MAURICIO FLORES MORÁN



ATRAPADO POR LA SOCIEDAD WATCHTOWER



En mi familia conocimos el mensaje de los Testigos de Jehová el año 1951. En aquél tiempo habíamos llegado a la ciudad de Santiago de Chile provenientes del sur de nuestro país. Una misionera norteamericana tocó a nuestra puerta, mi padre la atendió recibiendo la revista "La Atalaya" y un libro, "Sea Dios Veraz". Mi padre posteriormente se desentendió del mensaje de la misionera, pero mi madre fue la más motivada porque deseaba conocer La Biblia. En aquél tiempo yo tenía 13 años de edad y era el menor de mis hermanos.

La misionera Ursula May Serenco, provenía de Pittsburg en los Estados Unidos, sus padres habían conocido en persona a Charles Taze Russell a quien le tenían tanto respeto como si se tratara de un Patriarca Bíblico. Ella nos dejó una Biblia y recuerdo que tanto mis hermanos como yo, que nunca habíamos conocido este libro, quedamos maravillados de tener en nuestras manos la palabra de Dios.

Pronto nos encontramos estudiando el libro "Sea Dios Veraz" con un joven testigo de nombre Jorge, ya que la misionera hablaba muy poco español. De allí siguió la invitación a asistir a una reunión el día domingo, una conferencia que duraba una hora. Allí encontraríamos la amistad de los Testigos que siempre se demuestran muy cariñosos en el recibimiento de los nuevos. Debo decir que nuestra familia había llegado hacía poco tiempo a la capital, de manera que nos encontrábamos un tanto solos, sin amigos o parientes, lo cual era un caldo de cultivo al que los misioneros no tardaron en sacar provecho.

Recuerdo que al conocer el Salón del Reino lo primero que me llamó la atención fue un cuadro estadístico, que ocupaba el lugar predominante del escenario. Allí estaban anotadas las horas de predicación, los libros "colocados", las horas de visita y las revistas entregadas a las personas cuando los "publicadores" hacían visitas domiciliarias. Tardaría años en percatarme de que ese sistema es de amplio uso en los Departamentos de Ventas de las empresas comerciales.

El salón estaba lleno de sillas plegables, no había imágenes y la conferencia me pareció agotadora, no estaba acostumbrado a estar inactivo durante una hora. Después de terminada la reunión fuimos presentados a otros jóvenes que asistían y que vivían en nuestro barrio. Uno de ellos, que llamaré Manuel, un joven que posteriormente hizo amistad con nosotros y se convirtió en el inseparable del grupo que después formamos. Este joven finalmente sería la piedra de tope al analizar la ética cristiana de los siervos Testigos de Jehová, ya que él llegó a ocupar un puesto importante, equivalente a lo que ahora se denomina "ancianos".

Los acontecimientos se precipitaban, los misioneros nos fueron incentivando a participar en las reuniones, primero comentando de la revista La Atalaya, después con el estudio de libro los días Martes, luego los días Jueves a la Escuela del Ministerio Teocrático y finalmente a acompañar en la predicación de casa en casa. De allí a tomar pequeñas "asignaciones" para hablar en público, todo aquello era novedoso. Mi hermano mayor, siempre se sintió atraído por lo místico, de manera que en la Organización de los Testigos de Jehová encontró respuesta a muchas de sus inquietudes, como también en el ámbito de la investigación bíblica a la cual le dedicaba más atención que el resto de los "hermanos".

