Querido Jose Luis. Tu valor e intrepidez me enseñan que no hay nada en vano cuando se hace para nuestro Dios. Me jacto en haberte conocido.
Dedicado a J.Luis Sansaloni.
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LOS TESTIGOS de Jehová afirman que ha sido el Gran Alfarero, Jehová Dios, el que los ha ‘moldeado’ desde 1879 hasta este mismo momento. Al igual que Dios moldeó al Israel antiguo, dicen ellos, del mismo modo Dios moldea y está moldeando al ‘Israel espiritual’ hoy.
Esta es la síntesis de La Atalaya del 1 de Febrero de 1999. Se basa principalmente en declaraciones positivas sobre un proceso indemostrable, que utiliza los mismos esquemas que otras Atalayas para justificar su existencia como colectivo, sus doctrinas originales y sus sistemas de organización. Hacen un relato parcial de cómo Dios trató con su pueblo en el pasado, y tratan de ‘adaptar’ ese relato, al proceso de creación, desarrollo y actual funcionamiento de su colectivo.
Concordamos en afirmar que Jehová es el Gran Alfarero del ser humano. De hecho, en Génesis 2:7, el verbo que aquí se vierte “formar” tiene mucho que ver con el nombre “alfarero”, que es el que da forma al barro. Estamos hechos a su imagen y semejanza, aunque lamentablemente no reflejemos dicha imagen de una manera plena.
Pero otra cosa distinta es afirmar que Jehová Dios es el Gran Alfarero de un colectivo de personas que componen una organización humana, pues se puede estar diciendo una gran barbaridad. Y nadie quisiera verse envuelto en desprestigiar, rebajar o humillar la figura de Dios, a las formas de actuar de un colectivo humano que tiene muchas cosas que ocultar (y las oculta), con tal de parecer lo que nunca ha sido. Debe existir evidencia muy fuerte para tal afirmación.
La historia de los testigos de Jehová desde 1879 a 1999, ha tenido un fiel reflejo en sus publicaciones, y resulta sumamente difícil, yo diría que imposible, ver la mano del Gran Alfarero, ‘moldeando’ las doctrinas, las explicaciones, los pronósticos fallidos, las normas de conducta retiradas después de estar muchos años haciendo daño, los ‘voltejeos’ de acá para allá de enseñanzas caprichosas, banvoleantes y ridículas que durante 120 años han sostenido. Resulta difícil creer que Dios está detrás de las inmensas rotativas, las lujosas sucursales, las tiradas millonarias de libros y revistas, y la actual cifra de 6 millones de adeptos, primero porque esto no es exclusivo de este grupo religioso, (otros que se formaron en la misma época, también tienen inmensas propiedades y un número superior de adeptos), y segundo, porque no debemos imaginarnos a Cristo detrás de toda esta parafernalia, cuando en sus orígenes, estuvo detrás del pobre, del humilde, del disminuido, y nunca se dejó impresionar por grandes palacios ni grandes mansiones.
De todas maneras, un repaso de todos estos vaivenes en el colectivo nos lleva a pensar, que efectivamente existe un ‘moldeo’ de los testigos de Jehová, pero que no es el Gran Alfarero, Jehová Dios, el que lo efectúa, sino un grupo de personas imperfectas con afanes diferentes a los meramente religiosos, con aspiraciones distintas, y con contradicciones, muchísimas contradicciones.
Y es que difícilmente podemos encontrar semejanza o hacer comparación entre la actividad de ‘moldeo’ que Jehová efectuó en el pasado, con la labor de ‘moldeo’ que supuestamente ha efectuado en este tiempo. Es como comparar la noche con el día. Mientras, en el aspecto físico, moral y espiritual de Jehová en el pasado hay muchas razones para exclamar como el salmista: “Te elogiaré porque de manera que inspira temor estoy maravillosamente hecho”, en el proceso de creación, desarrollo y actual situación de los Testigos, parece que el ‘moldeador’ ha actuado como un mero aprendiz de alfarero, que ha roto muchas más piezas de las que ha llegado a construir.
Y esto no lo digo yo. Esto lo dicen ellos mismos. En La Atalaya del 1 de Junio de 1982, pág. 28#8 tuvieron el descaro de afirmar con respecto a los ajustes doctrinales:
“Pudiera decirse que dichos ajustes han seguido un principio que, se puede decir, gobierna el progreso de la verdad científica. En pocas palabras, esto funciona más o menos así: Primero se presenta una proposición que está sujeta a argumentación. La proposición ofrece grandes posibilidades de esclarecimiento o de aplicación práctica. Pero con el tiempo se ve que tiene ciertas faltas o debilidades. Entonces la tendencia es a ofrecer una proposición diametralmente opuesta. Con el tiempo se descubre que esa posición tampoco representa toda la verdad, y entonces se combinan los puntos válidos de ambas posiciones. Vez tras vez ha aplicado este principio a la manera como se ha cumplido Proverbios 4:18.”
Es decir, que ellos mismos reconocen que su sistema de moldeo no proviene de Jehová Dios, sino de la exposición de premisas que pasado un tiempo, si se observa que tienen faltas o debilidades, se modifican con otras totalmente contrarias, y finalmente se busca una posición intermedia. Según esto, si Dios moldea a los testigos de Jehová, lo está haciendo por el método científico de propuesta-error y volver a empezar, hasta que al final se acierta con la fórmula correcta. ¿Es así como actúa el Gran Alfarero? ¿Es así como actuó con la nación de Israel? ¿Es así como actuó con la congregación cristiana primitiva? ¿O es así como actúan hombres imperfectos desprovistos de la sabiduría divina?
