DE LA HISTORIA AL MITO:
LA PROHIBICIÓN DE LAS TRANSFUSIONES DE SANGRE


"¿Expulsados o Desasociados?... He ahí la cuestión"


José Martín Pérez




Ciertamente cuando los dogmas religiosos se basan en fuentes de hechura humana y no bíblicas, no pueden menos que quedar expuestos, de modo que quedan reveladas las cualidades de su fuente humana, que son muy diferentes de las cualidades piadosas... muy diferentes de “la palabra del Señor [que] permanece perpetuamente.”-1 Ped. 1:25. (Versión Valera)

ES curioso como, gran parte de los principios, que suelen utilizar algunos grupos religiosos para descubrir la «manipulación» que utilizan los demás, a veces se vuelven contra los propios que los utiliza en un efecto parecido al bumerang; que estos principios «encubren» la propia acción que ellos están condenando. Como el que realiza la afirmación es el propio grupo que acusa, dificilmente se percibe la «manipulación».

La Sociedad Watch Tower es un claro ejemplo de ello.

Llevan 135 años haciendo lo mismo que acusaron a los Mormones en La Atalaya del 1 de marzo de 1979, pág. 28, citada arriba. La presión, el evidente error, la contradición de un pasaje con otro, y las expectativas incumplidas, les llevan a cambiar doctrinas, interpretaciones, formas de organización, e incluso resitúan profecías con gran habilidad, y después dicen: «No debe sorprendernos, pues, que en tiempos modernos Jehová haya dirigido también a su pueblo para que este sea una organización progresiva, dándole iluminación gradual sobre verdades bíblicas». (Proclamadores, pág. 709#31)

Con gran facilidad violan en un párrafo lo que dicen defender en el anterior. Por ejemplo: Alaban a quien es tolerante y respeta su manera diferente de creer, pero se vuelven intolerantes contra todo aquel que, habiendo pertenecido a sus filas, comienza a creer o pensar de una manera diferente a como les marcan desde la Santa Sede de Brooklyn, (aunque meses o años después, la evolución del grupo les lleve a creer o a actuar como dicha persona abogaba en ese momento). Dicen: «Sin duda, nos sentimos a gusto con la gente que respeta nuestras creencias y actitudes, aunque no coincidan con las suyas», (¡Despertad!, de 22 de enero de 1997, pág. 3) empero ellos no se sienten a gusto, de hecho aplican una política de extremo rechazo para con aquél que tiene ideas que no coinciden con las suyas, incluso si este es un familiar cercano.

¡Tan fácil como echarle la culpa a Dios por los errores, por el daño innecesario recibido por sus adeptos, o por la tardanza en cambiar un concepto o idea!

Sus múltiples cambios doctrinales, sus diferentes conceptos bíblicos de lo que significa 'lealtad a Dios', su 'voltejear' en doctrinas y enseñanzas no es otra cosa que un justificar sus «fuentes de hechura humana» a la hora de concebir e interpretar el contenido de la Biblia. Cuando se examinan detenidamente no responden a la supuesta «iluminación progresiva» que dicen recibir del propio Jehová, sino a una «fuente humana» movida por un deseo humano.

En cierta ocasión ellos mismos reconocieron: «Es cierto que algunas expectaciones que parecían estar respaldadas por la cronología bíblica no se realizaron en el tiempo en que se esperaba que lo hicieran. Pero ¿no es preferible, con mucho, cometer algunos errores debido a estar demasiado ansiosos de ver que se cumplan los propósitos de Dios que estar dormidos en sentido espiritual en lo que toca al cumplimiento de la profecía bíblica?». (La Atalaya, de 1 de diciembre de 1984, pág. 18)

Hace poco han llegado a decir: «Debido a su deseo de ver el fin de este inicuo sistema, el pueblo de Jehová a veces ha especulado sobre cuándo estallará la “gran tribulación”, incluso relacionando este suceso con lo que se calculaba que debía durar una generación desde 1914». (La Atalaya, de 1 de noviembre de 1995, pág. 17)

No se dan cuenta que, haciendo este tipo de declaraciones, están confirmando que las fuentes de su «iluminación progresiva» son «fuentes de hechura humana», que se equivocan, que yerran debido a estar demasiado ansiosos de ver que se cumplan 'los propósitos de Dios', que especulan con la cronología, con la duración de ciertos periodos, con el cumplimiento de ciertas profecías. No se dan cuenta que Dios no tiene nada que ver en toda esta problemática. Que son los dirigentes del grupo los que conducen el carro, los que se desvían y los que se estrellan más de una vez.

