PREÁMBULO
medida que se aproxima el año 2000, el interés en el
Jesús histórico está creciendo dramáticamente.
En los medios, en libros bestsellers, en la Internet, Jesús, como
una figura histórica en vez de un objeto de fé está
siendo sometido a una investigación y reinterpretación sin
precedentes. La investigación sobre los orígenes Cristianos
ha llegado al conocimiento público como nunca antes y sus nuevos
hallazgos radicales, junto con la tendencia liberal de "aterrizar" a Jesús
ha fascinado y perturbado a creyentes y no creyentes por igual. Estamos
viviendo tiempos interesantes.
Tal vez, por primera vez en su historia, el campo de la investigación
del Nuevo Testamento está en confusión. El círculo
académico más progresista en este campo, el grupo conocido
como el Seminario de Jesús, recientemente ha llegado a la
conclusión de que el cadáver de Jesús, lejos de haber
resucitado de entre los muertos, probablemente se descompuso en alguna
fosa desconocida, y que el movimiento Cristiano no empezó con la
convicción de que Jesús hubiera resucitado corporalmente
de su tumba. Los grupos más conservadores están resistiendo
fieramente dichas tendencias, y aún publicaciones populares como
Bible Review se han convertido ocasionalmente en campos de batalla de una
"guerra civil" en la cual los académicos Cristianos de ambos bandos
están atacando la competencia e integridad de sus oponentes "sin
tomar prisioneros".
Pero en la nueva búsqueda del Jesús histórico,
el tópico más importante de todos está siendo
ignorado. ¿ Ha sido victima la sociedad occidental de la más
grande equivocación en la historia ? ¿ Podría
ser la razón por la cual cada generación es capaz de reinventar
a Jesús en su propia imagen, por la cual una multitud de académicos
puede salir con imágenes radicalmente diferentes del fundador del
Cristianismo, que no hubiera un hombre real por ser descubierto, que no
hubiera figura histórica para ejercer control sobre la búsqueda
sin fin ? Si el registro es tan caprichoso, tan abierto a la interpretación,
¿ no debería estar ésto posiblemente en la prioridad
de la agenda ? El Seminario de Jesús, en el comienzo de sus
deliberaciones en la mitad de los años 80, afirma haber discutido
la cuestión, pero esto se redujo prácticamente a una votación
levantando las manos. Si estos académicos hubieran revisado el registro
cristiano temprano desde este punto de vista, con tanto entusiasmo e intensidad
como la que ellos dedicaron en varios años al estudio de la autenticidad
de los dichos y ahora a la de los hechos de Jesús, ellos podrían
haber llegado a reconocer que las bases de su trabajo son sorprendentemente
tenues y podrían haber llegado a entender por qué la cuestión
de si Jesús realmente existió se resiste a alejarse.
La idea de que el cristianismo pudiera haber empezado sin un Jesús
histórico empezó a flotar por primera vez a fines del
siglo 18 entre ciertos filósofos de la revolución francesa.
En Alemania, unas décadas después, D.F. Strauss y Bruno Bauer
fijaron una base para la teoría etiquetando mucho de la historia
de Jesús como "Mitología" y los evangelios como
"invenciones literarias" ; Bauer llegó a dudar de la historicidad
de Jesús. Pero fué a la vuelta del siglo 20 que el examen
detallado del tema empezó con seriedad. Desde entonces unos pocos
académicos respetables en cada generación han negado totalmente
cualquier existencia para el Jesús de los Evangelios : entre
ellos J.M. Robertson en Gran Bretaña, Arthur Drews en Alemania,
Paul-Louis Cvouchoud y Prosper Alfaric en Francia, seguidos por muchos
otros. Más recientemente, G.
A.Wells, Profesor de Alemán en la Universidad de Londres (ahora
retirado), ha publicado cinco libros sobre el tema, una reveladora disección
de la literatura Cristiana, especialmente de los Evangelios, que
revela cuán vaporosa y evasiva es la base histórica que yace
detrás de la historia de Jesús de Nazareth.
Mi propia investigación en este campo se remonta a 14 años
atrás, cuando encontré por primera vez una presentación
seria de la teoría por parte del Profesor Wells. Aunque mi preparación
universitaria no fué en estudios del Nuevo Testamento, tengo
un grado en Historia Antigua y Lenguajes Clásicos, dándome
un conocimiento práctico del Griego y el Latín, que complementé
con algo de Hebreo y Siríaco básico. Además
del Nuevo testamento (junto con muchas partes del antiguo),
he investigado profundamente todos los documentos cristianos no canónicos,
los apologistas del 2o. y 3er. Siglo, todos los pseudoepígrafos
Judíos de la era junto con los Rollos del Mar Muerto, y mucha
parte del Gnosticismo Cristiano y no Cristiano. A ésto le adicioné
un estudio de Filón de Alejandría, Platonismo Medio y otras
filosofías, historias antiguas relevantes, cultos de Misterios helénicos
y el pensamiento religioso general de la era. Aunque nunca afirmaría
ser experto en todas estas áreas, aquéllos que se enfocan
exageradamente en los Evangelios en un esfuerzo para descubrir el Jesús
histórico o para probar su existencia están siendo ingenuos.
Mis investigaciones me han llevado a un desacuerdo fundamental
con el Profesor Wells. (Él es el único escritor sobresaliente
sobre la teoría de "Jesús como Mito" en la generación
pasada ; los promulgadores más tempranos son difíciles
de entender para el lector promedio, de tal forma que no los tocaré
aquí.) Wells postula que Pablo y otros Cristianos de su época
creían que "Jesus" había vivido en la obscuridad en algún
momento desconocido del pasado, tal vez dos o tres siglos antes de su tiempo.
El problema es, que me parece que no hay más evidencia en las epístolas
de que Pablo tuviera dicha figura en la mente, de la que hay de su
conocimiento de un Jesús de Nazareth que hubiera vivido y muerto
durante el reinado de Herodes Antipas. Más bien, todo en Pablo apunta
a una creencia en un Hijo enteramente divino quien "vivió" y actuó
en el reino de lo espiritual, en el mismo ambiente mítico
en el cual se pensaba que operaban todas las otras deidades salvadoras
de la época. ( Ningún Griego o Romano creía
que Mitras hubiera hecho su trabajo en la tierra, o que el toro que asesinó
fuera "histórico".) Desde esta perspectiva, se puede ver cómo
el Cristianismo encaja perfectamente en su entorno cultural, como
un hijo de su tiempo. También nos permite leer y entender a Pablo
en toda su riqueza espiritual (desde un punto de vista del interes histórico)
y ganar una imagen profunda de en qué consistía su fé.
Una vez que las creencias cristianas primitivas son vistas bajo su propia
perspectiva, se abre una ventana completamente nueva sobre el espíritu
religioso de la era, puesto que el cristianismo fué el gran
sintetizador o traductor de ese espíritu. Pero si en cambio insistimos
en ver la fé cristiana primitiva como alguna extraña anomalía
híbrida enfrentada contra los trasfondos de las creencias de su
época, entonces el cuadro permanecerá por siempre deficiente.
Hoy día encaramos dos impedimentos importantes para el entencimiento
de la creencia de Pablo en Cristo como una figura enteramente espiritual.
Uno es el hecho de que está basado en cosmovisiones que son ajenas
a nuestra perspectiva moderna. El segundo es nuestra incapacidad
para entender cómo la escritura, según era inerpretada
por ciertos círculos en los días de Pablo, pudo conferir
características en el Cristo celestial que percibimos como "históricas".
Me estoy refiriendo a pasajes como Romanos 1 :3, en el que Cristo
fué "del linaje de David", o Gálatas 4 :4, en
el que él era "nacido de mujer", mas unas referencias superficiales
a cosas como la "carne" o la "sangre" de Jesús. He sido cuidadoso
de tratar estas cuestiones, y de proveerlas de una explicación
inteligente.
En este Website, la afirmación principal de mis observaciones
y conclusiones se puede encontrar en los otros cinco "Artículos
Principales", todos los cuales aparecieron originalmente en la revista
"Humanista en Canadá" desde 1995 hasta 1997. Ha habido unas pocas
expansiones sobre aquellos textos originales para la presente publicación
en la Red.
La Parte Uno, "Una Conspiración de Silencio", examina detalladamente
el profundo silencio sobre el Jesús de Nazareth Evangélico
que encontramos a lo largo de casi cien años de la más primitiva
correspondencia cristiana. Ni una sola vez Pablo o cualquier otro
escritor de epístolas del primer siglo, identifica su divino Cristo
Jesús con el hombre histórico reciente conocido por los evangelios.
Tampoco le atribuyen las enseñanzas éticas que adjudican
después a dicho hombre. Virtualmente todos los otros detalles del
cuadro del Jesús de los Evangelios desaparecen de forma similar.
Si Jesús fué un "reformador social" cuyas enseñanzas
dieron comienzo al movimiento cristiano, según lo presentan los
académicos liberales de hoy, ¿ Cómo pudo perderse
dicho Jesús de todas las epístolas del Nuevo Testamento de
forma tan absoluta, dejando lugar sólo a un Cristo cósmico ?
Esta dimensión perdida en el registro cristiano primitivo no
puede desdeñarse desinteresadamente, como ha sido el hábito
de los estudiosos del nuevo testamento. Las "explicaciones" anticuadas
como aquélla de que la iglesia primitiva "no tenía interés"
en la vida terrenal de Jesús, o de que la teología de Pablo
no la requería, son simplemente inadecuadas, si no falsas, en muchos
aspectos. A los académicos les encanta difamar el denominado
"argumento por silencio", pero cuando el vacío es tan ubicuo y profundo,
el razonamiento resultante de él resulta ser de gran calidad, y
ni la erudición más moderna se han acercado a una calidad
argumental semejante. En este primer artículo, apunto a elementos
para el silencio en las epístolas que han sido poco señalados
antes, si es que en verdad han sido señalados alguna vez.
La Parte Dos, "Quién era Cristo Jesús ?", es el núcleo
del la serie, porque intenta fijar el concepto del Cristo espiritual que
era el objeto de la fé para Pablo y gran parte del movimiento cristiano
primitivo. Esta fé surgió de las ideas religiosas y filosóficas
prominentes de la época, tanto Judías como Griegas, acerca
de una fuerza intermediaria entre Dios y el mundo, un "Hijo" espiritual ;
él obraba al interior de concepciones del universo que han sido
descartadas hace mucho tiempo. También comparo el Cristo
de Pablo con los dioses salvadores de los cultos de mistéricos grecorromanos,
y aunque no ya no es válido sostener que mucho de lo que es distintivo
del cristianismo se derivó de los misterios, ambas expresiones
religiosas son en parte, ramas del mismo árbol. Ver el cristianismo
bajo esta luz nos lleva un largo trecho hacia el entendimiento del pensamiento
de Pablo. Al mismo tiempo se examinan las palabras de Pablo acerca de Cristo
para mostrar que los apóstoles como él mismo están
ofreciendo una fé basada en la revelación de parte de Dios
principalmente a través de la interpretación de la escritura,
en una época de inspiración divina que no tenía
que ver con el reciente desempeño de un hombre histórico.
El segundo artículo termina con un breve vistazo a otra conclusión:
que como lo demuestra su gran diversidad en el período temprano,
el cristianismo no surgió en un único instante y lugar
o de un único movimiento misionero, sino que se expresó a
sí mismo de diferentes formas en muchas sectas y lugares. Ofrezco
una definición de los términos "Jesús" y "Cristo"
según eran usados durante este período inicial.
