Ha
circulado en la red desde hace ya bastante tiempo, hospedado en general por
sitios de apologética cristiana de particular oposición a la Iglesia Católica,
un supuesto discurso que habría pronunciado en las sesiones del Concilio
Vaticano I el obispo croata Josip Juraj Strossmayer. Al leer este
discurso por primera vez me sorprendió que un obispo dijera semejantes cosas en
un concilio universal: en efecto, el discurso está plagado de errores,
disparates históricos, verdades a medias, omisiones garrafales, cosas todas que
no se esperan de alguien que haya estudiado un poco de teología, historia o
patrología. Al momento no me interesé más del asunto: finalmente, las herejías
han aparecido hace ya dos mil años; todos podemos volvernos locos, o
convencernos que dos más dos son cinco: esa es la condición humana. Este
Strossmayer habría caído en el error, y basta. ¿Acaso en un concilio todos
tienen que estar de acuerdo? Sin duda que en la historia de los concilios
(comenzando por el de Jerusalén - Hechos 15) más de uno opinó en contra de lo
que luego se definiría: de eso se trata, de hablar sobre temas debatidos, no
sobre lo que nadie duda (así comenzaron TODOS los concilios, incluso Hechos 15).
Pasando algunos años, distintos factores hicieron que volviera a mis manos el
"famoso discurso". Esta vez ya no lo pude creer: "ese discurso es una sarta de
estupideces, ningún obispo por muy hereje que sea hubiese escrito y pronunciado
algo así, los herejes son más cuerdos que ese Strossmayer", pensé. Me vino la
duda: "¿y si ese discurso es un invento...?" A engrosar las dudas ayudó el
aporte un querido amigo de España, L.F.P, ex cristiano evangélico. Este amigo me
aseguró que, en realidad, ese discurso nunca existió. De modo que, aprovechando
me encuentro cerca de las bibliotecas más grandes del cristianismo, decidí
dedicar algún tiempo a la búsqueda del "famoso" discurso de Strossmayer, y
de cualquier material que sirviera para esclarecer la verdad histórica. A
priori, porque uno confía en la buena voluntad e intenciones de la gente
(máxime cristiana), aceptaba yo "el hecho" de tal discurso según lo publican los
dichos sitios. Lo que encontré fue una gratísima sorpresa: no sólo el Obispo
Strossmayer no fue ningún violento hereje, sino que se trata de un gran hombre
de Iglesia, un luchador incansable por la unidad de los cristianos, un gigante
de la cultura eslava, un genio político, un padre para su pueblo y un
precursor del Concilio Vaticano II. De modo que aprovecho este espacio para
aportar un grano de arena en el deber de limpiar un poco su nombre. Que desde la
gloria se acuerde de nosotros con poderosa intercesión.
PRIMERA CONCLUSIÓN: El dicho discurso no existe,
es un fraude perpetrado por José Agustín de Escudero. En las actas
del Concilio (ver abajo, hay varias versiones) están todos los discursos que el
obispo croata pronunció durante todas las asambleas conciliares (están todos los
discursos que pronunciaron TODOS los obispos). Mons. Strossmayer pronunció CINCO
discursos, y estos en los días 30/12/69, 7/2/70, 24/2/70, 22/3/70 y 2/6/70; de
estos discursos ninguno coincide NI REMOTAMENTE con el supuesto "famoso
discurso". Es decir, ese discurso no fue dicho en el Concilio Vaticano I por
Strossmayer.
La
única "fuente" que se suele dar para justificar la autenticidad de discurso (ver
dichos sitios) sería un artículo de la "The Catholic Encyclopedia" sobre
Strossmayer (se puede ver este artículo en
http://www.newadvent.org/cathen/14316a.htm). Digamos sobre esto dos cosas:
a) "The Catholic
Encyclopedia" no es una fuente, sino un artículo, que se supone
sintetiza un trabajo que alguien hizo sobre las "fuentes". "Fuente" es donde uno
puede ir a leer el supuesto discurso de primera mano o en obras que reportan los
documentos originales.
b) En realidad este
artículo de la enciclopedia no dice que el Obispo Strossmayer haya
pronunciado ese "famoso" discurso, sino que "un discurso que pronunció
defendiendo al protestantismo causó sensación" (véase en la síntesis de los
discursos,
el discurso del 22 de Marzo 1870 para ver
en qué modo "defendió al protestantismo"; también ver en la bibliografía lo que
trae R. Aubert sobre ese mismo discurso y el del 2 de Junio) y que luego "se le
atribuyó otro", que sería (tal vez, porque no se menciona la fecha) el "famoso",
sin notar lo que la misma enciclopedia advierte, a saber, que "se le
atribuye" ese discurso, pero que
"se piensa que el falsificador fue el ex (monje) agustino, mexicano, de
nombre Dr. José Agustín de Escudero".
c)
La misma enciclopedia, en el artículo sobre el Concilio Vaticano I, dice:
el discurso conciliar publicado bajo el nombre del obispo Strossmayer es una
falsificación hecha por el monje agustino apóstata, de México, José
Agustín de Escudero, que por entonces estaba en Italia (cf. Granderath-Kirch III,
189).
