INFORME DEL DR. ELOY RODRÍGUEZ-VALDEZ
RESULTADOS
OBTENIDOS
Resumiendo, muy brevemente,
todos los resultados obtenidos, cabe mencionar los siguientes puntos: Mi cliente,
Dn. José Santiago Hernández Sánchez, debido a su pertenencia al grupo denominado
"Iglesia Adventista del Séptimo Día", la cual puede ser considerada perfectamente
una auténtica Secta Religiosa Destructiva porque encaja dentro de la tipología
de las mismas, fue desarrollando una serie de trastornos y disfunciones psíquicas
y físicas que antes de entrar en dicha secta no padecía.
Entre todos estos trastornos,
cabe mencionar, por su importancia los siguientes:
- Respecto al carácter
de mi paciente este se fue modificando lentamente, a lo largo de su pertenencia
al grupo sectario, terminado de desarrollar una rigidez y poca flexibilidad
en el mismo, que antes de entrar en la secta adventista no tenía. Es decir,
el carácter de dicha persona se fue moviendo cada vez más entre términos
"blanco" o "negro", dejando cada vez menos espacio a alternativas o matices
intermedios o diferentes. Este carácter rígido es una característica típica
de un adepto a secta destructiva, cuya causa originaria principal es la
modificación de pensamiento (lavado de cerebro) que las sectas destructivas
suelen hacer a sus adeptos.
- Asimismo, mi paciente
también acabó desarrollando y afianzando un pensamiento rígido que, posteriormente,
costó bastante trabajo cambiarlo. Dicho pensamiento rígido consiste en que
la persona, por más que lo desee, no puede desconectarse de una sucesión
de pensamientos o de un modo de considerar el mundo sobre el que esos pensamientos
se han establecido. Es decir, que la persona tiene una serie de pensamientos,
unos esquemas mentales muy rígidos donde no existe flexibilidad ni tampoco
ninguna disposición a buscar otras alternativas y soluciones a un problema
en concreto, sino que para estas personas sólo hay una forma de ver las
cosas y no cambian aunque les perjudique gravemente. Es uno de los dos pensamientos
típicos que se dan en personas con tendencias suicidas.
- También se dio una
disminución significativa del sentido de humor, algo fundamental para un
buen equilibrio emocional, y que antes de entrar en la secta adventista
si poseía.
- Es importante resaltar,
por otra parte, debido a la modificación de pensamiento (lavado de cerebro)
que se le fue efectuando en dicho grupo sectario, que mi paciente cada vez
fue teniendo mayormente, lo que se llama una tendencia al reduccionismo
maniqueo de la realidad. Es decir, dicha persona acabó viendo toda la realidad
diaria de una forma totalmente simple y reducida y sin cuestionarse ni intentar
indagar los cambios que continuamente se producen en la realidad.
- Pero, quizás, uno de
los trastornos más importantes de mi paciente fue el incremento de su pasividad
personal y de la dependencia de terceras personas. Otra característica típica
que se da en adeptos a sectas destructivas. Es decir, dicha persona dependía,
siempre hacía lo que se le mandaba dentro del grupo sectario, hasta que
empezó a rebelarse contra ello y darse cuenta de la manipulación y engaño
en que le estaban sometiendo.
- Otro trastorno, enormemente
importante, que acabó desarrollando mi paciente, aunque afortunadamente
no a niveles muy preocupantes pero sí serios, fue un deterioro progresivo
del aspecto emocional que se acabó volviendo distante, falto de espontaneidad
y oscilante entre la depresión y la euforia.
- Es por ello que no
fue de extrañar que dicha persona tuviera, durante su estancia en la secta
adventista, y al salirse de ella, bastantes momentos de depresión, que sin
ser enormemente graves, sumían a mi paciente, a veces, en una significativa
apatía. No hay que olvidar que su estancia en dicho grupo sectario fue enormemente
prolongada.
- Hay que recalcar que
también en mi paciente se dio otra característica típica de sectarios, y
que fue una alteración de las pautas habituales de dos fenómenos tales como
la atención y percepción, debido a que se fue dando, durante su estancia
en la secta adventista, una focalización selectiva por el estrecho y emocionalmente
intenso, marco doctrinal de la secta, donde los estímulos se ven modificados
y alterados.
