MUCHAS son las preguntas que hemos recibido sobre las
verdades presentadas en los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS y en LA TORRE DEL VIGÍA
con relación a como se originaron, como llegaron a desarrollarse con sus
actuales y simétricas proporciones.
¿Son resultados de visiones?.¿Hizo Dios algo sobrenatural
para dar la solución a estos..misterios ocultos de Su Plan?.¿Es el autor de
estas escrituras alguien extraordinario?. ¿Sostiene él que tiene sabiduría
sobrenatural o alguna clase de energía especial?. ¿Cómo le llegó esta
revelación de la verdad de Dios?
No, queridos amigos; ni somos superiores; ni aspiramos a
enaltecernos nosotros mismos en la estimación de nuestros hermanos de la Casa
de la Fe, excepto en el sentido que el Dueño mandó observar, que el ‘que quiera
ser grande entre ustedes sea su sirviente.’ (‘Mateo 20:27‘.) Nuestra posición
entre las personas del mundo y de la Iglesia Nominal, está seguramente muy lejos
de ser privilegiada porque en todas partes se habla contra nosotros. Sin
embargo si es cierto que esperamos una exaltación, en el tiempo señalado del
Señor .(‘ 1 Pedro 5:6‘.) Con las palabras del apóstol respondemos:’Por qué nos
contemplan a nosotros, ¿como si fuera por nuestro propio poder que hayamos
hecho estas cosas?’ Nosotros también somos personas con pasiones como ustedes
mismos, con enfermedades y debilidades, trabajando afanosamente por superar
muchos defectos y desánimos, ...con tal de alcanzar el premio de nuestra
llamada celestial
Como estudiantes fieles de la Palabra de Dios, señalamos
únicamente con el dedo índice, para ayudarlo a usted a encontrar en el Plan
maravilloso de Dios (maravilloso no solamente para nosotros sino también para usted),
el camino para ustedes mismos que se encuentra en las páginas sagradas.
Ninguna de las verdades que presentamos, se dieron a
conocer en visiones o sueños o por voces audibles provenientes de Dios; ni
fueron dadas a conocer de repente, sino gradualmente, especialmente desde 1870,
y particularmente desde 1880. Este presente despliegue de la Verdad no es
debido al ingenio humano o a la agudeza de percepción, sino al simple hecho de
que el tiempo señalado de Dios ha llegado; y si nosotros no habláramos o no se
encontrara ningún otro medio para expresarlo, las mismas piedras gritarían.
En esta revista vamos a explicar nuestra historia, no
solamente porque queremos revisar como nos ha conducido la luz en el Camino del
Señor, sino, especialmente, porque creemos que es necesario que la verdad se
cuente con toda honestidad, para que los malentendidos y afirmaciones
perjudiciales puedan desmoronarse y para que nuestros lectores puedan ver, en
toda su amplitud, como el Señor nos ha ayudado y nos ha orientado hasta ahora.
Aunque los nombres y puntos de vista de personas que se han separado de nuestra
compañía se asocien con esta historia, solo los mencionamos aquí porque nos
parece necesario y nos ayudan para una comprensión de nuestra posición y de la
dirección del Señor.
No podemos mencionar todos los pequeños detalles que
demuestran el favor divino recibido ni las oraciones que han sido contestadas,
porque recordamos que nuestro Señor y su iglesia primitiva nunca nos dejaron un
ejemplo de fe jactanciosa sino que más bien nos exhortaron , diciendo, ‘Tienes
tú fe, tenla para ti mismo.’
No vamos a contarles como la luz comenzó a romper las nubes
del prejuicio y de la superstición que envolvía al mundo bajo el poder del
Papado en la Edad del Oscurantismo. Con el movimiento de Reforma, o mejor dicho
con los movimientos desde entonces hasta ahora, se hizo una gran labor al sacar
la luz fuera de la oscuridad. Pero no nos vamos a limitar aquí a la
consideración de las verdades de la Época de la Cosecha que destacan en las
publicaciones de THE WATCH TOWER BIBLE AND TRACT SOCIETY: la serie conocida
anteriormente por LA AURORA DEL MILENIO que ahora se titula ESTUDIOS DE LAS
ESCRITURAS y la revista THE WATCH TOWER
Vamos a comenzar
el relato por el año 1868, cuando el Editor, ya es un hijo consagrado de Dios
desde hace algunos años, y un miembro de la Iglesia Congregacional y del
Y.M.C.A.. Todo empezó cuando su fe comenzó a ser sacudida en cuanto a muchas
doctrinas que había aceptado por largo tiempo.
Habiendo sido criado como presbiteriano, adoctrinado según
el catecismo, y siendo por naturaleza de mente inquisitiva, tan pronto como
empecé a pensar por mi mismo, caí víctima fácil de la lógica de la infidelidad.
Pero lo que al principio amenazó ser el naufragio completo de mi fe en Dios y
en la Biblia, resultó bajo la providencia de Dios, para mi propio bien, y
solamente destrozó mi confianza en los credos humanos y en los sistemas de
malas interpretaciones bíblicas. Fui viendo gradualmente que aunque cada uno de
los credos contenía algunos elementos de la verdad, en general eran engañosos y
contradecían la Palabra de Dios.
Entre otras teorías, tropecé con el Adventismo. Al parecer,
por accidente, una noche entré en un sucio y polvoriento salón en Allegheny,
Pennsylvania, donde sabía que se celebraban servicios religiosos, para ver si
el puñado de personas que se reunía allí tenía algo más inteligente que ofrecer
que los credos de las iglesias prominentes. Allí, por primera vez, oí algo de
los puntos de vista de los Segundo-Adventistas, siendo el orador Jonas Wendell,
que murió hace tiempo. Por lo tanto me reconozco endeudado con los Adventistas
así como también con otras confesiones. Aunque su exposición bíblica no era
totalmente clara, y aunque estaba muy lejos de lo que ahora disfrutamos, fue
suficiente, bajo Dios, para restablecer mi fe vacilante en la inspiración
divina de la Biblia, y para demostrar que los registros de los apóstoles y los
profetas están indisolublemente enlazados. Lo que oí me dirigió a estudiar la
Biblia con más celo y cuidado que nunca antes, y agradeceré siempre al Señor el
haberme guiado allí; porque aunque el Adventismo no me haya ayudado a encontrar
toda la verdad, si me ayudó mucho para desprenderme de los errores, y así me sirvió
de preparación para recibir la Verdad.
Pronto comencé a comprender que estábamos viviendo cerca
del cierre de la Edad del Evangelio y cerca del tiempo en que, según declaró el
Señor, los prudentes y vigilantes de sus hijos deberían recibir un conocimiento
claro de su plan. En ese tiempo, unos pocos buscadores de la Verdad de
Pittsburg (Allegheny) y yo, formamos una clase para el estudio de la Biblia.
Este período desde 1870 a 1875 fue un tiempo de crecimiento
constante en la gracia, en el conocimiento y en el amor de Dios y en su
Palabra. Llegamos a discernir algo del amor de Dios, de la provisión que Él
había hecho para toda la humanidad, de que todos tenían que ser despertados de
la tumba para que se les testificara acerca del Plan amoroso de Dios, y que
todos los que entonces ejercieran fe en la obra redentora de Cristo rindiendo
obediencia en armonía con su conocimiento de la voluntad de Dios, pudieran
entonces, por medio del mérito de Cristo, ser restaurados a completa armonía
con Dios, y recibir la vida eterna. Vimos que esta era la obra de Restitución
que se predijo en Hechos 3:21.
Pero aunque vimos que la Iglesia estaba llamada a unirse
íntimamente con el Señor durante el Reino Milenario, habíamos fracasado, hasta
entonces, en entender claramente la gran diferencia entre la recompensas de la
Iglesia en la prueba actual y la recompensa de las personas fieles del mundo
después depasar la prueba que tendrán al final del Milenio. Cuando llegue el
momento, la gratificación de la Iglesia será la gloria de la naturaleza divina
espiritual, mientras que la de los fieles del mundo será la gloria de la
Restitución. Es decir la restauración a la perfección de la naturaleza humana,
la que una vez disfrutó en Edén nuestro padre Adán.