Una de las cosas que más destaca en la Biblia es contemplar la gran misericordia que Dios muestra al ser humano. Un salmista dijo: “Tan lejos como está el naciente del poniente, así de lejos ha puesto de nosotros nuestras transgresiones. Como un padre muestra misericordia a sus hijos, Jehová ha mostrado misericordia a los que le temen”. ¿Por qué está dispuesto Jehová a tenernos misericordia? El siguiente versículo contesta: “Pues él mismo conoce bien la formación de nosotros, y se acuerda que somos polvo”. (Salmo 103:12-14.) En efecto, Jehová no se olvida de que somos criaturas de polvo, que tenemos flaquezas o debilidades como consecuencia de la imperfección. La expresión “conoce bien la formación de nosotros” nos vuelve a recordar lo que dijimos sobre el término “formar” y “formación”, y es que la Biblia compara a Jehová con un alfarero, y a nosotros, con los vasos que él moldea. (Jeremías 18:2-6.) El alfarero maneja los vasos de barro con firmeza y delicadeza, teniendo siempre presente su composición. Así, Jehová, el Gran Alfarero, atempera el trato que nos da en consideración a nuestra débil naturaleza pecaminosa. (Compárese con 2 Corintios 4:7.)
Lamentablemente no toda persona aprecia esa misericordia de Dios, y a veces se nos tiene que recordar lo insignificantes que somos con respecto a Él. La relación entre el hombre y las formas inferiores de vida puede compararse a la relación que existe entre el alfarero y su barro. El alfarero perito usa sus materias primas para hacer vasos cerámicos de variedad infinita y de un sinnúmero de usos. Nuestra posición con Dios es muy similar a la ilustrada.
Esta semejanza ha sido utilizada en tres ocasiones diferentes en la Biblia. Primero en Isaías 29:15, 16. Después en Jeremías 18:2-6 y finalmente en Romanos cap. 9. (Se entiende que aquí el apóstol Pablo está haciendo referencia y citando directamente a los anteriores).
Lo peculiar de la interpretación de los Testigos es cuando dicen que las aplicaciones de Isaías y Jeremías corresponden a la humanidad en general, pero que las palabras de Pablo, en especial los términos “vasos de misericordia” corresponden y aplican a un grupo reducido de personas, concretamente a 144 mil, que comenzaron a ser escogidos con la caída y ungimiento de los primeros discípulos en Pentecostés.
Pero leamos los relatos en cuestión. En el primero, Jehová recrimina “a los que van a gran profundidad en ocultar consejo de Jehová mismo, y cuyos hechos han tenido lugar en un sitio oscuro, mientras dicen: “¿Quién nos está viendo, y quién sabe de nosotros?”! Jehová les responde: “¡Qué perversidad la de ustedes! ¿Acaso al alfarero mismo se le debe considerar igual al barro? Pues, ¿debe decir la cosa hecha respecto a su hacedor: “Él no me hizo”? Y, ¿realmente dice la mismísima cosa formada respecto a su formador: “Él no mostró entendimiento?” (Isaías 29:15, 16).
¡Que dura advertencia para toda aquella persona que manipula la Biblia, que pervierte su sentido, que elabora ideas prefabricadas, que la maneja incorrectamente, que establece cargas innecesarias para esclavizar al hombre! ¿No está dando a entender esa persona que no se conforma con ser barro, que aspira a ser alfarero?
En el segundo, Jehová ilustra a Jeremías, los limites del ser humano ante el Creador, pero especialmente se dirige al pueblo o casa de Israel. Dice así:
3 Y procedí a bajar a la casa del alfarero, y allí estaba él haciendo un trabajo sobre las ruedas del alfarero. 4 Y la vasija que él estaba haciendo con el barro la echó a perder la mano del alfarero, y él volvió atrás y se puso a hacer de ella otra vasija, tal como pareció recto a los ojos del alfarero hacerla.
5 Y la palabra de Jehová continuó ocurriéndome, y dijo: 6 “‘¿No puedo yo hacer con ustedes justamente como este alfarero, oh casa de Israel? —es la expresión de Jehová—. ¡Miren! Como el barro en la mano del alfarero, así son ustedes en mi mano, oh casa de Israel. 7 En cualquier momento que yo hable contra una nación y contra un reino para desarraigar[la] y para demoler[la] y para destruir[la], 8 y esa nación realmente se vuelva de su maldad contra la cual haya hablado, yo también ciertamente sentiré pesar por la calamidad que haya pensado ejecutar en ella. 9 Pero en cualquier momento que yo hable respecto de una nación y respecto de un reino para edificar[la] y para plantar[la], 10 y esta realmente haga lo que es malo a mis ojos al no obedecer mi voz, yo también ciertamente sentiré pesar por el bien que yo [me] hubiera dicho que haría para su bien’. (Jeremías 18:3-10).
El pueblo de Israel debía entender que la ‘exclusividad’ que pretendían tener no limitaba las expresiones de bondad y misericordia de Jehová para con otros pueblos y naciones. Curiosamente, los testigos de Jehová caen en el mismo error que el pueblo de Israel. Ellos se autodenominan “organización de Dios”, “ministros de Dios”, “escogidos de Dios”, etc., y afirman con rotundidad que fuera de ellos no hay salvación, pues solo ellos como pueblo hacen la voluntad de Dios, cultivan los frutos del espíritu, y tienen las ‘señales’ identificativas de profesar el verdadero cristianismo.
¡Qué triste es, haber estado en un grupo tan prepotente y altivo! ¡Qué triste que después de 120 años no hayan aprendido prácticamente nada de la bondad de Dios!
