad sexual. El recomendó la observancia de estas mismas abstenciones de parte de los creyentes gentiles
y la razón evidente para esta abstención fué la circunstancia que prevalecía entonces, a saber, la mezcla de judíos y gentiles en las reuniones cristianas
y la necesidad de mantener la paz y la armonía dentro de esa circunstancia. Cuando a los cristianos gentiles les fue requerido que se 'abstuvieran de
sangre,' ello, obviamente fué entendido, no en un sentido absoluto, sino en el sentido específico de evitar el comer sangre, lo cual era aborrecible
entre los judíos. El llevar el asunto más allá de esto, e intentar asignar a la sangre por sí misma un tipo de condición tabú, es sacarlo del contexto bíblico e histórico, e imponerle un
significado que en realidad no tiene.37
Es interesante que Santiago no alistó tales cosas como el asesinato o el robo entre las abstenciones requeridas. Estas cosas fueron ya condenadas
tanto entre los gentiles en general como entre los judíos. Pero los gentiles sí toleraron la idolatría, toleraron el comer sangre y el comer animales
desangrados, y toleraron la inmoralidad sexual, hasta tuvieron "templos de prostitutas" relacionados con lugares de adoración. Las abstenciones recomendadas,
pues, se enfocaron en aquellas zonas de la práctica gentil donde había más probabilidad de que resultara en una ofensa para los judíos y ello resultara
a su vez en roces y perturbaciones.38 La ley mosaica no exigió la circuncisión
para los residentes forasteros como una premisa para vivir en paz dentro de Israel, ni tampoco Santiago dijo que se hiciera.
La carta resultante de la recomendación de Santiago fué dirigida específicamente a los cristianos gentiles, "gente de las naciones", en Antioquía, Siria y
Cilicia (regiones adyacentes que se extienden al norte de Israel), y como hemos visto, este asunto trató la cuestión específica de un intento de pedir
a los creyentes gentiles que "observaran la ley de Moisés".39 Trató aquellos
aspectos de conducta más probables de crear dificultades entre los creyentes judíos y gentiles. Y como se demostrará más adelante, no hay nada que indique
que la carta tenía que ser aceptada como "ley", como si las cuatro abstenciones instadas formaran un "Cuadrílogo" reemplazando el "Decálogo" o los Diez
Mandamientos de la ley de Moisés. Fue un consejo específico para una ocasión específica imperante en aquel período de la historia.
Normas preferentes
A lo largo del tiempo que estuve en el Cuerpo Gobernante no pude dejar de pensar que había una discriminación en la aplicación de las normas, la cual
favorecía a los que ocupan una buena posición como profesionales. Por ejemplo, los profesores pueden enseñarla evolución como una asignatura haciéndolo desde
"un punto de vista puramente objetivo", y preferiblemente iniciando el tema explicándole a la clase su punto de vista diferente.40 Y como ya hemos visto
(en otro capítulo), a los abogados se les permite servir en centros de elecciones políticas. No obstante, quizás lo más sobresaliente de todo sea
que los doctores no sólo puedanestar asociados a organizaciones médicas las cuales aprueban prácticas tales como las transfusiones de sangre y el aborto,
sino que también se les dice que ellos mismos pueden administrar una transfusión de sangre al paciente que lo pida siempre que no sea Testigo".41
¡Esta última posición se justifica diciendo que la ley de Moisés permitía a los israelitas vender a los extranjeros carne de animales que no habían sido
sangrados!42 Pero la sangre de aquellos animales todavía estaba en sus
cuerpos donde siempre había estado, nunca había sido extraída ni almacenada-proceso que la organización condena como un acto de desprecio para con la ley de Dios".43 Todo el intenso requerimiento a mostrar "profundo respeto por la
santidad de la sangre", toda la alarma de culpabilidad de sangre asociada a cualquier mal uso de ella, todo el debate condenando cualquier almacenamiento
de la sangre como una muestra de desprecio de las leyes de Dios, repentinamente pierde su fuerza cuando quienes están envueltos son Testigos médicos.44
Cuando se examinan los diferentes requisitos, ordenanzas, normas, y tecnicismos que han sido considerados, sinceramente, y sin ánimo de menospreciar a nadie,
no puedo dejar de pensar que si un individuo utilizara en los asuntos más "corrientes" de su vida diaria, el mismo tipo de razonamiento reflejado en
estas posiciones y normativas, la gente se sentiría impelida a cuestionar la cordura de esa persona.
¿Por qué acepta esto la gente?
En los días del apóstol Pablo, él hablé de aquellos "que quieren estar bajo ley" (Gálatas 4:21) Muchos hoy en día también quieren estar bajo ley.
Contrario a los judaizantes del día de Pablo, hoy en día tal vez no se invoque sumisión a la ley de Moisés, sino que con un punto de vista legalista
del cristianismo algunos hombres lo convierten en un código de leyes, en un conjunto de normas. Crean a su vez un tipo de esclavitud a las reglamentaciones,
a las normativas tradicionales, y éstas dominan la relación con Dios de parte de sus adherentes.