Me bauticé a la edad de 14 años, también mis hermanos y mi madre. Muy pronto nos integramos activamente a la congregación y participamos en conferencias, salidas a la predicación y finalmente en nuestras vacaciones escolares de verano hacíamos lo que se llamaba el Precursorado de Vacaciones, en el cuál había que cumplir con una meta de 100 horas al mes. Los misioneros siempre estaban investigando nuestra capacidad de entrega a la Organización W.T.- Fred Wilson era el que tenía a cargo la Casa Misionera, otros "hermanos" misioneros eran William Donaldson, Alberto Mann, Harry Williams y Dwane Graeber entre otros. Con ellos hubo bastante acercamiento debido a que nuestra familia tenía facilidades para decoración y pintura, por esto cooperamos con mucha energía a nivel familiar cuando había que preparar escenarios para Asambleas, carteles informativos o reparaciones en los Salones del Reino. En especial mi hermano mayor dedicó tiempo y energía con verdadero tesón en pro de la "Obra del Reino", de tal forma que abandonó sus estudios de Educación Media seglares y se convirtió en un predicador de tiempo completo, le llamaban Precursorado Especial, y fue asignado para llevar el Mensaje del Reino a unas ciudades del norte de Chile. Por esta labor de predicación no recibía remuneración alguna, recibía hospedaje en la casa de algún "hermano" en la fe, y el dinero que podría obtener de la "colocación" de algunas revistas o libros.

Por mi parte examinaba con interés los conocimientos que la Organización WT. Me entregaba, estaba entrando a la adolescencia y el mundo se me presentaba lleno de expectativas. Por alguna razón siempre fui inquieto intelectualmente, gustaba de ir a bibliotecas, librerías de "viejo", conferencias científicas, cinetecas y todo lo que se me presentara. Quizás fue eso lo que me permitió tamizar las enseñanzas de la W.T. bajo una perspectiva más amplia que el resto de mis nuevos amigos.

Mi hermana por su parte, nunca dejó de predicar y estar activa, pero tanto ella como yo seguimos con nuestros estudios superiores, a pesar de que los misioneros insistían directa e indirectamente para que hiciéramos nuestro "Propósito en la Vida" en el precursorado.

Al cabo de algunos años fui tomando cargos, como dar conferencias los días Domingo o dirigir el Estudio de Libro, llegué a tener varios Estudios de Libro con personas interesadas que después se asociaron con la Organización W.T. A veces teníamos ocasión de tener algunos momentos de esparcimiento con "hermanos" amigos, como ir de excursiones, hacer andinismo o ir a la piscina. En esos momentos de sana distracción me extrañaba la actitud del "hermano" Manuel quién no demostraba actitudes cristianas ya que constantemente trataba de sobresalir sin importarle los sentimientos de las demás personas, incluso cuando se trataba de la predicación de casa en casa.

Por aquél tiempo yo visitaba frecuentemente la casa de un "hermano" al que acompañaba en la predicación, se trataba de una persona mayor que yo, de carácter muy dulce y agradable. Este hermano, Carlos G. trabajaba en una fábrica de lámparas no muy lejos de mi hogar ésta empresa estaba dirigida por una persona que también pertenecía la Congregación, se trataba de Juan S., Estas dos personas, Juan y Carlos vivían en la fábrica y disponían de bastante tiempo para las labores de la Congregación, incluso daban trabajo en su fábrica a algunos "hermanos"

Cuando visitaba la fábrica de ellos, que funcionaba en una casona antigua muy amplia, no dejaba de notar que en casi todas las habitaciones había fotografías del "hermano" Juan S. en lugares destacados.

Estos dos "hermanos" eran solteros. Juan S. era muy apuesto y dinámico, siempre dispuesto a ayudar en las Asambleas o en todo aquello que requería tiempo y esfuerzo. Así las cosas, no sospechábamos que existiera alguna situación irregular entre ellos, debido quizás a la inocencia típica de los que ingresan a esta secta, ya que esperábamos que todos los miembros fueran cristianos de corazón y de conducta intachable. Por ese motivo hubo gran conmoción en la Congregación cuando se leyó un acta para quitar todos los privilegios al "hermano" Juan S. por conducta homosexual. Recién ahí comprendimos algunas cosas, como la cantidad de fotografías que adornaban la casa en que estos hermanos mantenían su fábrica de lámparas.

Sin embargo nuestra entrega a la Organización continuaba inalterable. Amenizábamos nuestra entrega con salidas a predicar a pueblos cordilleranos bastante alejados de la Capital, cubríamos todo un pueblo en una mañana ya que salíamos en grupos. En una de esas salidas a terreno, conocí a la que sería mi esposa al cabo de algunos años, ella provenía de una familia de cinco hermanos y todos en su casa pertenecían a la Organización Watchtower. Su grupo familiar era dirigido por un padre autoritario e intransigente y toda la familia se sometía con verdadero temor a sus mandatos.