Hemos efectivamente consultado
la fundamental obra de los historiadores Granderath-Kirch, y en esa misma página
encontramos la siguiente nota, que traducimos entera por su importancia sobre
este "monje agustino apóstata", verdadero autor de este calumnioso escrito. Dice
Granderath:
[…] Luego, en 1871, apareció un fragmento de
literatura pretendiendo ser parte de un discurso que el Obispo Strossmayer
diera en el Concilio el 2 de Junio de 1870. Este discurso es ficticio de
principio a fin. Está repleto de herejías y niega, no solamente la
infalibilidad papal sino también la primacía del Pontífice.
Msgr. Strossmayer y todos los otros
miembros del Concilio declararon una y otra vez de que este discurso atribuido
a Msgr. Strossmayer era una falsificación pero eso no impidió que continuara
circulando.
En Inglaterra y en América se
ha seguido distribuyendo y desde América, en 1890, llega en varias revistas
protestantes alemanas. Estas se retractaron cuando los colaboradores de Msgr.
Strossmayer protestaron contra tal libelo. Sin embargo en 1981 el discurso
resurgió nuevamente como uno de los panfletos que la Liga Evangélica titulado:"Hier
stehe ich. - Ich kann auch anders. Aus dem Leben eines römisch-katholischen
Bischofs" – Por el Dr. R. Krone á Messkirch (“Aquí Me Planto – No Puedo
Actuar de Otra Manera – de la vida de un Obispo Católico Romano").
Pruebas fehacientes de la
falsedad del discurso no detuvieron ni al autor ni al editor, D. L. Witte á
Pforta, de seguir difundiendo el libelo; de tal manera que se solicitó
la publicación de todos los discursos del Concilio. Por supuesto la
publicación de los discursos no fue debida a las falsedades previamente
publicadas. Aún así yo, [Granderath], he leído todos los discursos del
Concilio y testifico que Mnsgr. Strossmayer nunca pronunció el discurso que la
Liga Evangélica difundiera, ni el 2 de Junio ni en ningún otro día del
Concilio.
En 1876 el Obispo Strossmayer
fue informado de la autoría original de la falsificación por medio de la
siguiente carta, cuya copia está adjunta al Apéndice de las Actas del Concilio
(Acta etc. IV b, 649 ss.):
“Buenos Aires, 18 de
Agosto de 1876. Monseñor: Permitid que me dirija a Su excelencia para enviaros
adjunta al pie, una edición de “América del Sud” que se publicó aquí.
Contiene, bajo el título “La Verdad en el Vaticano” la confesión de un hombre
que os ha hecho un grave daño y quien, oportunamente, publicara un discurso
bajo vuestro nombre en el Vaticano y que ciertos protestantes han hecho
circular aquí. Al final este hombre reconoce ser el autor y de tal modo
remedia al menos algunos de los problemas causados.
Aunque no cultivo ninguna
relación con el autor, sin embargo me consta desea que su retractación se haga
conocer en Europa. El Dr. José Agustín de Escudero es mexicano y fue alguna
vez un agustino que dejó su orden en malos términos. Emprendió viaje por
España y Francia. Al tiempo del Concilio también estuvo en Italia. Se hizo
protestante, masón, “carbonaro”, predicador y hasta se ha hecho pasar por
obispo protestante causando problemas en Brasil y Montevideo. Aquí en Buenos
Aires se ha reconciliado nuevamente con la Iglesia y se ha casado luego de que
sus votos sacerdotales fueran anulados en Roma [?] Al tiempo de la
retractación citada arriba, era colaborador de “América del Sud”, del cual
ahora es editor. Si su conversión es genuina, sólo Dios sabe. Yo, lo dudo. Si
Vuestra Gracia Episcopal desea más información, me pongo a su disposición
haciéndole saber mi domicilio:
Sr. D. Pedro Stollenwerk,
Misionero Lazarista, Buenos Aires. Calle Libertad, Hospital Francés.
Requiriendo su bendición
episcopal queda suyo etc….”
“Jos. Wallinger, Secretario Episcopal, da
fe de que es copia del original. Djakovo, 30 de Diciembre de 1876.”
|
Esta nota está tomada de la
edición francesa de la monumental historia del Concilio (ver en la bibliografía
más abajo) p. 189,
nota. Puede ver
aquí las fotografías con la nota en cuestión.