Pero, ¿por qué se someten otros a tales imposiciones? ¿Qué es lo que hace que ciertas personas renuncien a la libertad tan preciosa de ejercer sus
propios juicios morales, aún en las áreas más privadas de sus vidas? ¿Qué es lo que les impele a someterse a las interpretaciones y normativas de hombres
imperfectos, aún hasta el riesgo de perder su empleo, sufrir encarcelamiento, someter sus relaciones familiares a una gran tensión, y hasta arriesgar la
vida misma, ya sea la propia o la de sus seres queridos?
Muchos factores entran en el cuadro. Puede haber presiones familiares y sociales, y el comprometer se ofrece como fórmula para evitar desacuerdos o, peor,
conflictos. También puede ser el puro temor, temor paralizante, del rechazo divino y con el tiempo la destrucción, si es que uno se hallara fuera del
"arca" organizacional. Pero hay otra razón que quizás es más simple, pero que a menudo es la clave del asunto.
A la mayoría de la gente le gusta que las cosas sean blancas o negras, les gusta tener los asuntos claramente delimitados como correctos o incorrectos.
Es difícil el tener que tomar decisiones basadas en la propia conciencia de uno mismo, a veces eso es angustioso. Y muchos prefieren no tener que hacer
ese esfuerzo, prefieren dejar que otros se lo hagan, que los demás sirvan como sus conciencias. Fue esto precisamente, lo que permitió el desarrollo
del control rabínico y el que se desarrollara un conjunto de tradiciones rabínicas en los días de Jesús. Más bien que decidir sobre la base de la Palabra de
Dios y la conciencia personal, era una cuestión de "preguntar al Rabí". Y, sin ninguna duda, entre los Testigos de lehová, esto ha llegado a ser,
"Preguntemos a la organización", o simplemente, "preguntemos a Brooklyn".
Otra razón es la sutileza con la que tales explicaciones reglamentarias e interpretaciones son introducidas e impuestas. El énfasis en la ley, en las
reglamentaciones, por fuentes religiosas consistentemente ha sido remarcado por el uso de tecnicismos y de sofismas, razonamiento que no sólo es sutil
sino también plausible, a veces hasta ingenioso-pero a la misma vez, falso. Desenredar tal argumentación y ver lo que ésta es en realidad, exige esfuerzo,
un esfuerzo que a muchos no les importa hacer pero que a otros les parece imposible de llevar a cabo.
Considere sólo dos ejemplos de fuentes rabínicas antiguas. En tiempos antiguos, "los maestros de la ley" tomaron la resolución de hacer más explícito el
mandato de Exodo 16:29 ("Que nadie salga de su localidad en el día séptimo'). Establecieron la normativa de que un hombre pudiera caminar en sábado sólo
cierta distancia (algo más de un kilómetro) fuera de los límites de su pueblo o ciudad. A esto se le llamó "un camino sabático" (una expresión en uso en
los días de Jesús; vea Hechos 1: 12). No obstante, había una manera para que un hombre hiciera un viaje más largo que éste, y desde el punto de vista
rabínico, todavía sería "reglamentario". ¿Cómo?
Por medio de "crear" un segundo domicilio en alguna casa o lugar fuera de su localidad (pero dentro del ldlómetro de límite), efectuando esto simplemente
por medio de depositar en ese lugar el día anterior al sábado, suficientes provisiones para al menos dos comidas. Entonces en el día del sábado él
podía caminar a ese segundo "domicilio" y después abandonarlo y seguir su viaje otro kilómetro más.
La declaración de Jeremías 17:22, que prohibe "sacar carga alguna de sus hogares en día de sábado" fue igualmente amplificada. Los maestros de la ley recurrieron
al razonamiento de que no había ninguna prohibición en contra de transportar cosas de una a otra parte de la casa, aun cuando la casa estaba ocupada por
más de una familia. Así que, decretaron que la gente viviendo en casas dentro de cierto sector (tales como aquellos que vivían en casas construidas alrededor
de un patio común), podían construir una puerta de entrada para toda la sección, con quizás una viga por encima, como dintel. Ahora, toda la agrupación de
casas era contemplada como si fuese un solo domicilio y por consiguiente las cosas podían ser transportadas de una casa a la otra dentro del área sin violar
la ley.45
Compare ese tipo de tecnicismos y método de argumentación, con el método que emplea la Sociedad Watch Tower al aplicar sus normas con relación a ciertos
aspectos de la práctica médica. La Atalaya del 1 de marzo de 1989, en la sección de "Preguntas de los lectores", considera el sistema de extraer sangre
de un paciente algún tiempo antes de una operación y almacenaría para utilizarla luego durante o después de la operación. A continuación dice categóricamente
que los Testigos de Jehová "NO aceptan este procedimiento". ¿Cuál es la razón? El que la sangre "ya no es parte de la persona". A continuación se cita el
texto de Deuteronomio 12:24, el cual dice que la sangre del animal matado debe ser derramada sobre el suelo. Así, por alguna forma de razonamiento el
mandato que aplica al matar animales se ve como situación paralela al caso de almacenar la sangre de una persona viva de la manera que se ha descrito.
