Esas anonadantes cifras bíblicas



Haciendo inventario de los ejércitos del antiguo Israel por Bill Sierichs Jr.


La supervivencia del antiguo Israel debe haber estado en duda con frecuencia, ya que ejércitos de centenas de millares atacaban al naciente estado repetidamente. En una ocasión los israelitas repelieron a un ejército egipcio de un millón. Milagrosamente, por varios siglos Israel sobrevivió los ataques de ejércitos mayores que los que estuvieron al mando de Napoleón, Alejandro el Grande, Gengis Kan, los generales de la Guerra Civil Americana, y hasta las masivas fuerzas de Prusia y de Francia en 1870.

Examinemos detenidamente este milagro.  Empecemos por colocarlo en un plano histórico. De acuerdo con Herodoto, el ejército persa de Jerjes constaba de 1,700,000 cuando invadió a Grecia (Las Guerras Pérsicas, Libro VII, Sección 60), pero ningún historiador de reputación acepta esa cifra. Los persas de ninguna forma podían haber abastecido a tal hueste, teniendo en cuenta la tecnología del transporte y manejo de alimentos en esa época. Por ejemplo, Donald W. Engels estima que el ejército de Alejandro en número total de 65,000 de todas las clases, necesitaba por lo menos 1,500 bestias de carga, y hasta 8,400 cuando había que atravesar regiones áridas o desérticas, solamente para acarrear los abastecimientos de un día (Alejandro el Grande y el Avituallamiento del Ejército Macedonio, p. 19). Esa cifra sube a 50,400 bestias de carga para una marcha de cuatro días en un desierto. En una región fértil Alejandro todavía necesitaría 40,350 bestias de carga y tiro, por lo menos, para acarrear el avituallamiento para diez días de marcha (Ibíd.). Por lo tanto, los más generosos historiadores rebajan la cifra del ejército de Jerjes a un décimo, o alrededor de 180,000 números. Historiadores más escépticos piensan que hasta esa cifra es demasiado elevada, y la reducen a 100,000 poco más o menos.    

Algunos historiadores sugieren la posibilidad de que Herodoto haya entendido mal sus fuentes de información, y que contó el total de las fuerzas disponibles en el Imperio Persa. Para un imperio que incluía una región que se extendía desde la India Occidental y Rusia sudcentral, a través de Pakistán, Afganistán, Irán, Irak, Siria, Líbano, Israel, bajando hasta Egipto, volviendo a Anatolia y hasta lo que era Yugoslavia, la cifra parece bastante correcta a los historiadores.

Es cierto que cuando Alejandro el Grande invadió el Imperio Persa, se enfrentó a enormes ejércitos persas en Issus y Gaugamela, fuerzas que alcanzaban posiblemente 100,000 y hasta quizás 200,000 hombres, pero estas cantidades son muy debatidas. Alejandro, que dominó a Grecia, Macedonia, Tracia (sudYugoslavia) y una pequeña parte de Anatolia Occidental, fue capaz de reunir entre 90,000 y 100,000 hombres en total, la mitad de los cuales quedarían en Macedonia cuando invadió el Imperio Persa.

Batallas épicas como esas, no obstante, eran raras en la historia antigua. Más comunes eran las peleas como la de Maratón, donde unos 10,000 griegos se enfrentaron a fuerzas persas ligeramente mayores en 490 AC, o la campaña del siglo XIII AC en que el rey hitita Tudaliyas IV hizo frente a un ejército de 10,000 soldados de infantería y 600 carros en Anatolia Occidental.

Más comunes aún eran las excursiones entre tribus y ciudades, que comprendían unos cuantos cientos, quizás unos pocos millares de combatientes. Una Historia de Mis Tiempos, de Jenófanes, consigna numerosos ejemplos de estas campañas menores: mil esclavos espartanos emancipados y otros 4,000 hombres del Peloponeso, ayudados por 300 mercenarios a caballo, 300 de infantería ligera, y 200 hoplitas griegos (soldados que portaban armas pesadas), atacando una localidad; 800 de infantería ligera y un número similar de hoplitas que tendían emboscadas a otras fuerzas, etc.

