Introducción
Preparado por Richard Milner y Vittorio Maestro, editores principales de la revista
Historia Natural
La idea de que la complejidad de un organismo es evidencia de la existencia de un diseñador cósmico
fue avanzada varios siglos antes del nacimiento de Charles Darwin. Su exponente más conocido fue el teólogo inglés
William Paley, creador de la famosa analogía del fabricante de relojes. Si encontramos un reloj de bolsillo en
un campo, escribió Paley en 1802, inmediatamente podemos inferir que fue producido no por procesos naturales actuando
ciegamente pero por un intelecto humano diseñador. De la misma manera, él razonó, el mundo natural contiene abundante
evidencia de un creador sobrenatural. El argumento por diseño, como es conocido, prevaleció como la explicación del mundo
natural hasta la publicación del Origen de las Especies en 1859. El peso de la evidencia que Darwin acumuló tan
pacientemente, convenció rápidamente a los científicos de que la evolución por selección natural explicaba mejor
la diversidad y la complejidad de la vida. "No puedo creer," escribió Darwin en 1868, "que una teoría falsa
pueda explicar tantas clases de hechos."
Sin embargo, en ciertos círculos, la oposición al concepto de la evolución ha persistido
hasta el presente. El
argumento del diseño ha
sido revivido
recientemente por un
número de académicos con
credenciales científicas,
los cuales mantienen que
su versión de la idea (a
diferencia de las ideas
de Paley) es apoyada
fuertemente por la
microbiología y por las
matemáticas. Estos
antievolucionistas se
diferencian de los
creacionistas
fundamentalistas en que
ellos aceptan que
algunas especies sí
cambian (pero no mucho)
y que la edad de la
Tierra es mucho más de
6,000 años. Sin embargo,
al igual que sus
predecesores, ellos
rechazan la idea de que
la evolución da cuenta
de la multitud de
especies que vemos hoy
en día. También buscan
colocar su concepto (conocido
como diseño inteligente)
dentro del curriculum de
ciencias de las escuelas.
La mayoría de los
biólogos han concluido
que los proponentes del
diseño inteligente
muestran o ignorancia o
un mal entendimiento de
la ciencia evolucionaria.
A pesar de esto, sus
propuestas están siendo
escuchadas en varios
círculos políticos y
educativos y actualmente
son el objeto de un
debate dentro de la
Junta de Educación del
estado de Ohio. A pesar
de que la revista Historia Natural no presenta o analiza a
fondo en las páginas que
siguen el fenómeno del
diseño inteligente, aquí
ofrecemos para la
información de los
lectores varias
opiniones cortas por
tres proponentes
principales de la teoría,
conjuntamente con tres
respuestas. La sección
concluye con una
revisión del movimiento
del diseño inteligente
escrita por una filósofa
e historiadora cultural
quien ha monitoreado su
historia por más de una
década.
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Declaración sobre el
Diseño Inteligente
El Reto de la
Complejidad Irreducible
Cada célula viviente
contiene muchas máquinas
moleculares
ultrasofisticadas.
Por Michael J. Behe
Los científicos usan el
término "caja negra"
para referirse a un
sistema del cual se
desconoce su
funcionamiento. Para
Charles Darwin y sus
contemporáneos, la
célula viva era una caja
negra, pues su mecánica
fundamental era
totalmente desconocida.
Ahora sabemos que, muy
lejos de estar formada
por un tipo simple de
protoplasma uniforme (como
creían muchos de los
científicos del Siglo
XIX) cada célula viva
contiene muchas máquinas
moleculares
ultrasofisticadas.
¿Cómo podemos decidir si
la selección natural
Darwiniana puede dar
cuenta a la increíble
complejidad que existe a
nivel molecular? El
mismo Darwin definió el
estándar cuando
reconoció que "Si se
pudiera demostrar que ha
existido algún órgano
complejo que no fue
formado por numerosos y
sucesivos cambios
pequeños, mi teoría se
desmoronaría por
completo."
Algunos sistemas parecen
ser muy difíciles de
formar por
modificaciones sucesivas.
Yo llamo a estos
sistemas
irreduciblemente
complejos. Un ejemplo
cotidiano de un sistema
irreduciblemente
complejo es la humilde
trampa para ratones.
Ella consiste de (1) una
plataforma o base de
madera; (2) un martillo
de metal, el cual
aplasta al ratón; (3) un
resorte con los extremos
extendidos, el cual
propulsa al martillo;
(4) un gatillo que
suelta al resorte; y (5)
una barra de metal que
conecta al gatillo y que
sostiene armado al
martillo. Uno no puede
atrapar a un ratón con
solo una plataforma,
añadir después un
resorte y atrapar a unos
cuantos ratones más,
después añadir la barra
de metal y atrapar otros
cuantos más. Todas las
piezas deben estar un
sus lugares antes de
poder cazar a un ratón.
Los sistemas
irreduciblemente
complejos no parecen ser
buenos candidatos a
haber sido producidos
por numerosos y
sucesivos cambios
pequeños de sistemas
predecesores, porque
cualquier precursor al
cual le faltara una
pieza crucial no hubiera
podido funcionar. La
selección natural solo
puede escoger entre
sistemas que ya están
funcionando, por lo que
la existencia en la
naturaleza de sistemas
biológicos
irreduciblemente
complejos representa un
poderoso reto a la
teoría Darwiniana.