La Parte Tres, "La evolución de Jesús de Nazareth", comienza
con una búsqueda en los Evangelios. Estos documentos, que los académicos
han admitido que son expresiones de fé y no historia, fueron
escritos por etapas y probablemente no tan temprano como tradicionalmente
se supone. En última instancia todos ellos son dependientes, para
la imagen que dan de la vida de Jesús, de una única fuente:
la versión más temprana de Marcos. Pero tampoco hay señal
alguna de ellos en el más amplio panorama cristiano hasta bien entrado
el segundo siglo. Seguidamente , examino en detalle el documento conocido
como "Q" en el cual se creó por primera vez el núcleo del
Jesús como maestro, taumaturgo y profeta apocalíptico histórico
-algo bastante alejado del Cristo cúltico de Pablo. Aquéllos
que ahora afirman que el movimiento cristiano surgió de las enseñanzas
de Jesús como se presentan en los Evangelios sinópticos,
están forzados a basar dicho Jesús educador casi exclusivamente
en este documento Q perdido, del cual sólo podemos tantear su naturaleza
original y sus etapas de desarrollo. Las afirmaciones de corroboración
en el recién redescubierto Evangelio de Tomás se basan también
en fundamentos inciertos. El artículo concluye con un vistazo a
cómo Marcos compiló el Primer Evangelio partiendo de
elementos separados, a sus ingredientes escriturales y sus características
sectarias. (Esta imagen de Marcos necesita ser complementada por el análisis
de John Shelby Spong en su recient libro "Liberando los Evangelios", como
se describe en mi Reseña de Libros.)
La serie original requería un "Post escrito", primero para
cubrir el elemento más importante por el cual fui criticado anteriormente,
al haber omitido, a saber : el los testigos no cristianos de
Jesus, o la ausencia de estos. (Es asombroso cuánta energía
del la que se gasta en la cuestión de la existencia de Jesús
se enfoca en este tópico subordinado acerca de Josefo, Tácito
y compañía -que en el mejor de los casos no es concluyente-
sabiendo que el material más diciente yace en los mismos documentos
cristianos.) Entonces, haciendo caso a los comentarios recibidos a lo largo
del proceso, trato lo que yo llamo "Cinco Falacias"contenidas en el análisis
académico tradicional de los orígenes cristianos y de los
registros cristianos primitivos.
Poco tiempo después, siguió un quinto artículo
en la serie, este último examinando a "Los Apologistas del Siglo
Segundo". En esta área menos conocida de los escritos cristianos
encontramos un silencio sorprendente sobre el Jesús de Nazareth
Evangélico que se extiende a varios autores, e incluso a algún
material diciente de Justino Martir, quien es el único apologista
importante antes del año 180 que incluye un Jesus histórico
en su defensa del cristianismo contra los paganos. Examino detalladamente
a la más fascinante de de todas las apologías, "Minucius
Felix", el cual, en su tratamiento de la idea de un hombre crucificado
y su cruz, se constituye en una verdadera "pistola humeante".
Otra sección del Website es "Reseña de Libros." Regularmente
aparecen nuevas publicaciones sobre Jesús y los orígenes
del cristianismo, a medida que los académicos de diferentes tendencias
tratan de llegar a acuerdos sobre los avances hechos en la investigación
Neotestamentaria y a medida que ofrecen sus propias interpretaciones de
cómo empezó el cristianismo. ¿Son creíbles
sus escenarios y han tomado en cuenta adecuadamente toda la evidencia ?
Yo ofrezco mi punto de vista sobre libros como el de Burton Mack "¿Quién
escribió el Nuevo Testamento ?", el de Robert Funk "Honestos
con Jesús" y el de John Shelby Spong "Liberando los Evangelios".
Seguirán revisiones de otros libros paulatinamente.
También empecé a adicionar estudios separados sobre una
variedad de temas del Nuevo Testamento, desde documentos problemáticos
hasta cuestiones de interpretación y características del
movimiento cristiano primitivo. Éstos se pueden alcanzar por medio
del encabezamiento "Artículos Complementarios" en la Home Page,
el cual conducirá a la página Complementaria que contiene
una corta introducción, seguida por una lista de estos artículos,
con enlaces. Finalmente, una sección del "Feedback del lector" donde
se colocan comentarios enviados, inquietudes y mis respuestas a ellas,
muchas de las cuales constituyen por sí mismos, mini-artículos
sobre varios tópicos importantes. Un índice a estos temas
de respuesta, con enlaces, aparece en el inicio de la Sección de
Feedback. Espero algún día proveer de un índice comprensivo
con estilo de libro sobre el tema en cuestión acerca de todo el
material en este sitio de la red. (Puesto que varios de mis archivos se
expanden paulatinamente, le aviso al lector y al mismo tiempo, a todos
los sitios de la Red, de asegurarse de esperar hasta que un archivo sea
totalmente cargado antes de tratar de proceder con él.)
Para aquéllos que hagan un comentario o presenten una inquietud
razonables ( hay una opción de Comentarios ligada a la Home Page),
Hare lo mejor que pueda para facilitarles una respuesta, aunque pueda no
ser siempre inmediatamente. Espero que el lector pueda darse cuenta de
que en un tema tan complejo y detallado como éste, no siempre es
posible cubrir cada tópico de la discusión con toda profundidad
en la presente serie de artículos, aunque frecuentemente los Artículos
complementarios estarán diseñados para lograr eso.
Mi investigación continúa. Hay dos manuscritos sobre la teoría
del Mito que están cerca de ser completados - uno con detalles "académicos",
el otro más simplificado, ambos orientados al lector promedio-pero
también estoy finalizando una novela contemporánea que se
enfoca en una investigación de la cuestión del Jesús
Histórico, enfrentada con una conspiración de trasfondo
de la lucha actual con el fundamentalismo : vea la respuesta
a Jan en la sección del Feedback del Lector, donde hago un breve
comentario acerca de élla, junto con un extracto.
Pienso que lo que cualquier "místico" recibiría con aprecio
de la mayoría de los académicos sería un examen
enérgico de la teoría de Jesús como Mito y un
intento honesto de tratar con sus argumentos. Pero esto requerirá
más sustancia que la debil y desdeñosa atención que
ellos se han dignado prestarle en el pasado. El Seminario de Jesús
podría encontrar que está reordenando sillas en la cubierta
no del Titanic, sino en el Mítico Galeón del Holandés
errante.
PARTE UNO : UNA CONSPIRACIÓN DE SILENCIO
Alrededor del año 107, el obispo cristiano de Antioquía
hizo un último y penoso viaje. Bajo escolta militar, Ignacio viajó
por tierra desde Antioquía hasta Roma, donde en su brutal arena
iba a morir una muerte de martir. A lo largo del camino él escribió
a varias comunidades cristianas.
A los Tralianos el dijo : "Cierren sus oídos entonces si alguien
les predica sin hablar de Jesucristo. Cristo fue del línaje de David.
Él era el hijo de María ; él verdaderamente nació,
comió y bebió, fue realmente perseguido bajo Poncio Pilato,
fué realmente crucificado....Él fué también
realmente levantado de entre los muertos.
Pero hay algo muy curioso acerca del hecho de tales ideas en las cartas
de Ignacio. Dejemos de lado los Evangelios por ahora, excepto para decir
que no hay buena razón para fechar ninguno de ellos antes de muy
avanzado el primer siglo, y miremos el cuerpo remanente de escritos cristianos
supervivientes en la época de Ignacio.
El plano incluye las cartas genuinas de Pablo, escritas en los años
50; cartas escritas más tarde bajo su nombre : Colosenses, Efesios,
2 Tesalonicenses, las tres pastorales(1 y 2 de Timoteo & Tito); otras
espístolas del Nuevo Testamento : Santiago, Hebreos, Judas, 1 y
2 de Pedro, 1, 2 y 3 de Juan; Revelación. También están
incluidos escritos no canónicos: 1 de Clemente, la Didaché
(Más tarde llamada las enseñanzas de los 12 Apóstoles),
las cartas de Ignacio, y la epístola de Bernabé. Las fechas
de muchos de estos documentos (todos originalmente escritos en griego)
son difíciles de fijar y aquí son sólo tratadas de
forma aproximada.
Muchas veces en sus cartas, Ignacio enfatiza su creencia en Jesus como
el hijo de María, como un hombre que había vivido
en la época de Herodes, que había sufrido y muerto bajo
Poncio Pilato. Cada Cristiano estaría de acuerdo de que estos son
elementos esenciales de la historia del Evangelio junto con el retrato
de Jesús como un maestro ético, como ejecutante de milagros,
un predicador apocalíptico de la llegada del Reino de Dios. Y aún
así, cuando pisamos por fuera de aquellos Evangelios en la mucho
más enrarecida atmósfera de las epístolas del primer
siglo, encontramos un gigantesco rompecabezas.
Antes de Ignacio no se va a encontrar ni una sola referencia a Poncio
Pilato, el ejecutor de Jesús. Ignacio es tambien el primero en mencionar
a María; José, el padre de Jesús, no aparece en ninguna
parte. La más antigua referencia a Jesús como algún
tipo de maestro viene en la primera carta de Clemente justo antes de
Ignacio, quien parece curiosamente inadvertido de cualquiera de las enseñanzas
de Jesús. Para encontrar el primer indicio de Jesús como
Taumaturgo, debemos movernos más alla de Ignacio hasta la epístola
de Bernabé. Otros elementos notables de la historia del Evangelio
son igualmente difíciles de
encontrar.
Este extraño silencio sobre el Jesús de los evangelios
que impregna casi un siglo de correspondencia cristiana pide a gritos una
explicación. No puede ser ignorado como algún capricho inconsecuente,
o por la observación descuidada hecha por el academicismo Neotestamentario
de que los escritores cristianos primitivos "no mostraban interés"
en la vida terrenal de
Jesús. Algo está pasando aquí. En este primer
artículo de una seria de tres, vamos a examinar detalladamente esta
"conspiración de Silencio" en la cual Pablo y todos los demás
escritores cristianos del primer siglo parecen estar confabulados.
El cristianismo nació dentro del Judaísmo, cuya enseñanza
teológica básica fué : Dios es Uno. La más
grande blasfemia para un judío hubiera sido asociar cualquier hombre
con Dios. Aún así, ¿Qué hicieron estos primeros
cristianos? Aparentemente, ellos tomaron alguien visto como un criminal
crucificado y lo convirtieron el el Hijo de Dios y Salvador del Mundo.
Le dieron títulos y roles previamente reservados únicamente
para Dios. Le hicieron preexistente: compartiendo la divinidad con Dios
en el cielo antes de que el mundo fuera hecho. Esto no fué algo
que hubiera evolucionado con el tiempo. Todo este pensamiento altamente
espiritual y mitológico es la más temprana expresión
acerca de Jesús.
No obstante, hay un profundo silencio en Pablo y los otros escritores
del primer siglo. Lo podríamos llamar "La Ecuación
Perdida". Ninguno de estos escritores afirma en ninguna parte que este
Hijo de Dios y Salvador, este Cristo cósmico del cual todos están
hablando, era el hombre Jesús de Nazareth recientemente enviado
a la muerte en Judea. En ninguna parte hay una defensa de esta proposición
descabellada y blasfema, el primer elemento necesario (presumiblemente)
en el Mensaje cristiano: que un hombre reciente era Dios.