El problema es cuando trasladan estas «fuentes de hechura humana» a lo que significa un proceder y un comportamiento cristiano leal, pues en esto, la determinación de dicho proceder, si es erroneo, caprichoso, puede causar un daño innecesario e injusto para quienes lo adopten, por mucho que después, traten lo adornarlo de ribetes coloreados.

MANDATOS DE HOMBRES COMO DOCTRINAS

Un ejemplo: en 1996, la Junta Directiva de los testigos de Jehová determinaron que si un componente de su grupo llegara a «concluir que el servicio civil nacional es una “buena obra” que puede realizar en obediencia a las autoridades», entonces, «los ancianos nombrados y demás hermanos deben respetar del todo su conciencia y seguir viéndolo como un cristiano ejemplar».

Esto no había sido así siempre. Miles de personas habían sufrido por negarse a realizar dicho servicio civil nacional hasta ese momento, incluso muchos habían muerto por esta causa. Los que no habían visto nada malo en realizar tal labor, y habían optado por realizarla, habían dejado de ser vistos como cristianos ejemplares, y habían sido expulsados de sus congregaciones, y cortados en toda su relación con los que habían sido sus amigos y parientes más cercanos hasta ese momento.

“Un maravilloso regalo de Jehová”

LA ATALAYA del 1 de mayo de 1996 contenía un estudio a fondo sobre la neutralidad cristiana y cómo equilibrar las responsabilidades cristianas que tenemos con Jehová y con el “César”. (Mateo 22:21.) Se han recibido muchos comentarios de agradecimiento por la nueva información, entre ellos la siguiente carta, escrita por un Testigo de Grecia y dirigida al Cuerpo Gobernante de los testigos de Jehová:
“Quiero expresarles mi más profundo agradecimiento a todos ustedes, queridos hermanos, por el buen cuidado espiritual que nos dispensan. Habiendo pasado unos nueve años en prisión debido a mi fe cristiana, agradezco de verdad las maravillosas reflexiones de La Atalaya del 1 de mayo de 1996. (Isaías 2:4.) Fue un maravilloso regalo de Jehová. (Santiago 1:17.)
”Mientras leía estos artículos, recordé un comentario de un número anterior (1 de agosto de 1994, página 14): ‘Es obvio que ser razonable es una cualidad valiosísima, pues potencia el amor que le tenemos a Jehová’. Sí, hermanos, doy gracias a Jehová por ser parte de esta organización bondadosa y amorosa, que claramente refleja su sabiduría. (Santiago 3:17.)
”La luz más clara de La Atalaya del 1 de mayo ha sido bien recibida aquí en Grecia, especialmente por quienes han pasado varios años en prisión o aún se hallan presos debido a su fe. Gracias de nuevo. Que Jehová los fortalezca con su espíritu para que continúen suministrándonos el valioso alimento espiritual en estos tiempos turbulentos.”

(La Atalaya del 1 de noviembre de 1996, pág. 27).

Con el cambio, en vez de enfatizar esta triste realidad: que una norma caprichosa establecida por la cúpula de los Testigos en Brooklyn, había causado daño innecesario a sus adeptos, ellos hicieron lo contrario. Utilizaron una carta escrita por un Testigo de Grecia, para decir que aquél cambio había sido "un maravilloso regalo de Jehová". El sincero Testigo, ajeno a todo lo que el tema sobre el servicio civil nacional venía arrastrando desde 1978 en adelante, (que fue donde por primera vez se consideró la idoneidad de esta prohibición por la membresía del grupo), creía que la decisión adoptada era un regalo de Dios, después de haber sacrificado nueve años de su vida en prisión innecesariamente.