Podemos observar con
frecuencia estos
sistemas en los
organelos de las células,
en los cuales la
remoción de un elemento
causaría que el sistema
completo dejara de
funcionar. El flagelo de
las bacterias es un buen
ejemplo. Ellos son como
motores fuera de borda
que las células
bacterianas usan para su
autopropulsión. Tienen
una hélice larga, como
un látigo, que es girada
por un motor molecular.
La hélice está unida al
motor por una junta
universal. El motor está
sostenido por proteínas
que actúan como una base
de estabilización. Otras
proteínas actúan como
cojinetes que permiten
al eje penetrar la
membrana bacteriana.
Hacen falta docenas de
proteínas para que
obtener un flagelo
operativo. En la
ausencia casi cualquiera
de ellas, el flagelo no
funciona o no puede ser
construido por la célula.
Otro ejemplo de
complejidad irreducible
es el sistema que
permite que las
proteínas lleguen a los
compartimentos
subcelulares apropiados.
En la célula eucariótica
existe un cierto número
de lugares donde ocurren
labores especializadas,
tales como la digestión
de nutrientes y la
excreción de productos
de desecho. Las
proteínas son
sintetizadas afuera de
estos compartimentos y
pueden llegar a sus
destinos apropiados solo
con la ayuda de químicos
"señaladores" que
prenden y apagan a otras
reacciones en los
momentos apropiados.
Este flujo constante y
regulado dentro de la
célula corresponde a
otro asombroso sistema
complejo e irreducible.
Todas las partes deben
funcionar
sincronizadamente o el
sistema se colapsa. Otro
sistema más es el
exquisitamente
coordinado mecanismo que
causa la coagulación de
la sangre.
Los libros de texto y
los artículos
científicos en
bioquímica describen los
mecanismos de algunas de
las máquinas moleculares
vivas que existen dentro
de nuestras células,
pero ofrecen muy poca
información sobre cómo
evolucionaron estos
sistemas por selección
natural. Muchos
científicos admiten
francamente su
desconcierto acerca de
cómo han podido
originarse, pero
rechazan entretener la
hipótesis obvia: que
quizás las máquinas
moleculares parecen ser
diseñadas porque en
realidad son diseñadas.
Yo tengo esperanza de
que la comunidad
científica eventualmente
admita la posibilidad
del diseño inteligente,
aún cuando esta
aceptación sea discreta
y callada. Mi razón para
ser optimista es el
avance mismo de la
ciencia, la cual
descubre cada día nuevas
complejidades en la
naturaleza, las cuales
son razones frescas para
reconocer el diseño
inherente en la vida y
en el universo.
Respuesta de la
evolución a Michael J.
Behe
El Defecto en la
Trampa de Ratones
El diseño inteligente
falla el examen de la
bioquímica.
Por Kenneth R. Miller
Para poder entender
porqué la comunidad
científica no está muy
impresionada por los
intentos de resucitar el
llamado argumento del
diseño, uno no tiene que
ver más allá que el
mismo ensayo de Michael
J Behe. Él afirma que
los sistemas bioquímicos
complejos no pueden
haber sido producidos
por la evolución porque
poseen una cualidad que
él llama complejidad
irreducible. Al igual
que con las trampas de
ratones, estos sistemas
no pueden funcionar a
menos que cada una de
sus partes se encuentre
en el lugar apropiado.
Dado que "la selección
natural solo puede
escoger entre sistemas
que ya están funcionando"
no existe ninguna forma
por la cual los
mecanismos Darwinianos
pueden haber producido
los sistemas complejos
que se encuentran en las
células vivientes. Y si
estos sistemas no pueden
haber evolucionado,
ellos han debido ser
diseñados. Esa es la
totalidad de la "evidencia"
bioquímica para el
diseño inteligente.
Irónicamente, el ejemplo
del mismo Behe, la
trampa de ratones,
muestra porqué está
equivocada esta idea.
Elimina dos de las
partes (el gatillo y la
barra de metal) y puede
que no tengas una trampa
de ratones pero tienes
una máquina de tres
partes que hace un clip
de corbata o un clip de
papel perfectamente
funcional. Quita el
resorte y tienes un
llavero de dos partes.
El gatillo de algunas
trampas puede ser usado
como un anzuelo y la
base de madera como un
pisapapeles;
aplicaciones útiles de
las demás partes
incluyen una gran
variedad de cosas como
mondadientes,
cascanueces y tablillas
sujetapapeles. El punto,
entendido desde hace
mucho tiempo por la
ciencia, es que pedazos
y piezas de las máquinas
supuestamente
irreduciblemente
complejas pueden haber
tenido diferentes (pero
aún útiles) funciones.
La contención de Behe de
que todas y cada una de
las piezas de una
máquina, mecánicas o
bioquímicas, deben estar
ensambladas en su forma
final antes de que algo
útil pueda emerger, es
simplemente falsa. La
evolución produce
máquinas bioquímicas
complejas por medio de
copiar, modificar y
combinar proteínas
previamente usadas para
otras funciones. ¿Quiere
ejemplos? Los sistemas
en el ensayo de Behe nos
sirven muy bien.
Él escribe que la
ausencia de "casi
cualquiera" de sus
partes hace que el
flagelo bacteriano "no
funcione." Pero, ¿adivine
qué? Un pequeño grupo de
proteínas del flagelo sí
funciona sin el resto de
la máquina. Es usado por
muchas bacterias como un
dispositivo para
inyectar venenos a otras
células. A pesar de que
la función llevada a
cabo por esta parte
pequeña es diferente
cuando trabaja sola, aún
así puede ser
influenciada por la
selección natural.