Dicha defensa hubiera sido requerida aún para una audiencia de
Gentiles. Los griegos y Romanos tenían sus propias filosofías
religiosas, que incluían la idea de un Hijo divino, de un intermediario
entre Dios y el mundo, pero dichos conceptos espirituales nunca habían
sido igualados con un ser humano.
En contraste, miremos los Hechos de los Apóstoles, escritos bien
entrado el segundo siglo. En el capítulo 2, Pedro se representa
hablando a los judíos así : "Hombres de Israel, escuchen
mis palabras : Jesús de Nazareth, un hombre "probado ante ustedes
por Dios..." Y sigue predicando acerca de éste Jesús, a quien
"Dios ha hecho Señor y Cristo".
Aquí está la ecuación perdida en las epístolas
del primer siglo. Empieza con el Jesús humano y le declara que fué
divino o que fué hecho divino. Pablo y otros escritores primitivos,
sinembargo, parecen hablar exclusivamente de un Cristo divino. Él
es una especie de don, nunca identificado con un ser humano reciente. Se
estipulan creencias espirituales acerca de éste Cristo e Hijo
de Dios divino.
1 Corintios 8 :6, por ejemplo, dice: "Para nosotros hay un Dios, el
Padre, del cual proceden todas las cosas y hay un solo Señor,
Jesus Cristo, por quién son todas las cosas y por quien somos nosotros."
De la misma carta, Pablo recita el evangelio que predicó (15 :3-4)
: "Que Cristo murió por nuestros pecados de acuerdo con las escrituras;
que fue enterrado; que fué levantado en el tercer día de
acuerdo con las escrituras." ¿Por qué la igualación
de este Salvador divino con el reciente Jesús de Nazareth no sería
una parte necesaria y natural de al menos algunas de las declaraciones
de fé o aún, de argumentos y discusiones simples que encontramos
en todas las epístolas del primer siglo? Esta igualación
está perdida de forma notoria en 1Corintios 1, 18 y ss, donde Pablo
está defendiendo la sabiduría de Dios y la aparentemente
absurda doctrina Cristiana, aunque no siente necesidad de incluir una defensa
del sinsentido de que un ser humano ha sido elevado a la divinidad. Dejaré
al lector que mire cuidadosamente otros pasajes, como Filipenses 2 :6-11,
Colosenses 1 :15-20, el primer capítulo de la Epístola a
los Hebreos (La lista podría crecer indefinidamente), para que se
pregunte dónde está el reciente Jesús de Nazareth
en todo ésto, el hombre que supuestamente había caminado
sobre la misma tierra en que estos escritores también habían
asentado el pie, en muchos casos, durante sus propias vidas.
Considere otro gran silencio: sobre las enseñanzas de Jesús.
Las epístolas del primer siglo regularmente dan máximas morales,
dichos, admoniciones que en los evangelios son pronunciadas por Jesús,
sin atribuírselas nunca a él. El bien conocido "Ama a tu
prójimo", originalmente del Levítico, se cita en Santiago,
La Didaché, y tres veces En Pablo, aunque ninguna de ellas apunta
que Jesús hizo de ésto una pieza central de su propia enseñanza.
Pablo (1 Ts. 4 :9) y también el escritor de 1 Juan de hecho,
atribuyen dichos mandamientos de amor a Dios, ¡y no a Jesús
!
Cuando Hebreos habla de la "voz" de Cristo hoy ( 1, 2 y ss; 2,11;
3,7; 10,5 ), ¿Por qué todo eso es extraído del
Antiguo Testamento? Cuando Pablo en Rom 8 :26, dice que "no sabemos cómo
debemos orar," ¿significa ésto que no está enterado
de que Jesús enseñó El Padre Nuestro a sus discípulos?
Cuando el escritor de 1 Pedro insiste en , "no devolver mal con mal, sino
que devuelvan bendiciones," ¿ha olvidado el "Enseña la otra
mejilla" de Jesús? Rom 12 y 13 es una letanía de ética
cristiana, como lo es la epístola de Santiago y partes de la instrucción
de los "Dos Caminos" en la Didaché y en la epístola de Bernabé;
pero aunque muchos de estos preceptos corresponden a las enseñanzas
evangélicas de Jesús, ni una única alusión
se hace en su dirección. Dichos ejemplos podrían multiplicarse
por docenas.
De pasada, debe notarse que esa media docena de "palabras del Señor"
que Pablo promulga como guías para ciertas prácticas en sus
comunidades cristianas no son de algún registro de pronunciamientos
terrenales hechos por Jesús. Es una característica reconocida
de los movimientos cristianos primitivos que los predicadores carismáticos
como Pablo se creían a sí mismos en un estado de comunicación
directa con el Cristo espiritual en el Cielo, recibiendo instrucción
e inspiración de él .
El cristianismo y otras sectas Judías creían que el fin
del mundo y el establecimiento del Reino de Dios estaba a la vuelta de
la esquina. Pablo le dice a sus lectores : "El tiempo que vivimos no durará
mucho", y " Ustedes saben que el Día del Señor viene como
un ladrón en la noche." ¿Pero puede estar Pablo desinformado
acerca de que Jesús mismo había hecho casi idénticas
predicciones apocalípticas, como se registra en pasajes como Mc.13,30
y Mt. 24,42 ? El no hace ni una alusión de ésto.
Él y otros igualmente parecen ignorantes de la postura de Jesús
con respecto a la limpieza de alimentos, sobre la cuestión de aceptar
la totalidad de la ley Judía, sobre el tema de predicarle a los
Gentiles, incluso en situaciones donde están enfrascados en encarnizados
debates sobre dichos tópicos.
Ni siquiera hay alguna referencia en las epístolas a Jesús
como el Hijo del Hombre, no importando el hecho de que los Evangelios están
llenos de esta autodesignación favorita de Jesús. Esta figura
apocalíptica, tomada del Libro de Daniel (7,13), aparece en un cúmulo
de documentos sectarios Cristianos y Judíos alrededor del final
del primer siglo, incluyendo los Evangelios, donde Jesús mismo se
declara ser quien llegará al final de los Tiempos en las nubes
del cielo para juzgar al mundo y establecer el Reino. Parece inconcebible
que Pablo, con toda su preocupación acerca del fin inminente
(ver 1 Tes.4, por ejemplo) estuviera, ya sea desinformado o decidiera ignorar,
el rol declarado por Jesús como el Hijo del Hombre, .
Pero el silencio se extiende más allá de los pronunciamientos
individuales del ministerio de Jesús como un todo, y en ninguna
parte es más asombroso que en Rom.10. Pablo está ansioso
de mostrar que los Judíos no tienen excusa para no creer en Cristo
y ganar la salvación porque ellos han oído la buena nueva
acerca de él de parte de mensajeros señalados como Pablo
mismo. Y él contrasta los apáticos judíos con los
gentiles que lo han recibido. ¡Pero seguro que Pablo ha olvidado
lo deslumbrantemente obvio ! Porque los Judíos -o al menos
algunos de ellos- supuestamente habían rechazado ese mensaje
directamente de los mismísimos labios de Jesús en persona,
en contraste con los gentiles que habían creido de segunda mano.
En el verso 18 Pablo pregunta dramáticamente : "¿Pero puede
ser que ellos nunca lo hayan oído (es decir, el mensaje)?" ¿Cómo
pudo fallar en enfatizar el rechazo de la misma persona de Jesús
por parte de sus coterráneos ? Así, todo a lo que se refiere
son los apóstoles como él mismo, quien ha "predicado hasta
los confines del mundo."
Entonces, en Rom.11, Pablo continúa componiendo este increíble
silencio, describiendo la extensión del rechazo de Israel,
en donde el cita las palabras de Elías de 1 Reyes acerca del
supuesto hábito de los judíos (realmente un mito infundado)
de matar sus propios profetas. Aún así, ¡Pablo
falla en adicionar a este registro la atrocidad culminante de matar al
Hijo de Dios mismo! (Para 1 Tes.2 :15-16, ver el siguiente artículo.)
Ésta es una característica recurrente de las cartas de
Pablo : el ignora totalmente la carrera reciente de Jesús y pone
el foco de la revelación y la salvación enteramente sobre
el movimiento misionero del cual él es el miembro más prominente
(según él lo ve). Las cartas pseudopaulinas también
hacen ésto .
Lea pasajes como Rom.16,25; Col.1,25-27; Ef.3,5-10 y pregúntese
Ud. mismo ¿dónde está el papel de Jesus en revelar
el por largo tiempo oculto Plan Secreto de Dios para la salvación
? ¿Por qué en 2 Cor.5,18 es Pablo quien ha recibido el ministerio
de reconciliación entre el hombre y Dios, y no Jesús en su
ministerio? (La críptica y ubicua pequeña frase : "en" o
"por medio de Cristo" que Pablo a menudo inserta en pasajes como éste,
difícilmente compagina con dicho significado, y hablaré acerca
de qué si lo hace en el siguiente artículo.)
La perspectiva de Pablo del presente período conduciendo al fin
del mundo parece no tomar en cuenta la actividad reciente de Jsús
en la tierra. El no da ningún "intermedio", ningún período
entre la muerte y resurrección de Cristo, y su futura venida. Pasajes
en Rom. 8 y 13, y especialmente 2 Cor. 6,2 no conciben ningún
impacto de la reciente carrera de Jesús en la progresión
desde la era antigua a la nueva; en cambio, es la actividad actual de Pablo
la que es una parte integral de este proceso. Él tampoco toca nunca
la pregunta que hubiera reflejado las expectativas populares: ¿Por
qué la verdadera llegada del Mesías no produjo por si misma
la llegada del Reino ? (En las epístolas, nunca se habla de la esperada
Venida de Cristo al final de los tiempos como de un "Regreso" o segunda
Venida; la impresión que ésto produce es que ésta
sería su primera aparición en persona en la tierra.)
Ninguna epístola del primer siglo menciona nunca que Jesús
ejecutara milagros. En algunos casos el silencio es impactante.
Tanto colosenses como Efesios ven a Jesús como el Salvador cuya
muerte ha rescatado la humanidad de los poderes demoníacos que se
creía inundaban el mundo, causando pecado, enfermedad y mala fortuna.
Pero ni siquiera en estas cartas hay alguna mención de los milagros
de sanación de los cuales están llenos los Evangelios, aquellos
exorcismos que pudieron haber mostrado que Jesús había subyugado
dichos demonios aún mientras estaba en la tierra.
En 1 Cor.15, Pablo está ansioso de convencer a sus lectores de
que los humanos pueden ser resucitados de la muerte.
Entonces, ¿Por qué no apunta a cualquiera de las tradiciones
de que Jesús mismo había levantado a varias personas de la
muerte? ¿Dónde está Lázaro?
En varias cartas, Pablo trata con acusaciones hechas por ciertos rivales
no nombrados de que él no es un apóstol legítimo.
Incluso Pedro y Santiago disputan su autoridad de hacer ciertas cosas.
¿Podemos creer que en tales situaciones ninguno
hubiera usado el argumento de que Pablo no había sido un seguidor
verdadero de Jesús, mientras que los otros si lo fueron ?
Pablo nunca discute el punto. De hecho, el afirma (1 Cor.9,1 y 15,8)
que él ha "visto" al Señor en la misma forma que Pedro y
todos los demás lo han hecho. Ésta es una referencia obvia
a las visiones, una de las formas estándar de revelación
religiosa en éste período.