Para culminar con la cita de Romanos que es objeto principal de este estudio. Pablo, después de relatar que “no todos los que [provienen] de Israel son realmente “Israel”. Ni porque son descendencia de Abraham son todos hijos”, pone una ilustración perfectamente entendible para sus lectores.
“Porque la palabra de promesa fue como sigue: “Por este tiempo vendré y Sara tendrá un hijo”. Y no solo ese caso, sino también cuando Rebeca concibió gemelos de un solo [hombre], de Isaac nuestro antepasado: pues cuando todavía no habían nacido ni practicado cosa buena ni vil, para que el propósito de Dios tocante a la selección continuara dependiendo, no de obras, sino de Aquel que llama, se le dijo a ella: “El mayor será esclavo del menor”. Así como está escrito: “Amé a Jacob, pero odié a Esaú”. (Romanos 9:6-26).
¿Hay injusticia en Dios por esta forma de actuar? Por supuesto que no. Debemos evaluar correctamente lo que es la justicia de Dios. Dios trata a los seres humanos a todos por igual, todos dependen del sacrificio de Jesucristo, todos tienen la obligación de hacer la voluntad de él, y todos tienen las mismas oportunidades de salvación. Pero no todos los seres humanos son iguales; unos tienen cualidades diferentes a los de otros, unos tienen un tipo de deseos distintos a los demás, en suma, unos corren más que otros, y los seres humanos deben aprender que su salvación “no depende del que desea ni del que corre, sino de Dios, que tiene misericordia”.
Debemos entender que estamos donde estamos, con las aptitudes y dones que tenemos, no por nuestros propios méritos, sino porque Dios permite todo. Bien aplicativas resultan las palabras de Pablo cuando dijo: “Pues, ¿quién hace que tú difieras de otro? En realidad, ¿qué tienes tú que no hayas recibido? Entonces, si verdaderamente lo recibiste, ¿por qué te jactas como si no lo hubieras recibido? Ustedes ya están hartos, ¿verdad? Ya son ricos, ¿verdad? Han empezado a reinar sin nosotros, ¿verdad? Y verdaderamente desearía yo que hubieran empezado a reinar, para que nosotros también reináramos con ustedes”. (1Cor 4:7, 8).
Y si entramos dentro de los proyectos de Dios, no es porque seamos más sabios, más capaces, más trabajadores, más ‘espirituales que otros, sino porque Dios se complace en utilizarnos, al igual que se complace en utilizar a otros, aunque “no nos acompañen”, es decir, no estén en el grupo en el que nosotros estamos, (Marcos 9:38) o desde nuestro punto de vista, no hayan trabajado en la misma proporción que nosotros (Mateo 22:1-16).
Por eso, el apóstol Pablo pregunta con razón:
20 Oh hombre, ¿quién, pues, eres tú, realmente, para que repliques contra Dios? ¿Acaso la cosa moldeada dirá a la que la moldeó: “¿Por qué me hiciste de esta manera?”? 21 ¿Qué? ¿No tiene el alfarero autoridad sobre el barro, para hacer de la misma masa un vaso para uso honroso, otro para uso deshonroso? 22 Pues, si Dios, aunque tiene la voluntad de demostrar su ira y de dar a conocer su poder, toleró con mucha [y] gran paciencia vasos de ira hechos a propósito para la destrucción, 23 a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, que él preparó de antemano para gloria, 24 a saber, nosotros, a quienes llamó no solo de entre los judíos, sino también de entre las naciones, ¿[qué hay de ello]? 25 Es como él dice también en Oseas: “A los que no son pueblo mío llamaré ‘pueblo mío’, y a la que no era amada, ‘amada’; 26 y en el lugar donde se les dijo: ‘Ustedes no son mi pueblo’, allí serán llamados ‘hijos del Dios vivo’”.
Así, una simple exposición que iba a llevar a sus lectores a razonar en la insignificancia del ser humano a replicar sobre los propósitos de Dios, los testigos de Jehová lo convierten en una doctrina. Esto lo hacen, identificando a los ‘vasos de ira’ y a los ‘vasos de misericordia’, y relacionándolos con grupos concretos de personas.
La Atalaya de 1 de febrero de 1999, pág. 15#7 afirma:
“El resucitado Jesús dio a conocer posteriormente que estos vasos de misericordia ascenderían a 144.000 (Revelación 7:4; 14:1). Como el Israel natural no suministró la totalidad de los miembros, Jehová extendió su misericordia a la gente de las naciones (Romanos 11:25, 26).”
Y es que una de las enseñanzas más originales y peculiares de los testigos de Jehová es la afirmación de que sólo 144.000 personas tendrán el privilegio de subir al cielo.
Esta enseñanza la determinan a partir de las palabras de Apocalipsis 7:4 y 14:1, en donde Jesucristo comunicó a Juan esta cifra, relacionándola: 1º) con el número de sellados de la nación de Israel, que iban a sobrevivir a la ‘gran tribulación’, seleccionando 12 mil de cada tribu para este menester, y 2º) con el colectivo que se encuentran junto al Cordero en el Monte Sión, cantando una canción que nadie puede dominar excepto ellos, ‘que han sido comprados de la tierra’.
De estos dos relatos, deducen que el ofrecimiento que Jesús trajo para los seres humanos de ir al cielo, está limitado a un número reducido de personas, es decir: ciento cuarenta y cuatro mil.