Las proteínas clave que
aglutinan la sangre
siguen este patrón
también. Ellas son, en
realidad, versiones
modificadas de proteínas
que son usadas por el
sistema digestivo. El
elegante trabajo de
Russell Doolittle ha
mostrado como la
evolución duplicó,
reasignó y modificó a
estas proteínas para
producir el sistema de
coagulación de la sangre
en los vertebrados.
Y Behe puede levantar
las manos y decir que él
no puede imaginarse como
los componentes que
mueven las proteínas
entre los compartimentos
intracelulares pueden
haber evolucionado, pero
los científicos que
trabajan con estos
sistemas están
completamente en
desacuerdo. En un
artículo de la revista
científica Cell (Célula)
en 1998, un grupo de
científicos del
Instituto
Sloan-Kettering liderado
por James Rothman,
describió la
extraordinaria
simplicidad y
uniformidad de estos
mecanismos. Ellos
también notaron que
estos mecanismos "sugieren
en una forma natural
como pudieron
evolucionar en primer
lugar los muchos y
diversos compartimentos
en las células
eucarióticas." Parece
entonces que los
investigadores activos
ven algo muy diferente
de lo que ve Behe en
estos sistemas. Ellos
ven a la evolución.
Si Behe desea sugerir
que las complejidades de
la naturaleza, la vida y
el universo revelan un
mundo de significado y
propósito consistente
con una inteligencia
divina, su punto es
filosófico, no
científico.
Incidentalmente, es un
punto de vista
filosófico que yo
comparto. Sin embargo,
para apoyar este punto
de vista, uno no debe
encontrar necesario
pretender que sabemos
menos de lo que
realmente sabemos sobre
la evolución de los
sistemas de vida. En el
análisis final, la
hipótesis bioquímica del
diseño inteligente
fracasa, no porque la
comunidad científica se
cierre a ella, sino por
la razón más básica de
todas: porque está
abrumadoramente
contradecida por la
evidencia científica.
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Declaración sobre el
Diseño Inteligente
Detectando el Diseño en
las Ciencias Naturales
La inteligencia deja
atrás una seña o
evidencia característica.
Por William A. Dembski
En la vida ordinaria,
las explicaciones que
invocan al azar, a la
necesidad o al diseño
cubren todas las
eventualidades. Sin
embargo, en las ciencias
naturales, una de estas
modalidades se considera
superflua. El diseño.
Desde la perspectiva de
las ciencias naturales,
el diseño, como la
acción de un agente
inteligente, no es una
fuerza creativa
fundamental en la
naturaleza. Al contrario,
las causas naturales
ciegas, caracterizadas
por el azar y la
necesidad y reguladas
por leyes sin romper,
son pensadas suficiente
para llevar a cabo toda
la creación de la
naturaleza. La teoría de
Darwin es un caso en
particular.
¿Pero cómo sabemos que
la naturaleza no
necesita ayuda de una
inteligencia diseñadora?
Con certeza, en las
ciencias especiales,
desde la forénsica a la
arqueología a la
Búsqueda de Inteligencia
Extraterrestre (SETI en
inglés), el apelar a una
inteligencia diseñadora
es indispensable. Es más,
dentro de estas ciencias
existen técnicas bien
desarrolladas para
identificar la
inteligencia. Esencial
para estas técnicas es
la habilidad de eliminar
al azar y a la necesidad.
Por ejemplo, ¿cómo puede
la radioastrónoma en la
película Contacto (protagonizada
por Jodie Foster y
basada en la novela del
mismo nombre por Carl
Sagan) inferir la
presencia de
inteligencia
extraterrestre en los
pulsos y pausas
provenientes del espacio
que ellos monitorean?
Los investigadores
analizan las señales por
medio de computadoras
que están programadas
para reconocer muchos
patrones predeterminados.
Las señales que no
encajan con estos
patrones pasar por el "tamiz"
y son clasificadas como
al azar. Después de años
recibiendo señales "azarosas"
que aparentemente no
significan nada, los
investigadores descubren
un patrón de pulsos y
pausas que corresponde a
la secuencia de todos
los números primos entre
2 y 101. Los números
primos, por supuesto,
son aquellos divisibles
solamente por si mismos
y por uno. Cuando una
secuencia comienza con
dos pulsos, luego una
pausa, 3 pulsos, luego
una pausa ... y continúa
hasta 101 pulsos, los
investigadores deben
inferir la presencia de
una inteligencia
extraterrestre.
He aquí el porqué. No
existe nada en las leyes
de la física que
requiere que las señales
de radio tomen una forma
u otra. La secuencia es
entonces contingente en
vez de necesaria. Además,
es una secuencia larga
y, por lo tanto,
compleja. Note que si la
secuencia carece de
complejidad, puede ser
fácilmente producida por
el azar. Finalmente, no
solo era compleja, pero
exhibía un patrón o
especificación dada
independientemente (no
solo era una secuencia
cualquiera de números,
pero una secuencia
matemáticamente
significativa: los
números primos).
La inteligencia deja
tras de sí una marca o
señal característica, la
cual yo llamo "complejidad
especificada." Un evento
exhibe complejidad
especificada si es
contingente y, por lo
tanto, no necesario; si
es complejo y, por lo
tanto, no fácilmente
repetible al azar; y si
es especificado en el
sentido de exhibir un
patrón dado
independientemente. Note
que la complejidad en el
sentido de la
improbabilidad no es
suficiente para eliminar
el azar. Tire una moneda
suficientes veces y será
testigo de un evento
altamente complejo o
improbable. Aún así,
usted no tendrá razón
alguna para no
atribuirlo al azar.