Sin embargo, en aquel tiempo solamente nos limitábamos a
conseguir los bosquejos del Plan de Dios y a olvidarnos de muchos errores que
habíamos acariciado antes, porque no había llegado el tiempo exacto para el
discernimiento claro de los detalles precisos. Y aquí tengo que mencionar y
agradecer, la ayuda recibida por los hermanos George Stetson y George Storrs,
el último fue editor de ‘The bible Examiner ‘( El Escrutador de la Biblia),
ambos ahora difuntos. El estudio de la Palabra de Dios con estos estimados
hermanos nos dirigió los pasos por senderos de pastos más verdes y esperanzas
más nítidas para el mundo, aunque no fue sino hasta 1872, cuando llegué a tener
una visión clara de la obra de nuestro Señor que pagó el precio del Rescate
como fundamento de toda esperanza y en el que se apoya la doctrina de la
Restitución. Hasta ese momento, cuando leía el testimonio de que todos saldrían
de sus sepulturas, etc., aún dudaba de la completa provisión de Dios. No sabía
si eso incluiría a los deficientes mentales y a los niños, a todas esas
personas que habían muerto sin alcanzar ningún grado de comprensión, a esos
seres a quien la vida actual y sus experiencias parecerían haber sido muy poco
ventajosas. Pero cuando en 1872 examiné el tema de la Restitución desde el
punto de vista del Rescate, el precio dado por nuestro Señor Jesús para Adán y
consiguientemente para todos los que se perdieron en Adán, se dirimió fuera de
toda duda el alcance completo de la Restitución. La promesa era que TODOS
saldrán de sus sepulturas y serán llevados al conocimiento claro de la Verdad y
a una oportunidad completa para ganar la vida eterna mediante Cristo.
::página 171::
Así pasaron los años 1868-1872. Los años siguientes, hasta
1876, fueron años de crecimiento continuado en la gracia y en el conocimiento
por parte del puñado de estudiantes de Biblia con quienes me reunía en
Allegheny. Progresamos desde nuestras primeras ideas indefinidas de la
Restitución a la comprensión más clara de los detalles; pero todavía no había
llegado el tiempo debido para recibir la luz clara de Dios. Durante ese tiempo,
muchos de nosotros tuvimos que reconocer la diferencia entre nuestro Señor como
‘el hombre que se entregó a Sí mismo,’ y el que vendría de nuevo como un ‘ser
espiritual ‘. Entendimos que los seres espirituales pueden estar presentes y
sin embargo ser invisibles a los hombres, así como todavía mantenemos y está
escrito en los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS, Volumen. 2, Capítulo 5.
Nos sentimos muy apenados a causa del error de los Segundo
Adventistas, que esperaban a Cristo en la carne y que enseñaban que el mundo y
todos los que estuvieran en él, exceptuando a los Segundo Adventistas, serían
consumidos por el fuego en 1873 o en 1874 y cuyas computaciones de fechas y
desilusiones e ideas toscas generalmente sobre el objeto y manera de la Venida
de nuestro Señor, hicieron que nosotros y todos los que anhelaban y proclamaban
su Reino venidero, recibiéramos cierto vituperio.
Estos puntos de vista equivocados que se mantenían
generalmente tanto en cuanto al objeto como a la manera del Segundo
Advenimiento de Cristo, me impulsaron a escribir un folleto: ‘The Object and
Manner of the Lord’s return,’ (’El Objeto y Manera del regreso del Señor ‘) del
cual se publicaron unos 50.000 ejemplares. Fue para Enero de 1876 cuando mi
atención se enfocó especialmente en el tema del tiempo profético y como se
relacionaba con estas doctrinas y esperanzas.
Ocurrió de esta manera: Recibí un artículo titulado ‘The
Herald of the Morning’,( El Heraldo de la Mañana), enviado por su editor, el
Sr. N. H. Barbour. Cuando lo abrí, de inmediato lo identifiqué con el
Adventismo por la imagen de la portada; lo examiné con alguna curiosidad para
ver qué tiempo habían señalado los Adventistas para el próximo incendio del
mundo. Pero cual no sería mi sorpresa y agradecimiento cuando me di cuenta que
en su contenido el editor había conseguido abrir los ojos sobre los temas que
por algunos años habían regocijado nuestros corazones aquí en Allegheny- que el
objeto del Regreso de nuestro Señor no era ‘destruir’, sino ‘bendecir’ a todas
las familias de la tierra; que Su Venida sería como la de un ladrón y no en la
carne, sino como un espíritu siendo invisible a los hombres; y que el
recogimiento de Su Iglesia y la separación del ‘trigo’ de la ‘cizaña’ progresaría
hasta el fin de esta Edad sin que el mundo fuera consciente de ello. Me alegré
de encontrar a otros que habían llegado a las mismas avanzadas conclusiones,
pero también me asombré al encontrar una declaración, cuidadosamente elaborada,
que hallé más adelante, en la que el Editor de ‘El Heraldo de la Mañana’ creía
en las profecías que indicaban que el Señor estaba ‘ya presente’ en el mundo de
una manera invisible y que era el tiempo debido para el trabajo de la cosecha y
para separar el trigo de la cizaña; y que esta forma de ver las cosas estaba
garantizada por las profecías cronológicas que unos meses antes él pensaba que
habían fallado.
Aquí encontramos algo nuevo que Considerar.¿sería posible
que las profecías cronológicas, que por tantos años yo había despreciado debido
a su mal uso por parte de los Adventistas, tuvieran el propósito de indicarnos
el tiempo en que el Señor estaría presente de un modo invisible para establecer
Su Reino?. Eso era algo que yo claramente entendí que no se podía saber de ninguna
otra manera. Parecía, hablando sin exagerar, que era una cosa muy razonable
esperar que el Señor informara especialmente a su pueblo acerca del
tema-particularmente en vista de lo que Él había prometido de que los fieles no
serían dejados en la oscuridad junto con el mundo, y que aunque ‘el Día del
Señor’ vendría sobre todos los demás como un ladrón en la noche (furtivamente,
de improviso), no obstante no sería así con los santos vigilantes y diligentes
que estaban esperándolo.1 Tesalonicenses 5:4‘.
Me acordé de algunos argumentos usados por mi amigo Jonas
Wendell y otros Adventistas para probar que 1873 testimoniaba acerca de la
quema del mundo.- demostrándo por la cronología del mundo, que seis mil de años
desde Adán terminaban con el comienzo de 1873-y de otros argumentos sacados de
las Escrituras que coincidían. ¿Podría ser que estos argumentos sobre tiempos
proféticos, que en otro tiempo yo había tomado como indignos de prestarles
atención, encerraran una importante verdad que los Adventistas habían aplicado
mal?
Ansioso por aprender de cualquier fuente, fuera lo que
fuera acerca de las enseñanzas de Dios, escribí en seguida al Sr. Barbour,
informándole que yo estaba de acuerdo en otros puntos y deseaba saber
especialmente: ¿por qué, y sobre qué evidencia bíblica, él sostenía que la
‘presencia’ de Cristo y la Cosecha de la Edad del Evangelio habían comenzado a
partir del comienzo del otoño de 1874?. La respuesta mostró que mi suposición
había sido correcta, especialmente que los argumentos en cuanto al tiempo, la
cronología, etc., eran exactamente los mismos usados por los Segundo
Adventistas en 1873. También me explicaba que el Sr. Barbour y el Sr. J.
H.Paton, de Michigan, un colaborador suyo, habían sido segundo adventistas
fieles hasta ese tiempo y que cuando la fecha de 1874 pasó sin que el mundo
fuera quemado como se pensaba, y sin ver a Cristo en la carne, se quedaron
consternados por algún tiempo. Habían examinado las profecías cronológicas, las
cuales aparentemente habían pasado sin cumplirse, y habían sido incapaces de
encontrar algún defecto. Por lo tanto se empezaron a preguntar si el ‘tiempo’
era correcto pero incorrecta su ‘interpretación’ o si los conceptos sobre la
Restitución y las bendiciones sobre el mundo, que yo y otros estábamos
enseñando, no serían las cosas que había que buscar. Parecía que se les habían
quitado los ánimos después de su desilusión de 1874, pero un lector de ‘El
Heraldo de la Mañana,’ que tenía una copia de el ‘ Diaglotón Enfático,’ notó
algo en este que encontró peculiar- vio que en Mateo 24:27,37,39, la palabra,
que en nuestra Versión Común de la Biblia se traduce por ‘venida,’ se traduce
allí por ‘presencia’ y esta era evidentemente la traducción correcta de la
palabra griega ‘parousia’. Esta era la clave; y al seguirla, se habían
embarcado en los tiempos proféticos que los llevarían a los conceptos
apropiados con respecto al objeto y manera de la vuelta de nuestro Señor, y
después al examen del tiempo profético en el que las cosas indicadas en la
Palabra de Dios relativa a la Parousia de Cristo deberían acontecer.