Las grandes batallas, con cientos de miles de combatientes, como las imaginamos, no fueron posibles hasta el siglo diecinueve, con el desarrollo del ferrocarril. En el siglo dieciocho Federico el Grande tenía un ejército de 83,000 números cuando se hizo rey de Prusia. Otros países ­ Austria, Francia, Rusia ­ reunían huestes más numerosas, pero raramente se aproximaban a 100,000. Las victorias más grandes de Federico ­ Rossbach y Leuthen ­ involucraron unos 75,000 y 115,000 hombres, respectivamente, de ambos bandos. En la Revolución Americana, las batallas raramente consistían en más de 10,000 combatientes en total, y por lo general eran muchísimos menores.

En la mayor victoria de Napoleón ­ Austerlitz ­ participaron unos 150,000 soldados. Y lo mismo la mayor batalla de la Guerra Civil Estadounidense, la de Gettysburg. Napoleón reunió 500,000 para su invasión de Rusia ­ dispersos en columnas a lo largo de cientos de millas de la frontera de Rusia. Los problemas de suministro costaron muchas vidas. La Unión mantenía unos 500,000 hombres en armas durante la Guerra Civil de EE.UU., abastecidos por vagones de ferrocarril y naves de vapor, y estaban esparcidos por la mitad de la nación, de forma que ninguna región individual tuvo que abastecer a tan numerosas huestes.

La excepción de todos estos acontecimientos históricos militares es la antigua Israel, según la escritura judía. Por ejemplo, en II Crónicas 14:9, Zera el etíope trajo un millón de hombres y 300 carros contra el Rey Asa de Judá (908-868 AC). Las diez tribus de Israel se habían separado antes de Judá, de modo que Asa estaba al mando de solamente 300,000 guerreros de la tribu de Judá y 280,000 de la tribu de Benjamín (II Crónicas 14:8). Sin embargo, nos dicen que Asa derrotó a los etíopes, "matándoles a tantos, que no pudieron recuperarse" (v:13). Contribuyó, desde luego, que Asa clamó a "Jehová su Dios" antes de la batalla (v:11) y, como era muy de esperarse, "Jehová abatió a los etíopes delante de Asa" (v.12). Es siempre una ayuda para un ejército tener un omnisapiente y omnipotente dios de los ejércitos del lado de uno.

Anteriormente, el Rey Sisac de Egipto (945-924 AC) había también atacado a Judá con 1,200 carros, 60,000 soldados de caballería, e "infantería sin número" (II Crónicas 12:3) en tiempos del nieto del Rey David, Roboam (926-910). Sisac se llevó un gran botín de las muchas ciudades de Israel y de Judá. Dejó una lista de sus trofeos en Egipto.

Estas batallas deben haber sido espectaculares, como escenas de una película de Cecil B. DeMille, porque Roboam tenía 180,000 hombres de las tribus de Judá y de Benjamín (I Reyes 12:21) para defender el territorio de Judá. Roboam hubiese podido derrotar a Sisac si hubiese tenido el ejército de sus abuelos, pero, lamentablemente para él, el reino se había dividido en guerra civil a la muerte del Rey Salomón. De acuerdo con un censo de hombres mayores de 20, ordenado por David, su ejército era inmenso ­ 800,000 guerreros en Israel y 500,000 en Judá, o 1,300,000 "hombres poderosos y valientes" (II Samuel 24:9), a no ser que creamos los datos del mismo censo, que muestran un total de 1,570,000 hombres en el ejército de David (I Crónicas 21:5).

Nada en la escritura sugiere que el ejército del Rey Salomón fuese más débil que el de David, aunque II Samuel 24:15 sí consigna que 70,000 israelitas murieron de una plaga inmediatamente después del censo de David. Salomón mismo tenía 40,000 espacios en sus caballerizas y 12,000 soldados de caballería (I Reyes 4:26). Para mayor claridad, los carros de esa época eran tirados generalmente por dos caballos, y un tercer caballo se conservaba como “repuesto”.  Así que Salomón debe haber tenido unos 9,300 carros (28,000 caballos) más su caballería, aunque I Reyes 10:26 dice que tenía solamente 1,400 carros pero 17,000 soldados de caballería.