Y ¿Cómo pudo Pablo, en Gal 2,6 desdeñar con
tal falta de interés a aquéllos que habían sido los
verdaderos apóstoles de
Jesús mismo? Pero él no está solo en no concederles
ningún estatus especial. El verdadero concepto de "apóstol"
en los escritos cristianos primitivos es amplio, significando simplemente
un predicador del mensaje (es decir, el "evangelio") acerca de
Cristo. Nunca se aplica a un grupo selecto de Doce que supuestamente
poseían autoridad especial debida a su apostolado de Jesús
mientras él estaba en la tierra. ( Está lejos de ser claro
a qué se refiere "Los Doce" en 1 Cor. 15,5 puesto que Pablo
lista a Pedro y "Los apóstoles " por separado.)
Tampoco hay ningún concepto de tradición apostólica
en los escritores del primer siglo, ninguna idea de enseñanzas o
autoridad pasada en una cadena, yendo hacia atrás hasta los
Apóstoles originales y Jesús mismo. En cambio, todo es
desde el Espíritu, significando revelación directa de
Dios, con cada grupo alegando que el Espíritu que han recibido es
el genuino y refleja el verdadero evangelio. Ésta es la base de
la afirmación de Pablo contra sus rivales en 2 Cor. 11,4. El escritor
de 1 Juan, en su declaración (4,1 y ss) de que el Hijo de Dios ha
venido en la carne, no se basa en ninguna tradición apostólica
ni en ningún registro histórico sino que debe exigir validez
por su propio Espíritu, como opuesto al falso Espíritu de
los disidentes, inspirado por Satan. En el capítulo 5, él
declara que es el testimonio de Dios a través del Espíritu
el que produce la fé en el Hijo, no varias décadas de predicación
cristiana remitiéndose hasta Jesús mismo. ¿Cómo
pudo este escritor en la comunidad de Juan, que más tarde produjo
el cuarto evangelio, decir (5,11) que es Dios quien ha revelado la vida
eterna, e ignorar todos aquellos memorables dichos de Jesús como
"Yo soy la resurrección y la vida" que aquél Evangelio tan
ricamente registra?
Al igual que el gran señalamiento de Pedro por parte de Jesús
como la "roca" sobre la cual su Iglesia iba a ser construida, nadie en
el primer siglo (incluyendo los escritores de 1 y 2 de Pedro) lo cita alguna
vez en los constantes debates sobre autoridad.
El agente de toda la actividad reciente parece ser Dios, no Jesús.
Pablo habla de "el evangelio de Dios", "el mensaje de Dios".
Es Dios apelando y llamando al creyente cristiano. 2 Cor. 5,18 nos
dice que "desde el principio hasta el final, ésta ha sido la obra
de Dios" (Nueva traducción inglesa de la Biblia). En Rom.1,19 el
vacío es alarmante. Pablo declara : "Todo lo que puede ser conocido
de Dios por los hombres... Dios mismo se lo ha revelado a ellos." ¿
No fué Jesús quien reveló a Dios?, ¿dónde
los atributos no visibles de Dios en Jesús ? ¿Cómo
pudo cualquier cristiano expresarse de ésta forma en que lo hacen
tantos cristianos primitivos?
También merecen mención unas pocas omisiones secundarias
. Ninguna epístola del primer siglo, aún cuando discuten
el butismo cristiano, menciona alguna vez, ya sea el propio bautismo de
Jesús, o la figura de Juan el Bautista. 1 Clemente 17,1 habla de
aquéllos que proclamaban la venida del Mesías, pero incluye
unicamente a Elías, Eliseo y Ezequiel. El architraidor
Judas nunca aparece, ni siquiera en un pasaje como Hebreos 12,15 donde
el autor, al advertir contra los miembros venenosos en medio de la comunidad,
ofrece la figura de Esaú como un ejemplo, quien "vendió su
herencia por una única comida". ¡Seguro que vender al Hijo
de Dios por treinta piezas de plata hubiera sido una comparación
muchísimo más dramática !
Hebreos también contiene (9,20 y ss) un asombroso silencio sobre
el establecimiento de Jesús de la Eucaristía cristiana. El
escritor está comparando la antigua alianza con la nueva, pero
ni siquiera las citadas palabras de Moisés en la inauguración
de la primera : "ésta es la sangre de la alianza que Dios ha ordenado
sobre Ustedes", pueden moverlo a mencionar que Jesús había
establecido la nueva alianza en la Última Cena, usando casi idénticas
palabras, como lo registran Mc.14,24 y sus paralelos . El vá más
allá aún en el capítulo 13 cuando inconmoviblemente
declara que los cristianos no comen un alimento de sacrificio. La Didaché
9 presenta una Eucaristía que es solamente una comida de acción
de gracias a Dios, sin ningún significado sacramental y no establecida
por Jesús.
Esto nos deja con 1 Cor. 11,23 y ss, la declaración de Pablo
acerca de las palabras de Jesús en lo que él llama la Cena
del Señor. Tocaré ésto en el próximo artículo,
al igual que unos pocos tópicos en varias cartas que parecen llegar
a a acercarse ambiguamente a un referirse a una vida reciente de Cristo.
He hecho poco más que rasguñar la superficie de esta "conspiración
de Silencio" encontrada en las epístolas del primer siglo. Pero
me gustaría concluir mirando a una omisión flagrante en la
que ninguno, por lo que sé, ha hecho caer en cuenta.
¿Dónde están los lugares sagrados ?
En todos los escritores cristianos del primer siglo, en toda la devoción
que muestran hacia Cristo y la nueva fe, ni uno de ellos expresa alguna
vez el más pequeño deseo de ver el lugar de nacimiento de
Jesus, de visitar Nazareth, su lugar de nacimiento, los sitios de su predicación,
el segundo piso donde asistió a su Última Cena, la tumba
donde fué enterrado y surgió de entre los muertos. ¡Estos
lugares nunca son mencionados ! Más aún, no hay una sugerencia
de peregrinar al mismo Calvario, donde se consumó la salvación
de la humanidad. ¿Cómo fué posible que dicho lugar
no se hubiera convertido en un santuario ?
Incluso Pablo, este hombre tan emocional, tan lleno de inseguridades,
quien declara (Fil.3,10) que "Lo unico por lo que me preocupo es por conocer
a Cristo, por experimentar el poder de su resurrección, de compartir
sus sufrimientos", aún él parece inmune al atractivo de dichos
lugares. Tres años iban a pasar despues de su conversión
antes de que hiciera una por cierto, corta visita a Jerusalén. Y
ésta -así nos dice en Galatas- unicamente para "ir a conocer"
a Pedro ; y no volvería allí durante otros 14 años.
¿Es concebible que Pablo no hubiera querido recorrer la
colina del calvario, para postrarse él mismo en el suelo sagrado
que recibió la sangre de su Señor asesinado? ¡Seguramente
el hubiera compartido una experiencia emocional tan intensa con sus lectores!
¿No hubiera sido conducido al Jardín de Getsemaní,
donde se reporta que Jesús había pasado a través del
horror y la duda que Pablo mismo había conocido? ¿No se hubiera
regocijado al permanecer de pié delante de la tumba vacía,
la garantía de su propia resurrección? ¿Hay,
de hecho, en esta extensa tierra tan recientemente llena con la presencia
de el Hijo de Dios, algún lugar sagrado, alguna zona de terreno
donde dicha presencia persistiera aún, santificada por el paso,
toque o palabra de Jesús de Nazareth ? Ni Pablo ni ningún
otro escritor de cartas del primer siglo exhala un susurro de ninguna cosa
semejante.
Los académicos del nuevo testamento son muy rápidos en
mantener que el "argumento del silencio" no es válido, pero seguro
se vuelve poderoso cuando el silencio es tan invasivo, tan inquietante.
¿Por qué escritor tras escritor falla consistentemente en
mencionar al mismo hombre que fué el fundador de su fé, el
maestro de su ética, la encarnación del Cristo divino que
ellos adoraban y en el cual esperaban la salvación ? ¿Por
qué cada escritor cristiano, en la atmósfera altamente polémica
durante aquellas primeras décadas de la expansión de la fé,
falla en avalarse a sí mismo con el soporte de su posición
ofrecido por las mismas palabras y hechos del Hijo de Dios mismo mientras
estaba en la tierra ? ¿Qué pudo posiblemente explicar este
desconcertante, enloquecedor y universal silencio?
PARTE DOS: ¿QUIÉN FUE CRISTO JESÚS?
En el primer artículo, probé el misterioso silencio acerca
de Jesús de Nazaret que yace en el corazón del cristianismo
primitivo. Ni sus milagros ni su predicación apocalíptica,
ni los lugares o detalles de su nacimiento, ministerio o muerte, ni sus
padres, su perseguidor, su heraldo, su traídor, son mencionados
ni una vez por los escritores de cartas cristianas del primer siglo y las
enseñanzas éticas que asemejan las suyas reseñadas
en los evangelios nunca son atribuidas a él. Yo lo llamo, irónicamente,
“Una conspiración de Silencio”
Pero si estos silencios significan algo (y es imposible aceptar la común
racionalización académica de que reflejan una “carencia de
interés” universal en la vida terrena de Jesús durante las
primeras tres generaciones del movimiento cristiano), entonces ellos deben
presentar su propia imagen integral. ¿Podemos derivar de ellos un
concepto coherente y uniforme de qué era realmente la cristiandad
primitiva y en qué creía? ¿Quién fue el Cristo
Jesús de Pablo si no fue el Jesús de Nazaret de los evangelios
tardíos?
Primero, debemos entender la era para entender sus ideas. Después
de que Alejandro Magno conquistara la mitad de la tierra conocida a fines
del siglo 4o AC, el lenguaje y la cultura Griega (Llamada Helenismo) inundó
la totalidad del mundo mediterráneo oriental.; incluso los Judíos,
quienes siempre resistieron la asimilación, no fueron inmunes a
su influencia. El imperio de Alejandro pronto se fragmentó en pequeños
imperios guerreros y finalmente Roma rigió el oriente e impuso su
propia legislación absoluta
Era un tiempo pesimista y convulsionado. Los Estoicos, Epicúreos,
Platónicos y otros ofrecieron nuevas formas morales e intelectuales
de enfrentarse con la vida y con el impredecible mundo. El entender la
Deidad suprema y el establecer la ética personal eran preocupaciones
centrales de todos estos movimientos. Los filósofos errantes se
volvieron una especie de clero popular, frecuentando los mercados y las
casas de la gente. Dioses sanadores, misticismo Oriental, una completa
parafernalia de magia y astrología fueron adicionadas a la marmita
para tratar con otra dimensión el dolor del mundo: la vasta panoplia
de espíritus y demonios invisibles y de fuerzas del destino que
ahora se creía impregnaban totalmente la atmósfera en la
cual hombres y mujeres se movían, perturbando e incapacitando sus
vidas. La palabra de moda era “salvación”; y para el creciente número
que creía que no podía conseguirse en el mundo, se convirtió
en salvarse del mundo, El redimir al individuo se volvió una industria
Helénica.
Muchos miraron a los Judíos como proveedores de una alta moral
y un estándar monoteísta, y los Gentiles se volvieron hacia
el Judaísmo en varios grados de conversión. Pero incluso
aquí había fuertes corrientes de pesimismo. Durante siglos
los Judíos como una nación esperaron la salvación
de una larga sucesión de conquistadores, hasta que muchos se convencieron
de que únicamente una intervención divina y violenta podría
traer el establecimiento del Reino de Dios y su propia y destinada elevación
al dominio sobre las naciones de la tierra. Dichas perspectivas fueron
mantenidas por un mosaico de grupos sectarios, cada uno viéndose
a sí mismo como un elegido, que floreció en la periferia
de la “corriente principal” del Judaísmo (Templo y Fariseos).