Había algunas cosas que contribuían a desanimar mi fervor para entregarme por completo a la Sociedad, una de ellas era el comportamiento de los misioneros. Ellos demostraban mucha entrega en su trabajo de predicación, en sus discursos o en sus consejos, pero cuando se trataba de compartir con algunos de nosotros en labores cotidianas su conducta distaba mucho de ser aceptable, al contrario, se demostraban fríos e indiferentes. Esas conductas las conversábamos con mis hermanos y muchas veces de ese intercambio de experiencias nos quedaba un gusto amargo acerca de esa doble faz que demostraban. Había discriminación en lo que respecta a relacionarse con chilenos por parte de los misioneros estadounidenses. Un caso que nos llegó muy cercano fue el de una "hermana" amiga nuestra que tuvo un romance con un misionero norteamericano, el cuál rompió su compromiso aduciendo que por instrucciones superiores no podía continuar con ella, por lo cual nuestra amiga sufrió una depresión grave. Los misioneros norteamericanos demostraban mucha simpatía en sus discursos a la congregación, incluso se mostraban festivos, pero cuando ya no estaban haciendo su labor en la congregación desaparecía toda su simpatía.

Sin embargo, como toda mi familia pertenecía a la congregación y además allí tenía un grupo de jóvenes amigos, entre ellos mi prometida, continuaba desarrollando mi labor ministerial. Recuerdo que en aquellos años se celebraron una serie de Asambleas Voluntad Divina en la que se decía que faltaban muy pocos años para el Armagedón y la entrada al Nuevo Mundo. La revista "La Atalaya" llegó a decir: " Es posible que estas sea la última Asamblea antes del Fin". A tanto llegaba nuestra certidumbre de que eso ocurriría pronto, que en una oportunidad en que predicábamos el mensaje del Reino en un sector de la ciudad, comenzamos a elegir las casas en las cuales nos gustaría vivir una vez que llegara el Nuevo Mundo. Además una señora de nuestra Congregación tenía a un hijo con la dentadura en muy mal estado, ella se excusaba de ir al dentista diciendo que "como falta tan poco para el Nuevo Mundo para qué vamos a gastar dinero en reparaciones dentales, en poco tiempo más mi hijo va a tener su dentadura perfecta", otra señora de apellido Álvarez necesitaba un audífono para su sordera, incluso los misioneros norteamericanos se ofrecieron para traerle uno de los Estados Unidos, pero ella se negó aduciendo que faltaba muy poco para el Nuevo Mundo. Eso era consecuencia de la labor sistemática de la Sociedad W.T. en inculcar premura en el tiempo con el objeto de vender libros y revistas.

Ocurría que la Sociedad W.T. se encontraba realizando un extenso programa de construcción de edificios para imprentas en distintos lugares del mundo. Muchos de nosotros ingenuamente preguntamos a los misioneros para qué se hacía esto si el fin de este Sistema de Cosas era inminente, ellos respondían que esas construcciones servirían en el futuro al Pueblo de Dios para otros fines. La verdad es que nos respondían como a niños cuando se les trata de engañar. Ahora, transcurridos muchos años de ese acontecimiento queda perfectamente claro que los dirigentes de la W.T. conocían muy bien la forma de engañar a la gente y ellos sabían perfectamente que sus anuncios de la inminencia del fin no pasaba de ser un elemento para incrementar las ventas de sus publicaciones. Una persona honrada no puede dejar de abrigar dudas razonables con esa forma de proceder de manera que esas y otras inconsistencias las conversábamos entre nuestro grupo de jóvenes. También comentábamos sobre los misioneros norteamericanos que en un principio nos parecieron personas con mucha educación, sin embargo demostraban bastante ignorancia en lo que decía relación a cultura general, esto como consecuencia de que la revista "La Atalaya" desincentivaba la educación a un nivel superior entre sus miembros.