- Sin embargo, quizás
el trastorno más grave que se dio en mi paciente fue una transformación
de su propia personalidad, con una pérdida progresiva de rasgos de carácter
definitorios individuales, a favor de pautas dominantes en el grupo sectario
(robotización, automatización).
- Dicha persona, sobre
todo en los primeros momentos después de salir de la secta adventista, tuvo
dificultades para tomar decisiones, en circunstancias que otra persona no
las tendría.
- Asimismo mi paciente,
también en los primeros meses de salida de la secta, tuvo dificultades,
a veces serias, para concentrarse en cosas tan simples como leer un libro.
Al poco de empezar lo dejaba.
- Lo mismo se hace extensible
a que tuvo problemas para fijar la atención sobre algo en concreto.
- Otro trastorno muy
importante que tuvo, típico de sectarios, consistió en un deterioro de la
capacidad para realizar juicios objetivos e independientes. Su estancia
y, por tanto, dependencia de la secta adventista, le interfirió enormemente
en dicha capacidad objetiva.
- Mi paciente tuvo también
problemas de capacidad intelectual. Dicha capacidad intelectual estaba relativamente
mermada, lo que se tradujo en una saturación fácil y rápida de la capacidad
de percepción, análisis de la realidad y, ya no digamos, de la abstracción
espacial.
- Sin olvidar algo muy
importante como fueron los problemas de memoria que dicha persona fue adquiriendo
durante su estancia en la secta adventista.
- Entre otros trastornos
mucho más graves y serios cabe destacar una cierta pérdida del sentido de
la realidad, así como una alteración severa de la jerarquía de valores anteriores
al ingreso en la secta. Cuando entró en la "Iglesia Adventista del Séptimo
Día" su jerarquía de valores se alteró significativamente, ya que se le
influyó o "programó" para que dedicase todo su tiempo diario a dicha secta
adventista, por encima de los hijos, familiares, etc.
- Hubo una brutal alteración
de los llamados mecanismos de defensa del Yo (entiéndase la tarea de la
autoconservación y de defensa ante el peligro).
- Se dio una ralentización
del proceso evolutivo personal, ya que su permanencia en la secta adventista
dificultó extremadamente el normal proceso de maduración que toda persona,
incluidos adultos, desarrolla.
- Su permanencia en la
secta hizo que aumentasen en él, aunque no seriamente, las tendencias llamadas
narcisistas (presunción, vanidad, falta de autocrítica, despreocupación,
etc.).
- Tuvo trastornos del
apetito, así como del peso y, por tanto, de la vitalidad.
- Y por último cabe destacar,
algunos trastornos de la conducta sexual.
Por último, por su importancia
que creo debe quedar constancia en el presente Informe Psicológico-Clínico,
se deben destacar algunas características (trastornos y/o problemas) que mi
paciente tuvo nada más dejar la secta destructiva "Iglesia Adventista del
Séptimo Día", el llamado síndrome postsecta.
- Mi paciente tuvo bastantes
recaídas depresivas nada más abandonar la secta adventista, debido a la
gran fragilidad y anquilosamiento de muchos de sus mecanismos de autogobierno
o autocontrol a consecuencia del proceso manipulador de que fue objeto dentro
del grupo sectario
- Nada más salirse, y
debido a que se le hundió y rechazó definitivamente el motivo central de
su estancia en la secta adventista (es decir, el ideario sectario y su entorno
afectivo) fue adquiriendo un profundo sentimiento de falta de significado
de la vida y de vacío existencial.
- En mi paciente nada
más salirse, se potenciaron sus sentimientos de culpa (que previamente en
la secta le habían metido) durante los tres primeros meses, ya que se consideró
"culpable" de su entrada en la secta y "avergonzado" de todo lo que hizo
mientras estaba dentro; comportamientos y acciones que no hubiera nunca
realizado de no haber sido captado. Asimismo, dichos sentimientos de culpa
se hacen también extensibles, a que dicha persona se siente culpable de
salirse él, y que dentro de la secta quedan personas que él mismo captó.
Es decir, se siente "culpable" de haber metido gente en la secta adventista
ya que conoce el daño que van a sufrir.
- Otro problema de mi
paciente, al salirse de la secta adventista, fue el tener que empezar a
afrontar de nuevo las relaciones con la familia, los amigos y la sociedad
en general.