Por un camino diferente, yo había sido conducido al punto
de vista correcto en cuanto al objeto y la manera del regreso de nuestro Señor
y posteriormente al examen del ‘tiempo profético ‘ para estas cosas, como está
indicado en la Palabra de Dios. Así que Dios guía a sus hijos frecuentemente
por diferentes caminos para llegar a la Verdad. Pero donde hay corazones
sinceros y confiados, el resultado final es que todos aquellos son atraidos al
mismo punto central.
No obstante no había ni libros ni otras publicaciones que
establecieran con firmeza el entendimiento de las profecías cronológicas, tal
como se comprendieron en ese momento. Así que le pagué al Sr. Barbour los
gastos para venir a verme a Filadelfia (porque yo tenía unos negocios que
atender durante el verano de 1876), para que me mostrara cabalmente y por las
Escrituras, si le era posible, como señalaban las profecías al año 1874 como la
fecha de la ‘presencia’ del Señor y del comienzo de la Cosecha. El vino; y la
evidencia me satisfizo. Siendo yo una persona de convicciones positivas, y
totalmente consagrado al Señor, enseguida me di cuenta de que los tiempos
especiales en que vivimos poseen una importancia que afectan nuestro deber y
nuestra obra como discípulos de Cristo; que desde que vivimos en el Tiempo de
la Cosecha, la obra de la cosecha tenía que efectuarse; y que la Verdad
Presente era la hoz que el Señor quería que usáramos para efectuar entre sus
hijos el trabajo del recogimiento y la siega.
Le pregunté al Sr. Barbour con respecto a como iba la
publicación de ‘El Heraldo.’ El contestó que no muy bien porque casi todo los
lectores del ‘El Heraldo,’ eran Adventistas desilusionados que habían perdido
el interés y cancelado sus suscripciones; y que de esa forma el dinero se había
agotado. Se podría decir que ‘El Heraldo’ estaba prácticamente suspendido. Yo
le dije que en vez de sentirse desalentado y abandonar el trabajo, í y mucho
menos ahora con un nuevo punto de vista y luz renovada sobre la Restitución!,
(en el primer encuentro que tuvimos, él tuvo mucho que aprender de mí sobreel
tema de la Restitución, basada sobre la suficiencia del Rescate dado por y para
todos, así como yo tuve mucho que aprender de él en lo que concierne a los ‘tiempos
proféticos ‘). Ahora, tenía que sentirse muy contento de tener algunas ‘ buenas
nuevas ‘ que predicar, tal como nunca antes había tenido; y su celo debería ser
correspondientemente aumentado. En cuanto a mi, el saber que ya estábamos en el
período de la Cosecha, me dio el ímpetu necesario para esparcir la Verdad como
nunca antes.De modo que enseguida me resolvía emprender una vigorosa campaña
enérgica en pro del Señor y de la Verdad.
Me propuse recortar mis actividades comerciales para dar mi
tiempo, así como también mis medios, a la gran obra de la Cosecha.
Consiguientemente, envié al Sr. Barbour de vuelta a casa, respaldado con dinero
e instrucciones para que preparara en forma concisa, un libro sobre las buenas
nuevas acerca de Dios que habíamos entendido juntos, incluyendo los aspectos
del tiempo profético, mientras tanto yo haria arreglos para dejar mi negocio de
Filadelfia, preparándome para comprometerme en la obra, viajando y predicando.
El pequeño libro de 196 páginas, se preparó y se tituló ‘Los Tres Mundos’, y a
pesar de que no era el primer libro que enseñaba la promesa de la Restitución,
ni el primero en tratar los tiempo proféticos, era, según creo, el primero en
‘combinar’ la idea de la restitución con la profecías acerca del tiempo. Gracias
a la venta de este libro y a mi propio bolsillo, reunimos lo suficiente para
pagar los gastos de viaje.
Después de un tiempo concebí la idea de agregar otro obrero
más a la siega, y se lo solicité al Sr. Paton, quien oportunamente respondió y
cuyos gastos de viaje se sufragaron del mismo modo. Al notar cuan rápidamente
la gente parece olvidarse de lo que habían oído, llegó a ser evidente para
nosotros el hecho de que, mientras que las reuniones eran útiles por el interés
que despertaba, se necesitaba una revista mensual para retener y desarrollar
aquel interés. Por lo tanto le pareció bien al Señor que uno de nosotros
debería radicarse en algún sitio y comenzar la emisión regular de ‘El heraldo
de la Mañana.’ Yo sugerí que fuera el Sr. Barbour el que llevara este asunto,
ya que él tenía experiencia como tipógrafo y podría por lo tanto hacerlo más
económicamente; mientras que el Sr. Paton y yo continuaríamos viajando y
contribuyendo a sus columnas en cuanto tuviéramos la mínima oportunidad. A la
objeción de que la imprenta se había vendido ya, y que las nuevas suscripciones
que entraran no cubrirían los gastos hasta que el diario fuera autosuficiente,
le contesté que yo le proporcionaría el dinero para la adquisición de la
imprenta, etc., . Saqué unos cientos de dólares en el banco a nombre del Sr.
Barbour con un cheque, y se lo di a él, que tenía la obligación de administrar
este dinero tan económicamente como fuera posible, mientras que el Sr. Paton y
yo continuaríamos viajando. Esto pareció agradable al Señor y así se llevó a
cabo el asunto. Y fue después de eso, durante un recorrido por Nuevo Inglaterra
:página 172::
cuando me encontré con el Sr. A. P. Adams, un joven
ministro Metodista que llegó a estar profundamente interesado y que aceptó el
mensaje sinceramente, durante la semana que estuve predicando en su
congregación. Paulatinamente lo introduje en pequeñas reuniones con personas
interesadas de los pueblos vecinos, y acudiendo ayudaba como podía, regocijando
a otros que con ayuda del estudio llegarían a ser colaboradores de la obra de
la Cosecha.
Para ese tiempo me sentí muy animado por la entrada del Sr.
A. D. Jones, que era un dependiente de mi empresa en Pittsburgo un hombre joven
activo y prometedor, que pronto se convertiría en un activo y apreciado
colaborador en la obra de la Cosecha, y que seguramente es recordado por muchos
de nuestros primeros lectores. El Sr. Jones actuó muy bien durante un tiempo
pero la ambición u otra cosa, le hizo naufragar en su fe, dejándonos el
doloroso recuerdo de la ilustración sabia del texto: ‘No muchos de ustedes
deberían ser maestros, porque ustedes saben que tendremos un juicio más severo'. Santiago 3:1
"íSimón, Simón! Mira que Satanás ha solicitado el
poder cernirlos como a trigo’. Lucas 22:31. Hasta aquel tiempo todo había ido
como la seda.Se nos había bendecido grandemente con la Verdad, pero no habíamos
sido probados en cuanto a nuestro amor y fidelidad a ella de una manera
especial. Pero con el verano de 1878, el año paralelo en el tiempo con el de la
crucifixión de nuestro Señor y su declaración de las palabras citadas
anteriormente, empezó el zarandeo que ha continuado desde entonces, y el cual,
tarde o temprano, tiene que someter a prueba a cada uno de los que reciben la
luz de la Verdad Presente. ‘No extrañéis la prueba ardiente que os probará como
si alguna cosa extraña os aconteciese porque el fuego probará la calidad de la
obra de cada uno ‘. _ 1Ped 4:12. Uno puede construir su fe débilmente de
madera, de heno o rastrojo, en vez de usar las piedras valiosas que Dios reveló
como la verdad, puede construir sobre las cambiantes arenas movedizas de las
teorías humanas (Evolución, etc.) o construir sobre la roca sólida, como por
ejemplo sobre el ‘Rescate’, el fundamento seguro que Dios ha provisto. Aquellos
que hayan construido sobre la ‘Roca’ se salvarán personalmente, tambien
aquellos que hayan construido sobre una fe ilógica pero que el ‘fuego’ y los
zarandeos de este día de prueba derrumban y consumen por completo. Pero
aquellos que hayan construido sobre cualquier otro fundamento, aunque hayan
usado materiales buenos o malos, pueden estar seguros de su total naufragio.
Lucas 6:47-49; 1 Corintios 3:11-15.
El objeto de esta prueba y zarandeo, evidentemente, es la
selección de todos aquellos cuyos deseos de corazón son altruistas, que están
totalmente y sin reservas consagrados al Señor; que están tan deseosos de ver
que se haga la voluntad del Señor, y cuya confianza en su Sabiduría, su Camino
y su Palabra es tan grande, que rehusan ser desviados de la Palabra del Señor,
ya sea por las argucias de otros o por planes e ideas de ellos mismos. Los que
pasan a través de este tiempo de zarandeo se fortalecen y aumentan su regocijo
en el Señor y el conocimiento de sus planes, aún mientras se está sometiendo a prueba
su fe y contemplan la caída de miles en el error , por todas partes.Salmo 91:7.