El punto importante
acerca de las
especificaciones es que
ellas deben ser dadas
objetivamente y no
impuestas a los eventos
después de los hechos.
Por ejemplo, si un
arquero dispara flechas
contra una pared y
nosotros después
pintamos los blancos
alrededor de ellas,
estamos imponiendo un
patrón después de los
hechos. Al contrario, si
se colocan blancos al
principio ("especificados")
y luego el arquero les
pega con exactitud,
sabemos que fue por
diseño.
En mi libro
La
Inferencia del Diseño,
yo argumento que la
complejidad especificada
detecta con certeza al
diseño. Sin embargo, en
ese libro me enfoco
principalmente en
ejemplos del ser humano
en vez de ejemplos de
las ciencias naturales.
La crítica principal a
este trabajo hasta la
fecha se refiere a si el
mecanismo Darwiniano de
la selección natural y
la variación al azar no
son, de hecho, capaces
de generar complejidad
especificada. Más
recientemente, en Sin Almuerzo Gratis, yo
muestro que los procesos
naturales no dirigidos
tales como el mecanismo
Darwiniano, son
incapaces de generar la
complejidad especificada
que existe en los
organismos biológicos.
De esto sigue que el
azar y la necesidad son
insuficientes para las
ciencias naturales y que
las ciencias naturales
deben dejar algo de
espacio para el diseño.
Respuesta de la
evolución a William A.
Dembski
El Teatro de la Ciencia
y el Misterio
El caso del agente
secreto.
Por Robert T. Pennock
William A. Dembski
afirma detectar "complejidad
especificada" en las
cosas vivientes y
argumenta que esto es
prueba de que las
especies han sido
diseñadas por un agente
inteligente. Una falla
de este argumento es que
él quiere definir el
diseño inteligente por
una negativa, es decir,
como algo que no es ni
al azar ni por necesidad.
Pero la definición es
amañada: la necesidad,
el azar y el diseño ni
son categorías
mutuamente exclusivas,
ni tampoco agotan las
posibilidades. Por ende,
uno no puede detectar a
un agente inteligente
por el proceso de
eliminación que él
sugiere. La ciencia
requiere evidencia
positiva. Esto es el
caso cuando uno trata de
detectar la huella de la
inteligencia humana,
pero es especialmente
cierto cuando se analiza
la extraordinaria
declaración de que la
complejidad biológica es
diseñada
intencionalmente.
Sobre este tema, las
analogías del arquero y
del SETI de Dembski son
pistas falsas, pues
ellas dependen
tácitamente de un
entendimiento a priori
del intelecto humano y
de la motivación, así
como de procesos
causales relevantes. Una
inferencia de diseño
como aquella de la
película Contacto, por
ejemplo, dependería del
conocimiento previo
sobre la naturaleza de
las señales de radio y
de otros procesos
naturales, junto con
asumir que una secuencia
de números primos es el
tipo de patrón que otro
científico escogería
enviar como una señal.
Sin embargo, las
secuencias extrañas
encontradas en el ADN
son muy diferentes a las
series de números primos.
Dembski no tiene ninguna
forma de mostrar que los
patrones genéticos
fueron "montados a
priori" o "dados
independientemente."
Dembski ha sido
publicitado como "el
Isaac Newton de la
teoría de la información,"
y en sus escritos, los
cuales incluyen los
libros que él cita en
este ensayo, él insiste
que su "ley de la
conservación de la
información" prueba que
los procesos naturales
no pueden aumentar la
complejidad biológica.
Él no explica su caso
aquí y refutarlo tomaría
demasiado espacio. Sea
suficiente decir que
existe una conexión
entre la noción técnica
de la información y la
entropía, de tal manera
que el argumento de
Dembski se destila a una
reformulación de la
vieja declaración de los
creacionistas de que la
evolución viola a la
segunda ley de la
termodinámica.
Simplemente, esta ley
dice que en el universo
existe una tendencia a
la disminución de la
complejidad. Los
creacionistas se
preguntan entonces cómo
pueden los procesos
evolucionarios producir
formas de vida más
complejas a partir de
unas más primitivas.
Pero desde hace mucho
tiempo sabemos porqué
este tipo de argumento
falla: la segunda ley de
la termodinámica se
aplica a sistemas
cerrados y los sistemas
biológicos no son
cerrados.
En el proceso
evolucionario, un
aumento en la
complejidad biológica no
representa un "almuerzo
gratis". Este aumento
está comprado y pagado,
debido a que la
variación genética al
azar está sujeta a la
selección natural por el
ambiente, el cual ya
está estructurado. De
hecho, los
investigadores están
empezando a usar los
procesos Darwinianos,
implementados en
computadoras o in vitro,
para evolucionar
sistemas complejos y
para proveer soluciones
a los problemas de
diseño en formas tales
que están fuera del
poder de meros agentes
inteligentes.
Si de verdad pensáramos
que la información
genética es similar a
las señales en la
película Contacto, ¿no
deberíamos inferir que
fueron diseñadas por
extraterrestres? Los
teóricos del diseño
inteligente a veces
mencionan a los
extraterrestres como
posibles sospechosos,
pero la mayoría parece
tener sus ojos dirigidos
a un diseñador colocado
un poco más arriba en
los cielos. El problema
es que la ciencia
requiere un modelo
específico que pueda ser
probado o examinado. ¿Qué
fue exactamente lo que
hizo el diseñador y
cuándo lo hizo? Las
hipótesis nebulosas de
diseño de Dembski, aún
si las restringimos a
los procesos naturales,
proveen poquísimo
material que puede ser
examinado, y una vez que
los procesos
sobrenaturales se acuñan
al proceso, éste pierde
toda posibilidad de ser
examinado o probado.