Pero a continuación el artículo sigue y presenta otro sistema, por el cual,
durante la operación, la sangre del paciente se desvía a una bomba cardio-pulmonar, o máquina de hemodiálisis (riñón artificial) para oxigenarla
o filtrarla antes de que vuelva al cuerpo del paciente. El artículo informa a sus lectores que, contrario a otros métodos, éste puede ser visto como
aceptable por no cristiano. ¿Por qué? Porque el cristiano puede considerarlo como "un alargamiento de su sistema circulatorio de manera que la sangre pueda
pasar a través de un órgano artificial", y sentir así que "la sangre en este
circuito cerrado ha seguido siendo parte de él mismo y no ha tenido que ser
'derramada".'
¿Qué diferencia hay en este "alargar" el sistema circulatorio en sentido
técnico, del reglamento rabínico que permitía "alargar" la distancia permitida
del camino sabático a través del tecnicismo de un segundo domicilio artificial?
Y ¿en qué difiere el clasificar la sangre como el estar técnicamente en un
"circuito cerrado" del antiguo reglamento legalista de hacer un "circuito
cerrado" de un número determinado de casas por medio de una puerta principal
artificial? En ambos casos se emplea el mismo tipo de argumentación casuística,
y uso de tecnicismos ordenancistas tanto en el caso antiguo como en el
moderno.
En su fuero interno, muchos Testigos tal vez consideren que el primer método,
el de almacenar la sangre propia, en realidad no es más antibíblico que el
segundo método, el circular la sangre a través de una máquina y una bomba
cardio-pulmonar. Aún así, no se sienten libres de seguir sus propias
conciencias. La vida de un individuo puede estar en balanza, pero las normas
interpretativas y tecnicismos de la Watch Tower tienen que obedecerse, porque
éstas son parte del "gran conjunto de leyes Teocráticas". El dejar de
obedecerlas, sería a riesgo de ser expulsados.
La debilidad de la ley y el poder del amor
A menudo la ley produce una conformidad exterior que enmascara lo que las
personas son interiormente. En los días de Jesús, esta actitud les permitió
a los líderes religiosos, por su escrupuloso 'vivir las normas,' aparecer
ante la gente 'como hombres justos por fuera, y por dentro estar llenos de
hipocresía y desafuero.'46 Lo mismo sucede en nuestro tiempo.
Por consiguiente, la ley, es menos efectiva en aquellas áreas que están más
íntimamente relacionadas con el corazón. La ley puede identificar y castigar
a un ladrón. Pero no puede hacer lo mismo con un hombre que es cumplidor de
la ley, pero que también es avaro, y cuya avaricia y mezquindad hacen sufrir
a otros. La ley puede condenar e incluso ejecutar al asesino. Pero es muy
poco lo que puede hacer para procesar al hombre que odia, que alberga celos,
envidia o rencor y que busca venganza, especialmente si tiene cuidado de
hacerlo por medios "legítimos". Yo he conocido a hombres de ese tipo, que
incluso están en altas esferas.
Se puede ver un impresionante contraste entre la forma legalista de control
que utiliza "procedimientos", reglamentos y ordenanzas, y el medio que
utilizó el apóstol Pablo al dar su admonición en contra de la injusticia.
En su llamamiento, consistentemente hizo hincapié no en la ley sino en el
amor. Así, en su carta a los Romanos, él dijo:
No deban a nadie ni una sola cosa, salvo el amarse los unos a los otros;
porque el que ama a su semejante ha cumplido la ley. Porque el código de
la ley: "No debes cometer adulterio, No debes asesinar, No debes hurtar, No
debes codiciar", y cualquier otro mandamiento que haya, se resume en esta
palabra, a saber-. "Tienes que amar a tu prójimo como a tí mismo". El amor
no obra mal al prójimo; por lo tanto el amor es el cumplimiento de la ley.47
Con este enfoque Pablo puso el ejemplo al tratar con problemas. Un ejemplo
notable de ello lo vemos en la cuestión de comer carne sacrificada a los
ídolos (una de las cuatro cosas alistadas en la carta registrada en Hechos,
capítulo 15). En Corinto, algunos cristianos hasta iban a los templos
idolátricos donde la carne sacrificada después de ser cocinada era servida
(a base de pagar) en los recintos del templo pagano. Para un cristiano el
comer allí era, sin duda, a los ojos de muchos compañeros discípulos
(particularmente entre los de origen judío), comparable a la forma en que
los Testigos de Jehová verían a uno de sus miembros hoy en día compartiendo
una cena ofrecida bajo patrocinio religioso, que previamente había sido
bendecida por sacerdotes y servida en la catedral católica de S. Patricio en
Nueva York, y con el dinero de la cena recaudado por la iglesia. Aunque la
situación pudiese ser comparable, la cuestión era muchísimo más seria. ¿Cómo
pues trató el asunto el apóstol?