El primer atisbo de un conocimiento fuera de la Organización la tuvimos cuando uno de nuestro grupo compró un libro titulado "Usos y costumbres en tierras bíblicas", según se daba a entender, la Biblia era un libro oriental, escrito para orientales con una idiosincrasia totalmente distinta de la nuestra. Muy lentamente comenzábamos a investigar respecto a la autenticidad de la Biblia, nuestra juventud nos hacía curiosos, ocupábamos nuestro tiempo en divagaciones extra bíblicas como también a especular cuánto tiempo faltaba para el Armagedón. En nuestro grupo hicimos una pequeña encuesta: "¿ Cuánto tiempo crees tu que falta para que llegue el Armagedón?", la mayoría de los jóvenes como yo dijo que faltaban 2 años como máximo, eso nos da a entender el grado de manipulación sicológica en que nos había envuelto la Watchtower Bible and Tract Society. Corría la década de los sesenta.

Cuando nos visitaba mi hermano, que ejercía su Precursorado Especial en el Norte de Chile nos entregaba, sin querer, nuevos elementos de juicio para cuestionar la idoneidad de los misioneros extranjeros en materias espirituales. Un caso fue el del "hermano" de apellido Sherwood, quién fue sorprendido en falsificar su Informe de Servicio. Este gringo (Muy inteligente, como después pudimos entenderlo) tomaba su maletín y partía temprano a lo que se suponía era labor de predicación. En verdad salía de la ciudad y pasaba el día pescando, eso ocurría en la localidad de Parral, al sur de Chile. Finalmente eso no pasaba de ser una anécdota, ya que casos individuales no lograban menoscabar el apego a la Organización Watchtower. Aunque claro, mi hermano se sentía profundamente indignado con la actuación del "hermano" Sherwood.

Por suerte nuestra familia siempre fue muy inquieta intelectualmente, de manera que siempre estábamos leyendo literatura extrabíblica, además mi hermana y yo avanzábamos en nuestros estudios superiores. En aquél tiempo surgió una duda en mi mente. Había pronunciado un discurso ante la Congregación en la que había puesto énfasis en la lectura de la Biblia ya que se trataba de la Palabra de Dios. De vuelta a casa me quedé pensando en que yo estaba recomendando la lectura de la Biblia sin que yo mismo la hubiera leído en forma completa. De hecho había leído libros aún más voluminosos en mis tareas escolares. Pregunté entonces a mis conocidos en la Congregación quienes se habían dado el trabajo de leer la Biblia en forma completa, para mi extrañeza ninguno manifestó haberlo hecho. Entonces comencé a leer la Palabra de Dios metódicamente, después me fue necesario anotar en un cuaderno las muchas dudas con que me iba encontrando. Mi punto de vista cambió radicalmente, estaba acostumbrado a recibir el "alimento espiritual" desde la revista "La Atalaya", ahí me di cuenta de que la Sociedad WT. utiliza el sistema de sacar textos de un lugar, juntarlo con otros párrafos de otros libros de la Biblia para enarbolar un argumento, cuando no usa el sistema de decir que tal cosa tiene un significado simbólico y otro literal sin otra base que lo que decide el "Cuerpo Gobernante". En otras palabras, había que "tomarlo o dejarlo". Aceptar a ojos cerrados lo que viniera desde Brooklyn o leer la Palabra de Dios. Cuando terminé mi lectura particular de la Biblia ya no miraba en la misma forma a la Organización WT.