El tamizado ya comenzó. Eso lo vemos en la declaración de
Pablo en 1 Corintios 15:51,52: ‘No moriremos todos, mas todos seremos
transformados. En un instante, en un pestañear de ojos’ etc. Todavía creíamos
en la idea Adventista, y que la mayoría de cristianos creen todavía, de que en
algún momento, los santos que vivan, serán arrebatados corporalmente repentina
y milagrosamente, para de allí en adelante, estar siempre con el Señor. Y ahora
nuestro conocimiento unido a la profecía de los tiempos proféticos nos lleva a
esperar este traslado de los santos en el momento en que Edad del Evangelio se
corresponda con la resurrección del Señor.Desde hacía tiempo, conocíamos muchos
de los paralelismos entre las dispensaciones Judías y Cristianas, y de hecho
constituían uno de los puntos más importantes del librito mencionado antes
como—‘Los Tres Mundos.’ No entendimos entonces, como lo entendemos ahora
(consulte ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS, Vol. III., Capítulo 7), que esta fecha de
Abril de 1878, marcaba el comienzo del establecimiento del Reino de Dios, que
entonces ocurriría la glorificación de todos aquellos que estaban durmiendo ya
en Cristo; y que el ‘cambio’ del cual habla Pablo en # 1Co 15:51, se produciría
en el instante de la muerte para todos aquellos que formaran parte de la
Iglesia, a partir de esta fecha y durante todo el periodo de la cosecha, hasta
que todos los miembros vivos, -los que las Escrituras llaman los ‘pies’ del
cuerpo de Cristo-,hayan sido cambiados en seres espirituales gloriosos.
Llegada esta fecha, como no pasó nada visible-nada que
alcanzase nuestra vista -me di cuenta, examinando de nuevo la cuestión que
estábamos cometiendo un error, esperando a que los santos en vida fueran
cambiados todos de una vez y sin pasar por la muerte, concepto erróneo
compartido por todas las iglesias nominales y cuyo error no habíamos reconocido
aún como un fallo y por eso no lo habíamos rechazado.
Nuestro entendimiento claro actual se forjó como resultado
del examen que comenzamos en aquel entonces. Pronto comprendí que las palabras
del apóstol al decir ‘no todos ‘dormiremos,’, palabras que hablaban de sueños,
no era sinónimas con ‘ morir,’ aunque generalmente se entienda de ese modo;
sino que, por el contrario, la expresión ‘dormir ‘ representa ‘inconsciencia;’
y el apóstol deseó que nosotros comprendiéramos que desde el tiempo señalado en
el cual ocurriera la ‘presencia,’ del Señor, sus santos, aunque todos murieran
como cualquier persona (Salmo 82:6,7), no permanecerían en ningún momento
inconscientes, sino que en el mismo momento de la muerte serían ‘cambiados,’ y
recibirían el cuerpo de espíritu prometido. A lo largo de esta Edad del
Evangelio, la muerte siempre ha sido seguida por ‘la inconsciencia’,‘ el
sueño’. Esto continuó siendo cierto para todos los santos que murieron en
Jesús, hasta que llegó el tiempo cuando Él tomó el poder de Rey (‘Revelación
11:17), algo que ya habíamos demostrado que ocurrió en la primavera de 1878.
(Compare con ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS, Vol. II., Págs. 212-219. No solamente
hizo el rey que en esa fecha despertaran en su semejanza todos los miembros de
su cuerpo, la Iglesia, que estaba ‘dormida,’en la muerte, sino que además y por
la misma razón (habiendo llegado el tiempo para establecer el Reino), ya no es
necesario que ‘los pies’ o últimos miembros que permanecen vivos, pasen por el
‘sueño,’ o la inconsciencia. Todo lo contrario, ahora, cuando uno termina su
curso fiel hasta la muerte, recibe de inmediato la Corona de Vida, y es
cambiado en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, y ya no se puede decir
que están dormidos o inconscientes desde el año 1878.- .En ese año se cumplió
el texto de Revelación 14:13: ‘Benditos son los muertos que mueren en el Señor
‘desde de aquí en adelante.’ Esta reconsideración mostró luz adicional sobre el
sendero y llegó a ser un buen motivo para animarnos. La evidencia mostraba que
el Señor nos continuaba conduciendo.
Pero aunque así se me ayudó a tener puntos de vista más
claros y esperanzas más brillantes, y aunque me esforcé diligentemente por
ayudar a otros, la primavera de 1878 no fue bendición alguna para el Señor
Barbour ni para muchos de los que estaban bajo su influencia. Rechazando la
solución clara y sencilla que se presenta aquí, el Señor Barbour pareció pensar
que necesariamente debería producir algo nuevo para distraer la atención del
hecho de que los santos que vivían no habían sido arrebatados en masa. Pero
ícuán peligroso es que cualquier hombre sienta demasiada responsabilidad y
trate de forzar la aparición de nueva luz!. Para penosa sorpresa nuestra, el
Señor Barbour escribió poco después un artículo para The Herald negando la
doctrina de la Expiación. Negaba que la muerte de Cristo fuera el Precio
Redentor para Adán y su raza, diciendo que la muerte de nuestro Señor no tenía
más mérito como pago por la pena incurrida por los pecados del hombre que lo
que el pasar un alfiler a través del cuerpo de una mosca causándole sufrimiento
y muerte podía ser considerado por un padre terrestre como pago justo por la
mala conducta de su hijo.
Quedé estupefacto; porque yo suponía que el Señor Barbour
tenía un entendimiento claro de la obra de Cristo como nuestra ofrenda por el
pecado.Nuestro Redentor así lo dispuso, y voluntariamente cooperó con en el
Divino plan dándose a sí mismo como ‘Rescate,’ o ‘ precio correspondiente,’
para remover la pena sobre Adán y su descendencia arrastrada por la esclavitud
al pecado y a la muerte. Desde luego, era totalmente diferente la disposición
inteligente y amorosa para el ofrecimiento de nuestro Redentor, según el Plan
ideado y dado a conocer por la Sabiduría Infinita, con la miserable caricatura
del Rescate ofrecido por la ilustración del Sr. Barbour. O yo había creído
equivocadamente que el Sr. Barbour tenía un entendimiento más claro y que él
jamás tuvo, o él estaba deliberadamente quitándose y rechazando las prendas de
vestir de bodas de la justicia de Cristo. Lo último fue la única conclusión que
me quedó; porque él después declaró que anteriormente había reconocido la
muerte de Cristo como el Precio Redentor para el hombre.
Inmediatamente escribí un artículo para ‘El Heraldo’
contradiciendo el error, mostrando la necesidad de que ‘Uno muriera por todos,’
‘el Justo por el injusto’; y que Cristo había cumplido todo lo que se había
escrito; y ‘correspondientemente’ Dios podía ejercer justicia perdonando y
liberando al pecador de la misma pena que El le había impuesto con justicia.
(‘Romanos 3:26‘.) También escribí al Sr. Paton, llamando su atención al
carácter fundamental de las doctrinas atacadas y señalando que el tiempo y
circunstancias de ese momento correspondían con la parábola del aquel que se
quitó la ropa de boda cuando estaba a punto de participar en la celebración.—‘Mateo
22:11-14‘. El Sr. Paton contestó que él no veía el asunto de tanta importancia
como lo vio en otro tiempo; pero el Sr. Barbour que antes era mas equilibrado,
sí veía los asuntos de un modo más dogmático. Yo le urgí que, considerando la
importancia de la doctrina, que él también escribiera un artículo para ‘El
Heraldo,’ y que usando un tono sin dar lugar a confusión posible, diera un
testimonio a favor de la sangre preciosa de Cristo. Estuvo de acuerdo y lo
hizo. Estos artículos aparecieron en ‘El Heraldo’ desde Julio a Diciembre de
1878.