Ni una disculpa. Ni un solo atisbo de reconocimiento del error. Ni un lamento por el daño innecesario que habían provocado. Si el cambio había sido un maravilloso regalo de Jehová, ¿qué había sido la imposición de la norma anterior al cambio? ¿Quién la había impuesto? ¿Quién o quiénes habían determinado que «negarse a realizar la Prestación o servicio civil nacional» era esencial para la fe, y requisito indispensable para mantenerse como miembro de la congregación de los testigos de Jehová? ¿Quién se equivocó? ¿Dios haciendo el regalo o los componentes del Cuerpo Gobernante estableciendo una prohibición 20 ó 30 años antes, como esencial para ser aprobado por Dios?

Me vino a la mente en ese mismo instante, el planteamiento que Cristo hizo en una ocasión a ciertos líderes religiosos judíos, al preguntarles: «El bautismo de Juan, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres?» (Mateo 21:25)

Sería procedente preguntarles a los líderes actuales de la Watch Tower: «La norma de rehusar realizar la Prestación Social Sustitutoria, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres?. . . «La enseñanza de que el fin iba a venir durante la escasa duración de una generación de 70 u 80 años, ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres?. . . «La enseñanza de que, desde 1914 los testigos de Jehová estaban realizando una separación entre las personas, como de 'ovejas y cabras', ¿de dónde procedía? ¿Del cielo o de los hombres?». Y así, en una larga lista.

...Y dejar que contesten si se atreven. Los interlocutores de Jesús no se atrevieron.

¿EXPULSADOS O DESASOCIADOS? ¿UN CAMBIO DE CONVENIENCIA?

En la actualidad, el debate se ha centrado en el tema sangre. Este ha tenido que ver con la manera de considerar a aquellas personas, que, diciendo ser testigos de Jehová, aceptan una transfusión de sangre, como parte del tratamiento médico para su recuperación.

Cuando todas las cosas, (comentarios de diferentes «portavoces», evolución doctrinal, 'desaparición' de la tarjeta 'AVISO PARA EL PERSONAL MÉDICO', acuerdo firmado con el gobierno de Bulgaria, etc) hacían presagiar sobre la posible «despenalización» de las transfusiones de sangre y una vuelta atrás en su política, adoptando el proceder anterior a 1.961, la noticia explotó: ¡los testigos de Jehová no volverán a expulsar de sus filas a aquella persona que acepte una transfusión de sangre. . !

El pequeño matiz nuevo incorporado a este proceder es, el que es ella misma la que se va, la que se autoexcluye, la que se desasocia, o se aparta.

El caso es que no aclaran con exactitud qué significa para ellos, eso de «autoexcluirse», qué trascendencia tiene en sus miembros este «ligero» ajuste, en su entorno más inmediato: sus familiares, sus amigos, sus patronos, sus empleados, etc.

Cara a la galería se trata de dar a entender que el grupo no utiliza ningún tipo de castigo para aquella persona que decide aceptar una transfusión de sangre, que el grupo da absoluta libertad a sus miembros para que actuen como mejor les parezca, que la decisión es individual.

En vista de las responsabilidades legales que pudieran acarrearles por penalizar un comportamiento que pone en peligro la vida de sus adeptos, (ellos mismos reconocen en sus publicaciones que "miles" de ellos, incluso menores de edad, han fallecido a consecuencia de no aceptar las transfusiones de sangre como tratamiento terapéutico y curativo) y en vista que muchos gobiernos se están haciendo más sensibles a la posibilidad de reconocer como delito penal la manipulación mental que utilizan muchos grupos religiosos, con grave peligro para las vidas de sus simpatizantes, los testigos de Jehová se adelantan a los hechos y eliminan lastre, con pequeños cambios que modifiquen su caracter netamente totalitario.

Esto es lo que en realidad anunciaban los diferentes «portavoces» de la Sociedad Watch Tower, después del sorprendente giro realizado en su concepción y enfoque. Mientras en 1961 habían establecido la expulsión como medida disciplinaria de aquellas persona que aceptaran una transfusión de sangre, en 1998 firman un acuerdo ante la Comisión de Derechos Humanos del Parlamento Europeo con el gobierno búlgaro, para que este les de libertad en dicho país y les facilite la realización de un servicio social sustitutorio del militar.