Newton estuvo perplejo
por las órbitas
complejas de los
planetas. Él no pudo
pensar en una forma
natural para dar razón a
su orden y concluyó que
Dios debe estar
empujando suavemente a
los planetas para que el
sistema continuara
funcionando. (Quizás es
en este sentido que
Dembski es el Newton de
la teoría de la
información.) El origen
de las especies pareció
ser en un tiempo
igualmente misterioso,
pero Darwin siguió las
pistas encontradas en la
naturaleza para resolver
el misterio. Uno puede,
por supuesto, retener la
fe religiosa en un
diseñador capaz de
transcender los procesos
naturales, pero no hay
manera de poder recoger
sus huellas digitales.
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Declaración sobre el
Diseño Inteligente
Los Elusivos Iconos de
la Evolución
¿Qué nos dicen en
realidad los pinzones de
Darwin y las moscas de
la fruta penta-aladas?
Por Jonathan Wells
Charles Darwin escribió
en 1860 que "parece no haber más diseño en la
variabilidad de los
seres orgánicos y en la
acción de la selección
natural, que en el curso
que sigue el viento
cuando sopla." A pesar
de que muchas
características de los
organismos vivos parecen
ser diseñadas, la teoría
de Darwin expresó que
ellas fueron en realidad
el resultado de procesos
sin dirección, tales
como la selección
natural y la variación
al azar.
Sin embargo, las teorías
científicas deben
compaginar con la
evidencia. Dos ejemplos
de evidencia en favor de
la teoría de la
evolución de Darwin,
utilizadas tan
frecuentemente que yo
las he llamado "iconos
de la evolución," son los pinzones de Darwin y
la mosca de la fruta
penta-alada (de cuatro
alas), del género
Drosophila. Sin embargo,
me parece que ambos
casos muestran que la
teoría de Darwin no
puede dar cuenta de
todas las
características de los
seres vivos.
Los pinzones de Darwin
consisten de varias
especies en las Islas
Galápagos que difieren
principalmente en el
tamaño y la forma de sus
picos. Las diferencias
en los picos están
correlacionadas con lo
que las aves comen,
sugiriendo que varias
especies pueden haber
descendido de un
ancestro común por medio
de su adaptación a
diferentes comidas a
través de la selección
natural. En 1970, los
biólogos Peter y
Rosemary Grant fueron a
las Galápagos a observar
este proceso en el
campo.
En 1977, los Grant
observaron como una
sequía severa eliminó al
85% de una especie en
particular en una de las
islas. Los
sobrevivientes tenían,
como promedio, picos un
poco más largos que les
permitieron quebrar las
semillas más duras que
habían sobrevivido a la
sequía. Esto era la
selección natural en
acción. Los Grant
estimaron que veinte
episodios como éste
podrían incrementar el
tamaño de los picos lo
suficiente como para
crear una nueva especie.
Sin embargo, cuando
regresaron las lluvias,
el tamaño promedio de
los picos regresó a lo
normal. Desde ese
entonces, el tamaño de
los picos ha oscilado
alrededor de un promedio
a medida que el
suministro de alimentos
ha fluctuado con el
clima. No ha habido un
cambio neto y no han
emergido especies nuevas.
De hecho, puede estar
ocurriendo lo opuesto,
ya que varias especies
de pinzones de las
Galápagos parecen estar
uniéndose por
hibridación.
Los pinzones de Darwin y
muchos otros organismos,
proveen evidencia que la
selección natural puede
modificar a
características
existentes, pero solo en
especies establecidas.
Los criadores de
especies domésticas de
plantas y animales han
estado haciendo la misma
cosa por cientos de años
con la selección
artificial. Pero, ¿dónde
está la evidencia de que
la selección natural
produce nuevas
características en
nuevas especies?
Las nuevas
características
requieren nuevas
variaciones. En la
versión moderna de la
teoría de Darwin, esta
variación proviene de
las mutaciones en el ADN.
La mayoría de las
mutaciones en el ADN son
dañinas y por lo tanto
son eliminadas por la
selección natural. Sin
embargo, unas cuantas
tienen ventajas, como
por ejemplo, las
mutaciones que aumentan
la resistencia
antibiótica en bacterias
y la resistencia a los
pesticidas en plantas y
animales. La resistencia
a los antibióticos y a
los pesticidas son a
menudo citadas como
evidencia de que las
mutaciones en el ADN
proveen las materias
primas para la evolución,
pero ellas afectan solo
a procesos químicos. Los
cambios evolucionarios
mayores requerirían
mutaciones capaces de
producir también cambios
anatómicos ventajosos.
Normalmente, las moscas
de la fruta tienen dos
alas y dos "balancines," pequeñas estructuras
detrás de las alas que
les ayudan a
estabilizarse cuando
vuelan. En los años 70,
los geneticistas
descubrieron que una
combinación de tres
mutaciones en un gen
individual produce
moscas en las cuales los
balancines se
desarrollan como alas
aparentemente normales.
La mosca resultante, con
sus cuatro alas, a veces
es usada para ilustrar
como las mutaciones
pueden producir los
tipos de cambios
anatómicos que la teoría
de Darwin necesita.