- Mi paciente tuvo también
que enfrentarse a un futuro enormemente incierto, por el tiempo que le robaron
dicho grupo sectario.
- Sentimiento de rabia
e impotencia de haber sido estafado durante los años de su vida que perdió
estando en la secta destructiva y que consideró como prácticamente "no vividos"
o "destrozados" y que ya no puede recuperar.
- Determinado grado de
soledad, ya que mi paciente al salirse de la secta adventista tuvo que dejar
a gente dentro de la secta con la cual compartió, de una forma u otra, vivencias,
experiencias y factores emocionales. Debido a que le va a ser muy difícil
volver a ser "amigo" de gente que sigue metida en el grupo sectario, ello
le creó, durante los primeros meses de estancia fuera de la secta, una fuerte
sensación de soledad. Asimismo, durante esta primera estancia fuera del
reducto sectario le fue bastante problemático establecer nuevas relaciones
de tipo amistoso, afectivo o de otra índole.
- Asimismo, mi paciente
durante aproximadamente los seis-siete meses de haberse salido fuera de
la secta adventista desarrolló una autovaloración negativa ya que empezó
a darse cuenta de que fue totalmente engañado y de que equivocó totalmente
su vida (ya que no hay que olvidar que estuvo aproximadamente más de 20
años dentro de la secta), lo que le hizo, durante ese tiempo sentirse incapaz
de valorarse positivamente o de tener alta su autoestima.
- Otro aspecto muy importante
que se debe tener en cuenta es que dicha persona, prácticamente nada más
salirse de la secta tuvo un bajo nivel de autonomía y una baja capacidad
de adaptación a la vida cotidiana. Problemas que fueron subsanándose y desapareciendo
con el paso del tiempo. No hay que olvidar, debido a que perteneció a una
secta destructiva, que cuando salió la capacidad de tomas decisiones por
sí mismo estuvo mermada, así como que presentó serias deficiencias en los
mecanismos de análisis y crítica; al principio le fue muy difícil contrastar
creencias que le habían enseñado dentro del grupo sectario con la realidad
que le rodeaba. Es decir, en el grupo sectario le habían enseñado que ante
determinadas actitudes y circunstancias de la vida tenía que actuar de una
forma determinada, pero al salirse de la secta la realidad le fue haciendo
ver que dicho "aprendizaje sectario" estaba opuesta y fuertemente enfrentado
a dicha realidad ajena a la secta.
- Otro problema o trastorno
postsecta en mi paciente fue el anquilosamiento o embotamiento de la agudeza
mental. Ello debido a causa de la mecánica de "razonamiento" y "pensamiento"
impuesto por la secta adventista. Encontró serias dificultades al principio,
para concentrar su atención y para elaborar o juzgar pensamientos abstractos.
- Pero quizás, uno de
los síndromes postsecta más graves en mi paciente fue una cierta tendencia
a caer en determinados momentos (sobre todo si se daba un componente depresivo)
en estados alterados de conciencia, llamado también "flotación". Brevemente,
ello significa que el ex-adepto, en este caso mi paciente, de una forma
involuntaria, tiene la sensación de que empieza a flotar en el tiempo hasta
recuperar parte de su anterior identidad sectaria. Es decir, el adepto se
encuentra en una especie de dos personalidades, enfrentadas entre sí: la
personalidad que le fueron fabricando cuando estuvo en la secta y su auténtica
personalidad que recuperó cuando salió de la secta. Estos episodios, hasta
desaparecer, fueron muy frecuentes, en los primeros tres meses de haber
abandonado la secta adventista.
- Por último, también
en mi paciente se desencadenó un cierto temor, totalmente irracional, pero
enormemente efectivo hacia la secta adventista, ya que temía encontrarse
"cara a cara" con algún miembro de la secta en activo, y no saber como reaccionar.
Dichos miedos, duraron, hasta desaparecer, aproximadamente unos diez meses.
- Asimismo aclarar, que
mi paciente cuando salió del grupo sectario, fue incapaz de justificar porqué
entró dentro de él. Lo que demuestra que no entró conscientemente en la
secta, sino que ésta le fue haciendo un auténtico lavado de cerebro (modificación
del pensamiento), además de un auténtico engaño al no mostrarle lo que realmente
dicho grupo era.