¿Amenazó él a aquellos que estaban comiendo carne de esa fuente, por medio
de advertirles de procedimientos judiciales y de que probablemente se les
iba a expulsar? ¿Hizo él un llamamiento a la ley, es decir, a un conjunto de
reglas, como medios para reprimir tal práctica? Muy al contrario, él mostró
que la acción por sí misma no era condenable. Pero podía traer consecuencias
indeseables e incluso trágicas. Teniendo pues como base, no la ley, sino el
amor, él escribió:
Es fácil pensar, que "conocemos" en cuanto a problemas como estos, pero
debemos recordar que mientras que este "conocimiento" puede hacer que un
hombre se crea grande, es sólo el amor lo que hace que crezca hasta que su
estatura sea completa. Porque si un hombre piensa que "sabe", puede que
todavía sea bastante ignorante acerca de lo que tendría que saber en realidad.
Pero si él ama a Dios, entonces es conocido por Dios.
En este asunto, pues, de comer alimento que ha sido ofrecido a los ídolos,
estamos seguros que ningún ídolo existe realmente, y que no hay más Dios que
uno ... Pero este conocimiento nuestro no es compartido por todos los hombres.
Pues algunos, que hasta ahora han estado acostumbrados a los ídolos, comen el
alimento como si hubiera estado realmente sacrificado a un dios y por
consiguiente al ser su conciencia frágil se hiere .... Deben de tener mucho
cuidado para que su libertad de comer alimento, de ninguna manera moleste a
cualquiera que no tenga una fe tan robusta como la de ustedes. Porque si
ustedes, con su conocimiento de Dios, son vistos comiendo en un templo de
ídolos, ¿no están ustedes animando al que los ve, con una conciencia frágil,
a hacer lo mismo? Seguramente no querrán ustedes que su conocimiento superior
les cause el desastre espiritual a un hermano más débil por quién Cristo
también murió. Y cuando ustedes pecan de esta manera [es decir, por un mal
uso de la libertad cristiana] y dañan la conciencia débil de su hermano,
ustedes de hecho pecan contra Cristo.48
El que uno comiera o no comiera, por consiguiente, no dependería de alguna
ley y de una preocupación por no ser culpable de violarla. Dependería del
amor y el interés en no dañar a un hermano "por el que Cristo también murió"
Esto verdaderamente era un enfoque muy superior que hacía que el cristiano
revelara lo que había en su corazón, y no simplemente su adhesión a una
regla.
A su vez el consejo del apóstol revela también que él no consideraba como una
"ley" la decisión alcanzada por los apóstoles, y otros en Jerusalén (registrada
en Hechos capítulo quince). Si hubiera sido una ley, Pablo
nunca habría escrito de la forma en que lo hizo a los cristianos en Corinto,
diciendo frontalmente que el comer la carne ofrecida a los ídolos era un
asunto de conciencia, siendo el factor determinante el que el comer le causara
o no tropezar a otros. El contemplar la carta de Jerusalén como una ley y,
sobre esta base, insistir que su referencia a la sangre indica que los
cristianos permanecen bajo las ordenanzas de la ley de Moisés con relación a
la sangre, es indicación clara de que se ignoran las declaraciones del apóstol
Pablo mostrando que tal razonamiento es nulo, como lo hace al considerar el
asunto relacionado de la "carne ofrecida a los ídolos".49
Al no ser probable el tropiezo, nadie tenía derecho de juzgar a Pablo ni a
ningún otro cristiano por comer tal carne. Como dice Pablo:
Pues, ¿por qué debería ser que se juzgue mi libertad por la conciencia de
otra persona? Si estoy participando con gracias, ¿por qué ha de hablarse
injuriosamente de mí por aquello por lo cual doy gracias?"50
La libertad cristiana nunca debería hacernos insensibles a los escrúpulos y
la conciencia de los demás. A la misma vez, nadie tiene derecho de imponer
su conciencia sobre otros, y de este modo poner límites a la libertad en
Cristo que estos disfrutan. Ni tampoco le pertenece a ningún grupo o cuerpo
selecto de hombres ponerse en el lugar de los apóstoles ejerciendo su papel
de autoridades apostólicas, y luego imponer su conciencia colectiva a otros,
transmitiendo decretos.
En el capítulo anterior se presentó la diferencia que hay entre ley y precepto,
que la primera deriva su fuerza por medio de la imposición de la autoridad,
y el otro expresa principios a través de la enseñanza. Jesús enseñó con
frecuencia por medio de parábolas, las cuales eran narraciones que no contenían
ninguna ley, pero que traían a colación de manera contundente preceptos, los
cuales a su vez era lecciones morales de vital importancia. La parábola del
hijo pródigo no impone una ley exigiendo que uno tenga que traer a casa a
los hijos descarriados y hacerles un banquete y así por el estilo. Más bien,
el énfasis se coloca en un espíritu amoroso, generoso, y en tener un punto
de vista misericordioso. En las Escrituras encontramos una combinación de
métodos empleados- hay amonestaciones directas e imperativos categóricos, es
cierto, pero también hay relatos exponiendo modos de vida correctos (como el
vivir con amor, y el mantener relaciones pacíficas con otros). También hay
respuestas a preguntas altamente contextualizadas-, Pablo, por ejemplo,
responde a varias de estas, pero no lo hace como quien establece leyes sino
lo hace como quien da consejo espiritual sano, adecuado para la pregunta
particular en cuestión.