Pero, la suma de pequeños detalles finalmente agudizaría aún más nuestra percepción negativa de la W.T. Nuevamente nuestro hermano, que había sido trasladado como Siervo (Anciano) a la Congregación de Chillán nos relató un crimen que había cometido allí una misionera norteamericana. Por supuesto mi hermano al principio fue reacio a comentar el suceso, pero finalmente nos relató los detalles. Esta "hermana" sentía verdadera adoración por su esposo, un gringo muy apuesto con el cual se encontraba casada hacía poco tiempo. Cuando nació un hijo de ambos, esta misionera no sintió por su hijo el cariño que toda madre debe profesarle. Ellos tenían de vecinos a una familia de Testigos, y la hija del matrimonio vecino que generalmente visitaba a estos misioneros una noche llamó alarmada a su madre, había llegado a la casa de los misioneros y estaba vacía, aunque el bebé se encontraba en el baño, sumergido en el agua. Cuando los mayores llegaron descubrieron que el bebé había sido ahogado por su propia madre en el baño. Naturalmente llegó la policía y la misionera fue encontrada vagando por las calles y este matrimonio debió ir a la Justicia chilena. A mi hermano le afectó mucho ese parricidio. Se sumaban detalles que conformaban poco a poco un panorama desalentador para la fe en la Organización W.T. la cuál no tomó ninguna determinación en contra de esta pareja de misioneros y más bien se ocultó este hecho a los demás "hermanos" chilenos, solo unos pocos estábamos enterados del asunto.

Junto a mis hermanos investigábamos revistas y libros de años anteriores de la Sociedad. Visitamos las librerías de libros usados y encontramos publicaciones en castellano de la Sociedad WT. de los tiempos del Juez Rutherford. Nos parecía extraño que en una Asamblea en los Estados Unidos se hiciera el anuncio de que Cristo había venido en forma invisible en circunstancias que en años anteriores a ese anuncio la Organización W.T. fustigaba a los gobiernos del mundo por no reconocer la inminente llegada del Reino de Dios. Cuando se hizo el anuncio de que Cristo ya había llegado en forma invisible, ni los gobiernos del mundo ni la misma Sociedad W.T. se habían percatado. Esos errores no pesaban mucho entre los miembros de nuestra Congregación, pero a nosotros nos dejaba perplejos.

Por mi parte abrigaba dudas del verdadero contenido de la literatura de la Sociedad W.T., siempre me llamó la atención de que en la Revista "Atalaya" y "Despertad" aparecían citas de prominentes científicos, eruditos, enciclopedias, diccionarios de los más connotados hombres de ciencias de lo que para la Sociedad W.T. deberían ser parte del sistema de la Bestia del Apocalipsis, entonces se tenía un discurso doble, uno en condenar todo lo mundano, y por otra parte se refrendaba cualquier cita de las revistas con otro discurso, en el cual se usaba a gente erudita del mundo no Testigo. Por otra parte en la revista Atalaya existía una sección con Cartas de Lectores, aunque siempre había cartas de personas que agradecían los artículos leídos y de cómo les había cambiado la vida, nunca aparecían cartas de lectores que cuestionaran las enseñanzas. Percibía mucha manipulación comunicacional.

Parecía contradictorio además, de que la Organización WT. nos hiciera escribir cartas a los gobiernos de aquellos países en que la predicación estaba prohibida, esgrimiendo el argumento de "la libertad de adorar a Dios de acuerdo a los dictados de nuestras conciencias", en circunstancias de que si un Testigo de Jehová difiere en alguna doctrina con lo que enseña el Cuerpo Gobernante inmediatamente es sancionado o hasta expulsado, dejando de lado el argumento "libertad de adorar a Dios de acuerdo a nuestras conciencias". Ese doble estándar no lo podíamos comprender en nuestra familia.

Otro de los elementos de juicio que me hacían cuestionar la literatura de la Sociedad W.T. era que las citas y referencias estaban circunscritas a los Estados Unidos o Inglaterra, y casi ninguna referencia a más de 150 países del mundo, en circunstancias de que se hacía hincapié en que el mensaje del Reino de Dios tenía carácter universal. Por otra parte, cuando había alguna referencia a otros países, como Alemania o Italia, siempre eran para referirse a hechos negativos ocurridos en esas naciones, como índices de criminalidad o incremento de accidentes, etc. Todo eso me mantenía "con un ojo abierto" y sin saber qué pensar. Quizás para un estadounidense tendrían validez hechos como que Jesucristo sería entronizado en Brooklyn o que los profetas resucitarían en California, pero para nosotros los latinoamericanos resultaba poco creíble que las enseñanzas nacidas en tierras palestinas, con Tierra Prometida incluida se hubieran trasladado de continente. Todo esto lo conversaba con mi prometida y mis futuros cuñados, los cuales comenzaban a abrigar serias dudas de las enseñanzas de la Sociedad W.T. Pasados los años me atrevo a afirmar que la preponderancia de menciones a los Estados Unidos e Inglaterra en la literatura de los Testigos me confirmaban las sospechas de que los escritos de esta Organización W.T. no son otra cosa que una apología del sistema de vida anglosajón.