En cambio, ellos se compromente a no penalizar a nadie con la expulsión. ¿Cómo dar una explicación lógica a ese giro de 180 grados? Hace unos meses comenzaron a preparar el terreno:

Olle Hjerpe, «portavoz» de los testigos de Jehová en Suecia dijo: «Anteriormente los miembros eran expulsados de las congregaciones si aceptaban sangre. Ya no es así. Nosotros hablamos con la persona y le damos consuelo de alma. Pero no juzgamos a nadie y no expulsamos a la persona si ésta no se pronuncia a favor de las transfusiones».

Anibal Matos, «portavoz» de los testigos de Jehová en España, llegó a decir en La Vanguardia: "no se excomulgan por acceder a una transfusión, no imponemos la fe."

Paul Gillies, «portavoz» de los testigos de Jehová en el Reino Unido, fue mucho más allá y dio las claves de lo que iba a venir después, al decir: "La Gente puede aceptar el tratamiento médico que deseen. Si deciden aceptar una transfusión de sangre, han decidido que no quieren continuar siendo Testigos de Jehová."

Y puso una ilustración que parece servirles a estos «portavoces» en todo el mundo, para justificar su proceder. Es aquella en la que un miembro de una Sociedad de Alcohólicos Anónimos decide volver a tomar bebidas alcohólicas en un momento dado. Por su acción, se autoexcluye del grupo, da a entender que no desea pertenecer a él. «¿Que sentido tiene el que insista en pertenecer a el, si por su comportamiento lo rechaza?» -razonan. El hecho de que diferentes portavoces de diferentes partes del mundo hayan utilizado la misma ilustración, es señal inequívoca de que repiten como loros los bosquejos que les entregan desde Brooklyn, que sus mentes no trabajan, y que estos razonamientos parten de un planificado proyecto de preparación del terreno, que llevaría al posterior 'ligero ajuste' realizado.

Esta era la clave: los testigos de Jehová no iban, efectivamente, a expulsar a quien aceptara una transfusión; lo iban a «desasociar». Esta acción iba a resultar ser unilateral, es decir, aunque la acción de aceptar una transfusión es realizada por el adepto, la organización, entiende que tan adepto no quiere seguir perteneciendo a los testigos de Jehová, y anuncia desde la plataforma que "Fulanito de Tal se ha desasociado de la congregación." No hay opción: o se arrepiente ante un «comité judicial» o se le «desasocia».

No aclaran que la acción de «autoexcluirse» es para ellos, una acción parecida a la de «autosuicidarse» o «autoinmolarse», pero sin que el sujeto pasivo haga o realice algún tipo de acción en pos de ello, sino que son los espectadores los que le terminan de clavar el cuchillo, los que le prenden fuego a la mecha, los que condenan al ostracismo, los que rematan la faena.

Cuando un testigo de Jehová acepte una transfusión de sangre para él o para sus hijos menores de edad, un «comité judicial» se reunirá con el infractor para ver qué opina el interesado sobre su acción. Por lo pronto, se le quitarán todos los «privilegios» que tenga en la congregación, como ser anciano, siervo ministerial, dar discursos e incluso hacer oraciones públicas en representación de los demás.

Después, el «comité» analizará los motivos que le llevaron a «violar» la ley de Dios al involucrado, y si dicho «comité» determinara que el Testigo ha aceptado la transfusión de sangre de manera voluntaria y sin ningun pesar de conciencia, considerarán que tal Testigo se autoexcluye de la confesión y ya no se le consideraría más miembro de esta confesión. No importa la opinión o el criterio de esta persona. Ya nadie le hablará aunque siga asistiendo a las reuniones. Será «apartado» como mínimo, durante seis meses del trato y relación con sus compañeros.

En el comunicado de Prensa emitido por la sucursal española, mienten descaradamente, pues al párrafo donde relatan este proceder, que es absolutamente nuevo, le añaden los pasos que debe dar el infractor para volver a reincorporarse a la confesión religiosa, y tratan de dar a entender que en estos dos asuntos: el autoexcluirse y el reincorporarse, «la postura de los Testigos de Jehova tampoco ha cambiado», cuando en realidad han modificado totalmente la manera de deshacerse del «infractor». Es un simple detalle para que la opinión pública en general sepa con quién está tratando.