Para tener una idea de la superficialidad con que se tratan estos temas en
algunos de estos sitios donde aparece el discurso, en algunos de ellos se lee:
Corresponde a la Iglesia Católica Romana probar que Strossmayer no habló en el
Primer Concilio Vaticano y que no habló contra la infalibilidad del papa. Sin
embargo, la historia es explícita, tanto por su propia enciclopedia, que es
perfectamente clara y explícita en dicho asunto, como por testimonios coetáneos.
Por otra parte, sería deseable que la Iglesia de Roma diera a luz todos los
documentos de ese controvertido Concilio.
Estos son textos traducidos de sitios en inglés, donde TODOS dicen lo mismo.
Volveremos sobre este párrafo al final.
Se dice, al presentar el "discurso":
La
Iglesia Católica Romana no aprecia el discurso que el obispo Strossmayer
pronunció en el Primer Concilio Vaticano en 1870, cuando la infalibilidad papal
se promulgó como dogma oficial. En realidad, hay autoridades católicas romanas y
algunos apologistas que niegan su autenticidad. ¿Por qué? Porque socava la
primacía de Pedro como la Roca del fundamento del papado.
Como nos consideramos entre los dichos "apologistas" que negamos la autenticidad
del discurso no hemos puesto en campaña para verificar la veracidad del mismo, y
nuestra respuesta es clara y definitiva: el discurso
no existe. Si hay alguien que tiene que probar algo, en realidad, es
el que dice que ese "algo" existe. Las pruebas que aportamos aquí y en la
bibliografía (y en el trabajo de Ivan Tomas) son determinantes: ese discurso es
FALSO.
Ahora bien, que Strossmayer haya hablado contra la oportunidad de la
declaración del dogma, no cabe ninguna duda estudiando los discursos.
Pero esto no asusta a ningún católico: Que en un concilio haya opiniones de la
minoría que sean distintas de la opinión de la mayoría y de la eventual
declaración de un dogma, eso no conlleva ninguna dificultad de ningún
tipo. En ese sentido no fue sólo Strossmayer a hablar contra la oportunidad
de definir el dogma (más que contra el dogma mismo, y por motivos sobretodo
ecuménicos, como aparece en el artículo de Ivan Tomas). De lo que aquí se trata
no es de la infalibilidad, sino
si Strossmayer pronunció ese discurso, o si el supuesto discurso es una gran
mentira.
Puede ver aquí
la introducción del discurso del 22 de Marzo (el
más borrascoso) y la introducción al discurso del 2 de
Junio, en la colección de Mansi (foto nuestra).
SEGUNDA
CONCLUSIÓN:
Strossmayer
nació, vivió y murió como un ferviente católico. Esta es la parte más
gratificante de nuestra pequeña investigación: encontrar un hombre del talante
de Strossmayer, católico, hombre de acción, apasionado por la unidad de los
cristianos. Antes y DESPUÉS del Concilio recibió los honores del papa Pio IX
(promotor y ejecutor del Concilio) y Leon XIII, quién lo defendió a capa y
espada contra el emperador austriaco de turno (1888); en 1893, por ejemplo, el
Vaticano publicó el primer misal en lengua glagolítica (el idioma inventado por
los santos Cirilo y Metodio, de donde proviene la escritura de todas las lenguas
eslavas) a instancias de Strossmayer. Y como estos, muchísimos otros
datos sobre la catolicidad y celo apostólico de Strossmayer, que no viene al
caso exponer aquí.
TERCERA
CONCLUSIÓN:
Strossmayer pronunció CINCO discursos, NINGUNO atacando la infalibilidad del
papa. Lo que él pretendía, básicamente, era lo siguiente: no dejar
el oficio del obispo en la sombra, hacer que la infalibilidad de la iglesia
recaiga
también en todos los obispos, junto al papa, y sobretodo no declarar un
dogma que, según él, alejaría a los Ortodoxos del camino de la unidad (y
a los protestantes, por supuesto), camino que él había preparado con años de
contactos con la iglesia Ortodoxa en Croacia y Rusia, especialmente. Esos eran
los problemas de Strossmayer, esa era su opinión ante la eventualidad de la
declaración del dogma. Si alguno lo duda, que nos diga en qué discurso
dice lo que dicen que dijo (ese discurso "famoso", como vimos, es fantasma), y
vamos a consultarlo y le mandamos el texto latino del discurso con su respectiva
traducción.