Pero las alas extra no
son estructuras nuevas,
sino duplicaciones de
estructuras ya
existentes. Es más, las
alas extra no tienen
músculos y son, de hecho,
peor que inútiles. Las
moscas de la fruta con
cuatro alas están
severamente
incapacitadas, como un
pequeño aeroplano con
sus alas extra colgando
de su cola. Tal y como
es el caso con otras
mutaciones anatómicas
que se han estudiado
hasta ahora, estas
mutaciones en las moscas
no pueden proveer la
materia prima para la
evolución.
En ausencia de evidencia
de que la selección
natural y las
variaciones al azar
pueden dar cuenta de las
características
aparentemente diseñadas
que poseen los
organismos vivos, el
asunto entero del diseño
debe ser revisitado. Los
estudiantes deben
aprender lado a lado con
los argumentos de
Darwin, que el diseño
permanece como una
posibilidad.
Respuesta de la
evolución a Jonathan
Wells
La Naturaleza del Cambio
Los mecanismos
evolucionarios dan
comienzo a diferencias
estructurales básicas.
Por Eugenie C. Scott
Sin haber definido
"diseño,"
Wells afirma que "muchas
características de los
organismos vivos parecen
ser diseñadas." De allí
él contrasta a la
selección natural (no
dirigida) con el diseño
(dirigido),
aparentemente tratando
de retornar a la noción
pre-Darwiniana de que un
Diseñador es
directamente responsable
por la forma en que los
organismos encajan con
sus ambientes. Darwin
propuso una explicación
científica, no religiosa:
la forma en que los
organismos encajan con
sus ambientes es el
resultado de la
selección natural. Como
todas las explicaciones
científicas, él se basa
en la causalidad
natural.
Wells contiende que
"la
teoría de Darwin no
puede dar cuenta de
todas las
características de los
seres vivos." Sin
embargo, no tiene por
que darla. Hoy en día
los científicos explican
las características de
los seres vivos no solo
invocando a la selección
natural sino también a
una serie de procesos
biológicos que Darwin
desconocía, incluyendo
la transferencia de
genes, la simbiosis, el
rearreglo cromosómico, y
la acción de genes
reguladores. Al
contrario de lo que
Wells mantiene, la
teoría evolucionaria no
es inadecuada. Ella
encaja a la evidencia
muy bien.
Leyendo lo que escribe
Wells, uno puede no
darse cuenta de la
importancia de los
cuidadosos estudios de
los Grant, los cuales
demostraron a la
selección natural en
tiempo real. El hecho de
que la sequía terminó
antes de que los
científicos observaran
la emergencia de nuevas
especies es
particularmente
irrelevante; el tamaño
de los picos sí oscila a
corto plazo, pero dada
una tendencia a largo
plazo en el cambio
climático, un cambio
mayor en el tamaño
promedio puede esperarse.
Wells también sobrestima
la importancia de la
hibridación en los
pinzones; ésta es
extremadamente rara y
puede aún estar
contribuyendo a una
nueva especiación. Los
pinzones de las Islas
Galápagos continúan
siendo un ejemplo
magnífico del principio
de la radiación
adaptativa. Las varias
especies que difieren
morfológicamente ocupan
diferentes nichos. Las
explicaciones de Darwin
fueron que ellas
evolucionaron todas de
un ancestro común y los
análisis genéticos
proveen evidencia que lo
confirma.
Wells admite que la
selección natural puede
operar en una población
y correctamente apunta
hacia la genética para
dar cuenta del tipo de
variación que puede
llevar a "nuevas características en
nuevas especies." Pero
él afirma que las
mutaciones, tales como
aquellas que producen
las moscas con cuatro
alas, no producen el
tipo de cambio anatómico
necesario para cambios
evolucionarios mayores.
¿No puede él ver más
allá del ejemplo y ver
el principio? El hecho
de que la primera
demostración de un
mecanismo genético
poderoso terminó
produciendo una mosca
que no puede volar es
irrelevante. Edward
Lewis compartió un
Premio Nobel por el
descubrimiento de estos
genes, conocidos como el
complejo Ubx. Ellos
tiene una importancia
extraordinaria porque
los genes de este tipo
ayudan a explicar los
diferentes tipos de
planes corporales, los
cuales representan las
diferencias básicas
estructurales entre un
molusco y un mosquito,
entre una esponja y una
araña.
Los genes
Ubx son parte
de los genes HOX, los
cuales se encuentran en
animales tan diferentes
como esponjas, moscas de
la fruta y mamíferos.
Ellos encienden o apagan
a otros genes
involucrados en, entre
otras cosas, la
segmentación y la
producción de apéndices
tales como antenas,
patas y alas. Lo que
específicamente es
construido depende de
otros genes más tarde en
el proceso. Los diversos
planes corporales de los
artrópodos (insectos,
crustáceos, arácnidos)
son variaciones de los
temas de la segmentación
y de los apéndices,
variaciones que parecen
ser el resultado de
cambios en los genes HOX.
Investigaciones
recientes muestran que
los genes Ubx de las
moscas suprimen la
formación de patas en
los segmentos
abdominales, pero que
los genes Ubx de los
crustáceos no lo hacen.
Un pequeño cambio en el
Ubx resulta en una gran
diferencia en el plan
corporal.
Las mutaciones en estos
interruptores primarios
están involucradas en la
pérdida de las patas en
las culebras, en el
cambio de aletas
lobulares a manos, y en
el origen de las
mandíbulas en los
vertebrados. La
duplicación de los
segmentos iniciada por
los genes HOX permite la
experimentación
anatómica y la selección
natural cierne los
resultados. "Evo-Devo,"
el estudio de la
evolución y el
desarrollo, en un área
muy activa para la
investigación científica,
pero Wells implica que
todo lo que esto produce
son moscas de la fruta
lisiadas.