Después, han buscado en la Biblia multitud de denominaciones, ilustraciones y cuadros proféticos que se aplican en exclusividad, entremezclando expresiones y repitiendo hasta la saciedad otras, con objeto de que el lector se familiarice con ellas como si fueran parte del texto bíblico y no perciba de la manipulación a que está siendo objeto.
Debido a que La Atalaya del 1 de Febrero de 1999, en su segundo artículo trata con profusión este asunto, y cita a los ‘vasos de misericordia’ mencionados por Pablo en Romanos 9:21-23, es por lo que nos detenemos en esta explicación, y tratamos de conocerla más a fondo, analizando lo que dicen en esta revista y lo que han dicho en números anteriores.
Así, aunque en los relatos de Apocalipsis no se dice nada ni se relaciona al número de 144.000 con las palabras de Pablo, se hace creer que Jesús, en esos relatos, dio a conocer que los “vasos de misericordia eran 144.000”. Cualquier persona que acuda la primera semana de Marzo de 1999 a un Salón del Reino y participe en el estudio de Atalaya no percibirá tal falsedad, y relacionará en su mente, que fue el propio Jesús el que dio a conocer esa cifra de ‘vasos’. Todo, por supuesto, es asunto de interpretación de los testigos de Jehová, pero su grave pecado es hacer creer a las personas que fue el propio Jesucristo quien lo dijo. Lo que no explican es las razones que llevaron a que Jesús diera esa cifra cuando estuvo en la tierra, que por esta razón el cristianismo primitivo desconociera esta doctrina, y que Jesús esperara hasta el año 96 d. E.C. a revelar tal hecho.
Curiosamente, su único punto de apoyo para tal interpretación tiene que ver con la expresión que utilizó después el apóstol Pablo al identificar a los susodichos vasos. Pablo dijo: “a fin de dar a conocer las riquezas de su gloria sobre vasos de misericordia, que él preparó de antemano para gloria, a saber, nosotros”. Ese término, “nosotros”, ellos lo relacionan exclusivamente con un colectivo selecto de personas ‘ungidas’ por el Espíritu santo de Dios, con esperanza de estar con Cristo en los cielos.
Lo que ocultan magistralmente es el hecho de que Pablo en Romanos utiliza ese término 21 veces, y en la mayoría de las ocasiones (si buscamos en los índices de la Sociedad Watch Tower, para ver su aplicación), encontramos que en la mayoría de ocasiones aplican esa palabra a las personas en general que han puesto fe en la sangre de Jesucristo, y no a un grupo reducido de ellos.
Sin embargo, Pablo tenía muy claro a quién se estaba refiriendo con ese término, pues poco después lo relaciona con una cita de Oseas para identificar al pueblo o nación de Dios, ¿quién es el pueblo o nación de Dios? Pablo contesta: “nosotros”, los que antes no éramos pueblo, los llamados y escogidos de todas las naciones, los que antes se les dijo: ‘Ustedes no son mi pueblo’, pero que ahora iban a ser llamados ‘hijos del Dios vivo’”.
¿Está limitada esta denominación a un grupo reducido de 144.000 personas, ó ‘en toda nación, el que le teme, y obra justicia le es acepto’ (Hch 10:35)? ¿Hay alguna señal en los evangelios o en los Hechos de los Apóstoles que dé a entender el límite en número de los que componen la nación o pueblo de Dios? ¿No es más cierto que abundan las expresiones que exponen con rotundidad ‘que todo el que pone fe en él [Jesucristo], consigue perdón de pecados mediante su nombre’ y se une a esa nación o pueblo? (Hch 10:43).
La contradicción en la que caen los testigos de Jehová es grande, pues cuando aparece en otros lugares de la Biblia la expresión ‘nación’ o ‘pueblo de Dios’ la suelen aplicar a toda persona de todas las naciones que aceptan a Cristo como su Señor y Salvador. ¿A quién aplican ellos, por ejemplo, la expresión: “Sálganse de entre ellos, pueblo mío” de Apo 18:4? ¿A sólo los 144.000 o a todas las personas que se han hecho Testigos?
Durante 1996, citaron estas palabras de Apocalipsis en tres ocasiones, y en ellas lo aplicaron: 1º) “A los que aún están enredados en las enseñanzas y costumbres de la religión falsa”, (vea La Atalaya del 1 de Abril de 1996, pág. 20#15), 2º) “a todos los que desean ser sus adoradores verdaderos”, (vea La Atalaya del 1 de Julio de 1996, pág. 20), y 3º) “a las personas sinceras que aún se hallan dentro de Babilonia la Grande”, (vea La Atalaya del 15 de Septiembre de 1996, pág. 7). Así pues, ¿por qué en Romanos limitan esa expresión a un grupo reducido de personas?
Su manipulación continúa a través de los dos artículos de estudio, pues en el segundo subtema del primer artículo preguntan: ¿Qué clase de vaso seremos? , en pág. 11. Razonablemente, alguien pudiera preguntar: ¿Es que los testigos de Jehová pueden optar por ser “vasos de misericordia”? Pablo no da más que dos opciones: o se es ‘vasos de ira’, o se es ‘vasos de misericordia’, y si los ‘vasos de misericordia’ son solo 144.000, cantidad que según los Testigos fue completada en 1935, ¿qué sentido tiene preguntar qué clase de vaso seremos?
Precisamente la consideración de este pasaje bíblico lleva la intención por parte de los publicadores de la revista de atar cabos y seguir ratificándose en una enseñanza peculiar: la de afirmar que en 1935 “parece que se completó el número de ‘los llamados y escogidos y fieles’”, los 144.000 (pág. 17#16). En ese año, un total de 52.465 personas de todo el mundo, afirmaban ser parte del grupo susodicho, y los testigos deducen que en esa fecha se completó el número de ‘escogidos’.
