Durante casi 2.000 años se ha escrito, hablando y temido de un personaje que todavía no ha venido, pero del que muchos exegetas que han estudiado con profundidad las Sagradas Escrituras han llegado a la conclusión de que algún día nacerá y alterará el rumbo de la Humanidad. Este personaje es el Anticristo.
Tanto el Antiguo Testamento como en el Nuevo Testamento, la profecía nos presenta una sombra siniestra de una figura soberbia y fatal: el Anticristo. En los diferentes libros de La Biblia, bajo diferentes nombres y apodos se nos muestra su personalidad, sus ambiciones, sus pactos, sus conquistas y su final trágico, aunque antes del desenlace, lamentablemente, hará sufrir a millones de seres humanos a causa de su personificación total de la maldad.
LA DOCUMENTACIÓN SOBRE EL ANTICRISTO
Es tal la cantidad de manifestaciones relativas a este personaje, expuestas durante estos casi 2.000 años, que es importante descubrir unas categorías a las que hay que recurrir obligatoriamente a la hora de obtener conocimiento del Anticristo:
Interpretaciones de las Escrituras a través de la historia: a) desde la perspectiva católica y protestante; b) correctas e incorrectas; c) influenciadas por situaciones religiosas, sociales y políticas.
Interpretaciones actuales de las Escrituras con una visión amplia basada en el exacto cumplimiento de la profecía durante estos 20 primeros siglos.
Interpretaciones actuales y no correctas de las Escrituras, por grupos diversos y sectas, cuyas exégesis y hermenéutica sobre el Anticristo se contempla desde su peculiar y propio sistema teológico, cosmogénico o escatológico.
Leyendas populares del Anticristo basadas en las conclusiones de los exegetas, más el material añadido por la opinión popular. Leyendas medievales del Anticristo surgidas por la influencia de las sectas heréticas, movimientos políticos radicales, y por el milenarismo fanático.
Descripciones del Anticristo y de su vida y hechos por los Padres de la Iglesia (Orígenes el "Adamantino"), los Santos (san Jerónimo, santa Brígida) y los videntes (Mª Julia Jahenny).
Influencias del mito del Anticristo en la cultura: arte, teatro, panfletos, homilías, obras cuaresmales. En nuestros días, estudios, novelas, artículos de prensa, artículos en revistas, cómic, cine, música, etcétera.
Fuentes del Anticristo no bíblicas (Nostradamus, Jeane Dixon, hermetistas, etcétera).
LA HISTORIA DEL ANTICRISTO A TRAVÉS DE LOS SIGLOS.
En el primer siglo, el concepto de Anticristo sólo aparece en las epístolas del apóstol Pablo, en su segunda carta a la Iglesia de Tesalónica, denomina al personaje en cuestión como el hombre de pecado e hijo de la perdición.
Pero es de nuevo el apóstol Juan, en su libro de la Revelación o Apocalipsis, el escritor de La Biblia que mayor información deja escrita referente a este dictador futuro.
Irineo de Lión (140-202), en el segundo siglo, Padre de la Iglesia y quizá mártir, comenta, en su estudio escatológico, la figura del Anticristo al que ve como un hombre en "quien se recapitula toda la apostasía de 6.000 años, y la maldad, y la falsa profecía y superchería, por cuya culpa vendrá también un diluvio de fuego..."