La mención de caballerías egipcia e israelita es extraña, ya que las caballerías parecen haberse originado en las estepas rusas y extendido hacia el sur por el Oriente Medio aproximadamente a fines del siglo diez (John Keegan y Ricardo Holmes, Soldados, una Historia de Hombres en Batallas, pp. 79-80). Los asirios casi con certeza tuvieron caballería antes que los israelitas y los egipcios, y la primera mención de caballería en los anales de Asiria data del siglo nueve (Antes de esa época niños y jovenzuelos montaban caballos como mensajeros, pero los caballos de las edades de Bronce y de Hierro era generalmente demasiado pequeños para llevar hombres de pelea. Del norte vinieron caballos mayores (Ibíd.) Podría Ud. casi pensar que los cronistas israelitas introdujeron un anacronismo en sus historias, pero eso sería imposible, puesto que fue Yahvé mismo el que las escribió. ¿No es así?

Pero también el ejército israelita era fuerte. El jefe de los capitanes de David, Jesbal mató 800 hombres en una batalla (2 Samuel 23:8). Otro comandante, Abisaí, mató a 300 en una batalla (2 Samuel 23:18), y Jasobán, otro de los poderosos hombres de David, mató a 300 en una lucha (1 Crónicas 11:11). Por comparación, no creo que Conán el Bárbaro mató jamás a más de unas cuantas docenas en cualquier batalla, de acuerdo con las crónicas de sus hechos por Robert Howard, pero, también es verdad que Conán adoraba a Crom, no a Yahvé, así que comprendemos la mezquindad de sus logros.

La guerra civil que dividió el reino perjudicó de verdad a Israel, porque Roboam solamente pudo reunir 180,000 guerreros a fines del siglo X (sin duda AC ­ nota del traductor), comparado con las huestes de David de 1,300,00 o 1,570,000. Sin embargo, los israelitas eran rápidos en la reproducción, porque pocos decenios más tarde, II Crónicas 17:14-l8, nos dicen que el Rey Josafat (868-847 AC) tenía 5 comandantes con un total de 1,160,000 hombres de Judá y Benjamín. Debe haber habido una plaga, no obstante, porque para II Crónicas 25:5 Judá y Benjamín pudieron reunir solamente 300,000 guerreros de más de 20 años de edad, y el Rey Amasías (801-773?) tuvo que contratar 100,000 mercenarios del vecino Israel.

Para 2 Crónicas 26:12-l3, no obstante, el Rey Ozías (hijo de Amasías, 787-0737 AC), se rehizo con hasta 310,000 soldados. (La lectura de las Crónicas es parecida al mercado de valores: el ejército israelita sube 100,000 puntos hoy, baja 200,000 mañana, gana 120,000 al fin del mes).

El estado de Judá cayó en tiempos difíciles en 2 Crónicas 28:5-8, porque primero los sirios mataron muchos hombres, que debe haber sido una venganza por la vez en I Reyes 20:30 en que los israelitas dieron muerte a 100,000 en una batalla, después de la cual los sirios sobrevivientes se retiraron a la ciudad de Afek, donde una muralla cayó y mató a 27,000 más (Ésta no fue la Gran Muralla de China. ¿O sí?). De todos modos, volvamos a 2 Crónicas 28. Entonces Israel invadió a Judá y mató 120,000 soldados y se llevó 200,000 civiles cautivos, que más tarde fueron generosamente dejados libres.

Este número de cautivos suena sospechosamente inflado. Cuando los babilonios bajo Nabucodonosor tomaron a los israelitas cautivos (II Reyes 24:14-16), solamente capturaron 10,000, todos "hombres valientes", príncipes, carpinteros y herreros. Desde luego, no llevó a los más pobres, pero esos no eran "hombres fuertes y valientes".  Así, pues, los babilonios deben haber exterminado al grueso del ejército de Judea, quizás varios centenares de millares. Evidentemente los babilonios eran hombres más poderosos aún que los israelitas (en el mercado de valores del ejército israelita esto fue la Gran Depresión).

El cautiverio debe haber tenido un efecto debilitante en los israelitas. Aunque habían procreado ejércitos gigantescos antes, estos 10,000 israelitas capturados en Babilonia aumentaron hasta solamente 42,360 personas (Esdras 2:64) en la época de su regreso a Judá setenta años después. Desde luego, tenían también 7,337 siervos y 200 cantantes.

