DE LA HISTORIA AL MITO:
LA PROHIBICIÓN DE LAS TRANSFUSIONES DE SANGRE


¿Deben los Cristianos “Abstenerse de Sangre”?


KYLE BUTT, M.A.
Woods, Guy N. (1976), Questions and Answers: Open Forum, Volume 1 (Henderson, TN: Freed-Hardeman University), Vol. 1.
Derechos de autor © 2007 Apologetics Press, Inc. Todos los derechos están reservados.



LOS SEGUIDORES DE CRISTO del primer siglo enfrentaron retos difíciles. Entre los más problemáticos estaban las diferencias culturales que separaban a los cristianos judíos de los cristianos gentiles. Debido a su respeto profundo por la Ley de Moisés, muchos de los cristianos judíos sentían que el que seguía fiel a Dios debía creer y obedecer a Cristo, pero también guardar ciertos aspectos de la Ley Mosaica, como la circuncisión. Pablo, el apóstol de los gentiles, se opuso inflexiblemente a esta idea, sosteniendo que la Ley fue clavada en la cruz y que ya no estaba en vigencia. Los otros escritores de la Biblia coincidieron con él. Pero muchos cristianos en la iglesia primitiva estaban confundidos en cuanto al tema. Debido a esta confusión, Pablo y Bernabé, juntamente con los ancianos de la iglesia en Jerusalén y los apóstoles, se reunieron para discutir el tema (Hechos 15). Durante la reunión, el apóstol Pedro relató la conversión del gentil Cornelio (Hechos 15:6-11). Luego Pablo y Bernabé testificaron de los milagros divinos que se había realizado entre los gentiles a través de su ministerio (15:12). Y Jacobo, el hermano del Señor, explicó que el Antiguo Testamento profetizó que se permitiría que los gentiles fueran parte de la iglesia. De la lectura del texto, es claro que el propósito de la reunión en Jerusalén no fue votar en cuanto a una política, sino analizar la posición del Espíritu Santo sobre el tema.

La asamblea concluyó que Dios había abierto la puerta de la fe a los gentiles, aparte de cualquier observación a la Ley de Moisés. Luego la asamblea escribió una carta breve que se circularía a las iglesias gentiles, la cual declaraba: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien” (Hechos 15:28-29).

El enunciado inspirado de la asamblea en Jerusalén presenta un texto interesante para los cristianos del siglo veintiuno. ¿Todavía se aplican estas reglas? ¿Fueron estas reglas para los gentiles de ese tiempo, y después fueron ajustadas por la revelación adicional de los escritores inspirados de la Biblia? Si todavía se aplican, ¿cómo pudieran los cristianos del siglo veintiuno obedecer el mandamiento de evitar “ahogado”, ya que los detalles de la matanza y preparación de los artículos que se traen a las tiendas, como el pollo, la carne, el jamón y el pavo raramente se dan a conocer al público? Estas y otras preguntas requieren un análisis intenso y honesto de la carta de la asamblea y sus implicaciones para hoy.

FORNICACIÓN

Los comentaristas e historiadores de la Biblia entienden que la asamblea en Jerusalén tenía en mente las fiestas paganas e idolátricas cuando expresó el enunciado en Hechos 15. A menudo, la adoración pagana incluía el sacrificio y la ingestión de carne, ofreciéndose algunas veces la sangre escurrida como un “plato” en la comida. Estas festividades también incluían generalmente la participación sexual del invitado en diferentes actividades inmorales. Coffman señaló: “Las fiestas idolátricas fueron disipaciones vergonzosas, marcadas por el comportamiento más vulgar e inmoral.... De hecho, es posible que todas las cuatro restricciones se relacionen a la adoración idolátrica” (1977, p. 299). En su comentario sobre Hechos, Dennis Gaertner señaló que muy probablemente se estaba considerando las prácticas de la adoración pagana en la prohibición en contra de la fornicación y lo sacrificado a los ídolos, y posiblemente se las estaba considerando en el mandamiento a abstenerse de sangre, ya que “en algunas prácticas paganas se bebía la sangre aparte de comer la carne” (1993, p. 240-241). Por tanto, para entender el contexto de las cuatro prohibiciones del concilio, se debe entender su conexión con las prácticas paganas idolátricas.

En cuanto a la instrucción para los gentiles de abstenerse de la fornicación, el Nuevo Testamento es muy claro en cuanto a que esta es una actividad inherentemente pecaminosa (cf. 1 Corintios 5:9-11; Hebreos 13:4; Apocalipsis 21:8). Dios nunca permitió la inmoralidad sexual para Su seguidor fiel. Aunque algunas culturas paganas consideraban tal inmoralidad como “parte de la vida”, esto no se permitía o toleraba en la vida de un cristiano, a pesar de su origen cultural.