Wells argumenta que las
explicaciones naturales
son inadecuadas y, por
ende, que "los
estudiantes deben
aprender...que el diseño
permanece como una
posibilidad." Debido a
que en su lógica el
diseño implica a un
Diseñador, él está
recomendando de hecho
que la ciencia permita
la causalidad no
natural. En realidad,
tenemos explicaciones
sólidas con las que
trabajar, pero aún en el
caso de que no las
tuviéramos, la ciencia
solo tiene herramientas
para explicar las cosas
en términos de la
causalidad natural. Eso
es lo que hizo Darwin y
eso es lo que estamos
tratando de hacer hoy.
********************************
Perspectiva General
La Nueva Evolución del
Creacionismo
El diseño inteligente
trata sobre política y
religión, no sobre
ciencia.
Por Barbara Forrest
La infame decisión de
Agosto de 1999 por la
Junta de Educación del
Estado de Kansas de
eliminar las referencias
a la evolución de los
estándares de ciencia
fue fuertemente
influenciada por
proponentes de la teoría
del diseño inteligente.
A pesar de que William
A. Dembski, una de las
figuras más prominentes
del movimiento, afirma
que la "detectabilidad
empírica de causas
inteligentes le provee
al diseño inteligente el
puesto de teoría
científica completa,"
sus proponentes
invierten la mayor parte
de sus esfuerzos en
convencer a los
políticos y al público,
no a la comunidad
científica.
El movimiento del diseño
inteligente, arrancado
por el libro Darwin
on Trial (1991) de
Phillip E. Johnson, tomó
cuerpo en 1996 en el
Centro para la
Renovación de la Ciencia
y la Cultura (CRSC en
sus siglas en inglés),
auspiciado por el
Instituto del
Descubrimiento
(Discovery Institute),
un grupo de
investigación teórica de
Seattle. Johnson, un
profesor de leyes cuya
conversión religiosa
catalizó sus esfuerzos
antievolucionarios,
ensambló a un grupo de
apoyo el cual promueve
la teoría del diseño con
sus escritos,
financiados por becas
del SRSC. De acuerdo con
una de sus declaraciones
de misión anteriores, el
SRSC busca "nada menos
que derrocar al
materialismo y a sus
condenatorios legados
culturales."
Johnson se refiere a los
miembros del CRSC y a su
estrategia como la Cuña,
análogo a la cuña que
parte al tronco de leña.
Ellos quieren decir que
el diseño inteligente
liberará a la ciencia de
las garras del "naturalismo
ateístico." Los diez
años de historia de la
Cuña revelan sus
características más
sobresalientes: los
científicos de la Cuña
no poseen un programa de
investigación empírica
y, consecuentemente, no
han publicado ningún
dato en revistas
científicas arbitradas
(o en ninguna otra parte)
en apoyo a sus
afirmaciones sobre el
diseño inteligente. Lo
que sí tienen es un
programa agresivo de
relaciones públicas, el
cual incluye
conferencias que ellos o
sus seguidores organizan,
libros o artículos a
nivel popular,
reclutamiento de
estudiantes
universitarios a través
de charlas auspiciadas
por los grupos
religiosos de las
universidades, y el
cultivo de alianzas con
cristianos conservadores
y con figuras políticas
de influencia.
La Cuña busca "renovar"
a la cultura americana
por medio del
enraizamiento de las
instituciones sociales
más importantes en la
religión evangélica,
especialmente la
educación. En 1996
Johnson declaró: "Esto
en realidad no es, ni
nunca ha sido, un debate
sobre ciencia. Esto se
trata de religión y de
filosofía." De acuerdo a
Dembski, el diseño
inteligente "es
simplemente los Logos de
Evangelio de Lucas
traducidos al lenguaje
de la teoría de la
información." Los
estrategas de la Cuña
buscan unificar a los
cristianos a través de
la creencia compartida
en la "simple" creación,
buscando así, en las
palabras mismas de
Dembski, "triunfar sobre
el naturalismo y sus
consecuencias." Esto les
permite a los
proponentes del diseño
inteligente coexistir
bajo una carpa grande
con otros creacionistas
quienes explícitamente
basan sus creencias en
una interpretación
literal del Génesis.
"Como cristianos,"
escribe Dembski, "sabemos
que el naturalismo es
falso. La naturaleza no
es autosuficiente. ...
Sin embargo, ni la
teología ni la filosofía
pueden responder a la
pregunta evidencial de
si la interacción de
Dios con el mundo es
empíricamente
detectable. Para
responder a esta
pregunta debemos buscar
en la ciencia." Jonathan
Wells, un biólogo, y
Michael J. Behe, un
bioquímico, parecen ser
precisamente el tipo de
individuos del CRSC que
le pueden dar al diseño
inteligente su pasaje a
la credibilidad. Sin
embargo, ninguno de los
dos ha llevado a cabo
investigaciones para
analizar la teoría y
mucho menos producido
datos que den reto a las
masas de evidencia
acumulada por biólogos,
geólogos y otros
científicos
evolucionistas. Wells,
parcialmente
influenciado por Sun
Myung Moon, el líder de
la Iglesia de la
Unificación, ganó su
Ph.D. en estudios de
religión y en biología
específicamente "para
dedicar mi vida a
destruir el Darwinismo."