De este modo, y cara a sus adeptos, las cosas no cambian en absoluto, puesto que el proceder que adoptan contra la persona que «desasociada» es el mismo que adoptan contra el «expulsado». Ellos dicen bien claro:

«A las personas que deliberadamente rechazan la fe y las creencias de los testigos de Jehová y así se ponen entre los que ‘no . . . son de nuestra clase’ se les debe considerar y tratar, correctamente, como se considera y trata a los que han sido expulsados por cometer un mal». (La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, pág. 17)

«Los de la congregación aceptan la decisión de tal persona y desde entonces en adelante consideran a tal persona como ex hermano con el cual no tendrían compañerismo, en armonía con lo que leemos en 1 Corintios 5:11 y 2 Juan 9-11». (La Atalaya del 1 de marzo de 1982, pág. 31)

«Por lo tanto, ningún leal testigo de Jehová del día moderno saludaría a un apóstata expulsado o desasociado ni permitiría que tal persona usara su hogar cristiano como lugar desde donde esparcir error doctrinal». (La Atalaya del 1 de octubre de 1983, pág. 24)

Si lo hiciera, es decir, si un testigo de Jehová saludara a un desasociado, incluso tuviera relación de amistad con él, se encontraría en un grave problema, pues el 'aparato' judicial de la congregación se activaría en contra de él.

«Pero si un cristiano optara por compartir la suerte de un malhechor que hubiese sido rechazado por Dios y expulsado, o que se hubiese desasociado, . . . si él rehúsa dejar de tener compañerismo con la persona expulsada, se ha hecho así ‘partícipe (por su apoyo o participación) en las obras inicuas’ y hay que removerlo de la congregación, expulsarlo». (La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, pág. 19-20)

Incluso cuando el desasociado es un pariente, ellos establecen con claridad:

Pudiera ser posible eliminar casi todo contacto con tal pariente. Aun cuando hubiera ciertos asuntos de familia que exigieran comunicación, ciertamente esto se mantendría al mínimo. (La Atalaya del 15 de abril de 1988, pág. 28)

Esto no lo sabe la opinión pública en general. La presión es la misma. Las medidas represoras y de castigo son las mismas. La manipulación sigue siendo la misma. El testigo de Jehová no puede libremente interpretar ese pasaje bíblico, y actuar en libertad, pues va a ser castigado con la pérdida de todo su entorno social, incluso familiar, si decide aceptar una transfusión de sangre. Va a ser tratado como un paria, va a ser considerado como un muerto en vida, va a ser vituperado siempre que puedan.

CANAL «DESENTONIZADOR» DE DIOS

Por supuesto, todo esto no tendría nada significativo, si no fuera porque los testigos de Jehová llevan 125 años diciendo ser instrumentos de Dios, canal de Dios, organización de Dios, el único instrumento, el único canal y la única organización de Dios, en posesión de la verdad absoluta con mayúsculas

Lamentablemente, seis millones de personas creen esto en la actualidad, y la gran mayoría de ellos consideran que este canal es el que deben sintonizar las 24 horas del día, para estar en sintonía con Jehová Dios, saber cuál es su voluntad en cada momento, y tener la total convinción de recibir la salvación si se siguen fielmente las instrucciones que da dicho canal.

Mientras la Biblia y el mensaje cristiano descansa la responsabilidad de las personas ante el propio individuo, los grupos o colectivos religiosos suelen alegar que es siguiendo sus pautas e interpretaciones que el cristiano puede llegar a buen puerto. Incluso, que es necesario por no decir, imprescindible, seguir tales instruciones para «sintonizar» con Dios.

Los testigos de Jehová son un claro ejemplo de ello. De hecho, han elaborado un conjunto de requisitos que los hace imprescindibles para que una persona pueda tener una relación con Dios. Se han establecido como el "único conducto colectivo de Dios para la corriente de la verdad bíblica para los hombres en la tierra." (Vea La Atalaya del 1 de diciembre de 1960, pág. 727.)

Y agregan en La Atalaya del 1 de junio de 1982, pág. 27: "Jehová Dios también ha provisto su organización visible, su 'esclavo fiel y discreto', compuesto de personas ungidas por Espíritu Santo, para ayudar a los cristianos de todas las naciones a entender y aplicar correctamente la Biblia en su vida. A menos que estemos asociados con este canal o conducto de comunicación que Dios utiliza, no adelantaremos en el camino hacía la vida, prescindiendo de cuánto leamos la Biblia.-Compare con Hechos 8:30-40."