El cristianismo fue una de estas sectas, impulsada por una intensa espera
apocalíptica del fin del mundo, que se veía inminente.
Entre los Judíos y entre los Paganos había un distanciamiento
del racionalismo y una vuelta a la revelación personal como la única
fuente de conocimiento acerca de Dios y de los caminos a la salvación.
El misticismo, la inspiración visionaria, prácticas espirituales
maravillosas, se volvieron el terreno abonado de nuevas creencias y sectas.
Y nadie poseía un invernadero más enriquecido para todo esto
que los Judíos, en su colección de escritos sagrados sin
paralelo, de cuyas páginas podían ser levantadas verdades
recién percibidas acerca de Dios y las realidades supremas.
Sobre dicho estado en las décadas de la mitad del primer siglo,
entre lo que un académico ha llamado “una burbujeante masa de sectas
y cultos de salvación”, surgieron los apóstoles de un nuevo
movimiento. En Gálatas 1:16 Pablo dice: “Dios eligió revelar
su hijo en mí, y a través mío predicarlo a los Gentiles”.
Pablo afirma que él es el instrumento de la revelación de
Dios. El predica el Hijo, el recién descubierto medio de salvación
ofrecido a Judíos y Gentiles por igual. ¿Pero es este Hijo
un hombre histórico reciente? ¿Ha sido él revelado
al mundo a través de su propia vida y ministerio? No, por lo que
vimos en el primer artículo, ni Pablo ni cualquier otro escritor
de cartas cristiano primitivo nos presenta alguna vez tal idea.
Más bien, el Hijo es un concepto espiritual, justo como Dios
mismo lo es, y todas las demás deidades de la época. Ninguno
de ellos está fundado en figuras históricas. La existencia
de este Hijo divino había sido desconocida hasta ese momento; él
había sido un secreto, un “misterio” oculto con Dios en el cielo.
La información sobre este Hijo había sido incorporada en
la escritura. Sólo en esta era final Dios mismo (por medio de su
espíritu) había inspirado a apóstoles como Pablo para
aprender- de la escritura y experiencias visionarias- acerca de su Hijo
y lo que había hecho para la salvación de la humanidad. Y
este Hijo estaba próximo a llegar desde el cielo, en el fin inminente
del mundo.
Si removemos las asociaciones Evangélicas de nuestras mentes
encontramos que esto es exactamente lo que Pablo y los otros nos están
diciendo. Dios está revelando a Cristo (como en la cita de los Gálatas
de más arriba), apóstoles inspirados por el espíritu
de Dios están predicándolo, creyentes están respondiendo
por medio de la fe. Efesios 3:3-5 nos muestra los elementos principales
de este nuevo drama. “El misterio de Cristo, que en generaciones anteriores
no fue revelado a los hombres (ni siquiera por Jesús mismo,
aparentemente), es ahora develado a apóstoles y profetas dedicados
por medio del Espíritu (por revelación divina).” El Espíritu
de Dios, el poder divino que inspira los hombres como Pablo, es el motor
de la nueva revelación. Todo conocimiento viene a través
de este espíritu, sin ninguna sugerencia de que alguna cosa haya
sido recibida de un Jesús histórico y su ministerio. (El
artículo previo trata con las pocas “palabras del Señor”
de Pablo, comunicaciones del Cristo espiritual en el cielo.)
Las palabras de los escritores del primer siglo nunca hablan de la venida
o de la vida de Jesús en la tierra. Más bien, ellos hablan
de su revelación, de su manifestación por Dios. 1Pedro 1:20
dice: “Predestinado desde la fundación del mundo, (Cristo) fue manifestado
para vuestro beneficio en estos últimos tiempos”. Aquí el
escritor usa la palabra Griega “Phaneroo”, significando manifestar o revelar.
Romanos 3:25 dice: “Dios lo ofreció (Cristo Jesús)
como un medio de redención por su sangre, efectiva por medio de
la fe”. Aquí Pablo usa un verbo que, en este contexto, significa
“declarar públicamente”, “revelar a la luz pública.”
Dios está revelando a Cristo y la redención que él
ha hecho disponible a aquéllos que creen. Otros pasajes, como Romanos
16:25, Colosenses 1:26 y 2:2, Tito 1:2-3 contienen similares acerca de
el develar actual de secretos divinos largamente ocultos, el ojo cuidadoso
que las lea puede ver que no hay espacio para una vida y trabajos recientes
de Jesús.
Es Dios y la escritura lo que Pablo ve como la fuente de su inspiración
y conocimiento. Mire Romanos 1:1-4. Pablo ha sido llamado al servicio de
predicar el evangelio. Y note cómo este evangelio es descrito. Primero
fue anunciado de antemano en la escritura por los profetas de Dios. Es
el evangelio, el mensaje acerca de el Cristo, que ha sido anunciado en
la escritura, no la vida misma de Cristo. Segundo, ese evangelio no es
ninguno que Jesús haya predicado; más bien, es el evangelio
de Dios, y es acerca de su Hijo. De nuevo, todo esto es el lenguaje de
la revelación. Datos como los de los versos 3 y 4 de Romanos 1
(los trataremos más adelante) son parte de lo que está siendo
revelado, y esta información ha sido encontrada en la escritura,
por hombres como Pablo, a quienes el Espíritu de Dios ha inspirado
para leer en una forma nueva, “correcta”. Compare 1 Corintios 15:3-4, que
apunta llanamente a la escritura como la fuente de las doctrinas de Pablo
acerca de El Cristo.
Pablo y otros predicadores cristianos están ofreciendo la salvación,
pero es por medio de un Cristo que es una especie de medio espiritual,
uno que ha ejecutado un acto de redención (el “reparo por su sangre”)
en un ambiente mítico. Miraremos tanto al medio como al acto en
un momento, pero ese acto no es parte de lo que ha sucedido en el tiempo
presente. Más bien, el presente es cuando están siendo revelados
y aplicados los beneficios disponibles de este acto: el perdón del
pecado y la garantía de la resurrección, “efectiva
a través de la fe” en el evangelio. Todo esto es la forma de expresión
universal en las epístolas cristianas del primer siglo, y aún
mas; una forma de expresión que ignora cualquier carrera reciente
de Jesús y enfoca toda la atención en aquellos elegidos para
llevar el mensaje de Dios recién develado.
En el núcleo de ese mensaje yace el Hijo. El cristianismo estaba
en el proceso de la creación, para el mundo occidental, de la suprema
y duradera reflexión del concepto religioso central de la era Helénica.
Esto debemos considerarlo ahora.
El monoteísmo era posesión no sólo de los Judíos,
sino también de gran parte de la Filosofía Griega. El pensamiento
antiguo había llegado a un supremo Dios principal quien había
creado y gobernado el universo. Pero se tenía que enfrentar un problema.
Como dicho Dios fue hecho aún más digno, más perfecto,
él también se volvió más trascendente. Cualquier
forma de contacto con el mundo inferior de la materia se opinaba que no
era apropiada y , de hecho, imposible, y así surgió la idea
de que cualquier relación entre Dios y el mundo debía tomar
lugar por medio de alguna forma de intermediario.
La solución griega fue el Logos, una especie de dios subsidiario
o fuerza divina, una emanación de la Deidad. En la escuela de pensamiento
más influyente, el Platonismo, el Logos era la imagen de Dios en
forma perceptible y un modelo para la creación. El revelaba el,
de otra forma inaccesible, Dios supremo, y a través de él
-- o eso, puesto que el Logos era más un ser abstracto que uno personal
– Dios actuaba sobre el mundo. Sabemos de sectas religiosas Helénicas
basadas en el Logos.
El Dios Judío nunca se volvió tan inaccesible, pero el
conocimiento de él y de su Ley se pensaba que había sido
traído al mundo por una parte de sí mismo llamada “Sabiduría”.
Esta figura (es una “ella”) evolucionó casi en un ser divino ella
misma, un agente de creación y salvación con sus propios
mitos acerca de su llegada a la tierra – aunque no en una encarnación
física. (Ver Proverbios 1 y 8-9, Baruc 3-4, Eclesiástico
24 y La Sabiduría de Salomón) De hecho, muchas partes del
mundo antiguo parecen haber desarrollado el concepto de una figura divina
intermediaria viniendo a la tierra a traer conocimiento y salvación,
pero los detalles de tales mitos, especialmente para los períodos
precristianos, son sólo bosquejos y muy debatidos.
Partiendo de este enriquecido substrato de ideas surgió el cristianismo,
un producto de la filosofía, tanto griega como judía. Su
concepto de Jesús el “Hijo” surgió de la Sabiduría
personificada (con un cambio de sexo), fermentada con el Logos griego,
y amalgamada con la figura más personal y más humana de la
esperanza Mesiánica tradicional. El cristianismo hizo su Cristo
(La palabra griega para Mesías) como una figura celestial con la
cual se puede relacionar, aunque el mismo esté unido a Dios . A
diferencia de la Sabiduría o del Logos, sinembargo, el Salvador
cristiano había sufrido el autosacrificio.
Ahora podemos ganar un entendimiento más claro del Cristo Jesús
de Pablo y de la esfera de su actividad. La pseudopaulina 2Timoteo nos
dice (1:9) que Dios( !) nos ha salvado a través de su gracia, “la
cual nos fue dada en Cristo Jesús en tiempos eternos”.
Aquí hay dos frases clave. Primero, el término “en Cristo”
(o algunas veces “por Cristo”) que Pablo y otros usan más de un
centenar de veces a través de las epístolas: ésta
difícilmente puede llevar sobre sus débiles hombros el amplio
significado que algunos académicos tratan de darle, a saber una
especie de referencia compacta a la vida, ministerio, muerte y resurrección
de Jesús. Verifique su uso en otros pasajes como Efesios 1:4, 2
Corintios 3:14, y especialmente Tito 3:6: “(Dios) envió el Espíritu
sobre nosotros plenamente a través de Cristo Jesús nuestro
Salvador”.
Dichas referencias no hablan de la presencia física reciente
de Jesús de Nazaret en la tierra. Más bien, Cristo – el Hijo
divino, celestial – está ahora presente en la tierra, en un sentido
místico, personificado en el nuevo movimiento de fe e interactuando
con sus creyentes. Como la Sabiduría y el Logos, él es el
medio espiritual (“en ” o “por Cristo” ) por medio del cual Dios está
revelándose a sí mismo y haciendo su trabajo en el mundo.
“En Cristo” puede también referirse a la unión mística
que Pablo concibe entre el creyente y Cristo, como en 2 Corintios 5:17.
¿Pero dónde y cuándo este mismo Hijo intermediario
había ejecutado el acto redentor? Ésta es la última
gran pregunta que vamos a tocar.