LO SACRIFICADO A ÍDOLOS

La carta que se debía circular entre los convertidos gentiles también incluía la instrucción de abstenerse “de lo sacrificado a ídolos”. Esta es una referencia clara a la carne que los paganos sacrificaban a un ídolo y luego comían como parte de sus fiestas. El aspecto interesante de esta prohibición es que comer carne ofrecida a un ídolo no era inherentemente malo. De hecho, el apóstol Pablo explicó la instrucción de abstenerse de la carne ofrecida a los ídolos en otros pasajes. En 1 Corintios 8, Pablo declaró que no existe nada inherentemente pecaminoso en cuanto a comer carne ofrecida a un ídolo. Él escribió: “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios.... Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos” (vss. 4,8). Pablo luego explicó a los cristianos corintios que si un no-creyente les invitaba a su casa, ellos no debían tener problemas en comer la carne que él no-creyente les servía, sin preguntar si la carne fue ofrecida a un ídolo (1 Corintios 10:27). Por ende, es claro que comer carne sacrificada a un ídolo no era inherentemente pecaminoso. Sin embargo, Pablo añadió que si se le informaba a los corintios que la carne había sido ofrecida a un ídolo, ellos debían evitar comerla, si al hacerlo eso “ofendía” a los que tuvieran problemas con esto (1 Corintios 10:28; 8:10-13; Romanos 14:21). El modo de pensar, la actitud y la intención del que comía la carne sacrificada a los ídolos eran los factores pertinentes involucrados en las acciones, no alguna característica inherentemente pecaminosa. Entonces, entendemos que la prohibición a abstenerse de lo sacrificado a los ídolos no era una condenación general de una práctica inherentemente pecaminosa, sino estaba condicionada a las circunstancias, la actitud y la intención. Al considerar la enseñanza de Pablo sobre lo sacrificado a los ídolos, el estudiante de la Biblia está forzado a concluir que se pudiera permitir, bajo ciertas circunstancias, que los cristianos hoy coman carne sacrificada a los ídolos.

SANGRE Y AHOGADO

Hemos visto que la carta para los gentiles contenía una prohibición en contra de la práctica inherentemente pecaminosa de la inmoralidad sexual. También hemos visto que la instrucción a abstenerse de lo sacrificado a los ídolos no era una condenación de una práctica inherentemente pecaminosa. Entonces, la pregunta que se debe responder es, ¿a qué categoría pertenecen las prohibiciones a abstenerse de sangre y ahogado? ¿Es cierto que comer sangre o carne de animales ahogados es una práctica inherentemente pecaminosa que los cristianos deben evitar hoy? O ¿fue esta una prohibición que estaba y está condicionada a las circunstancias?

Primero, debemos entender la conexión entre “lo ahogado” y la “sangre”. Estas dos cosas se consideran juntas porque el animal que era ahogado o estrangulado todavía tenía sangre dentro (vea Lenski 1961, p. 616). Coffman también combina los términos en su comentario (1977, p. 300). Los gentiles hubieran entendido que esta prohibición incluía beber la sangre de un animal muerto o comer la carne de un animal cuya sangre no se había escurrido. [NOTA: Algunos han sugerido que comer un filete “poco” cocido o “medio cocido” sin cocerlo completamente sería “comer sangre”. Esta no era la manera en que los cristianos gentiles hubieran entendido la prohibición. Ni tampoco, en un sentido práctico, sería posible evitar la “sangre” en toda carne, ya que es imposible quitar todos los vestigios de sangre. Si esta prohibición significa que se debe evitar todo rastro de sangre, entonces los gentiles no hubieran podido comer carne en absoluto].

¿Es el acto de comer o beber sangre de animales un pecado para el cristiano moderno? Lenski argumenta que no lo es. Él sugiere que la prohibición de la asamblea fue dada para que los gentiles no ofendieran a los hermanos judíos. Él declara que los cristianos judíos se horrorizaban del pensamiento de comer o beber sangre y que “se pidió a los cristianos gentiles que respetaran este sentimiento y que por motivos de amor cristiano, y por estos solamente, evitaran comer sangre y carne que todavía tenía sangre” (1961, p. 616). Parece que Lenski basa su conclusión en la idea que la prohibición en contra de comer sangre se originó con las instrucciones mosaicas en contra de la práctica. Pero este no es el caso. La prohibición en contra de comer o beber sangre precedía a la Ley Mosaica por varios cientos de años. Después que Noé salió del arca, Dios le explicó que él y sus descendientes podían comer animales. Dios le dijo: “Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo” (Génesis 9:3). Sin embargo, Dios proveyó una regulación en cuanto al consumo de la carne animal. Dios dijo: “Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis” (9:4). Así que el mandamiento a evitar el consumo de sangre se dio varios cientos de años antes que se instituyera la Ley de Moisés.