Tertuliano de Cartago (160-220), apologista y heterodoxo latino, de ideas milenaristas, en sus estudios escatológicos también observa en el Anticristo la figura de un hombre que ha de venir al final de los tiempos, después los justos resucitarán para reinar durante 1.000 años con Cristo en Jerusalén. En este siglo II algunos escritores cristianos componen oráculos sibilinos que durante la Edad Media fueron tenidos en muy alta estima. Uno de estos oráculos sibilinos medievales, aparecieron entre 340 y 350, fue el de la Sibilia Tiburtina que anuncia: "Un príncipe de iniquidad saldrá entonces de la tribu de Dan, le llamarán el Anticristo. Hijo de perdición, lleno de orgullo y de una maldad insensata, hará en la tierra multitud de prodigios, para apoyar el error que enseñará; con sus sacrificios mágicos, sorprenderá la buena de fe de muchos que verán, en su voz, bajar el fuego del cielo...". Hipólito de Roma, presbítero romano de la primera mitad del siglo III, compone hacia el año 200 el tratado "De anticristo", la obra de mayor envergadura sobre el problema del Anticristo en la literatura patrística. Victorino, obispo de Pettau, mártir probablemente en 304, escribió el "Comentario al Apocalipsis", en el que observa al Anticristo en la figura de la bestia de los capítulos 13 y 17. Lactancio (¿-340), un escritor cristiano de principios del siglo IV, también estudiante de la escatología llega a la conclusión que realmente vendrá el Anticristo al final de los tiempos, el cual será un hombre real de unas características singulares. Metodio (¿-311), obispo, en su estudio del Apocalipsis, entrevé al Anticristo también en el simbolismo de la bestia del capítulo 13. Efrén el Sirio (306-373), continuando la línea de estos eminentes comentaristas, también se fija en la "bestia" de dichos capítulos del libro de la Revelación y observa al Anticristo en sus señales que extravían a los moradores de la tierra. Por su parte, Sofronio Aurelio Jerónimo (331-420), Padre y Doctor de la Iglesia, dice del Anticristo: "Que será un jerifalte que tendrá ojos de hombre porque no vayamos a creer que será algún demonio, como dijeron algunos, sino que será un hombre de carne y hueso en quien todo Satanás morará corporalmente, tendrá una boca grandilocuente y deslenguada, porque será el hombre de pecado, el hijo de la perdición, por la manera que osará sentarse en el mismo templo de Dios haciéndose como Dios...". Ambrosio (340-397), obispo de Milán y Doctor de la Iglesia, también comenta que será un hombre arrogante y blasfemo. Juan Crisóstomo (344-407), Padre de la Iglesia griega, menciona las palabras de Jesús: "Yo he venido en nombre de mi Padre y vosotros no me recibís; pero si otro viniera usurpando mi nombre le recibiríais", dando a entender que cuando aparezca el Anticristo, suplantando al verdadero Mesías, engañará al pueblo judío. San Agustín de Hispona (354-430), obispo y Padre de la Iglesia, afirma que será un hombre y que "Satanás será como el ángel custodio que protegerá y custodiará a este maldito personaje". En el siglo V, san Cirilo de Alejandría (¿-444), Patriarca de la Iglesia, también advierte las palabras de Jesús sobre el engaño del Anticristo que vendrá usurpando su nombre. Próspero de Aquitania (406-463), varón virtuoso y defensor de la Iglesia contra los herejes semipelagios, ve claramente la figura del personaje en el libro del Apocalipsis. Teodoreto (393-458), obispo de Ciro y un escritor de gran experiencia, observa en la profecía del Anticristo, la aparición de un hombre especial, único que se enfrentará a los cristianos. Juan Damasceno, en el siglo octavo (676-780), quizás el primer escolástico y último de los Padres de la Iglesia griega, observa en las Sagradas Escrituras la presencia del Anticristo al que califica de hombre singular. En el siglo IX, Haimon (¿-863), obispo de Halberstadt, que escribió comentarios sobre los libros de los Salmos, Isaías y el Apocalipsis, observa en el capítulo 13 de dicho libro la enigmática figura del Anticristo en la bestia que tiene 10 cuernos y 7 cabezas.
El siglo X es rico en leyendas populares sobre el Anticristo y las masas creen que los judíos están esperando que una monja vaya a dar a luz al Anticristo. Dos siglos después circulan por Europa numerosas versiones sobre el Anticristo. Hay una creencia común de que la cristiandad se enfrenta a una guerra inminente con las fuerzas de Satanás, listas para el combate, que absorberán a todo el mundo, y que a su conclusión Cristo reaparecerá para anunciar la paz del milenio. Tanto pensadores de gran categoría teológica como las más incultas masas esperaban el pronto advenimiento del Anticristo. Hildegarda de Bingen (1098-1179), llamada la Sibila del Rhin, por sus éxtasis y visiones, escribe que el Anticristo sobresaldrá en "todas las artes diabólicas y en el arte mágico". Ruperto, abad del monasterio benedictino de Deutz, y autor de un estudio sobre el Apocalipsis, es otro de los expertos en las Sagradas Escrituras que escribe sobre la existencia futura del Anticristo. En 1202 fallece el abad Joaquín de Fiore, eminente por su interpretación del Apocalipsis y también, según parece, por su espíritu de la profecía. El abad, además de otras cosas, explica que cerca del tiempo del Anticristo habrá un cisma en la Iglesia de Roma.
