Los hijos del fotógrafo Agustí Centelles acaban de
iniciar una batería de reclamaciones por "el pirateo" de fotos de su padre, fallecido en 1985. Los primeros han sido los
Testigos de Jehová por la publicación en 1994 en la revista Atalaya de una de las imágenes icónicas de la Guerra
Civil: la mueca de espanto de una mujer ante el cadáver de su marido tras un bombardeo en Lleida en 1937. Los siguientes,
según anuncian los hermanos Sergi y Octavi Centelles, serán la Fundación Francisco Franco, Espasa Calpe y ediciones
Susaeta.
"La revista, con la fotografía, se reprodujo en millones de ejemplares y 115 idiomas. Y en aquella
época los derechos para difundir una fotografía como aquélla, sólo a nivel nacional, hubieran supuesto unas 500.000
pesetas", aseguran en el departamento jurídico del Archivo Centelles. Los Testigos de Jehová habían adquirido una copia
de la fotografía en el servicio de reprografía del antiguo Instituto Municipal de Historia de Barcelona por 6.000 pesetas. Los Centelles lo descubrieron alertados por un ex miembro de la organización religiosa. Jürgen Weyand, representante de los Testigos de Jehová, asegura que adquirieron la copia "de buena fe" y confía en que sus abogados puedan llegar a un acuerdo.
Sergi Centelles asegura que el albarán de compra "especificaba que se cedía la imagen pero nunca los
derechos de difusión". Y se queja del tratamiento de la fotografía: "Le cortaron un trozo, y ningún fotógrafo quiere
que le corten su foto. El autor de una obra tiene derechos". Los Centelles reclaman 60.000 euros por los derechos de
publicación de la imagen sólo a nivel nacional. Y han contactado con un bufete estadounidense de abogados para demandar
a la editora de la revista en Estados Unidos, donde también se imprimieron miles de copias.
"Vamos a reclamar también a Espasa Calpe, que ha reproducido fotografías de mi padre sin citarle
durante 50 años, a la Fundación Francisco Franco y a ediciones Susaeta. La obra de mi padre está siendo mal utilizada
para beneficios de empresas o entidades. Nosotros queremos decidir dónde se publican y con qué fines. Los derechos de
explotación siguen vigentes hasta finales de 2011", concluye Sergi Centelles.
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