CUARTA
CONCLUSIÓN:
Strossmayer aceptó las declaraciones del Concilio. Que le haya
costado enormemente aceptarlo, o que durante el Concilio haya hecho todo
lo posible para que no se diera la declaración del dogma, o que después del
Concilio, privadamente y a sus amigos, manifestaba su rechazo no quita que, como
pastor católico que era, haya aceptado lo que la Iglesia había decidido. De
hecho Strossmayer no se unió con los "viejos católicos", que es el cisma
de proporciones muy menores surgido después del Concilio por no aceptar la
infalibilidad papal, con lo bien que le hubiera ido allí, pues tenía entre ellos
mucha autoridad. Strossmayer hizo publicar en su diócesis los decretos del
Concilio (hay dudas hoy en día sobre el entusiasmo que puso en este hecho
-cosa más que entendible- pero eso no cambia que, bajo su gobierno, se publicó
en su diócesis todo lo emanado del Concilio; al respecto, ver el trabajo de I.
Sivric que citamos en la bibliografía), y murió aceptando sin ningún "pero" las
doctrinas conciliares. Las dificultades pueden existir - y de hecho existen - en
la comprensión y aceptación de un dogma, como entre nosotros nadie está obligado
a estar convencido de la Trinidad, basta que
crea que es así porque Dios lo ha revelado, le cueste o no le cueste en
cuanto "ser pensante". Eso fue lo que hizo Strossmayer. Más detalles en la
bibliografía.
QUINTA
CONCLUSIÓN:
La mayor parte de sus puntos de vista, anticipados para
ese entonces, serían tomados en consideración en el Concilio Vaticano II
(1962-1965). Este fue un hombre visionario. Algunos puntos no
podrían sostenerse hoy, por tratarse de un dogma definido (¡no estaba definido
mientras discutían!), pero recordemos que se trata de un padre conciliar, que
expone en el aula lo que él piensa sobre temas que no todos aceptan. Luego, como
ya sabemos, aceptó toda la doctrina, conservándose en total comunión con la Sede
de Pedro. Además, uno de los puntos en que más insistía es en el lenguaje
que se debería usar con respecto a los no-católicos, cosa que para entonces era
una visión de futuro, más tarde plenamente aceptada en la Iglesia.
SEXTA
CONCLUSIÓN:
Era un fanático admirador del Concilio de Trento
y en más de una oportunidad lo puso como ejemplo de lo que debía ser el Concilio
actual, que ponía demasiadas restricciones a los obispos.
SÉPTIMA
CONCLUSIÓN:
Después del Concilio trabajó incansablemente
por la unión de los ortodoxos y protestantes con la Iglesia Católica.
* * *
En
realidad, el único punto que vale para lo que estamos hablando es la primera
conclusión, a saber,
el "famoso discurso" es fraudulento. ¿No
estamos presenciando con nuestros propios ojos cómo surgen las leyendas negras?
¿Cuántos creen hoy que ese discurso fue dicho por Strossmayer, gracias a la
"difusión" que le han dado los sitios "cristianos"? ¿Cuántos están dispuestos a
cambiar de idea, basados en los documentos aquí presentados?
Pues bien, el que quiera saber la verdad, la puede saber.
La
bibliografía consultada
1. Fuentes para las
intervenciones en el Concilio
-
COLLECTIO LACENSIS:
Acta et decreta sacrorum conciliorum recentiorum, VII, (Acta et decreta S.
Oecumenici Concilii Vaticani), Friburgo 1890. Una segunda
edición, 1892, agrega más detalles y documentos (Acta
et decreta S. Conc. Vaticani cum permultis aliis documentis ad concilium eiusque
historiam spectantibus, también en Friburgo; en esta edición los
documentos que nos interesan están en los Volumens 49 a 53).
-
I.D.M. MANSI: Sacrorum conciliorum nova et
amplissima collectio, Volumens 50, 51 y 52, a cura de I.B. Martin
y L. Petit, Paris 1911-1927. Esta es la colección más autoritativa. Aquí están
todos los discursos que fueron dichos en el aula conciliar (en latín el
99,9%); los discursos fueron registrados estenográficamente por varias
personas y luego publicados y archivados en los edificios vaticanos, de
donde estos historiadores escriben sus obras (colecciones, historias, ediciones
críticas, etc.). Esta es la fuente principal, aquí está lo que se dijo (¡O NO!)
en el aula conciliar. No son los discursos que los padres conciliares
escribieron, sino los que ellos de hecho pronunciaron, con señalación de
hora, circunstancias, personajes, intervenciones de los oyentes, todo.
Notemos que, paralelamente a las actas encontradas en estas obras (y en otras),
existen DIARIOS de algunos de los Padres
Conciliares, que escribían durante las sesiones. Estos diarios coinciden
con las actas al cien por cien en el tema que nos ocupa (los discursos de
Strossmayer). Hemos citado un diario más abajo, en la bibliografía, pero hay
varios más.