Los principales escolásticos del siglo XII, como Alberto Magno (1206-1280) y Tomás de Aquino (1225-1274) contemplaron en sus comentarios la llegada del Anticristo, que surgiría de la tribu de Dan, nacería en Babilonia, reconstruiría el Templo de Jerusalén y se haría pasar por Dios, etcétera. Las leyendas populares continuaban creando fantasías alrededor del mito. El origen del personaje debía de ser horrible, quizás un bastardo, o el hijo de una prostituta. Como siempre, y sin que hicieran nada al respecto, los judíos quedaban involucrados en la cuestión, por lo que el Anticristo debía de ser el hijo de la unión del diablo y una ramera judía, en contraposición al Cristo, cuyo padre era Dios y su madre una virgen.
Lógicamente, los ayudantes de este horrible líder también debían de ser judíos. En este entretenido siglo dedicado a las leyendas, también los panfletos, opúsculos en prosa y en verso, mostraban la historia y trayectoria del personaje con los mínimos inventados detalles. Las homilías trataban de la cuestión y eran seguidas con gran interés, mientras que el teatro colaboraba en la expansión y conocimiento de esta curiosa forma de mascult. En pleno siglo XIII hay que remarcar que la leyenda continuaba interrelacionando al mito del Anticristo con los judíos, ya que éstos contribuirían al advenimiento de la "bestia", con una madre judía, y con los judíos como agentes que lo ayudarían en su expansión y conquista del mundo.
En la obra "Ludus paschalis de adventu et interiu Antichristi" los judíos únicamente tienen un papel accidental ya sólo lo aceptan como su Mesías cuando ya ha hecho grandes conquistas, pero otras versiones medievales del Anticristo, como las francesas y alemanas, presentan a los judíos como personajes principales del drama. Un siglo después, Brígida de Suecia (1302-1373) fundadora de la Orden de religiosas de San Salvador, y vidente, dice respecto a los últimos tiempos que "antes de que venga el Anticristo se abrirán las puertas de la fe a algunas naciones, en las cuales se cumplirán las palabras del profeta Isaías (55,5): "Llamarás a los pueblos que te son desconocidos y pueblos que no te conocen correrán a Ti...". También dice: "En el fin de esta edad nacerá el Anticristo. Así como de unión espiritual nacen los hijos de Dios, así el Anticristo nacerá de una mujer maldita, que fingirá saber cosas espirituales, y de un hombre malo, de cuyas semillas, por permisión Mía, el diablo formará su obra".
Matías Von Janow (1350-1394), predicador bohemo y canónigo de Praga, escribe que en su época está tan difundido el mito del Anticristo que cuando aparezca lo conocerán hasta los niños pequeños. Ya en el siglo XV, Hazs Folz (¿-1515) un poeta alemán muy conocido por sus chanzas de carnestolendas, chistes y poesía gnómica, crea la obra cuaresmal "Herzog Von Burgund" inspirada en el tema de Anticristo, en la que los judíos son de nuevo situados al lado del odiado protagonista. Sebastián Brant (1458-1520), jurisconsulto y poeta satírico, autor de la "Nave de los Locos" (1494), cantaba, ante la histeria colectiva de las masas asustadas por los aparentes signos del próximo fin del mundo: "¡Ya llega el momento! ¡El momento está aquí! ¡Temo que el Anticristo esté cerca!". En el agitado siglo XVI, a causa de las Reformas protestantes, Juan Calvino (1504-1564) y Martín Lutero (1483-1546) participan en el espectáculo del Anticristo. Calvino acusa a los católicos de su preocupación excesiva por la anticipada venida del Anticristo, pero ciertamente, los reformistas también gastaban mucho tiempo en acusar a la Iglesia de Roma como a la Babilonia y al Papa como al Anticristo. Ello dio lugar a que en la Contrarreforma, el jesuita Francisco Ribera (1537-1591) de Salamanca y el igualmente jesuita Roberto F. Rómulo Belarmino (1542-1621), cardenal y uno de los más grandes teólogos de su tiempo, tuvieran que enfrentarse, con su escuela futurista de interpretación, a estos ataques injustificados de los reformadores, participando lógicamente en la polémica del Anticristo. Cornelio A. Lapide (1567-1637), exegeta judío belga, cuyo comentario del libro del Apocalipsis fue traducido a lengua árabe por Yusuf ibn Girgis, explica sobre el "actor" que realmente será un hombre y que apresará a los cristianos.