¿Por qué en ese año y no en otro? ¿Quién reveló a los testigos que el número total de ‘ungidos’ ya estaba completo?
Uno de las grandes contradicciones que arrastran los testigos de Jehová, nuevamente está relacionada con los números, la cifras y las estadísticas. Su afirmación de que, para 1935, ya estaba completo el número de 144.000 ‘escogidos’ no tiene el más mínimo viso de ser real. Según ellos, aunque afirman “no sabemos a cuántos ungidos se recogió en el siglo primero ni a cuantos de entre la ‘mala hierba’ durante los oscuros siglos de la gran apostasía de la cristiandad”, (pág. 17#16) pero si para 1935, un total de 52.465 publicadores afirmaban pertenecer a los 144.000, esto quiere decir que sólo la mitad de ungidos, es decir, unos 70.000 fueron ‘escogidos’ y profesaron el cristianismo desde el primer siglo hasta la llegada de los Testigos, (suponiendo que desde Russell hasta 1935, solo hubieran habido 25.000 ‘escogidos’ que ya hubieran muerto).
No es extraño que muchas voces se hayan alzado últimamente en contra de estas ridículas declaraciones, tratando de hacer ver a la gente en general, pero en especial a los propios testigos de Jehová de lo ilógico de sus creencias, en especial cuando tocan temas relacionados con fechas y números.
Una de esas voces, ha publicado recientemente en Internet:
Si analizamos fríamente los números veremos bastantes inconsistencias que salen a la luz sobre la doctrina de la Watch Tower que estamos considerando. En primer lugar no es lógico que más de la tercera parte de los ungidos (52.465) estuvieran vivos en un solo siglo, el siglo XX, en el que a los dirigentes de la Watch Tower les ha tocado vivir. Si les asignáramos esa media de 25 años que tuvieran entonces, nos daría como resultado que la media de años actual sería de 88 años. Si en ese año (1935) se cerró “oficialmente” la puerta para los “ungidos”, siendo a partir de entonces los de la “grande muchedumbre” los llamados a unirse a las filas de los testigos de Jehová, ¿cuántos podrían quedar como supervivientes de aquella cifra inicial? ¿Cincuenta, cien, doscientos, tal vez? Y ¿En qué condiciones? ¿En plenitud de facultades para “dar el alimento al debido tiempo”? ¿De dónde han salido los demás hasta completar la cifra actual, 8.795 según informe para 1997?.
A pesar de estas y otras preguntas que se hacen muchos testigos de Jehová pensantes, la doctrina oficial de la Sociedad sin discusión, es la de afirmar este hecho, y es de destacar el cuadro de la pág. 19, en donde se destacan las palabras del 4º Presidente de la Sociedad Watch Tower, Frederick Franz, dichas en una graduación de Galaad en 1970 ‘sobre la posibilidad de que ellos, que pertenecían todos a las otras ovejas con esperanza terrenal, bautizaran a alguien que luego dijera ser del resto ungido. ¿Podría suceder eso? – preguntó. Pues bien, explicó que Juan el Bautista era de las otras ovejas y bautizó a Jesús y a algunos de los apóstoles. A continuación preguntó si todavía se estaba llamando a miembros del resto. “¡No, no más incorporaciones!, -dijo-. Esa llamada terminó entre 1931 y 1935. Ya no se añade a nadie más. ¿Quiénes son entonces, los pocos nuevos hermanos que participan de los emblemas en la Conmemoración? Si pertenecen al resto, son reemplazos. No son nuevas incorporaciones, sino reemplazos por aquellos que se han apartado”’.
Evidentemente la sombra de los Presidentes de la Sociedad Watch Tower es alargada, en especial, la del Sr. Frederick Franz, (no confundamos con su sobrino Raymond Franz, que también perteneció a la cúpula direccional del grupo), que a pesar de sus errores doctrinales que tanto daño ha hecho a los Testigos, (las expectativas sobre 1975, la prohibición del servicio civil, la prohibición de las transfusiones de sangre y otras), que poco a poco la actual cúpula está rechazando como lastre, sigue utilizándosele después de muerto, como autoridad para determinar una enseñanza. Una simple opinión que reflejaba más un deseo que una certeza, es elevada a la nomenclatura de doctrina irrefutable e indiscutible.
Y es de destacar la expresión de Franz en 1970, preguntando sobre “los pocos nuevos” que, según él, se iban agregando al grupo. La Atalaya del 15 de febrero de 1995, pág. 19#6 llegó a decir:
En los últimos años, se ha reducido mucho el número de los que quedan del rebaño pequeño en la Tierra. Este hecho se evidencia en el informe de la Conmemoración de 1994. En las aproximadamente 75.000 congregaciones del pueblo de Jehová que hay por todo el mundo, sólo 8.617 personas participaron de los emblemas, demostrando así que profesan pertenecer al resto. (Mateo 26: 26-30)
Y es que una idea que repiten cada año en sus revistas, y en las propias reuniones, es la de hacer hincapié en la “drástica disminución” que se viene observando en el número de los de la clase “ungida”. Esto lo repiten como loros sin hacer un detenido examen de las cifras que aparecen en sus revistas.