¿Por qué? Contestan en La Atalaya del 1 de julio de 1981, pág. 17,18: "Jehová Dios hizo que la Biblia se escribiera de tal manera que fuera necesario a las personas estar en contacto con Su conducto humano antes de que pudieran entender la Biblia plenamente y con exactitud."

La persona que cree esto y se pone al servicio de tales pauta, comienza a sufrir en su propia piel las consecuencias de desintonizar su vida espiritual del propio Dios.

Primero: comienza a sufrir un desajuste en su escala de valores, pues los intereses de la organización Watch Tower comienzan a suplantar los intereses de su entorno más próximo: su familia, sus amigos, su prójimo. Es más importante predicar el mensaje de ellos que ponerse a colaborar en obras sociales, caritativas o de mejora. Es más importante realizar esa labor, aunque´esto pueda ocasionar persecución, pérdida de la libertad, pérdida de la familia, o pérdida de los bienes materiales. Es más importante cumplir con los preceptos de la organización de reunirse ciertos días, a ciertas, horas, en ciertos lugares, que mantener el puesto de trabajo, que asistir a un compromiso familiar. Es más importante guardar las normas morales impuestas por la organización, que actuar según determine la conciencia de cada uno. Y es que la conciencia de cada uno puede estar errada, puede estar mal entrenada, puede ser presuntuosa, pero las dirextrices de la organización no. Nunca explican cuando tales dirextrices tienen toques indistintos y confusos, cuando permiten lo que antes prohibían, o cuando prohiben lo que antes permitían.

Segundo: adoctrinando se indoctrina. Hay que dejar hueco de sentido cualquier doctrina y enseñanza de otros grupos religiosos. Se atacan dichas doctrinas, se las deja desnudas y sin sentido, y se sustituyen por todo un conjunto de otras, con las mismas carencias y hoquedades, pero con la «etiqueta» de la verdad. Todo consiste en saber exponer los puntos flacos de las demas religiones y sus enseñanzas, mientras se va anulando la capacidad critica del «discípulo» para que no perciba las carencias de lo que aprende.

Tercero: Hay que seguir el paso de la oganización, ni adelantarse ni retrasarse, ir al mismo ritmo. Ante la pregunta: “¿Qué debo hacer para adelantar?” se suele responder, lo que registra un fiel adherente que dijo: “Frans -me contestó-, no te preocupes tanto por adelantar, simplemente manténte al paso.” Siempre he procurado seguir ese consejo, y he aprendido que la persona que se mantiene al paso con el alimento espiritual y la dirección que provee la organización de Jehová crecerá con ella. (La Atalaya del 1 de abril de 1993, pág. 21)

Cuarto: La Biblia cobra sentido y debe leerse con las «publicaciones Watchtower» al lado. Hay que buscar información en ellas cada vez que tenemos que tomas decisiones importantes, incluso cuando se van a dar discursos o consejo, hay que comprobar qué ha dicho el «esclavo fiel y discreto» al respecto. Y a la hora de explicar y exponer doctrinas, estas adoptan la postura saltimbanqui de ir de un texto a otro, de ir de una palabra a otra, aislando frases y términos de los que se pueden hacer maravillas, no importa que las mismas dependa de una peculiar forma de traducir, sacando conjeturas de textos sueltos, y desarrollando todo un conjunto de doctrinas y creencias, partiendo de esa frase aislada, de esa palabra peculiarmente traducida, o de ese texto ambiguo que sirve para todo.

Cuando la persona se «engancha» de tal asidero, es difícil percibir el engaño, y recuperar su voluntad, hacerse dueño de su vida nuevamente.

Probablemente algunos, cuando se den cuenta de la «estrategia» empleada con el tema sangre, comiencen a meditar en el asunto, a hacerse preguntas, pero el gran núcleo de adeptos se mantendrá unido a la organización, especialmente motivados por la «vista» y no por la «fe». La mayoría de los seres humanos «andan por vista y no por fe» (2Cor. 5:7) y los testigos de Jehová no son una excepción. Tienen miedo a la libetad y prefieren asirse a una estructura de poder, a una «montaña» de protección, antes que al propio Dios.