En el siglo XVII, junto a las corrientes filosóficas del Empirismo y el Racionalismo, las profecías del venerable Bartolomé Holzhauser (1613-1658), sacerdote alemán, circulan por Europa. Holzhauser divide la historia de la Iglesia en siete edades, y es en la sexta, la llamada "consolativus", en la que se restaura la gran monarquía y el triunfo de la Iglesia Católica hasta la llegada del Anticristo. La séptima edad, la llamada de la "desolación", durará desde el dominio del Anticristo hasta el final de los tiempos y la segunda venida de Nuestro Señor. Manuel Lacunza (1731-1801) jesuita chileno, autor de la obra "La venida del Mesías en gloria y majestad", vuelve a tratar del Anticristo en la escuela futurista de Ribera, pero ahora el personaje ya no es visto como un individuo sino como un grupo o colectivo de cristianos infieles rebeldes a la Iglesia. Esta visión del Anticristo como un sistema, o un grupo de individuos, todavía permanece hoy como posible entre muchos exegetas.
Otra persona célebre del siglo XVIII por sus comentarios sobre el Anticristo fue Juana de Royer, conocida por sor Natividad de Bretaña, fallecida en 1789, y autora de la obra "Vie et Revelations de la Soeur de la Nativité"; tuvo muchas relevaciones en las que aparecía el Anticristo: "Cuando los cómplices del Anticristo comiencen la guerra, se asentarán cerca de Roma que quedará destruida completamente. El Papa sufrirá el martirio y su cátedra será dispuesta para ocupar el Anticristo...".
Ana M.ª Traigi (1769-1837) tuvo entre multitud de dones el de la profecía. Habla de unas tinieblas que vendrán sobre el mundo, y que durarán tres días y tres noches. Después de estas tinieblas, el arcángel San Miguel descenderá a la Tierra y encadenará al demonio hasta el tiempo del Anticristo. La venerable Ana Catalina Emmerich (1774-1824), vidente, autora de "La Dolorosa pasión de Nuestro Señor Jesucristo", comenta que el tiempo del Anticristo no está tan próximo como algunos creen, antes vendrán diversos precursores. En el siglo pasado y ante las apariciones de 1846, en la montaña de la Salette, de la Virgen María, a los pastorcitos Melania Calvet y Maximino Giraud, numerosos estudios fueron elaborados sobre el "secreto" dado a los niños. Finalmente, los comentaristas llegaron a algunas conclusiones como: "segundo. Luego vendrá una etapa de paz que durará unos 25 años, y en esta etapa nacerá el Anticristo, que comenzará, todavía joven, la conquista del mundo; empleará seis años para dominar la tierra y durará su persecución o imperio tres años y medio...". La vidente M.ª Julia Jahenny (1850-1942) la cual ya nos introduce en nuestro actual siglo, constituye uno de los casos más espectaculares de videncia de la historia. Con un grandísimo don de profecía explicó visiones y revelaciones sobre el fin del mundo y la venida del anticristo.
EL SIGLO XX Y LA LLEGADA DEL ANTICRISTO
El siglo XX es y será fundamental en la historia del Anticristo según las exposiciones investigadores. Han ocurrido eventos que ahora sí hacen posible la aparición real de nuestro personaje. En los 19 siglos anteriores, por ejemplo, no existía el Estado de Israel. Si el Anticristo ha de venir, este es su siglo.