Llegué a entender que el Señor ya no quería que ayudara
monetariamente o que estuviera identificado con cualquier cosa que arrojara una
influencia en oposición al principio fundamental de nuestra santa religión. Por
lo tanto, después de un esfuerzo cuidadoso, aunque infructuoso, por corregir el
error, me separé completamente de ‘The Herald of the morning’ y de todo
compañerismo posterior con el Sr. Barbour. Pero pensé que el solamente
separarme no era suficiente para manifestar mi lealtad continua hacia nuestro
Señor y Redentor cuya causa había así sido violentamente
:página 173::
atacada por alguien que estaba en una posición de conducir
las ovejas descarriadas—y estaba en esa posición, principal y mayormente debido
a mi apoyo individual y estímulo personal, porque yo creía que él estaba
sinceramente dedicado al Señor. Por eso entendí que era la voluntad del Señor
que yo empezara otra revista, en la cual se sostuviera en alto el estandarte de
la Cruz, se defendiera la doctrina del Rescate y se proclamaran las buenas
Nuevas de gran Gozo tan extensamente como fuera posible. Obrando de acuerdo con
esta guía del Señor, dejé de viajar, y en Julio de 1879 apareció el primer
número de THE WACH TOWER AND HERALD OF CHRIST´S PRESENCE (La torre del Vigía y
Heraldo de la presencia de Cristo). Desde el principio esta ha sido una
defensora especial del Rescate; y, por la gracia de Dios, esperamos que lo siga
siendo hasta el fin. Por un tiempo tuvimos que pasar por una experiencia
dolorosa. Los lectores de LA WACHT TOWER y los de ‘El Heraldo’ eran los mismos;
y desde los mismos comienzos de ‘The Wachtower ‘, coincidiendo con el preciso
momento en que el abastecimiento de fondos cesó por mi parte para ‘El Heraldo’,
el Sr. Barbour no conformándose con sacar el dinero del banco que yo había
depositado allí y de apoderarse de él como si fuera suyo, comenzó a arrojar
sobre el editor de THE WACHT TOWER una sarta de calumnias personales con el fin
de impedir que THE WACHT TOWER y la doctrina del Rescate tuvieran influencia
alguna sobre los lectores. Esto, por supuesto, ocasionó una división, como
siempre ocurre en tales casos. Las calumnias personales, que algunos tomaron
por ciertas, lograron su efecto y muchos llegaron a estar predispuestos en
contra del tema del Rescate y se fueron de entre nosotros.
Pero el Señor continuó mostrándonos su favor, algo que
nosotros estimamos más que el favor del mundo entero. Tristemente llegó el
tiempo cuando el Sr. Adams adoptó los puntos de vista del Sr. Barbour, y
asimismo abandonó la doctrina del Rescate. Y se cumplió nuestra interpretación
de la parábola del Traje de Boda, cuando el Sr. Barbour y el Sr. Adams, se
despojaron del Traje de Boda de la Honradez que se debe a Cristo, cuando se
apartaron de la luz y se dirigieron a la oscuridad del mundo con asuntos que
anteriormente habían visto con claridad; específicamente, el tiempo y la manera
de la presencia del Señor. Desde ese tiempo en adelante, esperaron la venida de
Cristo, para la primavera o el otoño de 1892, el año, que según hemos oído, fue
el de su última desilusión.*
————-*El Sr. Barbour murió algunos años después de que este
artículo apareciera por primera vez. —————
Durante esta prueba, o más bien podríamos llamarla
verdaderamente, ‘batalla para la causa de Cristo’, tuvimos la cooperación
sincera de Sr. Paton, quien, hasta el verano de 1881, fue un apreciado
colaborador y defensor de la doctrina de la llegada de bendiciones mediante
Cristo, basada en el ‘Rescate por todos’ dado en el Calvario. El libro, ‘ Tres
Mundos’, había estado por algún tiempo fuera de impresión y pareció que era
apropiado lanzar otra edición o un nuevo libro que tratase los mismos asuntos.
El Sr. Paton se encargó de los preparativos de la impresión y el Sr. Jones se
ofreció para pagar todos los gastos para su realización comprometiéndose a la
vez, a entregar al Sr. Paton algunas copias del libro que él mismo podría
vender, como recompensa por su tiempo empleado en prepararlo todo, siempre que
yo lo anunciara liberalmente y sin coste alguno en The Wacht Tower. (Por esta
razón, la dirección del Sr. Jones era, probablemente, la única que se mencionó
en nuestro anuncio).En cuanto lo supo me solicitó que yo lo recomendara para
obtener una buena ganancia a su inversión (esos libros no se vendieron a
precios tan baratos como cobrábamos por Los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS). Yo no
solamente estuve de acuerdo sino que contribuí con los gastos personales del
Sr. Paton en relación con la edición, y también pagué parte de la factura de la
impresión según me solicitó.
Sin darme cuenta, me responsabilicé yo solo de cualquier
pérdida financiera en conexión con el libro, ‘Day Dawn’,(’La Aurora del Día ‘),
el escritor y el editor ambos obtuvieron ganancias financieras, mientras que yo
hacía todo el trabajo de presentación con repetidos anuncios. Creo que es
conveniente dar estos detalles particulares debido a ciertas tergiversaciones
sesgadas y parciales y a las declaraciones de hechos que se publicaron después,
en tratados que circularon escritos por el Sr. Paton, el cual también llegó a
ser más tarde un defensor del ‘otro Evangelio,’ en el que la Cruz de Cristo no
es el centro, y que llegó a negar que Él’ ‘nos comprara’ con su propia sangre
preciosa.’ (‘Galatas 1:6-9‘.) El Sr. Paton después publicó otro libro, que
aunque titulado con el mismo nombre que el que yo había presentado, estaba
basado en un falso fundamento que yo ya no podía recomendar, sino que lo estimé
como argucias engañosas, que tenían el propósito de socavar la estructura
entera del sistema cristiano. A pesar de eso siguió reteniendo un número
suficiente de verdades que en un tiempo tuvimos en común, que lo hacían
agradable pero al mismo tiempo peligroso, para todos los que no están
arraigados y apoyados sobre la Roca del Rescate.
El falso fundamento que este libro ‘La Aurora del Día’
presentó era la vieja doctrina pagana de la Evolución, tan renombrada, que no
solamente niega la caída de hombre, sino que, como consecuencia, toda
‘necesidad ‘ de un redentor. Sostenía al contrario que antes, que no había
rescate ni Restauración por una herencia perdida, sino que el hombre ha
progresado a través de una progresiva evolución y desarrollo, y que está
todavía progresando desde la condición más inferior en la que él se creó hasta,
gracias a su propio esfuerzo, alcanzar finalmente la naturaleza divina. El Sr.
Paton mantenía que nuestro Señor se bendijo a Sí mismo porque realmente era un
hombre degradado e imperfecto como nosotros y cuyo trabajo sobre la tierra
consistió en crucificar su naturaleza carnal (que es la que él decía que tenía
Jesús), y ‘de ese modo ‘ pudo mostrar a todos los hombres ‘como’ uno puede
crucificar sus instintos carnales o pecadores. Sobre este punto queremos
resaltar la oscuridad y degradación que vino en general sobre el mundo en su
caída. Una decadencia que fue únicamente intensificada por el clero del Papado
durante la Edad del Oscurantismo. Esta se contrasta cuando comparamos la luz de
la inteligencia que Dios dejó en el mundo al principio, con la que tienen los
hombres actualmente que gradualmente son capaces de estimar la inteligencia
actual como meramente una parte del proceso de la evolución.
Este concepto, como hemos mostrado en LOS ESTUDIOS DE LAS
ESCRITURAS, Vol. I., p. 162, aunque bastante incorrecto, es no obstante una
causa de la gran falta de fe en la Biblia predicha para este tiempo de la
Cosecha. (‘Salmo 91:7‘.) Y poca gente cristiana parece estar lo suficientemente
arraigada en la Verdad como para ser capaz de resistir esta prueba de este ‘
día inicuo,’ en el que muchos caen, mientras solo uno pocos permanecen de pie.
La breve historia del proceder del Sr. Paton supuso un
viraje para nosotros y para los que se oponían al Rescate, aquellos que en otro
tiempo, claramente lo aceptaron y confesaron y les era importante; llegó a ser
el tiempo de otro zarandeo, o prueba, para los lectores de The Wachtower (en
ese tiempo era una cantidad más numerosa), porque el Sr. Paton había sido un
hermano respetado y colaborador con nosotros, y porque como un representante
viajero de The Wachtower y sus doctrinas (todos sus gastos estaban sufragados
en parte por LA WACHTOWER a través de las suscripciones y renovaciones, pero
por otra parte por el dinero que particularmente yo le enviaba), él era
‘personalmente’ más conocido por la mayoría de nuestros lectores que lo que era
el editor.
Todo empezó así: En el año 1881, el Sr. Barbour, que
todavía publicaba ‘El Heraldo,’ y que todavía se empeñaba en derrumbar la
doctrina del Rescate, se enteró de que en un viaje de predicación, yo había
usado un diagrama del Tabernáculo para ilustrar como el sacrificio de Cristo
estaba simbolizado por los sacrificios típicos de Israel, y escribió un
artículo sobre el Rescate, en que él se empeñó en demostrar que los sacrificios
del Día de Expiación simbolizaron casi cualquier cosa menos lo que ellos
simbolizan realmente.