Es por eso que la opinión publica debe saber:

  • Que los testigos de Jehová no han cambiado nada con respecto al tema sangre. Siguen imponiendo su interpretación sobre la supuesta prohibición «bíblica» de las transfusiones de sangre.

  • Que ser expulsado o ser desasociado es para ellos lo mismo.

  • Que van a seguir «castigando» a aquella persona que decida aceptar una transfusión de sangre para sí mismo o para los suyos, y por tanto, van a seguir siendo responsables de la decisión final que adopten sus simpatizantes, que se verán presionados por el castigo, a arriesgar su propia vida y la de los suyos.

  • Que van a seguir practicando una política de extremo rechazo contra todos aquellos que acepten una transfusión de sangre, pues para ellos es indiferente que alguien «se aparte» del colectivo, o sea «expulsado», y por tanto seguirán rompiendo amistades de años, rompiendo familias, haciendo perder trabajos, clientes, y deteriorando la magen de aquellas personas que, inocentemente entraron en el grupo, y que no percibieron las «condiciones» sine quanon emanadas de «fuentes de hechura humana» para permanecer entre ellos.

Por supuesto, con este caprichoso cambio, dejan varios interrogantes en la mente de todos: Para ser consecuentes con lo dicho hasta ahora, si la prohibición de la sangre esta incluida en el decreto de Jerusalén, y ellos dicen que todos los mandatos incluidos en dicho decreto «están al mismo nivel moral», ¿aplicarán la misma norma de «desasociar» a aquellos miembros que cometan «fornicación» en el futuro? ¿Y qué harán con aquella otra persona que decida seguir asociándose con el que aceptó una transfusión de sangre? ¿Lo desasociarán a él también o lo expulsarán, como vienen haciendo hasta ahora?

Pero hay algo más. En el Comunicado de Prensa dicen que «si un Testigo aceptara una transfusion de manera voluntaria y sin ningun pesar de conciencia, al hacerlo estaria obrando en contra de uno de los principios morales de su fe que voluntariamente habia decidido cumplir».

Tal planteamiento es realmente delicado, pues, ¿quiere decir esto que los principios morales de la fe de los testigos de Jehová son inamovibles?

El razonamiento actual es el siguiente: Cuando un testigo de Jehová se bautiza, (muchos testigos de Jehová son incitados a bautizarse muy jóvenes. Una mirada en las asambleas durante el día del bautismo, muestra que algunos tienen 14, 12 ó incluso 10 años), supuestamente acepta unos «principios morales de su fe» de obligado cumplimiento. Si pasados 10, 20 ó 30 años, tal Testigo obra en contra de dichos principios, entonces está dando a entender que no desea seguir perteneciendo al grupo que se los impuso.

¿Cómo pueden aplicar esta norma de «desasociar» a alguien, que se bautizó en su día, sin percibir el principio moral envuelto? ¿Y cómo pueden aplicar esta norma sobre personas que en su día no fueron advertidas sobre las consecuencias de que la aceptación de una transfusión de sangre, implicaba el «apartarser» voluntariamente del grupo? ¿Quiénes son ellos para «determinar» las causas «voluntarias» que deben o no deben utilizar sus adeptos a la hora de apartarse del grupo?

Pero algo más importante todavía: ¿Qué hay cuando es la organización la que se aparta de un «principio moral de la fe» que el Testigo al bautizarse, tuvo que aceptar como tal, y de obligado cumplimiento? ¿Qué ocurre cuando es la propia organización, la que dice, que lo que antes estaba prohibido ahora se puede realizar sin sanción? ¿Quién se «desasocia» en este caso? Son múltiples las ocasiones en las que los componentes de la membresía del grupo, (léase 'Cuerpo Gobernante') han modificado una norma moral que antes sostenían como vital para ser miembros del grupo. Por ejemplo:

  • La prohibición de las vacunas.

  • La prohibición del trasplante.

  • La prohibición de todos los componentes sanguíneos.

  • La prohibición a realizar la Prestación Social Sustitutoria.

  • La prohibición de votar en las elecciones.

Curiosamente, lo que la dirección central considera ahora como motivo de «desasociación», (dejar de cumplir con una norma que ellos consideran «Penal») ellos lo han venido practicando regularmente, es decir, en el momento que les ha parecido han «despenalizado» dicha norma, de modo que se ha roto con una promesa que el adepto tuvo que aceptar como «de obligado cumplimiento» en el momento de bautizarse. ¿Quién viola el «principio moral de fe» en esta situación?