Todo comenzó durante la 1.ª Guerra Mundial, cuando el que llegaría a ser primer presidente del Estado de Israel en 1949, Chaim Weizmann (1784-1952), catedrático de bioquímica de la Universidad de Manchester, y director de los laboratorios del Almirantazgo inglés (1916-1919), rindió un gran servicio a su patria adoptiva, Inglaterra, durante dicho período bélico. Cuando en reconocimiento a sus servicios le preguntaron un día qué deseo desearía ver cumplido, Weizmann contestó: "Tener una patria para mi pueblo". Así en 1917 se publicó la célebre Declaración Balfour la cual no era sólo una recompensa a los trabajos químicos de Weizmann, sino que además tenía interesantes motivos políticos: "El Gobierno de su Majestad estima favorablemente el establecimiento en Palestina de un hogar nacional para los judíos, y empleará sus mejores esfuerzos para facilitar la realización de este objetivo, aclarando a la vez que nada será hecho con perjuicio de los derechos civiles y religiosos de las comunidades no-judías existentes en Palestina, o los derechos políticos gozados por los judíos en cualquier otro país". Después de la I Guerra Mundial la Liga de las Naciones dio a Gran Bretaña el mandato para controlar la tierra de Palestina. La ascensión al poder de Adolfo Hitler y el conflicto armado de la II Guerra Mundial, acercó aún más el cumplimiento del campo profético relativo al Anticristo.
R. Garzuzjuk, escritor del prefacio de la obra "Explicación del Libro de Apocalipsis", relata en Chicago, en abril de 1965: "El contenido de este interesante libro fue planeado por su autor, el escritor y predicador bautista Ivan Bar Chuk, en el año1942. Justamente en aquellos días los ejércitos alemanes en África del Norte, por poco debían de alcanzar a Palestina. De este hecho los así llamados Testigos de Jehová trataban por todos los medios de demostrar que Hitler era el verdadero Anticristo, el cual tomaría Palestina y dominaría al mundo entero...". Hitler tenía muchas características del futuro Anticristo; procedía de un país pequeño, parte del territorio alemán había pertenecido al antiguo Imperio Romano, perseguía a la raza judía y parecía ser una clara señal su afición por las ciencias ocultas. Pero era simplemente un preocupante precursor, no era el definitivo Anticristo.
Una de las razones por la que los exegetas de la Biblia sabían que aún no había aparecido, en esas fechas, a pesar de la sombría silueta de Hitler, era que el Estado de Israel todavía no existía, y esa era la primera condición para el advenimiento del verdadero y último Anticristo. Y ello ocurrió en 1948, con la Declaración de Independencia del Estado de Israel: "Con fe en el Todopoderoso, firmamos de nuestro puño y letra esta declaración, en la sesión del Consejo Provincial del Estado, sobre el suelo de la patria, en la ciudad de Tel Aviv, este día, víspera de sábado, el 5 de Iyar de 5708, catorce de mayo de mil novecientos cuarenta y ocho". Después de casi dos siglos, el pueblo judío, recogido de todas las naciones, volvía a su ancestral hogar, tal y como estaba profetizado en la Biblia. El primer paso real para la presentación del maligno personaje se había cumplido. Pero... ¿Cuándo aparecerá el Anticristo? ¿Aparecerá en este siglo XX que cierra el segundo milenio?...
Win Malgo explica en su obra "Apocalipsis de Jesucristo": "A esta altura importa intercalar una pregunta: ¿Ya está en nuestro medio el Anticristo? En el año 1968 dije sí a esta pregunta y lo digo todavía hoy aún más decididamente. En la historia mundial y de la salvación, Dios muchas veces pone señales hacia lo bueno, pero también señales de advertencia... Ya el 3 de febrero de 1962 hubo una de las más particulares constelaciones de astros, así que millones de personas temieron la llegada de una catástrofe mundial en ese entonces. En el año 1962 dijo un astrónomo hindú: "Debe de haber nacido un salvador mundial". Una vidente estadounidense dijo también que el 3 de febrero de 1962 a las 7 de la mañana en el Medio Oriente nació un niño que llevaría al mundo a una religión unificada...