La Ley de Moisés instruía a los israelitas a evitar comer o beber sangre. Levítico 17:14 declara: “Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: No comeréis la sangre de ninguna carne, porque la vida de toda carne es su sangre; cualquiera que la comiere será cortado”. Además, Moisés escribió que los israelitas podían comer animales como el ciervo y la gacela, pero en cuanto a su consumo, escribió: “Solamente que sangre no comeréis; sobre la tierra la derramaréis como agua” (Deuteronomio 12:16).

Si la prohibición en cuanto a comer sangre en Hechos 15 está en vigencia, se pudiera esperar que en cada era—Patriarcal, Mosaica y Cristiana—se prohibiera el consumo de sangre y que fuera inherentemente pecaminoso. Coffman sostiene este enfoque. En cuanto a Génesis 9:4, él declaró: “Esto clarifica que el rechazo de la sangre como comida antecede a la ley mosaica. Por ende, los que ven estas restricciones como una obligación simbólica de la Ley para los cristianos están equivocados. La autoridad que esta prohibición tiene para el cristiano de todas las edades no se deriva de la ley de Moisés o del mandamiento a Noé, sino de la autoridad del Espíritu Santo” (1977, p. 300). El fallecido Guy N. Woods consideró las instrucciones de Dios en cuanto a la sangre para Noé y los israelitas bajo Moisés, y declaró: “Hemos visto que, por inspiración del Espíritu Santo, los ‘apóstoles y ancianos’ en Jerusalén extendieron esta prohibición a la era cristiana; por ende, en cada era Dios ha prohibido a su pueblo que coma sangre y ahogado” (1976, p. 240).

Si es cierto que comer sangre es inherentemente pecaminoso, ¿cómo se puede diferenciar del consumo de carne sacrificada a los ídolos, lo cual no fue inherentemente pecaminoso, ya que aparecen en la misma lista? Una respuesta para esta pregunta es que nosotros sabemos que comer carne ofrecida a un ídolo no es inherentemente pecaminoso solamente porque los pasajes del Nuevo Testamento tales como 1 Corintios 8,10 y Romanos 14 clarifican este hecho. Si no se hubiera incluido estos pasajes en el Nuevo Testamento, entonces estaríamos forzados a concluir que comer carne sacrificada a los ídolos es inherentemente pecaminoso y todavía se prohíbe. Ya que no hay pasajes que añadan información a la prohibición de la abstinencia de sangre o ahogado, y esto se incluye en cada era (Patriarcal, Mosaica y Cristiana), parece ser más lógico concluir que esta prohibición todavía rige hoy para los cristianos.

IMPLICACIONES PRÁCTICAS

- ¿Transfusiones de Sangre?

Si la prohibición en cuanto a la sangre y lo ahogado todavía rige, ¿cuáles son sus implicaciones prácticas? Primero, la idea en Hechos 15:29 de “abstenerse” de sangre implica que se debe evitar el consumo o bebida de sangre, pero no dice nada acerca de otros tipos de contacto con la sangre. La prohibición divina a Noé explícitamente declaraba que no se debía comer sangre, como también las instrucciones mosaicas. El contexto inmediato de Hechos 15:29 informa a los cristianos a abstenerse “de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado”. “Abstenerse” de lo sacrificado a los ídolos simplemente significa no comer lo sacrificado a los ídolos. Este es el mismo significado que se aplica a la sangre y carne que era ahogada y cuya sangre no se escurría.

No obstante, ciertos grupos religiosos, como los Testigos de Jehová, han afirmado que introducir sangre al cuerpo en cualquier forma viola Hechos 15:29. Ellos argumentan que recibir transfusión de sangre viola el mandamiento a abstenerse de sangre. Su sitio Web oficial declara: “¿Qué acerca de la transfusión de sangre?... [L]a gente inteligente en los siglos pasados se dio cuenta que la ley bíblica se aplicaba a introducir sangre en las venas así como ingerirla por la boca” (“Blood...”, 2006).