¿Cuán real es la unidad lograda?
Es cierto que el establecer un control legalista sobre otros produce un tipo
de unidad y se logra cierto orden. Pero, ¿cuán auténtico es? ¿No es en
realidad una unidad y un orden basados en la uniformidad y la conformidad?
Por otro lado, ¿es el resistir el que hombres impongan (a través de una
interpretación legalista) su control sobre la vida personal de otros algo
que esté en contra de la verdadera cohesión y unidad? ¿Es que esto ha de resultar en que cada persona vaya en su propia dirección, obstinada e independientemente, satisfaciéndose sólo a sí misma? No tiene que ser así y
no lo será, si es que la persona acepta de corazón la dirección de Aquel que
da tal libertad.
Así como uno no puede amar al Dios invisible y a la misma vez odiar a su
vecino, de igual manera uno no puede estar unido al Hijo de Dios y tener
malas relaciones con, o estar aislado de todos y cada uno de aquellos que
están igualmente unidos y sometidos humildemente a la misma jefatura".
Según las Escrituras, es el amor lo que es un "vínculo perfecto de unión", y
no el ser miembro de una organización, porque el amor es sufrido, es amable,
no es celoso, no se hincha ni busca sus propios intereses, sino que procura
el bien de los demás.52
El amor no coacciona a la gente para que tengan una relación estrecha; más
bien, los atrae y los une de manera afectuosa. Cualquier supuesta unidad
cristiana que se encuentra fundada en otra base, es, en realidad, ficticia,
no genuina, y tal pretendida unidad sólo puede ser mantenida por medios
anticristianos.
La bendición de la libertad cristiana
Hoy en día existe un conjunto de reglas entre los Testigos de Jehová que es
increíblemente complejo, y éste a su vez les priva el poder ejercer su
conciencia personal en una gran parte de su conducta y de su vida, y hace
que tengan que estar sujetos a un cuerpo legislativo y tribunal supremo
eclesiástico compuesto de unos cuantos hombres falibles.51 Como antiguo
miembro de ese cuerpo legislativo y tribunal supremo, estoy convencido de
que la raíz del problema fundamental subyace en no reconocer la verdad de
que, como cristianos, ya no estamos bajo ley sino bajo la bondad misericordioso
de Dios por medio de Cristo. A través del Hijo de Dios, podemos disfrutar
de la libertad de estar libres de una observancia según ley, y regocijarnos
en una rectitud que es el producto de tener fe y amor y no de guardar ciertas reglas.
El dejar de apreciar esta provisión divina, el dudar de que en realidad es
posible para una Persona invisible ejercer una jefatura y dirección efectiva
sobre sus seguidores en la tierra, sin tener una estructura de autoridad
visible y altamente organizada sirviendo como un tribunal religioso, y el
retraerse a creer que la gente puede estar protegida en contra del mal sin estar rodeada por una "cerca" de leyes, reglas y decretos, esto es
lo que hace que muchos, quizás la mayoría, se escandalicen ante el pensar
que no están bajo ley, y que rechacen esto no solo como impráctico sino como
peligroso, pernicioso y conducente al libertinaje. Tal modo de pensar les
hace vulnerables ante los argumentos de aquellos que desean introducir e
imponer- utilizando términos de la Watch Tower, "un conjunto de reglas para
la conducta cristiana", uno que es humanamente "aplicable" por un sistema
judicial religioso.
Puesto que el Espíritu santo de Dios, dado a través de Jesucristo, tiene una fuerza superior a la de cualquier ley (debido a su poder para motivar al
cristiano a amar a Dios y a amar a su prójimo), el apóstol pudo decir:
Mas si sois guiados por el Espíritu, no estáis bajo sistema de ley....
el fruto del espíritu es amor, gozo, paz, longanimidad, benignidad, bondad,
fidelidad, mansedumbre, templanza: contra tales cosas no hay ley.54
Esta es la grandeza de la libertad cristiana, el saber que uno puede poner en práctica libre y espontáneamente aquellas cualidades divinas sin que
ninguna autoridad religiosa tenga el derecho de intervenir y restringir o contramandar expresiones de amor, bondad o humildad o de cualquier otra de
tales cualidades. Uno puede hacer esto libre de ansiedad, sabiendo que "no hay ley", ni ningún conjunto de reglas que los obstaculice o que les pone
trabas en hacer aquello de lo que, en lo más recóndito de su corazón, están convencidos que es lo correcto y lo bueno, lo amable y lo amoroso que han de
hacer, aprobado por Dios, aunque esté desaprobado por ciertos hombres.