Yo podría ver fácilmente la falacia de su presentación,
porque hizo que el toro y el macho cabrío simbolizaran una cosa en un versículo
y otra cosa en otro que mencionó.. Pero entiendo muy bien que la gente en
general no es irrazonable y que tienen cierta experiencia en la vida, por lo
que creo que son lo suficientemente competentes para no juzgar una presumible
interpretación, sin hacer un examen crítico de los textos de las Escrituras y
de su contexto. Medité sobre todo el asunto y reexaminé el capítulo de Levítico
16. Pero aunque veía la inconsecuencia de la interpretación del Sr. Barbour,
tengo que confesar que yo no lo comprendía del todo bien y por lo tanto no
podría dar una interpretación exhaustiva que relacionara todos los detalles tan
sencillamente expresados, y que por supuesto debían tener un significado
particular.¿Qué Podía hacer yo?. Los que leyeran ‘El Heraldo’ y The Wachtower,
las dos revistas a la vez, probablemente se confundirían si no se aclaraba el
problema y meramente decir que la interpretación de ‘El Heraldo’ era
inconsecuente consigo misma, y por lo tanto una mala interpretación, sería mal
interpretada. Seguramente muchos pensarían que yo me oponía al tratar el tema,
porque me había dejado llevar por un espíritu de rivalidad; desgraciadamente
siempre hay gente que todo lo resuelve fijándose en la personalidad, en el
espíritu partidario y en la rivalidad, y los tales no pueden comprender a los
demás que optan por una perspectiva más alta y más noble, y que piensan siempre
y únicamente en la Verdad, sin consideración de personas.
Acudí al Señor en oración con todo esto, como en cada una
de las pruebas anteriores; le conté las cosas exactamente tal como a mi me
parecían, lo ansioso que me sentía por las estimadas ovejas, los que habían
despertado sus apetitos a causa de la verdad y que debido a esa misma hambre
estaban expuestas a las decepciones de Satán. Le oré , que teniendo en cuenta
que El era el Pastor y no yo, estaba seguro que Él también estaría complacido
por mi interés en las ovejas y vería mi deseo de ser su siervo para declararles
la Verdad, el Camino y la Vida; que me sentía hondamente impresionado porque
había llegado el tiempo para el permiso de una falsa enseñanza que engañaría a
lo no merecedores, que debía también ser el tiempo señalado para tener la
verdad sobre uno mismo y dejar claro que el merecedor es capaz de mantenerse
firme y no desfallecer de la Verdad . Creí que era el tiempo debido para la
comprensión correcta del significado de los sacrificios judíos que todos los
cristianos entienden que eran típicos de ‘ sacrificios mejores,’ había llegado
y confiado en que el Señor me otorgaría conocimiento tan pronto como
consiguiera la actitud mental apropiada para recibir la luz, le oré con toda
confianza de que si el tiempo señalado del Señor había venido, y si Él tenía la
intención de usarme como su instrumento para declarar
::R5909: página 174::
el mensaje a su querida familia, yo estaba dispuesto para
librar mi corazón y mente de cualquier prejuicio u obstáculo que pudiera
permanecer en el camino, para dejarme llevar por su Espíritu a la comprensión
apropiada. Creo que mi oración fue contestada y a la mañana siguiente estaba
mentalizado para estudiar y escribir. Dediqué toda la mañana a escudriñar el
texto y a consultar cualquier Escritura que pudiera derramar luz sobre el tema,
especialmente leí la epístola a los Hebreos, y esperaba que el Señor me diera
sabiduría y guía. Pero no encontré ninguna solución para este difícil pasaje.
La tarde y la noche fueron pasando y también todo el día siguiente. Todo lo
demás lo tenía descuidado, y me preguntaba por qué el Señor me hacía esperar y
anhelar tanto. Pero para el tercer día, cerca ya del mediodía, el asunto entero
se me hizo tan claro como el sol del mediodía, tan claro convincente y
armonioso con el contenido entero de las Escrituras, que no podría ni
cuestionarme su corrección; y todavía nadie ha sido capaz de Derrumbarlo.(el
tema se ha publicado en varias ediciones del libro publicado con el título, LAS
FIGURAS DEL TABERNACULO, TIPOS DE LOS SACRIFICIOS MAS EXCELENTES y pueden ser
suyo solicitándolo a The Wachtower, Oficina de Brooklyn.)
Entonces supe qué el Señor me había conducido a la solución
lenta y cuidadosamente. Necesitaba una preparación especial de corazón para el
total aprecio de todo el contenido; y nunca antes estuve tan seguro que no era
de mi propia sabiduría; si hubiera sido obra mía ¿por qué no se me ocurrió
enseguida?. Descubrí que la comprensión de este asunto era algo obligado para
obtener un punto de vista amplio sobre todas nuestra esperanzas y creencias de
la verdad, no porque derrumbara las viejas o las contradijera, sino por todo lo
contrario, porque las colocaba a todas en orden y armonía, y de paso enderezaba
algunos asuntos. Por ejemplo, la doctrina de la justificación por ‘Fe’ había
estado más o menos confusa en mi mente, como le habrá pasado a muchos en
contraste con la doctrina de la santificación, que requiere abnegación y
‘obras.’ Este tema se hizo claro y evidente de inmediato; estudiando los tipos
vemos que todos nosotros, como pecadores, necesitamos ante todo el sacrifico de
Rescate de Cristo-cuyos beneficio debemos recibir por fe y de ese modo estar
justificados (considerándonos libres de pecados), asi que es por fe que
aceptamos el sacrificio de Cristo para nuestro beneficio y nos consagramos
nosotros mismos a Dios. El tipo muestra, claramente, que es solo ‘después de’
haber sido así limpiado a la vista de Dios (por nuestra aceptación de la obra
terminada del sacrificio del Rescate y la imputación de los méritos de Cristo
hacia nosotros) que Dios está dispuesto a aceptar nuestro ofrecimiento y
recibirnos como cosacerdotes con Cristo: y que, si somos fieles hasta el fin,
siguiendo sus pasos, seremos favorecidos con el privilegio de ser coherederos
en el reino.
Aquí, por primera vez, entendí el gran privilegio de llegar
a ser coherederos con Cristo y participantes con El de la naturaleza divina.
Eso está ‘reservado exclusivamente’ a aquellos que comparten con Él su
sacrificio y servicio a la Verdad. Y entendí por primera vez que el Señor era
el ‘primero’ de estos sacrificios ofrecidos por el Pecado; consiguientemente, ‘ninguno’
de los siervos de Dios, como los profetas y los fieles que vivieron y murieron
‘antes de’ Cristo, serán sacerdotes después en su arreglo, ni serán partícipes
en el sacrificio con El, aunque algunos de ellos fueron apedreados, otros
aserrados en pedazos y otros asesinados a espada, por causa de Dios; estos,
aunque conseguirán una ‘buena’ y ‘gran’ recompensa, pertenecerán a una clase
separada y ordenada de la de aquellos que son llamados para sacrificio y como
coherederos del reino junto con Cristo ‘desde el Pentecostés.’ Aquí, también
entendí por primera vez que el ‘ Día Aceptable’ del Señor significa esta Edad
de Evangelio, el tiempo durante el cual Dios acepta el sacrificio de cualquiera
que venga a Él a través de Cristo, la gran ofrenda por el Pecado-Ofrenda que
cuando este Día Aceptable termine, también termina junto con el privilegio de
ser coherederos de Cristo y participar de la naturaleza divina.Y cuando el Gran
Día de sacrificio, la Edad del Evangelio y el verdadero Día de Expiación, haya
concluido, cuando todos los miembros de el cuerpo de Cristo hayan participado
con El en el sacrificio de sus derechos como personas justificadas, y sean
glorificados, entonces las bendiciones comenzarán a venir al mundo, las
bendiciones del Milenio compradas para ellos por su Redentor, de acuerdo con la
misericordia de Dios.