La evidencia simplemente no justifica la conclusión que los Testigos de Jehová sostienen para extender la prohibición de Hechos 15:29 a las transfusiones. Primero, el texto y todos los textos relacionados en el Antiguo Testamento tienen que ver específicamente con el consumo por la boca de grandes cantidades de sangre de un animal. Los cristianos gentiles en Hechos 15 ciertamente hubieran entendido que la prohibición abordaba el consumo de sangre por la boca. Segundo, los procesos físicos del cuerpo en cuanto a recibir sangre humana en las venas y consumir grandes cantidades de sangre animal que irían al estómago son muy diferentes. La transfusión de sangre en que se inyecta sangre humana del mismo tipo en las venas de otra persona para realizar un tratamiento no se compara al consumo de una jarra de sangre de macho cabrío. Declarar que Hechos 15:29 significa que no se puede introducir ninguna clase de sangre en el cuerpo por ninguna razón y en ninguna manera, es ir más allá de lo que está escrito (1 Corintios 4:6).

- Hábitos alimentarios

Ya que la prohibición de comer sangre hace referencia al consumo de sangre o animales ahogados, debemos tratar de entender la manera en que se relaciona a nuestros hábitos alimentarios hoy. Ya que sabemos que los israelitas y gentiles comían carne animal antes y después de las prohibiciones de Hechos 15:29, y sabemos que es físicamente imposible quitar todos los vestigios de sangre de la carne, entonces debemos concluir que no se prohíbe el consumo de sangre en cantidades pequeñas (como en un filete poco cocido). La prohibición es en contra de comer o beber grandes cantidades de sangre animal. Las comidas tales como la morcilla caen en esta categoría, también como los alimentos que se cocinan en grandes cantidades de sangre o que contengan grandes cantidades de sangre.

En cuanto a determinar qué animales han sido ahogados y cuya sangre no se ha escurrido, debemos entender que el enfoque es en la cantidad de sangre que permanece en la carne del animal. El hecho que el animal había sido ahogado no es el punto de la prohibición, sino el hecho que su sangre no se había escurrido. Aparentemente, había una diferencia visible y reconocible en las mentes de los gentiles del primer siglo entre la carne que era de una animal cuya sangre había sido escurrida y la carne de un animal cuya sangre no lo había sido. Si Hechos 15:29 rige hoy, y Pablo dijo a los corintios en 1 Corintios 10:25 que “[d]e todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia”, entonces él no había incluido la carne de animales cuya sangre no había sido escurrida en 1 Corinitos 10:25. Entonces, debemos concluir que evitar carnes de animales ahogados significa evitar la carne que tiene una cantidad definida y visible de sangre excesiva fácilmente reconocible. [NOTA: La investigación rápida de los procedimientos estándares del proceso de alimentos en los Estados Unidos y otras naciones muestra que a la vasta mayoría, o a todos los animales que se venden en la mayoría de mercados de carne se les escurre la sangre (“Rosenthal...”, 2006; “Best Practices...”, s.d.)]. Por ende, las implicaciones prácticas de Hechos 15:29 indican que el consumo de sangre se realiza cuando se bebe sangre o consume alimentos donde la sangre es un ingrediente principal y reconocible.

CONCLUSIÓN

La Palabra inspirada de Dios contiene todo lo que pertenece a la vida y a la piedad (2 Pedro 1:3). Es tan amplia que tiene la habilidad de equiparnos completamente para toda buena obra (2 Timoteo 3:16-17). A causa de su importancia, se debe analizar seriamente y críticamente todos los mandamientos e instrucciones que contiene a la luz de su aplicación potencial en el tiempo presente. Para que una persona tenga la seguridad de un hogar eterno en el cielo, debe obedecer las regulaciones bíblicas que se aplican hoy (Mateo 7:21-23). En Hechos 15:29 se presenta cuatro prohibiciones que fueron dirigidas específicamente a los gentiles convertidos del primer siglo. Estas prohibiciones incluían evitar comer sangre y carne cuya sangre no había sido escurrida. Considerando las Escrituras del Antiguo y Nuevo Testamentos, parece que desde el tiempo de Noé, comer o beber sangre animal había sido prohibido por Dios. La prohibición a consumir sangre, como Hechos 15:29 explica, no se altera, ajusta o explica en otros libros del Nuevo Testamento. Por tanto, parece más razonable concluir que la prohibición continúa rigiendo hoy.

REFERENCIAS

“Best Practices For Beef Slaughter” (sine data), [En-línea], URL: http://www.bifsco.org/uDocs/bestpracslaught12_05.pdf.

“Blood—Vital For Life” (2006), [En-línea], URL: http://watchtower.org/e/hb/article_01.htm.

Coffman, James Burton (1977), Commentary on Acts (Abilene, TX: ACU Press).

Gaertner, Dennis (1993), Acts (Joplin, MO: College Press).

Lenski, R.C.H. (1961), The Interpretation of the Acts of the Apostles (Minneapolis, MN: Augsburg).

“Rosenthal HACCP Plans” (2000), [En-línea], URL: http://meat.tamu.edu/HACCP/porkslaughter.pdf.


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