La muerte por autosacrificio de el Cristo estaba localizada “en tiempos
eternos”, o “antes del comienzo del tiempo” (pro kronon aionion). Ésta
es la segunda frase clave en 2 Timoteo 1:9 y por todas partes. Lo que está
siendo actualmente revelado es algo que ya había tenido lugar fuera
del ámbito normal del tiempo y del espacio. Esto podría ser
concebido ya sea como en el tiempo primordial del mito, o , donde la actual
filosofía Platónica lo hubiera puesto, en el más alto,
eterno mundo de las ideas, de las cuales este mundo terrenal, con su siempre
cambiante materia y siempre voluble tiempo, es sólo una copia transitoria,
imperfecta (después hay más sobre esto). Los beneficios del
acto de Redención de Cristo yacen en el presente, por la revelación
qué Dios hace de aquél en él movimiento misionero,
pero el acto mismo había tenido lugar en un mundo más alto
de realidades divinas, en un orden sin tiempo, no en la tierra o en la
historia. Todo ha pasado en la esfera de Dios, todo fue parte de su “misterio”.
El sacrificio de sangre, aún pareciendo detalles biográficos
como Romanos 1:3-4, pertenece a esta dimensión.
Dichas ideas son, para nosotros, extrañas e incluso exóticas,
pero eran una parte integral del pensamiento mitológico del mundo
antiguo. Para obtener una mejor comprensión de ellas, haremos una
comparación entre el Cristianismo y otra expresión religiosa
prominente del mundo grecorromano de su tiempo. También nos ayudará
a entender la evolución de la idea de la redención por el
sacrificio de Cristo (aunque esto no será totalmente resuelto hasta
el siguiente artículo).
Por el primer siglo de la era cristiana el Imperio tenía varios
cultos de salvación populares conocidos como los “misterios”, cada
uno con su propio así llamado dios o diosa salvador, tal como Isis,
Atis y Mitras. Ha sido un debate como un sube y baja el cuándo estos
cultos estaban totalmente formados y cuánto ellos pudieron haber
influido sobre las ideas cristianas, pero al final podemos decir que el
cristianismo, en algunos de sus aspectos era la expresión Judía
de este fenómeno religioso ampliamente distribuido.
Cada uno de estos dioses salvadores de alguna forma tenía que
sobrellevar la muerte o ejecutar algún acto cuyos efectos garantizaran
al iniciado una feliz vida después de la muerte. El dios salvador
del cristianismo, Jesús Cristo, había sufrido la muerte y
había resucitado como un acto redentor (1 Corintios 15:3-4), dando
la promesa de resurrección y vida eterna al creyente. Esta garantía
involucraba otra característica del pensamiento del mundo antiguo,
íntimamente relacionado al Platonismo: la idea de que las cosas
y eventos en la tierra tenían sus paralelos en el cielo; esto incluía
figuras divinas que servían como paradigmas para las contrapartes
humanas terrenales. Lo que las primeras sufrían en el ámbito
espiritual reflejaba las experiencias y determinaba los destinos de aquéllos
que estaban ligados a ellos en la tierra. Por ejemplo, el original “uno
como un hijo de hombre” en la visión de Daniel (7:13-14) recibió
de Dios poder y dominio sobre la tierra, y esto garantizaba que su contraparte
humana, los santos o los elegidos de Israel, estaban destinados a recibir
estas cosas cuando el Reino de Dios fuera establecido. El Hijo del cristianismo
era también un paradigma: La experiencia de sufrimiento y muerte
de Cristo reflejaba aquéllas de los humanos, pero su exaltación
tendría similarmente su paralelo por sus propias exaltaciones. Como
Romanos 6:5 declara: ”Seremos uno con Cristo en una resurrección
como la suya”.
Los dioses salvadores también conferían ciertos beneficios
en el mundo presente. Ellos proveían protección de los espíritus
demoníacos y de los destinos. Los devotos de Cristo también
afirmaban esto de él (ver Colosenses y Efesios). Ritos de iniciación
en los misterios, que incluían especies de bautismo, conferían
renacimiento y llevaban al iniciado a una relación especial con
el dios o diosa. En el bautismo de Pablo, el converso moría a su
vida presente y surgía a una nueva; de este nuevo estado, Pablo
dice: “Nosotros somos en Cristo y Cristo es en nosotros”
Algunos de los dioses salvadores habían instituido sacramentos:
Mitras, después de asesinar el toro como un sacrificio de sangre
salvífico, había cenado con el dios sol, y esta cena se convirtió
en la comida cúltica Mitraica, similar a algunas expresiones de
la Eucaristía cristiana. Entonces, aquí está el significado
de 1 Corintios 11:23f. Pablo no se está refiriendo a ninguna Última
Cena histórica, sino, más bien, al mito de origen ligado
a la comida sacra cristiana (al menos en el círculo de Pablo). Las
palabras son probablemente la propia versión personal de Pablo de
las cosas, puesto que él claramente la identifica como conocimiento
revelado, no tradición continuada por canales apostólicos.
El mismo Cristo espiritual, en un tiempo y lugar mítico (incluyendo
“de noche”), había establecido esta Cena y habló las palabras
acerca de su cuerpo y sangre que le dan a la comida su presente significado.
(La traducción frecuente “arrestado” o “traicionado” en el verso
23 está influida por la tardía historia de los Evangelios.
El significado literal de la palabra griega es “entregar” o “enviar”, un
término comúnmente usado en el contexto del martirio. Difícilmente
puede significar “traicionado” en Romanos 8:32, donde Dios es el
agente, o en Efesios 5:2 donde Jesús se entrega él mismo).
Todo esto no es para decir que no había diferencias significativas
entre las ideas y rituales de los misterios y aquéllos del cristianismo,
si fuera únicamente porque surgieron de entornos culturales diferentes.****
Los griegos, por ejemplo, no tenían deseos de ser resucitados
en la carne; ellos generalmente encontraban la idea repugnante, y la salvación
después de la muerte era una cuestión de pura liberación
del alma misma de la impureza de la materia y de reunirse con lo divino
en el mundo eterno. No había necesidad para sus dioses de ser resucitados
en la misma forma en que lo fue Jesús. Sinembargo, debe notarse
que el cristianismo más primitivo concebía a Jesús
resucitado únicamente en el espíritu, exaltado al cielo inmediatamente
después de la muerte (e.g. Filipenses 2:9, 1 Pedro 3:18, Hebreos
10:12, etc.). Una travesía corporal en la tierra con los apóstoles
vino solamente con los evangelios. De hecho, la totalidad del evento de
la Pascua como los Evangelios lo presentan está perdido de las epístolas
del primer siglo.
Pero, ¿cómo pudo toda esta actividad redentora de parte
de los dioses salvadores, en los misterios y en el cristianismo por igual,
ser concebida como teniendo lugar “en el mundo”, o incluso “en carne”,
aunque no en un momento y lugar histórico específico? Esto,
por supuesto, es la naturaleza del mito, pero depende de ciertas concepciones
del mundo sostenidas por los antiguos. Una de éstas no veía
una distinción rígida entre lo natural y lo sobrenatural.
Los dos se mezclaban uno en el otro. La tierra no era sino una capa de
un sistema en niveles que progresaba desde la materia base donde los humanos
vivían hasta el nivel puramente espiritual donde residía
Dios. Las esferas entre los dos niveles contenían otras partes del
“mundo”, pobladas por clases de ángeles, espíritus y demonios.
Esta visión estaba especialmente difundida en el pensamiento apocalíptico
Judío, que veía varias figuras y actividades involucradas
en la inminente llegada del fin del mundo como localizada en estos niveles
sobre la tierra.
Ni siquiera el tiempo funcionaba de la misma forma en todos los niveles.
En el siglo cuarto, el filósofo romano Salustio expresó su
visión así: “Todo esto no pasó en algún momento,
sino que siempre está pasando... la historia de Atis representa
un proceso cósmico eterno, no un evento aislado del pasado”.
Aquí hemos cruzado hasta una línea de pensamiento algo
distinta del universo en niveles continuos recién descrito. La forma
en que Salustio pone las cosas es esencialmente platónica: lo que
se percibe por contemplación y revelación en la tierra es
sólo un reflejo imperfecto de verdades eternas y procesos espirituales
en el mundo superior de la realidad suprema. Varios escritores cristianos
primitivos muestran diferentes mezclas del universo en capas y del platónico,
y todo esto fue construido sobre la base antigua de una más primitiva
visión creadora de mitos, una forjada alrededor de el mundo. Esta
perspectiva colocaba figuras y procesos divinos en un pasado obscuro, primordial:
aquí los dioses habían planeado y establecido cosas que daban
significado a las creencias y prácticas del momento actual, y desde
este pasado sagrado los humanos obtenían beneficios e incluso, redención.
Todas estas ideas contribuían a los mitos de la era en
la cual el cristianismo nació.
Para el pagano y el judío promedio, la masa de procesos del universo
ocurría en el vasto e invisible reino espiritual que empezaba en
el nivel más bajo de el “aire” y se extendía siempre hacia
arriba a través de las varias capas del cielo. Aquí un dios
salvador como Mitras podía matar un toro, Atis podía ser
castrado, y Cristo podía ser colgado en un árbol por
“el dios de ese mundo” significando Satán (Ascensión de Isaías
9:14). La interpretación más plana de la Epístola
a los Hebreos 9:11-14 es que el sacrificio de Cristo tuvo lugar en un ambiente
no terrenal y en un tiempo espiritual; 8:4 virtualmente nos dice que el
nunca había estado en la tierra. Pablo en 1 Corintios 15:45f y en
toda parte puede hablar de Cristo como “hombre” (anthropos), pero él
es el hombre ideal, celestial (un tipo de idea ampliamente difundida en
el mundo antiguo) cuyo “cuerpo” espiritual provee la imagen del cuerpo
celestial que los cristianos recibirán en su resurrección.
Para mentes como la de Pablo, dichos prototipos del mundo superior tenían
una existencia tan real como los seres humanos de carne y hueso alrededor
de ellas en la tierra.
Es en el mismo sentido que Pablo en Romanos 1 y Gálatas 4, declara
que Cristo tenía que haber sido “del linaje de David”, nacido bajo
la Ley. La fuente de dichas frases es la escritura, no la tradición
histórica. Los escritos sagrados eran vistos por algunos como proveedores
de un cuadro del mundo espiritual, de las realidades en el cielo. Puesto
que el Cristo espiritual era ahora identificado con el Mesías, todos
los pasajes en la escritura que se presumía trataban sobre el Mesías
tenían que ser aplicados a él, aún si eran entendidos
en un sentido mítico. Varias referencias predecían que el
Mesías descendería de David: por tanto lo de Romanos 1:3
(y todas las otras partes).Note que 1:2 apunta inequívocamente a
la escritura como la fuente de esta doctrina. (Al igual que como lo hace
Corintios 15:3-4 para la fuente de la muerte y resurrección de Jesús).
Isaías 7:4, para dar otro ejemplo, supuestamente habló del
Mesías como nacido de una doncella, y así Pablo en Gálatas
4:4 nos dice que Cristo fue “nacido de mujer”. (Note que el nunca da el
nombre de María, o cualquier cosa acerca de esta “mujer”. Ni siquiera
identifica alguna vez el momento o el lugar de este “nacimiento”.) Los
misterios pueden no haber tenido el mismo rango de los escritos sagrados
para suministrar sus propios detalles, pero los mitos de dioses salvadores
contenían elementos igualmente humanos que eran entendidos enteramente
en un entorno mítico. Dioniso también había nacido
de una mujer, en una cueva.
“Nacido de mujer” es en un sentido muy parecido a otra frase usada
casi universalmente acerca de la encarnación: “en carne” (en sarki).