Comparemos esos datos con la población del Éxodo de 603,550 hombres mayores de 20 años (Núm. 1:46). Los varones levitas de un mes y mayores, que se contaban separadamente, alcanzaban un total de 22,300 si se suman las cifras separadas de Números 3:22,28,34, pero 22,000 según Núm. 3:39. Dios debió haber inventado la calculadora 3,000 años antes. Desde luego, las mujeres y los niños probablemente triplicaban o hasta cuadruplicaban esas cifras, y eso después de largo período de brutal esclavitud y del exterminio de los niños varones hebreos por los egipcios. Teniendo en cuenta que comenzaron con solamente 76 que fueron a Egipto con Jacobo (Gén. 46:26), el pueblo Israelita que efectuó el éxodo debió de haber sido mucho más pequeño. Al parecer, los israelitas sabían de verdad cómo crecer y multiplicarse en aquellos días, pero no siglos más tarde cuando realmente necesitaban una gran población. (Por cierto, la masacre de varones hebreos por los egipcios se realizó solamente después de que dos parteras israelitas rehusaron matar a los niños (Ex. 1:15-17). ¿Cómo podían dos parteras solas atender a los partos de la masa de mujeres gestantes necesaria para dar a luz con la velocidad que se requería para producir tan gran explosión de población?

Los israelitas de antaño necesitaban todos esos hombres de armas. Cuando los madianitas, tribu nomádica que habita en los desiertos de Jordania ­ que hoy mantienen una población beduina de escasamente decenas de millares ­ invadió a Israel, su ejército eran tan grande, que pudieron perder 120,000 hombres en la defensa de Israel y todavía quedarles 15,000 (Jueces 8:10). Y el desierto de Moab levantó un gran ejército, que perdió 10,000 en una batalla (Jueces 3:29). En favor de Israel, Gideón levantó 32,000 hombres (Jueces 7:3), finalmente escogiendo solamente 300 para enfrentarse a los 135,000 madianitas, que al parecer habían experimentado una asombrosa recuperación después de la aniquilación total que sufrieron a manos de un ejército israelita anterior (Núm. 31:1-18).

De modo parecido, la juez Débora reunió 10,000 guerreros israelitas de sólo dos tribus (Jueces 4:6) para hacer frente al ejército invasor cananita. Derrotaron a Sísera, que tenía 900 carros (cada uno con dos hombres) y un número desconocido de soldados de infantería. Pero, ¡Un momento!  Unos cuantos decenios antes solamente, los israelitas del Éxodo tenían 600,000 guerreros, y no obstante, después de la derrota de Sísera, en Jueces 5:8 se dice que Israel tenía solamente 40,000 soldados a la disposición de Débora. ¡Vaya! La guardia delantera de Josué en la invasión de Judea solamente tenía 40,000 (Josué 4:13). Las acciones bancarias de ese antiguo ejército israelita pasaban de alza a baja y de nuevo a alza en el pestañeo de un ojo divino.

Esas fluctuaciones frenéticas de los valores deben haber sido la causa de que, cuando terminaba la epopeya de los jueces poco después de Débora Saúl pudiera reclutar 300,000 hombres de Israel y 30,000 de Judá (1 Sam. 11:8). Al sucesor de Saúl, David, le fue todavía mejor. Reunió 340,000 guerreros más los de Isacar tan pronto asumió el poder (1 Crón. 12), y más tarde, desde luego, tuvo 1,300,000, ¿o fueron 1,570,000?

Lo que fuera.

Así que Saúl tenía más que suficientes tropas para proteger su territorio. Por eso es que cuando invadieron los filisteos, Saúl reunió un masivo ejército de... ¿3,000 hombres? (1 Sam. 13:2). Se enfrentó a una horda filistea de 30,000 carros, 6,000 jinetes e incontable infantería (1 Sam. 13:5).

Evidentemente los filisteos fueron los mayores militaristas de la historia. El imperio hitita, una superpotencia de fines de la Edad de Bronce, podía reunir solamente 3,500 carros de un área que comprendía la mayor parte de la moderna Turquía y de Siria. Los filisteos, arrinconados en la costa de lo que ahora es Israel, tenían OCHO veces esa cantidad, además de esa misteriosa caballería. Los filisteos no deben haber hecho otra cosa que construir carros y adiestrar a todo hombre, mujer y niño para el combate. Ninguna otra cosa podría explicar el fantástico ejército que reunieron.