"The Catholic Encyclopedia", en la nota
sobre el Concilio (nota 1) trae este dato bibliográfico: "Archives of the
Vatican Council: All official papers relating to the preparations for the
Vatican Council, its proceedings, and the acceptance of its decrees, have been
preserved in the Vatican Palace, in two rooms which were set apart for them. The
speeches made at the general congregations exist in shorthand notes and
handwriting; in addition, Pius IX also arranged to have them printed. The first
four folio volumes were issued by the Vatican Press in 1875-8, the fifth and
final volume appeared in 1884. About a dozen copies of each volume are in the
archives."
2. Historias de la Iglesia consultadas
-
Histoire du Concile du Vatican, depuis sa premiére
annonce jusqu'a sa prorogation (una traducción del original en
alemán), de P. Th. Granderath, SJ, editada
por P. C. Kirch, SJ (1907-1913),
cinco volúmenes exclusivamente sobre el Concilio. Es la mejor obra sobre el
tema. Ver la nota que trascribimos más arriba sobre la veracidad del discurso.
-
Historia de la Iglesia, de Flichte-Martin,
Volumen XXIV, pp. 347-389 y 460. Toda la obra son treinta Volumens. Ninguna
mención del supuesto discurso, afirma lo mismo que los demás autores citados
sobre la actitud anti-infalibilista de Strossmayer y su posterior aceptación.
-
Manual de la Historia de la Iglesia, de Hubert Jedin,
Volumen VII, pp. 1004-1011, Barcelona (1978). Todo el "manual" son diez
Volumens. Allí se dice, por ejemplo:
"estuvieron indecisos algunos meses (Strossmayer y otros obispos de su misma
opinión), pero al fin ninguno de ellos recusó el asentimiento al nuevo dogma"
(p. 1011).
-
Storia della Chiesa,
de Roger Aubert, Volumen XXI, pp. 495-561,
Turín (1969). Toda la obra en italiano son veinticinco Volumens. Allí se dice,
por ejemplo (traducimos del italiano, lo que va entre paréntesis es nuestro):
En
cuanto a Strossmayer, que por mucho tiempo conservó relaciones muy cordiales con
Döllinger (un teólogo laico, que sería luego el el líder del cisma
"viejo-católico" contrario al dogma de la infalibilidad) y con otros teólogos
rebeldes al Concilio, no atacó nunca abiertamente al Concilio (si en
privado, como consta en la fotocopia de una carta a Dupanloup, donde se lamenta
que 'no puedo reconocer la legitimidad del Concilio ni la validez de sus
decisiones'), pero de todos modos esperó a diciembre de 1872 (dos años
después de la declaración del dogma) antes de aceptar abiertamente las
decisiones" (p. 557).
-
Historia de los Concilios Ecuménicos, de
Rogert Aubert (toda la obra son doce
volúmenes, uno totalmente dedicado al Concilio Vaticano I -volumen XII-),
Editorial ESET, España (1970). Transcribimos lo que Aubert (volumen XII, pp.
202-205) escribe sobre el discurso del 22 de Marzo, el más borrascoso de los
cinco que pronunció Strossmayer, y el más "parecido" al discurso espurio:
Las
congregaciones generales, interrumpidas desde hacía cuatro semanas, se abrieron
de nuevo el 18 de Marzo. Esta vez, aleccionados por la experiencia e
inspirándose en una sugerencia hecha en otro tiempo por Hefele en su proyecto de
reglamento, los responsables juzgaron oportuno, antes de conceder la palabra a
los Padres, el presentarles el esquema con un breve comentario en nombre de la
Comisión de la fe. Este método, que fue utilizado en adelante, constituía un
real progreso: esto orientaba la discusión y ha permitido además a los teólogos
de hoy descubrir la intención precisa que ha inspirado a los redactores del
texto. Mons. Simor fue encargado de esta presentación y la cumplió de forma
satisfactoria. Precisó entre otras cosas que, aunque modificado el tono
profesoral del esquema primero, se había sido conservado esencialmente en cuando
al fondo y que contenía por consiguiente la condenación de los mismos errores,
(1)
pues, aunque estos errores, en efecto, se enseñan en las universidades, como
varios lo habían hecho ya notar en sus intervenciones, se extendían también a
las masas y no podían dejar indiferentes a los pastores.
A tenor del nuevo reglamento, las observaciones recayeron en
primer lugar sobre el conjunto del esquema que según lo previsto no dio lugar a
críticas serias. El cardenal von Schwarzenberg hizo, sin embargo, observar que
aunque el nuevo texto era muy superior a los precedentes, se habría realizado un
progreso más claro si otros Padres distintos de los de la Comisión, hubiesen
sido admitidos a su reforma, lo cual le dio ocasión para lamentarse de la forma
como estaba organizado el trabajo conciliar. Evidentemente fue llamado al orden.