Ésta pudo realmente significar poco más que “en el ámbito
de la carne.” En su forma y hábitat divinos un dios no podría
sufrir, y así, el tenía que adoptar alguna semejanza con
la humanidad (e.g. Filipenses 2:8, Romanos 8:3), su acto salvífico
tenía que ser un sacrificio de “sangre” (e.g. Hebreos 9:22) porque
el mundo antiguo vio esto como el medio básico de comunión
entre el hombre y la Deidad, y todo eso tenía que ser hecho dentro
del territorio de la humanidad. Pero lo último pudo ser aún
dentro de aquéllas dimensiones más espirituales sobre la
tierra que actuaban sobre el mundo material. Y de hecho, esto es precisamente
lo que Pablo revela. En 1 Corintios 2:8 el nos dice quiénes crucificaron
a Jesús. ¿Es Pilato, los Romanos, los Judíos? No;
son “los poderes que rigen el mundo (quienes) crucificaron el Señor
de gloria.” La mayoría de los académicos concuerdan en que
él no se está refiriendo a legisladores temporales sino a
las fuerzas espirituales y demoníacas (“poderes y autoridades”
era el término estándar) las cuales habitaban las esferas
celestiales inferiores, parte del territorio de “carne”. Colosenses 2:15
difícilmente puede referirse a cualquier evento histórico
en el Calvario.
Era en dichas dimensiones mitológicas, espirituales, que el Cristo
Jesús de Pablo había sido “encarnado” y había ejecutado
su acto de redención. Así era el secreto intemporal que Dios
había escondido durante largas eras y sólo recientemente
reveló a visionarios como Pablo. Y todo estaba por descubrirse en
la escritura, o al menos, en la nueva forma de leerla. Es muy difícil
para nosotros hacer entrar nuestra mente dentro de este tipo de pensamiento,
porque en nuestra era científica y literal, simplemente no tenemos
equivalente. Este es uno de los mayores obstáculos que hacen tropezar
en el entendimiento y aceptación de la teoría de Jesús
como Mito.
Hay unos pocos pasajes en las epístolas que parecen hablar de
una venida reciente de Cristo, notablemente en Gálatas 3 y 4. Pero
en 3:23 y 25 Pablo enfatiza que es la fe la que ha llegado en el presente,
mientras que el verso 24, ignorando una traducción amañada
frecuente, es literalmente “conduciéndonos a Cristo” que puede
significar tener fe en él. En 3:19, son los gentiles quienes pertenecen
a Cristo (verso 29) los que están en mente. En cualquier caso, cualquier
referencia al envío o venida de Cristo pueden ser tomadas en el
sentido de la revelación de Cristo por Dios en el momento actual.
(En el caso de Gálatas 4:4, “nacido de mujer”, etc. es descriptivo
de este Hijo, no ligado al envío actual, que en el verso 6 se especifica
como sólo en “espíritu”.) Los cristianos primitivos vieron
el Cristo espiritual como habiendo llegado en una forma real,
activo en el mundo y hablando a través de ellos mismos. Este
es ciertamente el sentido de pasajes como 1 Juan 5:20, “Sabemos que el
Hijo de Dios ha venido” y Hebreos 9:11 y 26.
Y probablemente Efesios 2:17, que es especialmente interesante.
“Y viniendo, él (Cristo) anunció la buena noticia...” Pero
¿cuál era el contenido de esa noticia? En vez de tomar la
oportunidad para referirse a alguna enseñanza de Jesús de
los evangelios, el escritor cita a Isaías. Todos los documentos
del primer siglo, al igual que algunos más tardíos como la
Epístola de Bernabé, muestran que la única fuente
de información acerca de Jesús eran las escrituras. 1 Pedro
2:22-23, con su descripción de los sufrimientos ejemplares de Cristo,
es simplemente un resumen de Isaías 53. La escritura no es la profecía
del evento de Cristo, sino su personificación. El Hijo habita el
mundo espiritual de las escrituras, la ventana de Dios en la verdadera
realidad invisible.
La referencia a Poncio Pilato en 1 Timoteo 6:13 se considera por algunos
académicos como una posible interpolación (inserción
tardía) porque no encaja en el contexto de forma apropiada. Incluso
aunque estamos aquí en el segundo siglo y contemporáneo con
Ignacio quien es el primero en mantener que Jesús murió bajo
Pilato, las Pastorales todavía están tratando con un Cristo
no histórico. Otra interpolación, más obvia, es 1
Tesalonicenses 2:15-16. la única referencia a la culpa de los Judíos
en la muerte de Jesús que se encuentre en Pablo o en cualquier otra
parte de las epístolas del Nuevo Testamento. Virtualmente todos
los académicos concuerdan en que viene de un momento posterior porque
contiene una inconfundible alusión a la destrucción de Jerusalén
(un evento posterior) y porque es ajena a la forma en que Pablo se expresa
a sus coterráneos en todos los demás textos.
Finalmente, de Gálatas 1:19 viene la tradición de que
Santiago era el hermano de Jesús, considerando que la frase “hermano
del Señor” pudo perfectamente haberse referido a su posición
preeminente como cabeza de la hermandad de Jerusalén. Por todas
partes, se cita a los apóstoles como “hermano” (e.g. Sostenes
en 1 Corintios 1:1), y los 500 que recibieron una visión del Cristo
espiritual en 1 Corintios 15:6 difícilmente eran todos familiares
de Jesús.
Antes de que vayamos a los Evangelios en el artículo siguiente,
se debe responder una pregunta. ¿Dónde y cómo empezó
el cristianismo? La postura tradicional, por supuesto, es que empezó
en Jerusalén entre los Doce Apóstoles en respuesta a la muerte
y resurrección de Jesús. Pero esto es insostenible, y no
sólo por una carencia de un Jesús histórico.
Unos pocos años después de la supuesta muerte de Jesús,
encontramos comunidades cristianas por todo el Mediterráneo oriental,
siendo desconocidos sus fundadores. Roma tenía cristianos Judíos
no más tarde que los años 40, y un hombre de la iglesia resaltó
que los Romanos habían creído en Cristo aún sin el
beneficio de la predicación de los Apóstoles. Pablo posiblemente
no podría ser responsable del origen de todos los centros cristianos
a lo largo y ancho del Imperio; muchos existían antes de que él
llegara allá. Tampoco el llevó ningún sentido de actividad
misionera vigorosa en la parte del círculo de Jerusalén alrededor
de Pedro y Santiago. (Eso viene sólo en Hechos)
Una forma de fe cristiana declarada posteriormente herética,
el Gnosticismo, claramente precedió al establecimiento de las creencias
e iglesias ortodoxas en áreas completas como el norte de Siria y
Egipto. De hecho, la absoluta variedad de expresión y competitividad
Cristiana en el primer siglo, como se revela en documentos tanto dentro
como fuera del Nuevo Testamento, es inexplicable si todo esto procedía
de un único movimiento misionero surgiendo de una única fuente.
Encontramos una profusión de rituales, doctrinas e interpretaciones
de Jesús y su papel redentor radicalmente diferentes; ¡algunas
incluso tienen un Jesús que no sufre la muerte y la resurrección!
Pablo constantemente encuentra rivales que están interfiriendo
con su trabajo, cuyos puntos de vista está tratando de combatir.
Los “falsos apóstoles” contra los cuales se enfila en 2 Corintios
10 y 11 están “proclamando otro Jesús” y ellos ciertamente
no son del grupo de Pedro. ¿De dónde vienen todos ellos y
de dónde sacaron sus ideas?
La respuesta parece inevitable: el cristianismo nació en un millar
de lugares, en el extenso y fértil terreno del Judaísmo Helénico.
Se ramificó en muchas comunidades y sectas independientes, expresándose
a sí mismo en una gran variedad de doctrinas. Vemos esta variedad
en todo, desde Pablo hasta los escritos de la denominada comunidad de Juan,
de la única Epístola a los Hebreos a los documentos no canónicos
como las Odas de Salomón y una profusión de textos Gnósticos.
Todo esto era una expresión de la nueva filosofía religiosa
de El Hijo, y ésta generó un movimiento apostólico
alimentado por la inspiración visionaria y un estudio de las escrituras,
impelido por la convicción de que el Reino de Dios estaba a la vuelta
de la esquina.
Debemos darnos cuenta de que “Jesús ” (Yeshua) es un nombre hebreo
que significa Salvador. Al comienzo del cristianismo se refiere no al nombre
de un individuo humano sino (como el término Logos) a un concepto:
una figura divina, espiritual, quien es el mediador de la salvación
de Dios. “Cristo”, la traducción griega del “Mesías” hebreo,
es también un concepto, significando el Ungido de Dios (aunque enriquecido
por mucha connotación adicional). En los círculos sectarios
Judíos a lo largo del Imperio, que incluían muchos Gentiles,
estos nombres habrían disfrutado un amplio rango de uso. La creencia
en alguna forma de Salvador Ungido espiritual—Jesús Cristo—estaba
en el aire. Pablo y la hermandad de Jerusalén eran simplemente una
corriente de este fenómeno ampliamente diseminado, aunque una importante
y finalmente muy influyente. Más tarde, en un proceso de fabricación
de mito por su cuenta, este grupo de misioneros llegó a ser visto
como el punto de origen de la totalidad del movimiento. El siguiente artículo
mostrará como todas estas diversas corrientes fueron englobadas
por el Jesús de Nazaret que entró a la vida por primera vez
en los Evangelios.
PARTE TRES: LA EVOLUCIÓN DE JESÚS DE
NAZARET.
Moverse de las epístolas del N.T. a los Evangelios es entrar
a un mundo completamente diferente. En los dos artículos previos
de esta serie, hice notar que virtualmente cada elemento de la Biografía
Evangélica de Jesús de Nazareth está perdida de las
epístolas y que Pablo y otros escritores primitivos nos presentan
sólo un Cristo divino, espiritual, en el Cielo; uno revelado por
Dios a través de la inspiración y la escritura. Su Jesús
nunca se identifica con un hombre histórico reciente. Como los dioses
salvadores de los cultos mistéricos griegos, el Cristo de Pablo
ha ejecutado su acto redentor en una arena mítica. Así, cuando
abrimos los evangelios no estamos preparados para la figura de carne y
hueso que vive y habla en sus páginas, una figura que caminó
por las arenas de Palestina y murió en el Calvario en los días
de Herodes y Poncio Pilato.
Los académicos están acercándose cada vez más
a la comprensión de como y cuándo se escribieron los evangelios.
Se acepta que los nombres Marcos, Mateo, Lucas y Juan son atribuciones
tardías; los autores reales son desconocidos. Ahora es aceptado
casi universalmente que Marcos escribió primero y que fué
reformado por "Mateo" y "Lucas", agregando material adicional. Algunos
de los problemas que pusieron la prioridad de Marcos en duda, como aquéllos
pasajes en los cuales Mateo y Lucas concuerdan en redacción pero
difieren de la de pasajes similares en Marcos, han sido resueltos por otro
revelador hallazgo: que cada uno de los Evangelios Canónicos es
el resultado final de una temprana historia de escritura y reescritura,
incluyendo adiciones y escisiones. Se piensa que el Evangelio de "Juan"
ha pasado a través de por lo menos cinco etapas de construcción.
Así, Mateo y Lucas, escribiendo independiente y probablemente desconociendose
el uno al otro, usaron una edición (o ediciones) primitiva de Marcos
que fuera conforme a sus concordancias. No se puede sostener ya más
el concepto de un documento del Evangelio unificado, escrito por un único
autor, dejando de lado, obviamente, el concepto de uno producido por inspiración.