Entonces, ¿por qué Saúl no llamó a sus 330,000 guerreros?  Es un verdadero misterio, porque el pueblo de Israel tenía que esconderse en cuevas, en montañas y cisternas y tumbas (1 Sam. 13:6). Usted podría pensar que se presentarían por centenas de millares para defender a su país. Al pobre Saúl le quedaban solamente 600 hombres de su poderoso ejército (1 Sam. 13:15). En el mercado de valores el ejército israelita estaba definitivamente en plena baja. Recuérdese que solamente unos cuantos años más tarde David tenía 1,570,000 hombres... o 340,000 más los de Isacar... o 1,300,000. Lo que fuera. El mercado militar israelita estaba en plena alza bajo David.

Saúl eventualmente alcanzó un alza en el mercado, pues después de una larga guerra contra los filisteos, pudo poner 210,000 hombres sobre las armas (1 Sam. 15:4). Dios ciertamente abrió los vientres de las mujeres de Israel. Cada mujer debe haber tenido quíntuples todos los años, con una mortalidad infantil de cero.

Como el lector puede haber visto ya, el árido terreno de Judea ­ poblado por aldeas dispersas y pequeñas colonias ­ pudo levantar ejércitos gigantescos, mayores que el Imperio Persa cuando estaba amena­zado de destrucción a manos de Alejandro, mayor que el de Federico el Grande, mayor que los de Napoleón en todas sus batallas a excepción de la invasión de Rusia, mayores que los de la Unión y la Confederación en su lucha épica. ¡Verdaderamente asombroso!

Así que Israel tenía la habilidad de hacer frente a sus poderosos vecinos, tales como los asirios, que fueron detenidos por 65,000 soldados de infantería, 4,000 carros, 1,200 soldados de caballería y mil jinetes a camello en la batalla de Qargar en 853 AC. Los asirios mataron a 14,000 soldados enemigos, entre los cuales sin duda se encontraban muchos del Rey Ahab de Israel, junto con ejércitos de sus aliados ­ Damasco, Hamat, Cilicia y seis otros estados del Oriente Medio. Ahab mismo había aportado 2,000 carros y 10,000 infantes a la batalla. Me pregunto si (la batalla de) Qarqar fue antes o después de que Ahab y su ejército aniquilara 127,000 sirios como se cuenta en 1 Reyes 20:29-30.

¿Solamente 14,000 bajas?  ¿Después de todas esas gigantescas batallas en que cientos de miles de guerreros de los pueblos nómadas y seminómadas del seco Jordán y la seca Judea fueron aniquilados en luchas épicas, los asirios ­ con sus gigantescas ciudades y densas poblaciones ­ pudieron matar solamente 14,000 enemigos?  No es de extrañar que los asirios no hayan vencido en Qarqar.

Ahora, para un examen real de todos esos números de que la Biblia hace derroche:

En el mundo antiguo, solamente las verdaderamente grandes potencias, tales como los egipcios de la edad de Bronce, los hititas, los asirios, los babilonios y más tarde los persas, podían poner 50,000 o más hombres sobre las armas. Alrededor del siglo 19 AC, el rey asirio Shamshi-Adad declaró tener 60,000 soldados para un sitio. Un ejército típico podía consistir en los 6,000 hombres reunidos por varias ciudades-estados de Mesopotamia del siglo 19 durante un período de prosperidad. Su población combinada debe haber excedido la de Israel en tiempos de Saúl y de David. Los reyes de esos estados también mantenían un cuida­doso escrutinio de la logística, es decir, el abastecimiento. Hasta Sahmshi-Adad estaba preocupado por el avituallamiento de 400 hombres en una expedición, y un rey consultó a otro sobre un problema frecuente al organizarse una campaña militar: "¿Dónde encontrará una fuerza tan numerosa de hombres suficiente agua que beber?" (Stephanie Dalley, Mari and Karana:  Two Old Babylonian Cities, 1984, pp. 141-147).

Cuando Ramsés II combatió contra los hititas en Kadesh en alrededor de 1285 AC, declaró que sus fuerzas (de los hititas) eran de 37,000 infantes y 3,500 carros ­ la mayoría con equipos de 3 hombres ­ y dijo que los hititas reunieron mucho del poderío militar del imperio, que cubría la mayor parte de Anatolia, Siria y una pequeña parte de Irak (Sir Alan Gardiner, The Kadesh Inscriptions of Ramsés II, 1975, pp. 41-42). El propio Ramsés tenía cuatro divisiones egipcias ­ posible­mente el mayor ejército reunido en el Egipto de la edad de Bronce. El padre de Ramsés, Seti, había usado solamente tres divisiones durante una campaña mayor.