Lo primero que me vino al pensamiento fue la distinción
clara entre las naturalezas humana, espiritual y divina tal como se muestra en
los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS Vol. 1 Capítulo X. Y mientras que yo estaba
usando de un modo general la palabra RESTITUCION para significar algún tipo de
un ‘ bendiciones venideras,’ ahora bajo el efecto de la luz cada vez más clara
comencé a ver que el gran trabajo de la Restitución significaba exactamente
todo lo que implica la palabra es decir, una restauración de todo lo que se
Perdió.(mateo 18:11), una restauración a las condiciones originales antes de la
caída del hombre. Comprendí que una vez efectuado el Plan de Dios no todas sus
criaturas serán elevadas al nivel de la naturaleza divina, sino que se propone
tener una orden de seres espirituales que aunque perfectos, siempre serán de un
diferente categoría o naturaleza a la naturaleza divina; que Él asimismo se ha
propuesto tener una raza de seres de la naturaleza humana de quien Adán en el
Edén paradisiaco, era una muestra o modelo, del futuro hombre
terrestre.Comprendí que el propósito de Dios respecto a Cristo y sus
cosacerdotes y coherederos era hacerlos ‘instrumentos de Dios’ para bendecir a
la raza caída y restaurarlos a la perfección que una vez disfrutó Adán en el
Edén, una condición que Dios dijo que era ‘muy buena.’ y en la que el hombre
era una imagen de su Creador.
Cuando inesperadamente todas estas cosas relucieron tan
brillante y claramente ante mí, no bajaba de mi asombro, ni me cuestioné el
porqué el Señor me hizo esperar varios días preparándome para darme sus
bendiciones. Emocionado le di las gracias. Toda mi debilidad de corazón y todo
temor al mal efecto que producen las interpretaciones equivocadas, se esfumó
ante la evidencia de que el Señor me dirigía en el sendero que ‘brilla más y
más hasta llegar al pleno día.’ Entendí inmediatamente que todos estos nuevos
entendimientos serían una prueba y una piedra de tropiezo para algunos, así
como también una gran bendición para otros que ya estaban preparados para esto.
Por lo tanto, en vez de publicarlo en el siguiente número de The Wachtower
pensé que era mejor presentar los nuevos entendimientos en privado a los
hermanos más destacados, siguiendo el ejemplo del apóstol Pablo en un asunto
muy Parecido.(gálatas 2:1,2).
Consecuentemente envié la invitación y el dinero necesario
para los gastos de viaje a cuatro de los más destacados hermanos, solicitando
hacer una junta entre nosotros.El Sr. Paton, de Michigan, era uno de los
cuatro, y el único que rechazó los primeros rayos de luz. Él no podía encontrar
ningún fallo en la exégesis y sin embargo manifestó que había algo que
encontraba inconsistente o buscaba textos de las Escrituras que aparentemente
pudieran plantear un conflicto. No había ninguno y cada cuestión que levantó
solo demostró la validez de la posición adoptada. Yo por lo tanto lo estimulé
para aceptar que esto no era cuestionable para los que estaban más
familiarizados con el Plan de Dios, que debía ser la Verdad y debía ser
reconocido y enseñado, especialmente cuando vemos brillantemente encajados y
organizados todos los demás aspectos de la Verdad. Le indiqué también lo
necesario que era creer en la lógica del Rescate para entender lo que de esto
se deriva; específicamente, las distinción de las naturalezas, el porque
nuestro Señor abandonó una naturaleza más alta y tomó una naturaleza más
inferior cuando se hizo carne, y que el motivo de este cambio de naturaleza era
que así, Él podría, presentarse como un hombre perfecto, un Rescate
correspondiente por el primer hombre perfecto, Adán, y poder redimir a Adán y a
todos lo que se perdieron con él. También señalé que como recompensa por este
gran trabajo, le fue dada la ‘ naturaleza divina’ en su resurrección. Una
naturaleza más elevada que la tenía cuando se hizo hombre. No sé si el Sr.
Paton tenía débil su visión mental o su corazón pero nunca se atrevió a
comprometerse con esto y poco después abandonó la doctrina del Rescate. Aunque
siguió usando la palabra del Rescate, negaba la idea transmitida por la
palabra; no se podía dar a la palabra ningún otro significado o disputar de
algún otro modo el significado correcto que nosotros le habíamos dado y cuyo
entendimiento se puede encontrar en cualquier diccionario o corroborar la
importancia de la palabra griega de la que se traduce. A pesar de nuestros
mejores esfuerzos por ayudarle, se fue a la deriva y cada vez más y más lejos
de nosotros. Me sentí obligado a rehusar sus artículos para The Wachtower así
como, por la misma razón, me vi en la necesidad de dejar de gastar el dinero
que el Señor me había encomendado a mí y no seguir ayudando al Sr. Barbour que
estaba esparciendo la misma teoría perniciosa.
Por aquel tiempo el Sr. Jones me informó que las copias del
libro, ‘ La Aurora del Día,’ que yo había comprado al final estaban todas
pendientes de venta; y aproveché la ocasión para anunciar que ninguna copia más
vendría a la oficina de The Wachtower porque prometí que aparecería LA AURORA
DEL MILENIO en la que se presentaría de un modo más claro y apropiado el Plan
de las Edades, hechoq que sería posible gracias a la nueva luz recibida sobre
los tipos en las lecciones del Tabernáculo. Entonces el Sr. Paton concluyó que
él publicaría ‘otro’ libro con el mismo título ‘ La Aurora del Día,’ revisado y
en armonía con sus nuevos puntos de vista, que ignoraban totalmente el Rescate,
la doctrina de la justificación y la necesidad de enseñar que TODOS los hombres
serán salvados para siempre. Enseñaba la salvación no como el resultado del
sacrificio de Cristo, sino como el resultado de que cada uno crucifica el
pecado en si mismo, siguiendo las obras de la ley, bajo la que los pobres
judíos trataron de encomendarse a sí mismos a Dios, pero que no les trajo
salvación alguna. Muchas y duras fueron las calumnias que se apilaron sobre mí
porque expuse este cambio y además dije que el original de ‘La Aurora del Día’
no se iba a imprimir más, y que el nuevo libro con el mismo título tenía un
diferente fundamento del que yo había recomendado.
Durante este tiempo estuve ocupado con una obra inmensa,
conocida por alguno de ustedes, la edición y puesta en circulación de unas
1,400,000 copias de dos folletos: uno titulado ALIMENTO PARA CRISTIANOS
PENSADORES, y otro titulado ENSEÑANZAS DE TABERNACULO. Uniendo el tamaño de
estos dos folletos nos daba el tamaño del volumen aproximado del primer tomo de
:página 175::
los ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS. Aparte de eso, recibí una
inundación de bendiciones y regocijo a través de las miles de cartas , de los
que habían recibido y leído los folletos que habíamos distribuido, nos hacían
preguntas y nos pedían más artículos para leer.. Lamentablemente tuvimos
complicaciones financieras; así que en los cuatro años siguientes no cumplí con
mi promesa de presentar LA AURORA DEL MILENIO que ahora llamamos LOS ESTUDIOS
DE LAS ESCRITURAS. Ni tampoco nuestra promesa de publicar el conjunto completo
se ha cumplido todavía. Seis volúmenes están publicados ya, pero el séptimo
Volumen aún no ha salido. Durante estos años, sin embargo, estábamos luchando
contra una cantidad inmensa de trabajo ( eso sí, muy ‘entusiasmados ‘,
esforzándonos a favor de nuestro Señor y de sus santos); y cada año esperábamos
nuevamente ser capaces de reunir las horas necesarias para completar el primer
volumen de LA AURORA DEL MILENIO. Y el mismo gran Adversario de la Verdad
siguió impidiendo la publicación de los otros volúmenes de la serie.
A algunos que tienen ‘Los Tres Mundos’ o la ‘antigua ‘
edición de ‘La Aurora del Día’ les gustaría quizás saber mi opinión actual
sobre ellos.Quieren saber si sigo pensando que son provechosos para colocar a
los buscadores de la verdad. A esto les respondo, que sinceramente creo que no
y eso debido a muchos conceptos inmaduros sobre la Verdad de Dios que allí se
exponen y que nos parecen muy lejanos a como vemos ahora el maravilloso Plan de
Dios.
Las cosas que se aclaran ahora como si fuera el mediodía
estaban entonces nubladas y mezcladas. La distinción entre la perfección
‘humana’,( la naturaleza a la que la humanidad obediente será ‘restaurada’
durante el Milenio), y la naturaleza ‘divina ‘,( a la cual el rebaño pequeño,
los sacerdotes ungidos de la Edad del Evangelio serán pronto ‘glorificados,’)
era entonces desconocida. Ahora vemos claro lo que antes era borroso, mezclado
e indistinto. Ninguno de nosotros tenía idea de las disposiciones o planos tal
como se muestran en el Mapa de las Edades que está en volumen I de ESTUDIOS DE
LAS ESCRITURAS y que tanto ha ayudado para distinguir la justificación de la
santificación y que determina su relación actual con Dios. Y los cálculos de
tiempo que esos libros presentaron, carecen de apoyo y dejan al lector con
dudas respecto a lo qué el autor pretende probar, tendiendo únicamente a
confundir la mente y dan la impresión que los tiempos proféticos son meramente
pistas y no sirven para ningún propósito definido. Por lo tanto les contesto de
un modo más contundente, que yo no recomendaría el uso de esos libros
actualmente. Una vez fui mucho menos cuidadoso sobre lo que circulaba o
recomendaba, pero cada día voy aprendiendo a ser más y más vigilante con
respecto a qué clase de alimento pongo ante cualquiera de las ovejas
hambrientas del Señor. El Señor me ha enseñado que ser maestro trae mayor
responsabilidad y esa responsabilidad incluye el publicar un libro o escribir
cualquier otra cosa.