En nuestra familia comentábamos de algunos hechos curiosos en la literatura de la Watchtower. Así como los católicos usan imágenes como ayuda para la fe, del mismo modo en las revistas, libros y folletos nos acostumbraban a mostrar escenas del Nuevo Mundo, en el cual aparecían personas siempre sonrientes vistiendo ropas de distintas nacionalidades. Acostumbrados a estas imágenes nadie se percata de que adolecen de varios defectos. En primer lugar estas personas que allí se nos muestran están vestidas, en circunstancias de que deberían estar desnudos ya que el Paraíso se ha recobrado y aquellas personas no se encuentran bajo pecado. Además los Testigos de Jehová demuestran en forma clara su discriminación ya que siempre esas personas están representadas en matrimonios de una misma raza o nacionalidad. Asiáticos casados con asiáticos, blancos con blancos y negros con negros. Nunca se da el caso de que aparezcan parejas mixtas como de un blanco con una asiática. Este "alimento" que emana desde Brooklyn se convierte en una educación subliminal de discriminación racial. También en la revista "La Atalaya" y en los libros había dibujos de familias, pero siempre bajo un prisma racista, los negros con negros, asiáticos con asiáticos, latinos con latinos.

Los Testigos de Jehová no lograban cuestionarse las cosas simples y lógicas y es así que en revistas, libros, folletos nos acostumbraban a mostrar escenas idílicas de gente siempre sonriente en jardines perfectos y siempre bajo un sol espléndido, y esa gente que se muestra aparecen formalmente vestidos a pesar de que no están bajo pecado y deberían estar desnudas ya que han sido liberadas del pecado por la sangre de Cristo y viven supuestamente en el Paraíso recobrado como en el que vivían Adán y Eva. Para la WT. este es un Paraíso racista, con personas vestidos a la usanza de sus países actuales, conviviendo con otros grupos pero siempre separados por su raza. En mi familia comenzábamos a abrir los ojos a estas realidades poco evidentes para los demás.

Transcurrido el tiempo nuestro amigo Manuel, a quien habíamos conocido en nuestra primera visita al Salón del Reino se había demostrado como una persona arribista, orgullosa, egoísta y sobre todo materialista. En su vida matrimonial este "hermano" había llegado a golpear a su esposa. Gran sorpresa para mis hermanos y para mí cuando en una reunión supimos que había sido nombrado Siervo de Ciudad. (Un título que no creo que exista hoy en día), que servía para asesorar a los misioneros respecto a materias civiles. Esta situación nos dejó perplejos, no comprendíamos con qué vara los Siervos (Ahora se les llama ancianos) medían a las personas que ocupaban puestos importantes. Todas estas cosas que ocurrían nos dejaban el germen de la duda, pero no menoscababan la entrega a la Organización W.T., cada uno de nuestra familia participaba activamente en la Obra de Predicación, asistíamos a Asambleas en diferentes lugares de Chile, tomábamos parte activa en instalar escenarios, ayudábamos en las cafeterías o en pintar los Salones del Reino. Nuestras dudas razonables no trascendían o aún no cristalizaban. Para todos éramos publicadores entregados completamente a la Obra del Reino. Nuestras dudas permanecían latentes.