No es extraño que nuestro anónimo redactor en Internet razone:
Considerémoslo desde otro punto de vista. Es de ley natural que la disminución de un grupo de personas se acelera con los años, no se ralentiza. Esa, sin embargo, no parece ser la lógica en el ciclo vital de la clase “ungida”. Según el cuadro de la página 716 del libro Proclamadores antes mencionado, los 52.465 que participaron de los emblemas en 1935 quedaron reducidos a menos de un tercio veinte años más tarde, en 1955 (16.815). Esa tendencia en la caída quedó frenada en los siguientes veinte años, en los que aún quedaban 10.550 para el año 1975. La tendencia se amortiguó más todavía en el siguiente período de veinte años. De manera que en 1995 aún quedaban 8.645 personas que alegaban pertenecer a la clase “ungida”. En veinte años una población en edad bastante avanzada sólo registró una merma inferior al 20%, menos de un 1% anual como promedio.
Más clarificador resulta aún si examinamos los últimos diez años durante los cuales prácticamente no se ha movido la cifra. De hecho, aunque en número inapreciable, la cifra ha aumentado consecutivamente durante los tres últimos años. Resulta paradójico que, cuando la tendencia a la desaparición de los de la “clase ungida” tenía que ser más pronunciada, es precisamente cuando se mantiene prácticamente inalterable. Hagamos una reflexión sencilla: Supongamos que conocemos a 1.000 personas que actualmente tienen, digamos, entre 80 y 100 años. Si hacemos el recuento de las mismas dentro de un año ¿cuántas encontraríamos vivas? ¿Y si volvemos al año siguiente, y al siguiente... cuántas vivirían aún? No parece ese el caso de los “ungidos”, más bien parece que pertenecen a un club de “inmortales”. Naturalmente, lo que se evidencia es que desde 1935 hasta hoy se han añadido nadie sabe cuántos a esa cifra, con lo que en lugar de estar hablando de 144.000, estaríamos quizá hablando de más del doble o el triple de esa cantidad. Más aún si tenemos en cuenta que los cristianos del primer siglo pertenecieron en su totalidad al grupo de la clase “ungida” (siempre según su teoría). Si es verdad que antes de que se empezara a recoger a los de la “grande muchedumbre”, se estuvo recogiendo a la clase “ungida” y a nadie más, ¡qué pobre balance durante diecinueve siglos de cosecha! No tiene el más mínimo sentido.
El Fraude de los 'ungidos'
Año | Participantes | Diferencia |
1988 | 8.685 | ¿-? |
1989 | 8.734 | +49 |
1990 | 8.869 | +135 |
1991 | 8.850 | -19 |
1992 | 8.683 | -167 |
1993 | 8.693 | +10 |
1994 | 8.617 | -76 |
1995 | 8.645 | +28 |
1996 | 8.757 | +112 |
1997 | 8.795 | +38 |
1998 | 8.756 | -39 |
1999 | 8.661 | -95 |
¿Qué refleja un examen detenido de los diez últimos años, tal vez? Pues bien, en ese período de tiempo, en vez de disminuir, tal como se insinua en La Atalaya, la cifra ha aumentado en 22 personas. En 1989 participaron en la Conmemoración 8.734 mientras que en 1998 han participado 8.756. En 1999 han vuelto a caer en picado, aunque con cifras todavía superiores a los años 91, 94 y 95. ¿Tiene sentido esto, o es que el Gran Alfarero no tiene nada que ver con el ‘moldeo’ de este grupo religioso. ¿Cree usted que eso confirma la rotunda afirmación de La Atalaya? ¿se podría eso calificar de una reducción considerable? ¡Ni siquiera se puede hablar de reducción!
Pero es que esto es un fraude en toda regla, pues si el número de 'escogidos' ha estado completo desde 1935, es decir, si los 144.000 ya habían sido escogidos para esa fecha, esta cifra nunca puede aumentar, pues supuestamente los 'nuevos' ungidos son reemplazos y no nuevas incorporaciones. Así, si una persona se incorpora a tomar del pan y del vino en una Conmemoración, reemplaza a otra que se ha hecho infiel, por lo que la cifra de 'ungidos' es la misma, y no aumenta.
La Atalaya del 1 de Febrero de 1999 es un ejemplo más de la manipulación a que están siendo sometidos los Testigos de Jehová por sus publicadores. Es un ladrillo más, de la ya bien forjada mazmorra en la que se mueven todos y cada uno de los adeptos fieles.
Muchas son las ‘perlas cultivadas’ que se esparcen a través del estudio, sobre todo en lo que tiene que ver con declaraciones huecas, sin sentido y faltas de rigor, que apuntalan la depauperada bolsa de inventos y doctrinas mentirosas.
Vea si no: En pág. 15#8 dicen: “Jesús preparó a doce apóstoles para que formaran el primer cuerpo gobernante... En el Pentecostés de 33 E.C. se estableció la congregación cristiana y al debido tiempo su cuerpo gobernante se amplió e incluyó a “los apóstoles y ancianos de Jerusalén.”
Así, con las mismas armas que se critica a la Iglesia Católica cuando habla de Pedro como el primer ‘Papa’, ellos crean la figura del ‘Cuerpo Gobernante’ que asume un papel de intermediación entre Dios y los hombres sumamente vital, con argumentos sumamente infantiles y ridículos, pues ¿dónde dice eso la Biblia?
Pero es que después no sienten ningún rubor al mentir diciendo: “En 1884 se constituyó la Sociedad Watch Tower... Sus directores formaban un Cuerpo Gobernante.” (pág. 17#13)
Absurda declaración pues en ese tiempo, Carlos Taze Russell, tenía el poder absoluto sobre los testigos de Jehová y era propietario del 95% de las acciones de la Sociedad Watch Tower. El resto de directores no tenían nada que ver con dicho ‘cuerpo gobernante’ ni con el ‘alimento’ que se extendía en libros y revistas, pues de hecho consideraban a Russell como el ‘esclavo fiel y discreto’ de Mat. 24:45-47, y a éste como el único apto para desarrollar enseñanzas y doctrinas de vital importancia para ellos.