Incluso el libro, ‘Alimento para Cristianos Pensadores’
(ahora ya está fuera de circulación), publicado y editado durante el año 1881,
tampoco se lo recomiendo a nadie, porque es menos sistemático y por lo tanto
menos claro que las publicaciones actuales.
Otro capítulo de nuestra historia que debemos contar es el
de otra sacudida y zarandeo.El Sr. A. D. Jones propuso iniciar un escrito de la
misma forma que The Wachtower para reeditar algunos de los aspectos más
sencillos de las enseñanzas del Plan de Dios y para que fuera una especie de
enseñanza misionera y primaria que haría más clara la doctrina del Rescate. Yo
le di permiso e hice introducir en The Wachtower, una muestra de estos escritos
titulados ‘La Estrella del Día de Sión’ (interrumpida desde hace ya muchos
años), para nuestros aproximadamente diez mil lectores, únicamente, como se
demostró enseguida, para hacer tropezar a algunos de ellos en la infidelidad y
para lograr que otros rechazaran el Rescate. Porque aunque ‘La Estrella del Día
‘ iba por buen camino durante algunos meses, y mantenía la misma posición que
la de The Wachtower con referencia al Rescate, y por la misma razón incluso
rechazó posturas contrarias, los artículos que el Señor Paton enviaba para sus
columnas al cabo de un año se habían ido descaradamente desviando a la
infidelidad, y repudiaban el resto de la Biblia así como también las porciones
que enseñan la caída de Adán y el Rescate dado por Cristo. Todo esto significó
otra tensión, otro zarandeo, otra escisión de amigos débiles en la fe que
erróneamente supusieron que nuestras criticas de las doctrinas falsas estaban
motivadas por un espíritu de rivalidad, y que no vieron prontamente adónde les
llevaban sus enseñanzas, ni la importancia de mantener firmes las principales
doctrinas cristianas, de cómo Cristo ‘murió’ por nuestros pecados, y ‘subió a
los cielos ‘ para nuestra justificación.
Este proceso de sacudidas y de zarandeos continuó
progresando y todavía está entre nosotros, porque todos los que aún no han sido
completamente examinados y puestos a prueba lo serán.No es cuestión de quien
puede ‘caer’, o de ‘quien permanecerá en pie ‘ como muy bien lo expone el
Apóstol. Y nuevamente tenemos que recordar la admonición apostólica, ‘ el que
se crea en pie [hay quien se siente muy seguro, como hizo San Pedro cuando
dijo, ‘Señor, aunque todos te nieguen yo no lo haré ‘] cuídese de no caer.’
Esta doctrina, de otra manera de salvación (y salvación
para todos, también) por la Cruz de Cristo, no solamente es el error que desde
1874 ha zarandeado a todos los que han venido a la luz de Verdad actual, sino
que es la prueba sobre la totalidad de la Cristiandad para probarlos a ellos
también. (‘Revelación 3:10‘.) Se ha esparcido entre todas las clases de gente
cristiana, especialmente entre los ministros de todas las sectas. El número de
los que creen que la muerte de Cristo provee el Rescate-el precio por el pecado
de Adán-es cada vez menor; ciertamente se ha producido una estampida con
relación a la doctrina del hombre caído en Adán y su rescate correspondiente
por medio de ‘el Hombre Cristo Jesús.’ (‘1 Timoteo 2:5,6‘.) Como el salmista
proféticamente ilustró, mil caerán al lado de uno.—‘Salmo 91:7‘.
El tiempo ha llegado para que cada uno se declare a sí
mismo a las claras.í Quienquiera que no esté a favor de la Cruz y el rescate
realizado, está ‘contra’ Él!. íEl que no recoge desparrama!.í Quienquiera que
se mantenga en silencio sobre este tema, cuando está siendo atacado por
enemigos por todos lados, bien sea guardando silencio o por vergüenza o
indiferencia, no es digno de la verdad, y seguramente será uno que tropezará
rápidamente!. ¡Quienquiera que por cualquier causa se sienta ociosamente
mientras el estandarte de la Cruz está siendo embestido, no es un soldado digno
de la Cruz, y no será considerado entre los que van a heredar todas las cosas!.
Dios está permitiendo estos muchos zarandeos, con el fin de probar a todos a
los que nos son fieles y para probar y manifestar al Rebaño Pequeño , que son
como el grupo de Gedeón, aunque pocos en número, compartirán la victoria y
honores de su Capitán en la gloria.
¿Están ustedes
preparados para la prueba, estimados hermanos y hermanas?. La armadura de la
Verdad lo ha defendido en tiempos pasados; ¿La lleva usted puesta? ¿Tiene
usted preparado su coraza y su escudo, su defensa contra todos las artes
taimadas del Maligno?. No se dejen engañar por los agentes que el Adversario
usa con frecuencia. En este asunto él es muy hábil para presentar
tergiversaciones de la Verdad. Apropiadamente el Profeta lo comparó a un veneno
infeccioso, a una plaga. (‘Salmo 91:6‘.) Una plaga se esparce porque la gente
está en una condición física que la vuelve susceptible a la enfermedad. Los
médicos dicen que aquellos cuyos sistemas inmunológicos están saludables corren
poco peligro para contagiarse de cualquier enfermedad. De la misma manera
ocurre con la propagación de la plaga espiritual, no solamente porque todos se
exponen a aquellos que no tienen una mente clara y que no valoran las doctrinas
del Cristo, sino también debido a otras causas.
Los conceptos vitales salen del corazón y por lo tanto lo
más necesario de todas las cosas es mantenerlo en una buena condición.¿Como
está su Corazón?.¿es orgulloso jactancioso, independiente, o egocéntrico?. Si
lo es, tenga cuidado; usted sería responsable directo de esta epidemia, por muy
descabellado que esto le pueda parecer a usted.
‘Un corazón humilde, sumiso, manso,
mi gran Trono es el Redentor,
Donde únicamente a Cristo se oye hablar,
Donde Jesús reina solo.’
Con tal corazón usted está seguro. Con mansedumbre y
humildad, nunca pensará redimirse usted mismo de la condenación que heredó de
Adán, por medio de sacrificar los deseos pecadores actuales, sino que deberá
huir hacia la Cruz, donde Dios por sí mismo abrió la Fuente para que el pecado
y la suciedad presente sean totalmente cosas del pasado.
Nosotros presumimos que este artículo ofenderá a algunos,
aunque no fue diseñado para agraviar a nadie. Se ha escrito para la defensa del
humilde contra las argucias del error. ‘ Quien subirá a la Colina del Señor [en
el Reino ofrecido], ¿o quien permanecerá en Su Lugar Santo? El que tiene
limpias las manos y un corazón puro [quien adapta diligentemente su vida según
los principios de santidad], quien no levanta su alma hasta la vanidad [quien
no cultiva ambiciones terrestres u orgullo, sino que pacientemente espera la
gloria siguiendo el curso de la abnegación], que no jura falsamente [ignorando
o despreciando su Pacto con Dios]. El recibirá las bendiciones del Señor [la
gloria de Reino y ser coherederos junto con Cristo], y honra [la perfección al
ser librado completamente de las enfermedades presentes, etc.] desde el Dios de
su salvación.’ (‘Salmo 24:3-5‘.). ‘Busquen honradez, busquen mansedumbre; puede
que se les oculte en el Día de la Ira del Señor [ese día horrible será el día
de trampas y peligros insospechados, de flechas voladoras y destructivas
pestilencias].’ (‘Sofonías 2:3‘.) ‘Miren y oren para no caer en la tentación’ y
que ‘sus mentes no sean corrompidas de la sencillez que está en Cristo.’
Dejen que todos los mansos estén totalmente despiertos a la
hora de su prueba. Y mientras muchos sigan poniendo tropiezos, piedras en el
camino de los ‘pies’ del cuerpo de Cristo, dejen que cada soldado de la Cruz
siga vigilante, no solo permaneciendo firmes sino ayudando a otros para
permanecer ‘apoyando ‘ en ‘los pies’—‘Salmo 91:11,12‘.
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