Pasaron los años, terminé mis estudios y comencé a trabajar, por lo cuál me sentí en condiciones de contraer matrimonio, lo cuál hice dentro de la Congregación a la cuál asistíamos. Nuestra asociación con los Testigos ya no era tan ideológicamente dependiente, habíamos mudado de domicilio y estábamos asociados a otra Congregación en otro sector de la ciudad, llamada "Unidad Quinta Normal" dirigida por José Valiente Pérez. A este Siervo de Congregación le manifestamos nuestras dudas sobre aspectos doctrinarios, los temas a los cuáles deseábamos respuestas y que la Organización W.T. no nos entregaba. Para ese entonces habíamos acumulado muchas dudas razonables que deseábamos comentar con los Siervos (Ancianos). Como es lógico nadie se pronunciaba a favor o en contra de nuestros argumentos, preferían sentarse a recibir el "alimento espiritual" de la Organización W.T. antes que detenerse a pensar y a razonar. El Siervo de la Congregación, don José Valiente me argumentó lo siguiente. "Imagínese, me dijo, que cuando Noé estaba esperando el Diluvio hubiera comenzado a dudar de su embarcación, como el tiempo es breve es posible que nos quedemos fuera", mi argumento fue que era necesario conocer esa Arca simbólica porque una vez en ella ya sería tarde si descubríamos que no era segura.

El argumento decisivo que nos demostró que la Organización WT. tenía los pies de barro fue el artículo que apareció en la revista "La Atalaya" del día 1 de Abril de 1963 con el título: "Reconociendo a la Organización de Jehová", allí se decía:

Existen tres clases de profetas:

1.- El Profeta verdadero que es inspirado, posee el Espíritu Santo y nunca se equivoca en sus predicciones"

2.- El Profeta falso, que es lo opuesto al primero.

3.- El profeta, que si bien no es inspirado, posee el Espíritu Santo se equivoca muchas veces, pero sigue siendo un Profeta verdadero.

La verdad es que este esclarecedor artículo fue pasado por alto por muchos "hermanos", sin embargo esta Organización WT. en forma desenfadada le estaba enmendando la plana a la propia Biblia en Deuteronomio Cáp. 18 vers. 22. Para los Ungidos de Brooklyn existía una tercera denominación de Profetas, los que se equivocan y después se corrigen. Comentamos este artículo con algunas personas de la Congregación tratando de encontrar alguna coherencia con la Biblia, pero no hubo respuestas, muchos se negaban a cuestionar al "Siervo Fiel y Discreto" y preferían continuar halagando sus oídos con las publicaciones de Brooklyn. Se comenzaba a descorrer un velo delante de nuestros ojos.

Algunos del grupo de jóvenes amigos que conocían nuestras críticas se distanciaron de nosotros, otros en cambio aún convencidos de que había dudas razonables en contra de la Organización W.T. siguieron asistiendo y participando, lamento decir que mi joven esposa se encontraba entre los que pretendían que aún podrían tener cabida en ese "barco semejante al Arca de Noé que era la Soc. W.T." Posteriormente mi matrimonio se deshizo por adulterio de mi esposa, a pesar de los cual fue "perdonada" y siguió asistiendo como oyente a las reuniones.

Entre los que comenzaron a abrir los ojos y a percibir las flaquezas de las enseñanzas se encontraba quién había sido el que dirigió nuestro primer estudio con el libro "Sea Dios Veraz", Jorge. Él nos contaría más adelante que durante su labor de precursorado había cometido fornicación, pero que no lo había revelado y de esa manera se había salvado de la expulsión. Poco a poco tomábamos conciencia de la inconsistencia del mensaje de la Torre del Vigía o Atalaya, como asimismo de la moral poco cristiana de sus miembros y dirigentes, los que no son diferentes de cualquier otro grupo humano no cristiano. Poco a poco nuestra actitud había cambiado, ya no sentíamos temor de hacer preguntas doctrinarias a los Siervos de Congregación, o a los misioneros norteamericanos , quienes se daban cuenta que nuestra familia tenía muchas inquietudes y eso era mal visto en ese grupo en el cuál todos deben acatar lo que se lee en "La Atalaya" o lo que dicen los Siervos (Ancianos). Habíamos comenzado a levantar nuestras cabezas y nos estábamos convirtiendo en personas peligrosas para sus dirigentes.