Otro tanto ocurrió en el periodo de J.F.Rutherford. Una mirada a las contraportadas de todos los libros que este escribió, es suficiente para comprender la posición en la que vivió durante los 26 años que presidió la Watch Tower. Todos los sermones principales que aparecieron en La Atalaya durante ese tiempo, provinieron de la pluma e inventiva de este hombre; todos los libros que se publicaron en esa época fueron redactados por él, y de hecho, eran propiedad de él; todo el conocimiento o destellos de luz de los Testigos fue por medio de este hombre. ¿Cómo pueden decir ahora que los directores de la Watch Tower formaban el Cuerpo Gobernante? ¿Cómo podía utilizar Dios a una Junta Administrativa de una Sociedad Anónima que era votada cada año por electores humanos, como su ‘cuerpo gobernante’?
Otra: “Un estudio profundo del capítulo 4 de Daniel y otras profecías convencieron a los Estudiantes de la Biblia de que la presencia de Jesus como Rey mesiánico tenía que estar cerca.” (pág. 16#12)
Nueva mentira, pues fue Nelson Balbour quien convenció a Russell sobre la aplicación del capítulo 4 de Daniel. No solo le convenció sobre esto, sino que le transmitió varios errores, por ejemplo: que Cristo ya estaba presente desde 1874, (y no como ahora tratan de dar a entender, que dicha presencia ‘tenía que estar cerca’), que en 1914 venía el ‘fin del mundo’, que los tiempos de los gentiles habían dado comienzo en 606 antes E.C. y que finalizaban en 1914, cuando desde 606 antes E.C. a 1914 no hay 2520 años sino 2519, (en 1942 se dieron cuenta de este error y atrasaron la destrucción de Jerusalén a 607 antes E.C.)
Y la guinda la ponen en la pregunta 14, (pág. 17) al decir: ¿Cómo peleó J.F.Rutherford ‘la excelente pelea’? (2 Timoteo 4:7.)
¿A qué pelea se refieren? ¿A la que tuvo con los demás directores de la Sociedad para alcanzar el poder? ¿A la que tuvo con el gobierno estadounidense durante la ley seca, para que en sus bodegas no faltase el buen licor? ¿A la que tuvo con todos y cada uno de los miembros betelitas para que aprendieran lo que era un hombre despótico, tiránico, estúpido, colérico y borracho ‘en el nombre de Dios’? Si este hombre fue un ejemplo, lo fue en todo menos en dejarse ‘moldear’ por el Gran Alfarero, Jehová Dios
Punto y aparte merece la ‘preparación’ que se insinúa en pág. 19, párrafo 22, sobre el futuro del Cuerpo Gobernante. Efectivamente, la edad de sus componentes, los límites que ellos mismos se han establecido sobre la fecha límite para ‘ungir’ por parte de Dios, y los requisitos que se exigen para pertenecer a este colectivo, tiene en jaque al Cuerpo Gobernante desde hace algunos años. En La Atalaya del 15 de abril de 1992, dieron el primer ‘destello’ de luz, al decir que algunos hombres ‘espirituales’ y experimentados de la ‘grande muchedumbre’ habían sido invitados a colaborar con el Cuerpo Gobernante, en las labores de los Comités formados en 1976. Ellos iban a ser sus sucesores. Nuevamente en ésta Atalaya se revela un aspecto del enfoque que se pretende dar a este voltejeo, pues se afirma:
“Como el número de miembros del resto ungido por espíritu ha ido menguando en la tierra, se ha concedido la supervisión espiritual a hermanos maduros de la gran muchedumbre en casi todas las congregaciones del mundo. Y cuando los últimos testigos ungidos, a mayores, terminen su carrera terrestre, los príncipes (sa-rím) de las otras ovejas estarán preparados para desempeñar los deberes administrativos como la clase del principal. (use discernimiento el lector en éste último párrafo)”.
¿Qué quieren decir con esto? Que pronto, el Cuerpo Gobernante tendrá que ser reemplazado por personas no ungidas, que alegan tener esperanza terrenal, y que pertenecen a la ‘grande muchedumbre’, para que desempeñen los deberes administrativos ’como la clase del principal’. Esto requiere un ‘moldeo’ previo, y esto es lo que están haciendo los actuales redactores de La Atalaya. El Cuerpo Gobernante está cavando su propia fosa, pero antes de irse, está ‘nombrando’ y preparando el terreno de sus sucesores.
Es por eso que insisto en afirmar que la lectura de muchos de los artículos de La Atalaya resulta nociva para sus lectores. Su forma de presentar los temas es verdaderamente tendenciosa, pues no se avergüenza de mentir, de relatar las cosas a medias, de insinuar cosas que no son, de oscurecer algunos asuntos... todo, con objeto de mantener la supremacía de un colectivo de personas sobre otro, de crear clases, de justificar el poder y la autoridad de unos para con los otros, etc.
La mente pensante de ésta revista se llama Cuerpo Gobernante. Ellos son el Gran Alfarero de los testigos de Jehová. Su objetivo es ‘moldear’ la mente de las personas, como si del propio Jehová se tratara, y cuando en ese proceso de moldeo se rompe la arcilla, se estropea, o sale desformada, la tiran y basta. Ellos actúan como si fueran el propio Jehová. Presumen que su actividad es perfecta y exigen a los demás que acepten su proceder, como si fuera el propio Jehová el que actúa. No se puede preguntar ni reclamar lo más mínimo contra ellos. Hacen y deshacen a su antojo. Y si alguien no se deja ‘moldear’ por sus directrices, lo tachan de rebelde, apóstata y otra serie de adjetivos calificativos de las mejores Academias de la lengua.