A partir de
la segunda sesión, el 22 de Marzo fue abordado el examen del prólogo. Su
discusión iba a dar lugar a un violento incidente. El último orador de la
jornada, Mons. Strossmayer, se lamentó de la manera poco irénica con la que se
había hablado de los protestantes y señaló la buena fe y el espíritu tan
cristiano de muchos de ellos; la asamblea comenzó a murmurar y dos de los
presidentes le interrumpieron, el cardenal De Angelis para decir que se podía
creer en la buena fe de las masas, pero no en la de los intelectuales, el
cardenal Capalti para observar que aquí se trataba del protestantismo y no de
los protestantes y que la forma de hablar del orador escandalizaba a “la mayor
parte de la asamblea”. Mons. Strossmayer, consumado polemista, aprovechó la
ocasión para lamentarse de la modificación del reglamento que adoptaba el
principio de la mayoría en lugar de la unanimidad moral. Capalti replicó
enseguida que se salía del tema y la asamblea protestó cada vez con más
estrépito : “¡Y estas son esas gentes que no quieren la infalibilidad del papa!
¿Es infalible ese?”. Y otros: “Ese es Lucifer. Anatema! Anatema!”. 0 también:
“Ese es otro Lutero. Que se le eche fuera!”. (2)
Granderath mismo estima que “se habría podido esperar de los obispos más calma y
dignidad” pero hace notar que esta fue la sesión más agitada del concilio y que
los polemistas, que han explotado el incidente, le presentan sin razón como
característica de las relaciones habituales entre la mayoría y la minoría. En lo
que se refiere al incidente mismo, hay que tener en cuenta que en esta época la
mayoría de los prelados meridionales, que constituían la mayor parte de la
asamblea, no se habían encontrado jamás con un protestante de carne y hueso ‑a
no ser algún propagandista más bien sectario‑ ni leído una obra protestante y
que sus nociones sobre la cuestión eran, en general, muy simplistas. El suceso
fue ciertamente muy comentado. En la reunión de la minoría francesa, durante la
tarde, Mons. Meignan, que pensaba tomar la palabra al día siguiente, anunció su
intención de desistir, ya que preveía que la minoría no podría manifestarse,
pero alguno de sus colaboradores le hizo observar, que por lamentable que
hubiese sido el incidente, había que reconocer que el orador se había apartado
un poco del tema y Mons. Dupanloup añadió que “él no pensaba que la protesta
hubiese reunido un número de adhesiones proporcionado al ruido ocasionado”.
Mons. Meignan tomó, pues, la palabra al día siguiente y, en un tono más
moderado, lamentó también, sin ser interrumpido, algunas expresiones
excesivamente duras utilizadas contra los protestantes; (3) pidió que a
propósito de los errores en materia exegética, la escuela mítica no fuese la
única considerada, sino que se considerase también la escuela crítica, mucho más
influyente en el momento actual (“es necesario que un concilio ecuménico no
parezca ignorar el estado presente de la exégesis” anotaba él en sus papeles.
Notas
|
El
discurso del 2 de Junio, que sea tal vez lo que se presenta por las fuentes
espurias como "el famoso discurso", fue una "oratio" mucho más calma y sin
interrupciones importantes de parte de los Padres presentes. He aquí lo que
sobre las intervenciones de ese día escribe Aubert:
-
Päpste und Papstum, Volumen XXV,
pp. 236-239, Stuttgart (1991), editado por Lajos Pásztor; este volumen trae el
diario cotidiano del Concilio escrito por uno de sus miembros, Vincenzo Tizzani,
en italiano. Es una joyita, muy interesante y muy bien escrito, con mucha "sal".
Va relatando allí paso por paso los discursos, las intervenciones de los padres
enojados, los aplausos, etc.
-
Otras obras consultadas no se citan porque
dicen sustancialmente lo mismo, o nada, sobre el tema. Pero NINGUNA le atribuye
a Strossmayer el supuesto "discurso".
3. Diccionarios enciclopédicos consultados
-
Grande Dizionario Enciclopedico UTET,
Volumen XIX, Turín (1991) p. 469. Allí dice por ejemplo (traducimos del
italiano, lo que va entre paréntesis es nuestro):
Su modo de obrar
(de acercamiento con los ortodoxos y los protestantes) fue usado por el
apóstata José Agustín de Escudero, que le atribuyó un discurso apócrifo,
publicado en Florencia bajo el título "Papa e Vangelo di un Vescovo al Concilio
Vaticano" (1870) traducido e impreso muchas veces en varias lenguas...
Strossmayer aceptó más tarde el dogma.