Behe ve como la pregunta
relevante si "la ciencia
puede proveer espacio
para la religión." En el
fondo, los proponentes
del diseño inteligente
no están motivados en
mejorar la ciencia sino
en transformarla en una
actividad teística que
apoye a la fe religiosa.
Los seguidores de la
Cuña están actualmente
tratando de insertar al
diseño inteligente en
los estándares de
ciencia en las escuelas
del Estado de Ohio a
través de la legislación
estatal. Anteriormente,
el CRSC dio publicidad a
su sitio web de ciencias
asegurándole a los
educadores que su
"curriculum Web puede
ser apropiado sin tener
que meterse en guerras
de adopción de libros de
texto," en efecto
promoviendo a los
educadores a saltarse
los procedimientos
normales. Anticipando un
caso prueba, la Cuña
publicó en la revista
legal Utah Law Review,
una estrategia legal
para ganar sanción
judicial. Recientemente,
el grupo casi tuvo éxito
en insertar a nivel
federal en el Acta "Ningún
Niño Dejado Atrás" del
año 2001 un "sentido del
Senado" que apoyaba la
enseñanza del diseño
inteligente. Entonces,
el movimiento sigue
avanzando, pero sus
tácticas no son un
substituto para la
ciencia verdadera.
© El Museo Americano de
Historia Natural, 2002.
Reimpreso con
autorización de la
revista Historia Natural
y con permiso de los
autores. Por favor ver
políticas de reimpresión.
Biografía de los autores:
Richard Milner y
Vittorio Maestro
son editores de la
revista Historia
Natural (Natural
History), la cual es
publicada por El Museo
Americano de Historia
Natural. El museo fue
creado en 1869 en la
ciudad de Nueva York,
EEUU. La revista fue
establecida en 1900.
http://www.naturalhistorymag.com
Michael J. Behe,
quien recibió su Ph.D.
en bioquímica de la
Universidad de
Pennsylvania en 1978, es
profesor de ciencias
biológicas en la
Universidad de Lehigh en
Pennsylvania. Sus
investigaciones
recientes se concentran
en el papel del diseño y
la selección natural en
la construcción de
proteínas estructurales.
Su libro La Caja
Negra de Darwin: El Reto
Bioquímico a la
Evolución se
encuentra disponible en
pasta blanda (Touchstone
Books, 1998)
http://www.lehigh.edu/%7einbios/faculty/behe.html
Kenneth R. Miller
es profesor de biología
de la Universidad de
Brown. Sus trabajos de
investigación en la
estructura y función de
la membrana celular han
sido publicados en tales
revistas científicas
como Nature,
Cell y el Journal
of Cell Biology.
Miller es coautor de
varios libros de texto
ampliamente utilizados a
nivel de colegio y de
universidad. En 1999
publicó Buscando al
Dios de Darwin: La
Búsqueda por un
Científico del Espacio
Común entre Dios y la
Evolución (Cliff
Street Books).
http://bms.brown.edu/faculty/m/kmiller/
William A Dembski,
quien tiene un Ph.D. en
matemáticas y filosofía,
es profesor asociado de
investigación en la
Universidad de Baylor y
Senior Fellow del
Discovery Institute en
Seattle. Sus libros
incluyen: La
Inferencia del Diseño:
Eliminando el Azar a
Través de Pequeñas
Probabilidades
(Cambridge University
Press, 1998) y Sin
Almuerzo Gratis: Por Qué
la Complejidad
Especificada No Puede
Ser Obtenida Sin
Inteligencia (Rowman
& Littlefield, 2001).
http://www.designinference.com/
Robert T. Pennock
es profesor asociado en
estudios de ciencias y
tecnología y profesor
asociado en filosofía en
la Escuela Lyman Briggs
y en el Departamento de
Filosofía de la
Universidad Estatal de
Michigan. Él es autor de
Torre de Babel: La
Evidencia en Contra del
Nuevo Creacionismo
(MIT Press, 1999) y
editor de
Creacionismo por Diseño
Inteligente y sus
Críticas: Perspectivas
Filosóficas, Teológicas
y Científicas (MIT
Press, 2001).
http://www.msu.edu/~pennock5/
Jonathan Wells
recibió dos doctorados,
uno en biología celular
y molecular de la
Universidad de
California en Berkeley y
uno en estudios de
religión de la
Universidad de Yale. Ha
trabajado como
investigador
postdoctoral en biología
en la Universidad de
California en Berkeley y
ha enseñado biología en
la Universidad Estatal
de California en
Hayward. Wells es
también el autor de
Íconos de la Evolución:
¿Ciencia o Mito? Por Qué
Mucho de lo que
Enseñamos Sobre la
Evolución está
Equivocado (Regnery
Publishing, 2000).
http://www.arn.org/wells/jwhome.htm
Eugenie C. Scott
posee un doctorado en
antropología física. En
1978, después de enseñar
antropología física por
quince años a nivel
universitario, aceptó el
cargo de director
ejecutivo del Centro
Nacional para la
Educación en las
Ciencias. Ella es
también presidente de la
Asociación Americana de
Antropólogos Físicos.
http://en.wikipedia.org/wiki/Eugenie_Scott
Barbara Forrest
es profesor asociado de
filosofía en la
Universidad de
Southwestern Louisiana.
Ella recibió su
doctorado de la
Universidad de Tulane.
Entre sus publicaciones
académicas recientes se
encuentran "La
Posibilidad de
Significado en la
Evolución humana," en
Zygon: Journal of
Religion and Science,
Diciembre 2000.