Como dije en otro artículo, la clave está en el “control mental” que el Cuerpo Gobernante, (hasta hace unos años, el Presidente de la Sociedad Watch Tower), extiende desde la cúspide de la pirámide hasta las bases, asumiendo el papel de padres de multitudes que 'no saben lo que quieren' y que necesitan la guía y las respuestas que ellos elaboran en sus libros y revistas. A los pocos años de su fundación, los Estudiantes de la Biblia encabezados por Carlos Taze Russell, comenzaron a imitar técnicas de control mental de otros movimiento y organizaciones, adaptadas a las circunstancias y características de los Testigos, y comenzaron a desarrollar y extender tales técnicas por tres vías principales:
Primero: la formación de clases, o "ecclesias" que en 1950, denominaron congregaciones, y que consistían en grupos de estudio de la Biblia. Los componentes del mismo, después de repasar con detenimiento los requisitos bíblicos, nombraban a su 'anciano' o director de grupo. Los 'ancianos' se nombran por la central. Tales grupos han derivado en la actualidad, en grupos de 50 a 150 componentes, generalmente vecinos de la zona. En los archivos de estas congregaciones se guardan una “tarjetas de Publicador” en las que se registran sus datos personales, y la actividad que desarrollan. Otros archivos secretos recogen cartas privadas dirigidas a los ancianos por la central y un informe confidencial de las ocasiones que esos ancianos han actuado como Comité Judicial en contra de algún miembro, ya sea para censurarlo privada o públicamente, o para expulsarlo. También se recogen los casos en que una persona decide voluntariamente abandonar el grupo. De esta manera se controla su actividad y se condiciona su proceder en el futuro. En realidad, tales “congregaciones” resultan ser grupos de presión.
Segundo: el establecimiento de reuniones semanales. Estas eran utilizadas como momento propicio para leer la Biblia, y orar juntos. Con el pretexto de que los cristianos primitivos se reunían en algunas ocasiones, los testigos establecieron cinco reuniones que se celebran durante tres días a la semana, y a las que todos los adeptos están “obligados” a asistir, so pena de no ser considerado “espiritual”. Con el paso del tiempo, tales reuniones comenzaron a canalizar normas de control: su contenido dejó de ser enteramente religioso para abarcar técnicas de marketing; su necesidad de prepararlas previamente limitaba el tiempo del que asistía. ¡Incluso se insistía en que algunos dejaran su trabajo o cambiaran a otro peor remunerado, si el mismo le impedía su asistencia!
Y tercero: también comenzaron a regular las visitas a los hogares de todas las personas, como una obligación primordial, e impusieron la norma de obligado cumplimiento de ir “de casa en casa” con un sistema férreo de control que consistía en informar regularmente dicha labor: horas predicadas, revistas, libros y folletos colocados y revisitas, que consiste en volver a visitar a quien se quedó con alguna información con el fin de comprobar si esta persona tiene algún interés en el mensaje que dichas revistas y libros tenían. De esta forma se controlaba el tiempo que el adepto dedicaba a la labor con objeto de avaluar su 'espiritualidad' que no es otra cosa, que su apego al aparato de organización. Finalmente, este control se fue apoderando poco a poco de todos y cada uno de los pensamientos de sus adeptos. ¡Hasta las ocasiones de ocio y recreo comenzaron a ser reguladas por los dirigentes, y las revistas y libros son un claro exponente de lo que se puede hacer y lo que no se puede hacer, lo que viola una norma 'bíblica', y lo que es permisible, en lo que tiene que ver con juegos, deportes, etc.!
Esa es la clave del ‘moldeo’ de los testigos de Jehová. Utilizando comentarios de otros, convierten a las personas en marionetas que “actúan sin sentimientos hacia los demás, sin percepción del dolor, sin conocimiento de la corriente del tiempo, manipulados al extremo, ignorantes y ausentes en cuanto a lo que verdaderamente pasa a su alrededor, autómatas, con un deseo de complacer fuertemente a sus pastores y a la organización”.
Todo lo ‘canalizan’ en la predicación de las ‘buenas nuevas’, en la asistencia a las reuniones, y en la lectura y preparación de sus publicaciones. Ahí se acaba la labor humanitaria de los testigos de Jehová, ahí se acaba su amor al prójimo. Todos los ejemplos que utilizan son excepciones, casos aislados de gente de buen corazón que también se encuentran en sus filas. Son la excepción, no la regla.
¡Qué diferente es la profesión del cristianismo verdadero! Personas como José Luis, como Esmeralda, como David y su esposa, como Juan, como Salvador, como Esteban, como Germán, como una familia canaria, como dos familias vascas, como Paqui, como una familia sevillana, como otras familias andaluzas, como varias familias catalanas y valencianas...
Por otro lado duele, que por culpa de este ‘moldeo’ repugnante y vil, otros se alejen tristes, cabizbajos, desorientados... Jesús, Jerónimo, Marisa, Isabel, Margot, Ana, Mario,...
¡No hay derecho! ¡Debemos seguir luchando tenazmente por la fe que estos aprendices de alfareros quieren hundir en lo profundo del mar! Y que Jehová sea el que juzgue si estar de pie o caídos, pues, ¿quién somos nosotros para juzgar al sirviente de otro hogar? (Romanos 14:4).
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