No, las normas morales de los Testigos no son inamovibles. Se pueden cambiar en cualquier momento, solo que quién las cambia no es el adepto sino la cúpula.

Por el mismo principio que ellos abogan, todos los testigos de Jehová debieran considerar «desasociados» al Cuerpo Gobernante, pues este, en repetidas ocasiones, «ha obrado en contra de uno de los principios morales de su fe que voluntariamente habia decidido cumplir», han actuado contrario a ese principio moral de fe que predicaban.

Al insistir en delimitar las mismas, aplicarlar inflexiblemente según el criterio de un «comité judicial», y establecer un determinado comportamiento contra todo aquel que las adopta, incluso castigandoa aquellos que no respetan dichas normas de trato para el «desasociado», ¿no están «expulsando» en realidad? ¿No están cohartando la libertad del adepto para que este actúe de manera diferente?

La triste realidad de esta nueva polémica, tiene mucho que ver con las fuentes humanas de un dogma religioso: la prohibición de las transfusiones de sangre para sostener la vida.

Decir que desde 1945, dos hombres, que encabezaban en ese momento la Junta Directiva de la Sociedad Watch Tower, sin consultar a ningún componente del «esclavo fiel y discreto», llegaron a discernir que las transfusiones de sangre estaban prohibidas en la ley de Dios, y muy especialmente desde 1961, establecer la «expulsión» como castigo, para todo aquél que no respetara ese entendimiento, es la presunción más abominable, y que más daño ha hecho a la historia de los grupos religiosos en los pasados cuarenta años.

Algunos han promovido suicidios colectivos, otros han fomentado sacrificios innecesarios, pero ningún grupo, durante 40 años, han provocado un goteo constante de muertes, (incluso menores de edad) por negarse a aceptar una transfusión de sangre. La suma de esos suicidios y muertes innecesarias no se pueden comparar con las muertes provocadas por este dogma religioso, amparado y defendido por los testigos de Jehová.

El don más maravilloso que ha recibido el ser humano: la vida, ha sido colocado en segundo plano en comparación con la sangre. El símbolo [la sangre] ha sido elevado por encima de la realidad [la vida], simplemente por que unos señores [Nathan Knorr y Fred Franz, ya fallecidos] en su afán de sentirse portavoces de Dios, creyeron que tal interpretación era la única válida, y había que imponerla por la fuerza, a todo aquél que pretendiera ser un siervo de Dios aprobado.

Al provenir tal mandato de fuentes humanas, no es extraño que con el tiempo se descubran y revelen como equivocadas, inexactas y disparatadas. Jesús advirtió a sus contemporáneos, muy influenciados por esquemas parecidos, con las palabras:

‘Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está muy alejado de mí. En vano siguen adorándome, porque enseñan mandatos de hombres como doctrinas’”. Con eso, llamó a sí a la muchedumbre y les dijo: “Escuchen y capten el sentido: No lo que entra por la boca contamina al hombre; pero lo que procede de la boca, eso es lo que contamina al hombre”. (Mateo 15:8-11)

Sí, mandatos de hombres como doctrinas. Esto ha resultado ser la prohibición de las transfusiones de sangre: un mandato de hombres, que no han «escuchado» y «captado» el sentido de la palabra de Dios, que han confundido la misericordia con la justicia de Dios, que han dado más importancia al símbolo que a la realidad, lo que entra por la boca, y no lo que sale, y que se han subrogado en una posición que no les pertenece.

No escribimos esto para condenarlos. Lo escribimos, por que ya es hora de que los testigos de Jehová despierten del sueño que les han provocado sus líderes, y abran sus ojos a la vida que está en Cristo Jesús, sin ambages, sin intermediarios, sin mediadores. «Dios lo ensalzó a un puesto superior y bondadosamente le dio el nombre que está por encima de todo [otro] nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los [que están] en el cielo y de los [que están] sobre la tierra y de los [que están] debajo del suelo, y reconozca abiertamente toda lengua que Jesucristo es Señor para la gloria de Dios el Padre». (Filipenses 2:9-11)


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