De todo lo anterior
expuesto hasta el momento, en el presente informe psicológico-clínico, se
deriva lo siguiente:
CONCLUSIONES
- Dn. José Santiago Hernández
Sánchez ha sufrido desde hace años, y de una forma gradual, una serie de
problemas y trastornos psicológicos y fisiológicos (principalmente) así
como de ámbito social y familiar debido, exclusivamente, a su pertenencia
durante aproximadamente más de 20 años a la Secta Destructiva denominada
"IGLESIA ADVENTISTA DEL SÉPTIMO DÍA" la cual tuvo una influencia sobre él
totalmente perjudicial, nociva y enormemente dañina. Problemas o trastornos
que el sujeto antes de entrar en dicho grupo sectario no tenía ni padecía.
- Entre todos estos trastornos,
de mayor o menor intensidad y gravedad, y duración en el tiempo, cabe destacar
los siguientes:
- Alteración e inestabilidad
emocional.
- Cambio del carácter
(de flexible a rígido).
- Desarrollo de un
pensamiento rígido (típico de personas suicidas).
- Cambio del sentido
del humor.
- Incremento de la
pasividad personal.
- Dependencia de
terceras personas (la secta adventista).
- Deterioro progresivo
del aspecto emocional (distante).
- Estados de depresión.
- Alteración de las
pautas habituales.
- Transformación
de su propia personalidad.
- Dificultades para
tomar decisiones.
- Dificultades para
concentrarse.
- Dificultad para
fijar la atención.
- Deterioro de la
capacidad para realizar juicios objetivos e independientes.
- Problemas de capacidad
intelectual.
- Problemas de memoria
(olvido de las cosas).
- Alteración severa
de la jerarquía de valores.
- Brutal alteración
de los llamados mecanismos de defensa del Yo.
- Ralentización del
proceso madurativo personal.
- Trastornos del
apetito.
- Trastornos del
sueño.
- Adquisición fuertes
sentimientos de culpa.
- Alteración aspectos
afectivos, emocionales y sexuales.
- Etc.
- La presión psicológica
a la que estuvo sometido mi paciente durante toda su pertenencia a dicho
grupo sectario, le ocasionó un gravísimo daño, no solamente a nivel psicológico,
sino también a nivel físico.
- Es por todo ello, que
mi paciente, aún habiendo superado prácticamente todos sus problemas y trastornos
mencionados a lo largo del presente informe psicológico-clínico, le ha quedado
un riesgo, mucho mayor que otras personas que no han pasado por una experiencia
sectaria, de que su salud psíquica pueda ser nuevamente dañada y alterada.
- Que si mi paciente,
Dn. José Santiago Hernández Sánchez, no hubiera tenido por parte mía o de
otro profesional, ayuda, tratamiento y apoyo psicológico, habría sido muy
probable de que nuevamente hubiese entrado en esa o en otra secta destructiva
- Pero lo más importante
por sus nefastas consecuencias, es que si Dn. José Santiago Hernández Sánchez,
no hubiera tenido dicha ayuda y tratamiento psicológico, prácticamente ninguno
de sus problemas o trastornos que le produjo su estancia en la secta destructiva
"Iglesia Adventista del Séptimo Día", hubiesen sido resueltos,
con las dramáticas consecuencias que ello hubiera podido conllevar no solamente,
en él mismo, sino en otras personas.
- Por todo ello quiero
concluir, que Dn. José Santiago Hernández Sánchez, tal como se mencionó
anteriormente, prácticamente ha superado todos sus problemas o trastornos
que le produjo su permanencia dentro de la secta destructiva "Iglesia Adventista
del Séptimo Día" pero, sin embargo, el daño moral, ético y,
sobre todo, el periodo de su vida totalmente perdido han sido irreparables.
ESTE ES EL INFORME PSICOLÓGICO-CLÍNICO
QUE EMITE EL PSICÓLOGO QUE SUSCRIBE SEGÚN SU LEAL SABER Y ENTENDER, Y QUE
DEJA SUPEDITADO A SU MEJOR CRITERIO.
Fdo.: Eloy
Rodríguez-Valdés (Colegiado nº.: TF-0155) Santa Cruz de Tenerife, a 15 de
Mayo de mil novecientos noventa y siete.
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