Parece ser que este autor de diversas obras y experto en la Biblia, cree que en esta fecha nació el Anticristo. Al igual que en el nacimiento de Jesucristo una estrella se vio al Oriente (Mateo 2.2), en el nacimiento del Anticristo hay una conjugación de astros. Si esto fuera así, hoy el Anticristo tendría 28 años, y siguiendo con su objetivo de imitar a Jesús faltaría poco para su manifestación al mundo, la cual realizaría a la misma edad en la que Jesús comenzó su ministerio público.
Cinco años después de la conjugación de los astros, se cumplía el segundo paso real para el advenimiento del futuro príncipe. La primera semana de 1967, la antigua ciudad de Jerusalén volvía a pertenecer al Estado de Israel. Era la primera vez que dicha ciudad estaba en manos de un Israel independiente, desde el año 597 a.C. El tercer paso, según los expertos, es la reconstrucción del templo de Jerusalén, destruido en el año 70 d.C., va que el Anticristo según la profecía (2 Tesalonicenses 2, 3-4) se sentará en dicho nuevo templo haciéndose pasar por Dios. Hasta el momento no se ha podido construir el templo, aunque intentos no han faltado, ya que en el terreno donde se ha de construir está colocada la Cúpula de la Roca, una mezquita musulmana. Y según la tradición escrita y religiosa, o se construye en dicho terreno (donde estuvieron los anteriores templos) o no se construye. Algunos comentaristas, tanto judíos como cristianos, creen que un terremoto, algún terrorista, o algún proyectil acabará con dicha Cúpula (uno de los lugares santos del Islam), con lo que ya no habrá impedimento para la nueva reconstrucción del templo.
A unos cuantos miles de kilómetros de distancia de la ciudad de Jerusalén, 17 años después, en Montgomery, Alabama, se publica una increíble obra sobre el Anticristo y su número 666. La obra es "Cuando el dinero falla 666" de Mary Stewart Relfe, Ph. D., que trata de demostrar la aparición súbita del uso nacional e internacional del número 666 del Anticristo (Apocalipsis 13, 18), el cual identifica y caracteriza al último gobierno mundial. Un año después, en 1982, la misma autora publica "El Nuevo sistema monetario 666" cuyo objeto es el de tratar la identidad del consorcio que fomenta el uso global del 666 y trata de extender el número de usuarios de este número para incluir a jefes de estado, departamentos de gobiernos, órdenes religiosas y organizaciones mundiales. También el uso en código del número 666, en el Código Universal de Productos o "Código de rayas".
Poco a poco van apareciendo formas del número 666 en emblemas, etiquetas, logotipos, sellos, etc., lo que indica verdaderamente la realidad de un consorcio que fomenta el uso global del 666 Algunos claros ejemplos están en el logotipo de los 10th Asian Games de 1986 (celebrados en Seúl 20/9 al 5/10) en el que se ve perfectamente el 666 con el sol a su derecha (el sol representa el Oriente), o en el logotipo de los Juegos Olímpicos de 1988, también en Seúl, el cual surge de la proyección de la confrontación del símbolo oriental del yin-yang con los colores de la bandera de Corea, logrando una curiosa forma del 666 sobre los cinco anillos olímpicos.
Y la historia continúa. En el mes de agosto de 1990 en plena crisis del golfo Pérsico, el rabino Menahem Schneerson, líder espiritual del movimiento ultra ortodoxo Habbad, dice que "los judíos no tienen nada que temer de la crisis del Golfo", que según él, constituye tan sólo un prefacio a la venida del Mesías. Según Schneerson, este año habrá un enfrentamiento en el Golfo que sacudirá al mundo. Después vendrá el Mesías y anunciará que "ha llegado la hora de la salvación para el pueblo de Israel". ¿Vendrá el Mesías de Schneerson? ¿Será este Mesías, el falso Mesías (Anticristo) que según Juan Crisóstomo, Cirilo o Julián engañará al pueblo de Israel...?
Aparezca o no aparezca el Anticristo, lo cierto es que su historia continúa, historia que quizá sea la más extraña de todas las historias, ya que de hecho tratamos de alguien que aún ha de venir...
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