Sin duda, entonces, el no estar bajo ley, sino bajo la bondad inmerecida de Dios de ninguna manera disminuye nuestro sentido de responsabilidad como
personas libertadas por Cristo. De hecho, esto lo aumenta. Porque se nos amonesta: "Hablad y obrad tal como corresponde a los que han de ser juzgados
[no por algún código de la ley, o por un conjunto de reglas humanas, sino] por la Ley de la libertad. Porque tendrá un juicio sin misericordia el que
no tuvo misericordia, pero la misericordia se siente superior [aventaja, NCI al juicio".55 Esa "ley de la libertad" es la que el discípulo Santiago
acababa de mencionar en su carta como la "ley regia" o la "ley suprema" a
saber, "tienes que amar a tu prójimo como a ti mismo".56
Hay un efecto limpiador, uno que fortalece al corazón, al saber que el estar
agradando a nuestro Padre celestial se determinará, no por si hemos
vivido nuestra vida según ley, o de acuerdo con un "conjunto de reglas" sino
si hemos vivido nuestras vidas de acuerdo con el amor. El Hijo de Dios es
nuestro Cabeza y Amo, y es quien nos concede la libertad de mantenemos libres
de un sistema de ley- y de los que formulan leyes religiosas y obligan a
cumplirlas- y asimismo nos puso el ejemplo de tal amor. Por consiguiente,
no hay necesidad de que enfoquemos nuestra atención a aprender de memoria
complejos conjuntos de normas organizativas y reglamentos, ni siquiera pensar
en términos de ley. Más bien enfocamos nuestra atención en el Hijo de Dios
y en lo que hemos aprendido de él por medio de la Palabra de Dios y buscamos
vivir nuestra vida de manera que refleje fielmente la de él.
- -1 Romanos 14:22,23, VP
- Estas posiciones están expuestas en la revista ¡Despertad! del 8 de noviembre de 1982, la cual lleva la reimpresión de un artículo publicado en The Journal of the American Medical Association (nº de noviembre 198l). El "artículo fue preparado por la Sociedad Watch Tower y desarrolla la posición de los Testigos de Jehová sobre la sangre
- El Dr. LoweU Dixon, anteríor doctor de la planta médica, es autor o coautor de varios artículos sobre el tema de la sangre publicado en las publicaciones de la Watch Tower
- ¡Despertad! del 22 de febrero de 1995, página 21.
- Información provista por la Cruz Roja de Atlanta el 22 de enero de 1990 reveló que sólo el 6 por ciento de toda la sangre donada va a los hospitales como sangre completa el 94 por ciento restante se divide en sus componentes.
- The Encyclopadia Britannica, Vol. 3 (1969), página795; The Encyclopedia Americana, Edición Internacional, Vol. 4 (1989). página 91.
- Es interesante, que el agua, de la cual está compuesto el plasma en su mayor parte, libremente "circula dentro y fuera de la corriente sanguínea con gran rapidez' y se mezcla con el agua de las células del cuerpo, y los fluídos extracelulares. Así que nunca es un componente constante de la corriente sanguínea. (The New Encyclopedia Britanica, Macropadia, VoLl5 (1987), páginas 129,131.
- The New Encyclopedia Britannica,Macropoedia, Vol. 15 (1987), página 135,señala que "La mayor parte de los leucocitos está fuera de la circulación, y los pocos que están en el torrente sanguíneo están en tránsito de un lugar aotro." Así pues, el clasificarlos como "componentes mayores de la sangre" es como decir que los pasajeros de un
tren constituyen o son una parte integral del personal de servicio del tren. El Dr. C. Guyton, en el libro The Texbook of Medical Physiology, (7th ed., Saunders Company, Filadelfia), página 52, explica que la principal razón del
porqué están los leucocitos presentes en la sangre "es simplemente para ser transportados desde la médula espinal o el tejido linfoide a las áreas del cuerpo donde sean necesitados."
- Hay evidencia de que la cifra presentada en el gráfico de la ¡Despertad! no es exacta y que el porcentaje de leucocitos pudiera aproximar cerca del 1% del volumen total de la sangre. De todos modos, la fracción es tan pequeña que ¡Despertad! ni siquiera lo muestra en el tubo de prueba del gráfico, y está incluida con las plaquetas, las cuales, nótese, constituyen por sí mismas, aproximadamente, sólo el 2/10 del 1 por ciento del total de la sangre. También están éstas en la lista de los componentes prohibidos.
- The New Encyclopadia Britannica, Macropedia, Vol. 15 (1987), página 135; J. H. Green,An Introduction to Human Physiology, 4thed. (Oxford: Oxford University Press, 1976). Sobre la cantidad de leucocitos en la leche humana, vea Armond S. Goldman, Anthony J. Ham Pong, and Randall M. Goldblum, "Host Defenses: Development and Matemal Contributions," Year Book of Pediatrics (Chicago: Year Book Medical Publisbers, Inc., 1985),
página 87.
- Génesis 9: 3, 4 ; Levítico 7: 26, 27; 17:11-14; Deuteronomio 12:22-24.
- Hay aproximadamente 50 gramos de albúmina en un litro de sangre. Por consiguiente, paraobtener 6OO gramos de albúmina, se necesitan aproximadamente 12 litros de sangre.
- Se obtiene esta cantidad por medio de dividir la cantidad de gamma-globulina en una jeringa, con la cantidad que hay en un litro de sangre.