Había pasado largos 14 años sirviendo a la Organización de Brooklyn, afortunadamente yo había terminado de estudiar y tenía un buen trabajo, no fue tan negativo para mí, sin embargo mi hermano mayor tuvo que sobreponerse al hecho de no haber terminado sus estudios y encontrarse en punto cero siendo mucho mayor en edad que yo. Mi madre, en cambio, fue marginada por la congregación a la que ella pertenecía a pesar de que seguía tan fiel como antes a la Soc. WT., pero por el solo hecho de ser nuestra madre sufrió el ostracismo de parte de los "hermanos", sencillamente la abandonaron, sin siquiera acercarse a ella para conocer su opinión.

Sin acuerdo previo, en forma individual y en distintos momentos mis hermanos y yo habíamos redactado una carta de renuncia a la Organización W.T.- Naturalmente (según supimos después) los Siervos a cargo hicieron un Acta de Expulsión, para demostrar ante la Congregación que eran ellos los que nos expulsaban y no nosotros los que renunciábamos. A mi hermano le hicieron antes un llamado (encerrona) para que diera a conocer sus puntos de vista, entre los más altos dirigentes de Santiago, Fred Wilson y un Siervo de Zona, Pedro Lobato. Mi hermano se extendió en amena charla no solamente en el aspecto doctrinario sino también con todas las irregularidades que había visto dentro de las congregaciones en las cuales había servido, parricidio incluido, que motivó sorpresa, ira, incredulidad y obcecación por parte del los Misioneros estadounidenses.

Entre las acusaciones que nos hicieron, fue la de divulgar falsas creencias, y de que habíamos tratado de hacer apostatar a unas chicas muy humildes que nos visitaban a menudo en nuestra casa, una de ellas no vidente. La verdad de esto es que estas muchachas prácticamente no tenían educación, difícilmente podríamos haber entablado una conversación doctrinaria con ellas bajo ningún aspecto. Nadie de nosotros lo hizo, por lo cual esa mentira de los dirigentes de la Congregación refrendó aún más nuestro convencimiento de haber actuado en conciencia al separarnos de la Sociedad W.T.

Debo mencionar un hecho anecdótico relativo al grado de estupidez a que llegan algunas personas que pertenecen a esta Organización siniestra. Ocurre que cuando estaba asociado a la última Congregación, con don José Valiente P., había solicitado a este "hermano" un Certificado de Honorabilidad con el objeto de presentarlo al trabajo al cuál estaba aspirando. Pasado el tiempo me encontraba felizmente trabajando en una Institución Bancaria, cuando fui llamado a la Gerencia de la Empresa para dar cuenta del Certificado de Honorabilidad que me había otorgado el Siervo de la Congregación, (cuando aún pertenecía a la congregación); había sido confrontado con el Sr. José Valiente, éste les aseguró a ellos de que "no me conocía", debido a que para ese tiempo yo había renunciado y ellos me habían expulsado. Tuve que dar toda clase de explicaciones y contar la historia completa de la situación que afortunadamente se solucionó sin menoscabo para mi persona. Sin embargo comprendo la situación difícil a que se vio enfrentado el Sr. Valiente, debido a que tuvo que mentir para llegar ser fiel a los estatutos de la Sociedad de Brooklyn. Para los Testigos de Jehová lo importante es cumplir los mandatos de la Sociedad, la conciencia del individuo ya ha desaparecido y se encuentra al servicio de los intereses de la Organización Watchtower.

Transcurrido el tiempo fuera de la Organización W.T., mi hermano se dedicó a investigar aún más los manejos de esta secta, puso por escrito sus experiencias, las discrepancias doctrinarias como también las poco honorables actitudes de los que en ese tiempo fueron "hermanos". Por mi parte me siento feliz de haberme retirado de esta secta malsana. Perdí catorce años de mi vida sirviendo a los intereses comerciales de la Sociedad WT. siendo "alimentado" con falsedades extraídas de la Biblia.

Cada cierto tiempo llegan a mi puerta algunos predicadores de la WT., es la oportunidad que tengo para demostrarles la pobreza de sus argumentos y, lo más importante, que ninguno de ellos ha leído la Biblia en forma completa.

Contribuido.


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