Vale la pena anotar que en su poético relato de Kadesh, Ramsés alega haber dado muerte personalmente a cientos de miles de hititas y sus aliados (Ibíd., pp. 10-13), y Ramsés probablemente perdió la batalla. La propaganda se inventó largo tiempo antes de que surgieran los israelitas.

Estados más pequeños peleaban con ejércitos más pequeños. Cuando los 330 príncipes de Canán a Siria organizaron un gran ejército en el siglo 15 AC para detener al faraón egipcio Thothmosis III, tenían solamente unos mil carros. Thothmosis capturó a la mayor parte de su ejército en Megiddo, en lo que es hoy Israel, pero registró menos de 2,000 prisioneros. Probablemente no contó a las tropas comunes capturadas, pero sus números oscilaban en los pocos cientos, no en los cientos de millares.

Egipto era casi con certeza el más populoso estado del Oriente Medio debido a la tremenda riqueza agrícola que hacían posible las regulares inundaciones del Nilo. En los primeros siglos AC y DC Egipto tenía unos 7 millones de habitantes de acuerdo con los censos de la época. Los grandes estados de Mesopotamia ­ confián­dose en las fértiles tierras por que cruzaban los erráticos Tigris y Eufrates ­ eran comparables en población a Egipto. Babilonia, contando sus suburbios, debe haber alcanzado una población de 500,000 en la Edad de Hierro.

En comparación, Israel era diminuto en extensión y población. Jerusalén y Shechem estaban en los confines del mundo conocido durante la Edad de Bronce. En el siglo 14 AC, la población de la región que actualmente es Israel se estima que no pasaba de 250,000, a base de descubrimientos arqueológicos y los estudios hechos por historiadores ("The Amarna Letters from Palestine," The Cambridge Ancient History, Vol. 2, parte 2A, 1975, p. 108). El comandante egipcio de la guarnición de Jerusalén pidió solamente 50 hombres para custodiar el territorio del perímetro de la ciudad. Otras guarniciones en la Palestina del siglo 14 oscilaban entre 50 y 100 hombres (Ibíd.). La población de las tierras bajas posiblemente disminuyó a fines de la edad de Bronce, y volvió a crecer con la inmigración de los Pueblos Marítimos (filisteos) (William H. Stiebing, Jr., Out of the Desert, p. 94). De acuerdo con las encuestas arqueológicas, la población de las montañas (temprano Israel) aumentó durante la edad temprana de Hierro, pero la gente vivía en pequeñas colonias, no en grandes ciudades (Carol Meyers, Discovering Eve:  Ancient Israelite Women in Context, 1988, pp. 51-55).

Meyers describe la evidencia disponible sobre la expansión de la población del temprano Israel en pequeñas aldeas en ese tiempo. Hace notar ella también las dificultades que los pioneros israelitas encontraron en trabajar una región de suelo pobre y de errática disponibilidad de agua. Era difícilmente un ambiente en que organizar y abastecer ejércitos de decenas de miles, y mucho menos de cientos de miles. En ¿Quiénes eran los israelitas? Gosta W. Ahlstrom hace comentarios similares acerca de la pequeñez de los poblados israelitas y la difícil naturaleza del terreno (1986, pp. 19-22).

Los arqueólogos han localizado 23 localidades pobladas por Israel en las postrimerías de la edad de Bronce, un área de 1,622 millas cuadradas. De la temprana edad de Hierro, se conocen 114 comunidades (Meyers, pp. 51-55). Esta región era relativamente seca. Trabajar la tierra era una labor difícil, lo cual puede haber sido la razón por la cual no fue totalmente colonizada hasta después de que las tierras bajas habían sido ocupadas. Esencialmente, su excedente de población -o quizás fugitivos que huían de las incursiones egipcias y la invasión de los Pueblos Marítimos­ se volcaba hacia el sector montañoso.

Ya pueblos nómadas y seminómadas estaban cruzando la región, llevando mercadería, intercambiando productos agrícolas con los colonos por animales que los nómadas criaban, y a veces haciendo incursiones por las tierras bajas y corriendo a refugiarse en la montaña cuando eran perseguidos.