-
Enciclopedia Cattolica, Volumen XI, Florencia (1953) p. 1422. Allí se
dice de Strossmayer (traducimos del italiano):
...fue uno de los
principales entre los que se oponían a la definición del dogma de la
infalibilidad, temiendo que se volvería así más difícil el retorno de los
hermanos separados a la unidad, pero se sometió, y lealmente defendió la
doctrina de la infalibilidad. En un opúsculo llamado "Papa e Vangelo di un
Vescovo al Concilio Vaticano" (Florencia 1870) figuraba un discurso suyo
apócrifo, cuyo autor fue Juan Agustín de Escudero.
-
Biographish-Bibliographishes Kirchenlexicon,
Volumen XI (1996), columna 111; allí se dice por ejemplo (traducimos del alemán,
resaltado nuestro):
Más tarde se hizo
circular un discurso que había tenido en el Concilio el dos de Junio de 1870,
en una versión falsificada.
Según esta obra (que se puede consultar también en línea en
http://www.bautz.de/bbkl) se trataría entonces de su discurso del 2 de Junio
falsificado.
-
Enciclopedia Universal Ilustrada Espasa-Calpe, Volumen LVII (toda
la obra son ya más de cien volúmenes), Madrid (1978). En la página 1330 leemos:
En el Concilio
Vaticano [Strossmayer]
se declaró, con gran libertad de espíritu, contra el dogma de la infalibilidad
pontificia, habiendo sido entre todos los Padres adversarios de dicho dogma el
que persistió más largo tiempo en su actitud; pero al fin se sometió, y en 1881,
en prueba de adhesión a la ortodoxia, organizó una peregrinación a Roma.
[...] Trabajó, además,
con gran ahínco por la unión de los sudeslavos griegos orientales a la Iglesia
católica romana.
-
Otras obras consultadas no son de especial
interés, pero una vez más, nada parecido al "famoso discurso".
4. Material especializado sobre Strossmayer y el Concilio Vaticano.
-
El papel histórico del Obispo Croata José J.
Strossmayer en el primer Concilio Vaticano (1869-1870), de Ivan
Tomas, en "Studia Croatica" Vol. 32-35, Año X, Buenos Aires (1969) pp. 54-88.
Este trabajo lo hemos digitalizado y se lo
puede leer en nuestro sitio con mucho provecho. Allí se trata todo este tema
con detenimiento, analizando todos los discursos de Strossmayer, su vida como
obispo antes y después del Concilio, etc. También se trata en detalle "el famoso
-fantasmagórico- discurso" del 2 de Junio. Sugiero vivamente su lectura.
-
Bishop J.G. Strossmayer new light on Vatican I,
de Ivo Sivric o.f.m., Roma-Chicago (1975). Esta es una obra de 320 páginas
dedicada a Strossmayer y su actuación en el Concilio. Hemos traducido lo que
toca a nuestro caso (pp. 248-251) que presentamos aquí:
"Dentro del ámbito de
esta temática entra el discurso espurio de Strossmayer..."
"Durante el Concilio
Vaticano I, una falsificación del quinto discurso de Strossmayer, bajo el título
"Papa e Vangelo, (discorso) di un vescovo al Concilio Vaticano" comenzó a
circular, primero en Florencia, Italia, y más tarde en Alemania, Inglaterra, Sud
América e incluso en su tierra natal (1). El discurso fraguado circuló
bajo el nombre de Strossmayer también aquí en los Estados Unidos de América en
1877. El mismo discurso apareció otra vez en circulación en USA en 1889. Esta
vez, sin embargo, el obispo C. Maes de Covington, Ky. le avisó y le pidió que lo
refutara; Strossmayer dio cumplimiento al pedido. (2) El falso discurso
fue publicado también en The Manchester Guardian en la edición del
28 de Junio de 1871; una copia del mismo se encuentra en el British Museum,
impreso en la Nile Mission, Cairo, en 1928, sin decir que es una falsificación.
Según nuestro conocimiento, el fraudulento discurso fue publicado en 1967 en
Belgrado, Yugoslavia, en la colección "Besede" (La Selección de Discursos
Famosos), p. 309-313. El Dr. Berislav Gavranovic, OFM, en su artículo Dr.
Josip Juraj Strossmayer en la revista franciscana Dobri Pastir
publicó el discurso original de Strossmayer (tal como fue pronunciado en el
Concilio Vaticano el 2 de Junio 1870) a la par con el discurso falso, de modo
que los lectores de la Yugoslavia pudiesen ver la clamorosa diferencia que
existe entre los dos discursos..."