- En 1990 era de sólo 11 años.
- Este cálculo es muy moderado. La cantidad real es, con toda probabilidad, mucho más alta en la mayoría de los casos. La Atalaya del l5 de junio del 1985 comenta que "cada partida del Factor VIII está compuesta del plasma que se reúne de hasta 2500 donantes de sangre."
- La posición de la organización sobre esto está expuesta con muchos tecnicismos y razonamientos en La Atalaya del 15 de marzo de 1989, páginas 30 y 31.
- Vea¡Despertad!del 8 de noviembre de l982,página25;La Atalaya del l de noviembre de 1978, página 30. Esta normativa se realizó durante el tiempo en que el riesgo de contraer SIDA-aunque entónces no se sabía-era alto, las
pruebas analíticas y el tratamiento térmico han reducido de forma extraordinaria el riesgo de infección asociada a la sangre.
- Vea ¡Despertad! del 8 de noviembre de 1982 página 25.
- Elisabeth Rosenthal, artículo intitulado "Blinded by the Light" -Cegada por la luz- en la revista Discover de agosto de 1988, páginas 28-30.
- En el 1970, mi esposa se desangraba casi hasta el punto de morir, cuando su cantidad de plaquetas bajó del nivel normal de entre 200.000 a 400.000 por milímetro cúbico, hasta quedar alrededor de 15.000 por milímetro cúbico. Después de vanos días de drástica hemorragia, fue hospitalizada en un hospital de Brooklyn, y ambos hicimos patente nuestra objeción a las plaquetas o a otros productos derivados de la sangre (incluso aquellos que, desde entonces, la organización ha decretado como "permisibles'). Afortunadamente, después de dos semanas de estancia y luego de terapia continua de prednisona, ella recobró una salud esencialmente normal. Por consiguiente, lo que digo en este libro no es evidencia de algún retraimiento personal a encararme a la pérdida de la vida de una persona querida si creyera que mi adhesión a la voluntad de Dios lo exigiera.
- Romanos 6:14; 10:4; Hebreos 8:6, 13.
- Contrario a las afirmaciones de la Sociedad Watch Tower, en la Biblia la sangre por sí sola representa consistentemente, no la vida, sino la muerte al representar figurativamente la vida perdida o sacrificada. Compare Génesis 4:10, 11;37:26;42:22; Exodo 1 2.5-7 (compare esto con 1 Pedro 1: 18. 19); Exodo 24:5-8; Mateo 23:35; 26:28; 27:24, 25, y así por el estilo. Cuando la sangre está funcionando como parte de una criatura viva entonces se puede decir que la sangre representa la vida o un "alma' viviente.
- Levítico 17:13,14; Deuteronomio 12:15,16, 24,25.
- Como ha señalado George Christoulas, colocar la importancia de la sangre corno símbolo por encima de la vida misma es semejante a que un hombre le dé más importancia a su anillo de bodas (símbolo de su estado matrimonial) que a su matrimonio mismo, o que a su esposa. Sería como una situación en que, encarado con la alternativa de tener que sacrificar o a su esposa o al anillo de bodas, optara a favor de salvar al anillo de bodas.
- Romanos 3:27; 6:14; 10:4; Gálatas 3:10, 11, 23-25; Santiago 2:8, 12.
- La Atalaya del 1 de agosto de 1959 (página 479) comenta que: "Cada vez que la prohibición de la sangre se menciona en las Escrituras es en conexión con el tomarla como alimento, y por lo tanto es como nutritivo que nos concieme en lo de ser prohibida." Esta parece ser la posición básica todavía así que la Sociedad todavía afirma que una
transfusión de sangre es lo mismo que comer sangre, como si se introdujera en el cuerpo corno un alimento cualquiera.
- ¡Despertad! del 22 de octubre de 1990 página 9. En su esfuerzo por aportar apoyo médico que sostenga sus puntos de vista sobre la sangre transplantada como un alimento' para el cuerpo, las publicaciones de la Watch Tower siempre han recurrido a citas de alguna fuente médica de siglos pasados, tales como las del francés Denys del siglo XVII. (Vea por ejemplo, La Alalaya del 15 de abril de 1985, página 13.) No pueden citar a una sola autoridad moderna en apoyo de sus ideas.
- A veces la Sociedad Watch Tower, ha comparado una transfusión con el transfundir alcohol en las venas. Pero el alcohol es un líquido muy diferente, puesto que su composición natural permite que las células del cuerpo lo puedan absorber como un nutriente. En este sentido, el alcohol y la sangre son totalmente diferentes.
- Vea, por ejemplo, La Atalaya del 1 de marzo de 1989, página 30; la del 15 de abril de 1985, página 13.