¿Y qué de esos nómadas madianitas que supuestamente perdieron 130,000 hombres en una sola batalla y todavía quedaron con 115,000 (Jueces 8:10)?  Gideón, había derrotado a los madianitas con sólo 300 hombres (Jueces 7:19-22). La supuesta matanza del ejército madianita en Jueces 8 tuvo lugar cuando todos los israelitas se unieron en la persecución. ¿Qué podemos colegir de esas contradicciones?  Lo único que toda mente razonadora puede asumir es que las cifras de madianitas son mera ficción. Los 300 de Gideón son plausibles para guerra de guerrilla común en las montañas. Recordemos cómo el comandante de la guarnición egipcia de Jerusalén necesitó solamente 50 hombres para consolidar su control de la región.

El estado independiente de Judea de la temprana edad de Hierro en la montaña estaba restringido por las ciudades-estados más pobladas y poderosas de las tierras bajas de los cananitas y los filisteos al oeste, y por fuertes estados sirios al norte. Los 3,000 guerreros israelitas de 1 Samuel 13:2 son plausibles. Nótese que cuando Saúl estaba persiguiendo a David, David tenía solamente 400 que lo respaldaban (1 Samuel 22:2, todos "adeudados" o "descontentos"), o 600 (I Sam. 23:13).

Saúl, David y Salomón reunieron esas colonias en crecimiento, conquistaron regiones y fundieron nómadas en una nación, pero si los hititas pudieron poner solamente 48,000 de su gran imperio sobre las armas, y si el Egipto de los faraones no pudo sacar muchos más del valle densamente poblado del Nilo, entonces la nación israelita nunca tuvo 330,000 guerreros, y mucho menos 1,570,000. (Nota: los arqueólogos nunca han podido encontrar constancia escrita de los nombres de Saúl o de Salomón, o de los "jueces" de Israel. Nadie sabe en realidad si alguno de esos personajes realmente existió.

El estudio del Israel moderno demostrará lo absurdo de las pretensiones bíblicas de ejércitos de cientos de miles. Israel tiene hoy 6 millones de habitantes, pero ocupa una superficie mayor que la de su estado progenitor, incluyendo la más rica región costeña, y utiliza métodos modernos de agricultura, ayudados por mecanización. En la guerra de 1967 en que Israel derrotó a las fuerzas combinadas de sus invasores árabes, la población de Israel de 2 millones aportó solamente 264,000 soldados.

Otra realidad a tener presente: las tropas del Israel moderno, así como las de todos los ejércitos modernos, son abastecidas por ferrocarril, vehículos motorizados, aviación, y naves a motor. En el mundo antiguo, los ejércitos tenían que disponer de filas de carretas tiradas por bueyes, asnos y camellos, a veces hasta de seres humanos cargando material, y la carne viajaba en pie. Naves de carga antiguas eran a veces bastante grandes, llevando quizás hasta 400 o 500 toneladas en la edad de Bronce, pero solamente presta­ban servicio en las regiones a lo largo de la costa. Hasta la llegada en el siglo 19 de la mecanización y de métodos mejorados de conservación de alimentos, no podía un ejército con facilidad pasar de 100,000 hombres. En la Primera Guerra Mundial fue cuando por primera vez en la historia se encontraron en combate ejércitos de más de un millón de soldados.

Los que declaran que la biblia es literalmente veraz de comienzo a fin son falsarios impúdicos que abiertamente insultan la inteligencia de todos nosotros al defender esas cifras absurdas (o, de otra forma, son increíblemente inocentes y simples). Las cifras retorcidas y contradictorias de la biblia son falsa propaganda escrita siglos después de los hechos por gobernantes y sacerdotes que perseguían sus intereses. Las historias son fantasías, como la de Ramsés dando muerte a "millones" de hititas.

Las falsedades significan una sola cosa: los creyentes quieren que creamos puras estupideces acerca del pasado para que igualmente aceptemos las mismas estupideces acerca del presente. La historia muestra que los alegatos de los supersticiosos impulsados por la ambición no son más que esfuerzos por hacer tontos de todos nosotros.

(Bill Sierichs, Jr.,, 316 Apartment Court Drive, Apartment 44, Baton Rouge, LA 70806)


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