"La aparición del
discurso espurio en le semanal Kremser Wochenblatt bajo el título El
discurso del Obispo Strossmayer in el Concilio Vaticano 1870 provocó tanto a
Strossmayer como a Fessler. Una copia del periódico le fue enviada al obispo de
Djakovo [Strossmayer]. Al
mismo tiempo, Monseñor J. Fessler de St. Polen, el que fue secretario del
Concilio Vaticano, le pidió que hiciera una declaración sobre el discurso
falsificado, lo cual Strossmayer hizo el 18 de Marzo de 1872. Esta fue la
respuesta a Fessler:
Usted sabe, al
igual que todos lo que participaron del Concilio, que yo nunca pronuncié
semejante discurso, que ahora se me atribuye. Mis principios son
fundamentalmente distintos de lo que se expresan en ese discurso espurio. Soy
conciente de que jamás dije nada que pudiese socavar la autoridad de la Santa
Sede, ni jamás dije nada que pudiese dañar la unidad de la Iglesia. Le autorizo,
Muy Reverendo Sr. Obispo, a que use esto que he declarado. (3)
El autor del discurso
inauténtico era un sacerdote católico apóstata, Dr. José Agustín de Escudero,
mexicano de nacimiento, y ex monje agustino. Él mismo declaró ser el autor del
fraude en la revista America del Sud, de la cual fue un colaborador por
algunos años, y más tarde fue su editor. En dicha revista Escudero escribió un
artículo titulado La verdad en el Vaticano en el cual públicamente
admitía que él había falsificado el discurso. Una copia de la revista, junto a
una carta del Padre Pedro Stollenwerk de Buenos Aires, Argentina (datada el 18,
1876), le fue enviada al obispo de Bosnia y Sriem [Strossmayer].
(4)
Notas:
(1) A.
Spiletak, op. cit. 156. Ver también la carta del canónico Vorsak en GBBS, I
(1873), n.3. El prelado escribió en su carta pastoral "Santos Cirilo y Metodio"
de 1881: "Hace algunos años un discurso espantoso, bajo mi nombre, circuló por
casi todo el mundo, el cual discurso, por su forma y su contenido, es tan
extraño a mí como lo es el lugar (Buenos Aires) donde un sacerdote apóstata
arrepentido admitió con espíritu penitente que había sido él el que falsificó el
discurso, ofreciéndome reparación por medio de su confesor... El discurso causó
no poca angustia en muchos católicos" (Mansi 53,999). Ver también TS, pp.
430-431.
(2) Ver la
respuesta de Strossmayer en A. Spitelak, Strossmayer i pape, 182-183 y
254.
(3) Mansi
53,997. Ver. A. Spiletak, J.J. Strossmayer, op. cit. 148. La carta de
Strossmayer fue publicada el 6 de Abril de 1872 en Neue Tiroler Stimmen.
(4) Mansi
53,998. Ver. A. Spiletak, J.J. Strossmayer, op. cit. 149. El Dr. J. A. de
Escudero aceptó el protestantismo y se casó. Más tarde su matrimonio fue
convalidado por Roma. Viajó mucho por Europa y Sud América. (ibídem).
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Il vescovo J.J. Strossmayer e il Concilio Vaticano I,
una Tesis Doctoral de Andrija Suljak, Dakovo (1995). Dice lo mismo con respecto
a nuestro tema.
* * *
Para terminar, volvamos a escuchar a algunos críticos de la Iglesia (entre
paréntesis nuestros comentarios):
Corresponde a la
Iglesia Católica Romana probar que Strossmayer no habló en el Primer Concilio
Vaticano (no corresponde, porque ¡claro que habló! ¡Cinco veces!) y que
no habló contra la infalibilidad del papa (ya está probado; ver
en artículo aparte para un estudio en profundidad, o
la síntesis de todos sus discursos). Sin embargo, la historia es
explícita (?!) tanto por su propia enciclopedia (¿porque se llama "Catholic"
es la enciclopedia oficial de la Iglesia?) que es perfectamente clara y
explícita en dicho asunto (¿?¡!), como por testimonios coetáneos (y
en concreto ¿cuáles?). Por otra parte, sería deseable que la Iglesia de Roma
diera a luz todos los documentos de ese controvertido Concilio. (Se ve que
no se tiene la menor idea de lo que se habla, o bien se pretende que las
publicaciones le arriben a su hogar).
Y
en otro lugar del mismo sitio web donde sacamos este texto se lee: "la
autenticidad del discurso ha sido rechazado por instancias vaticanas".
¿Instancias vaticanas? ¿Qué cosa es una "instancia vaticana"? ¿En concreto,
cuáles fueron esas instancias, y de qué modo el "discurso" ha sido rechazado por
las mismas?
* * *
Agradezco a Dios haber podido conocer más profundamente la figura de este gran
hombre que fue el obispo croata Strossmayer. Esperamos que estas páginas ayuden
a limpiar su nombre. Y que los que hospedan aún el discurso (todos sitios
"cristianos") obren en consecuencia, siguiendo las demandas evangélicas de la
caridad y de la justicia.
P. Juan Carlos Sack
Roma
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