- Vea, por ejemplo, La Atalaya, del 1 de junio de 1990, páginas 30, 31. El apóstol Pedro dice que Cristo "sobre el madero, llevó nuestros pecados en su cuerpo, a fín de que, muertos a nuestros pecados, viviéramos para la justicia; con cuyas heridas habéis sido curados"-." (1 Pedro, 2:24, BJ; compare con Isaías 53:4,5. Hechos 28:27.) Seguramente, esto no justifica el atribuir a alguien que se esté curando heridas u otras dolencias físicas por medios medicinales, que eso sea equivalente a que esté mostrando una falta de aprecio por el poder curativo de Cristo en
estos aspectos espiritualmente vitales.
- Hechos 15:20,29.
- Hechos 15:5.
- Hechos 15:10.
- Hechos 15:19-21.
- Compare Hechos l3:44-48; 14:1;17:1-5,10-12,15-17; 18:4.
- Compare Hechos 18:1-4, 24-28.
- De nuevo, aquí, si uno le diera un sentido absoluto a la expresión 'abstenerse de sangre' como si fuera un tipo de prohibición total, general, ello significaría que uno no podría someterse a un análisis de sangre de ningún tipo, no podría tampoco tener ninguna clase de intervención quirúrgica, a menos que fuera una sin ninguna efusión de sangre, y de cualquier manera uno tendría que no "acercarse a" la sangre bajo ningún concepto. El contexto no dá ninguna indicación de tal prohibición absoluta, sino que en vez de eso el mandato fué dirigido específicamente al mismísimo acto de comer sangre.
- Tan atrás en el tiempo como el 15 de abril de 1909, The Watch Tower (La Atalaya en inglés) reconoció esto como el intento de la carta, diciendo (página 117): "Las cosas que se recomendaron aquí fueron necesarias para preservar la asociación del 'cuerpo' compuesto de judíos y gentiles con su diferentes sentimientos y educación."
- Hechos 15: 5. 23-29.
- Esto se expone en Correspondence Guidelines (Guía para La correspondencia) bajo el tema "Escuelas, educación seglar."
- Vea La Atalaya del 15 de mayo de 1965, páginas 295,296; vea también The Watchtower (en inglés) del 1 de abril de 1975, páginas 215, 216, acerca del aparear la sangre según su tipo para las transfusiones. El libro Correspondence Guidelines (tal y como se ofreció en su forma original) dice que el doctor o la enfermera puede administrar tal transfusión si se "lo ordena un superior."
- Deuteronomio 14:21.
- Nótese que la misma Atalaya del 15 de mayo de 1965, deja como asunto de conciencia el que un carnicero o un tendero venda embutidos con sangre a una "persona del mundo." Parece que, ya que se había decidido utilizar esta porción de la ley mosaica para justificar la posición clemente adoptada para con los que ejercen la profesión médica, el escritor del artículo se sintió obligado a añadir este comentario respecto a los tenderos y los carniceros. No obstante, es de notarse que esto no es el vender la carne de un animal que no se había sangrado, sino es el vender un producto producido por medio de recoger y almacenar y preparar por procedimiento especial la sangre-conducta prohibida por la normativa de la Watch Tower en otros casos.
- En los Estados Unidos, los Testigos que son médicos y abogados han acostumbrado reunirse anualmene para discutir tales asuntos como "confidencialidad y privilegio' en sus relaciones con sus compañeros Testigos, así como otros tomas similares. Dudo muchísimo que otros testigos con trabajos de menor prosapia o relevancia, pudieran tener reuniones similares sin que éstas no fuesen vistas con recelo e incluso desaprobadas por la organización.
- Vea Judaism (en inglés), Vol. U, por George Foot Moore (Cambridge, Hayard University Press, 1954), páginas 31, 32.
- Mateo 23: 27, 28.
- Romanos 13: 8-10, NM.
- 1 Corintios 8:1-12, PME.
- Con relación a la inmoralidad sexual (o "fornicación," según algunas traducciones) que también aparece en la lista en la carta de Jerusalén, el apóstol en ningún sitio presenta tal conducta como algo que pueda ser correcto o incorrecto dependiendo de si podía hacer tropezar o no. Él evidentemente lo consideró como algo que no tenía factores algunos que lo justificaran. Al mismo tiempo, no se representa como necesario el que haya algún mandato de ley para que los cristianos reconozcan la necesidad de evitar la inmoralidad sexual. Como Pablo comenta en 1 Corintios 6:13-19, si la persona se guía por la ley del amor, lo verá como inadmisible, reconociendo que es un uso impropio de su cuerpo, el cual está unido a Cristo. (Vea también 1 Tesalonicenses 4:3-6.)
- l Corintios l0:29, 30, NM
- 1 Juan 4:20; 1 Corintios 12:12-26; Efesios 4:15, 16.
- Colosenses 3:14; 1 Corintios 13:4-7.
- En una carta escrita por el abogado de la Watch Tower, Leslie R. Long, con fecha del 29 de marzo de 1987. se refiere al comité judicial de la congregación como "un tribunal eclesiástico." Si el término aplica a nivel de congregación, con mucho mayor razón es aplicable al nivel más alto, donde el Cuerpo Gobernante actúa como un "tribunal eclesiástico" supremo.
- Gálatas 5:18, 22, 23, VM.
- Santiago 2:12, 13, BJ.
- Santiago 2.8, BJ, VP
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