Este cuadro de las relaciones entre los evangelios es realmente sorprendente.
La mayoría de los académicos considera que incluso Juan,
en su estructura narrativa y su historia de la pasión , se basó
en Marcos o alguna otra fase sinóptica. Se ha ido la vieja visión
piadosa de que los cuatro evangelios son crónicas independientes
y corroborantes. En cambio, sus fuertes similitudes son el resultado de
la copia. Esto significa que dependemos de una única fuente para
la historia básica de la vida y muerte de Jesús: quienquiera
que haya producido la primera versión de Marcos. Por derecho, nuestras
fuentes deberían ser numerosas; Misioneros cristianos, liderados
supuestamente por los doce apóstoles, esparcidos a todo lo ancho
del imperio; la transmisión oral, se nos dice, mantuvo viva y constantemente
revitalizada la historia de los hechos y dichos de Jesús. Deberían
haber surgido copiosamente diversas versiones escritas de dicha historia
en muchos centros, en forma verdaderamente independiente y notablemente
divergentes. Aún así, cuando Mateo llega a escribir su propia
versión del Juicio y crucificción de Jesús, lo más
que puede hacer es copiar servilmente algún documento que ha heredado,
adicionando por su propia cuenta unos pocos detalles de escasa importancia,
como los guardias en la tumba. Lucas hace un poco menos.
Nos enfrentamos con la misma pregunta en Hechos. Por qué sólo
un escritor, y ésto bien entrado en el segundo siglo, decide componer
una historia del origen y crecimiento de la iglesia cristiana? Ningún
otro escritor menciona alguna vez a Pentecostés,¡esa visita
colectiva del Espíritu a los Apóstoles que de acuerdo con
Hechos empezó la totalidad del movimiento Misionero! Pero si en
cambio, este movimiento fué muy diverso y ampliamente diseminado,
algo descoordinado y competitivo (Como sugieren las cartas de Pablo), expresando
una gran variedad de doctrinas dentro de la amplia inspiración religiosa
de la época, es más fácil entender cómo un
grupo, deseando imponer la unidad misionera y darse a sí mismo autoridad,
pudo crear su propia única imagen de los comienzos de la Cristiandad.
¿Cuándo fueron escritos los Evangelios -o sus más
tempranas versiones? Usualmente se asigna una datación a Marcos
por su "Pequeña apocalipsis" del capítulo 13, que nos habla
de grandes disturbios y la destrucción del Templo, dicho como una
profecía de Jesús. Se afirma que esto se refiere a la primera
Guerra Judía (66-70); así, Marcos escribió durante
o un poco después de ésta. Pero incluso se asume que Marcos
se basó en algunos elementos fuente, y algunos piensan que esta
Pequeña Apocalipsis pudo haber sido originalmente una composición
Judía (sin referencia a Jesús), una que Marcos más
tarde copió y adaptó. O, si el capítulo 13 es de Marcos,
perfectamente pudo haberse formado en un período posterior porque
otros documentos muestran que las vívidas expectativas apocalípticas
persistieron al menos hasta el final del siglo. De hecho, Mc 13:7 muestra
a Jesús alertando a sus escuchas acerca de no ver el Fin inminente
incluso aunque los vientos de guerra lleguen. Nada en Marcos nos fuerza
a datarlo antes de los años 90.
Las fechas asignadas a Mateo y Lucas (e incluso Juan) están influidas
por el cuadro que ellos presentan de "la separación de caminos"
entre el cristianismo y el más amplio establecimiento Judío.
Esto se reconoce como un desarrollo posterior, uno que los Evangelios leen
retrospectivamente de forma anacrónica en el supuesto tiempo de
Jesús. Lucas también ha abandonado la expectativa de un inminente
fin del mundo, colocándolo incluso más tarde. Ninguno de
estos factores son inconsistentes con fechas alrededor del final del siglo
o un poco después.
Pero el testimonio es igualmente importante. ¿Cuándo empezaron
a mostrarse los evangelios en el más amplio registro de los escritos
cristianos? Si Marcos es tan temprano como del 70, y todos los cuatro habían
sido escritos para el 100, ¿por qué no los citan ni se refieren
a ellos ninguno de los primeros padres: Clemente de Roma, Ignacio,
Policarpo, el autor de la Epístola de Bernabé - escrita entre
el 90 y 130? Estando tan deseoso de convencer a sus lectores de que Jesús,
de hecho, había nacido de María y muerto bajo Pilato y que
realmente había sido un ser humano que sufrió, ¿Cómo
pudo haber fallado Ignacio (alrededor del 107) en apelar a algun recuento
evangélico como verificación de todo esto si hubiera conocido
uno? Eusebio reporta que en un trabajo ahora perdido, escrito alrededor
de 130, el obispo Papías mencionó dos piezas de escritos
de "Mateo" y "Marcos". Pero ni siquiera estos pueden ser igualados con
los evangelios canónicos, porque Papías llamo al primero
"dichos del Señor en Hebreo", y también suena como si el
último no fuera un trabajo narrativo. Más aún, parece
que Papías mismo no había visto estos documentos.
Sólamente en Justino Martir, escribiendo entre el 150 y 160,
encontramos las primeras citas identificables de alguno de los evangelios,
aunque él los llama simplemente "memorias de los Apóstoles",
sin nombres. Académicos como Helmut Koester han concluído
que cualquier alusión más antigua a material tipo evangélico
son realmente tradiciones flotantes que encuentran ellas mismas su camino
hasta los evangelios escritos. ¿Es concebible que la recopilación
más temprana de la vida y muerte de Jesús pudiera haber sido
consignada en escritos tan temprano como los 70 (algunos lo fechan incluso
antes) y aún así, le tomara casi un siglo al más amplio
mundo cristiano para recibir copias de ésto?
De otro lado, si la "biografía" de Jesús de Nazaret era
algo inusualque iba contra la tendencia de la creencia y el conocimiento
actual, se puede entender cómo las versiones primitivas de los evangelios,
escritos alrededor del cambio de siglo, pudieron haber disfrutado únicamente
de uso limitado y reescritura aislada por al menos una generación.
También empieza a parecer que Marcos, Mateo y Lucas originalmente
vinieron de un grupo de comunidades ligadas.
Con respecto a Hechos, escrito por el mismo autor que escribió
la versión final de Lucas, no hay referencia a él antes del
año 170—¡más de un siglo después de la fecha
que a menudo se le asigna! Resulta claro que era desconocido incluso para
Justino. Algunos como John Knox, ven a Hechos como una respuesta al punto
de vista del Gnóstico Marción, por parte de la Iglesia de
Roma, en la mitad del siglo segundo. El autor de Hechos se basó
en núcleos de tradición acerca de la iglesia palestina primitiva
pero estos han sido remodelados para encajar en la nueva línea del
esquema. Hay una gran cantidad de discrepancias entre Hechos y lo que Pablo
nos dice en sus cartas. La academia ha sido forzada a admitir que gran
parte de Hechos es una absoluta fabricación . Con su desacreditación,
los verdaderos inicios del cristianismo caen en una nebulosa penumbra.
El núcleo del Jesús histórico precede los evangelios
y nació en la comunidad o en los círculos que producieron
el documento actualmente llamado "Q" (del Alemán "Quelle", significando
"fuente"). No ha sobrevivido ninguna copia de Q, pero los académicos
han sido capaces de reconstruirlo como la fuente del material común
que se encuentra en Mateo y Lucas y que ellos no extrajeron de Marcos.
Q no era un evangelio narrativo, sino una colección organizada
de dichos que incluían enseñanzas morales, admoniciones proféticas
e historias controversiales, mas unas pocas anécdotas y milagros.
Era el producto de un movimiento sectario Judío localizado en Galilea
que predicaba un reino de Dios que se acercaba. Los académicos se
pueden dar cuenta de que Q fue compilado en el tiempo y en distintas etapas.
Han identificado el estrato más primitivo (que llaman Q1) como un
conjunto de dichos de ética y discipulado; estos contenían
ideas notablemente poco convencionales. Muchas se encuentran en el Sermón
del Monte de Mateo: las bienaventuranzas, ofrece la otra mejilla, ama tus
enemigos. Recientemente los académicos han notado una estrecha similatud
entre estas máximas y la escuela filosófica griega conocida
como Cinismo, un movimiento de contracultura de la época diseminado
por predicadores Cínicos errantes. (¡Burton Mack ha declarado
que Jesús era un sabio de estilo Cínico, cuya conexión
con pensamientos Judíos era más bien tenue!) Tal vez en sus
inicios, la secta Q, adoptó una fuente griega con alguna remodelación
que vieron como una ética adecuada para el reino que estabanpredicando.
En todo caso, no hay necesidad de imputar tales dichos a Jesús;
ellos parecen más el producto de una escuela o estilo de vida, formulados
a lo largo del tiempo y difícilmente serían la súbita
invención de una mente individual.
Los académicos llaman a esta etapa formativa de Q, etapa "sapiencial"
porque es esencialmente una colección instructiva del mismo género
que los libros tradicionales de "sabiduría" como Proverbios. Posteriores
indicaciones (como en Lucas 11:49) apuntan a que se tenían estas
palabras como pronunciadas por la Sabiduría de Dios personificada
(ver segundo artículo), y que los predicadores de Q se veían
a ellos mismos como sus representantes. El siguiente estrato de Q (llamado
Q2) ha sido designado "profético" e incluso apocalíptico.
En estos dichos la comunidad fustiga la hostilidad y el rechazo que había
recibido por parte del la mayoría del establecimiento religioso.
En contraste con el gentil y considerado tono de Q1, Q2 contiene cáusticas
denuncias contra los Fariseos, una llamada de juicio celestial sobre pueblos
completos. Hace entrada la figura del Hijo del Hombre, uno que llegará
al tiempo del Fin para juzgar el mundo en fuego; probablemente él
es el resultado de la reflexión sobre la figura de Daniel 7. Aquí
encontramos por primera vez a Juan el Bautista, una especie de mentor o
precursor para los predicadores de Q. Fechar a Q es dificil, pero yo sugeriría
que esta segunda etapa cae un poco antes de la Guerra Judía.
Hay buena razón para concluir que incluso en esta etapa no había
Jesús en el pensamiento de la comunidad de Q. Esto significa que
la sabiduría y los dichos proféticos en su forma original
no habrían contenido mención de un Jesús como fuente
o proclamador de éstos. Ellos eran pronuciamientos de la comunidad
misma y sus enseñanzas tradicionales, vistas como inspiradas por
la Sabiduría de Dios. Mientras que Mateo y Lucas a menudo muestran
una redacción o una idea sobre un núcleo de un dicho dado,
cuando ellos rodean esto con líneas y contextos de preparación
que involucran a Jesús, cada evangelista ofrece algo muy diferente.
(Compare Lucas 17:5-6 con Mateo 17:19-20). Ni siquiera los dichos apocalípticos
del Hijo del Hombre (acerca de su futura venida) se identifican con Jesús,
que es la razón por la cual, cuando ellos fueron puestos en su boca
más tarde, Jesús suena como si estuviera hablando de
alguien más.
El dicho que ahora se encuentra en Lucas 16:16 es especialmente
revelador: "Hasta Juan (el Bautista) estaba la Ley y los profetas (i.e.
la escritura); desde entonces, está la buena nueva del reino de
Dios". Como mucha parte de Q, esto se reconoce como un producto de la propia
experiencia y tiempo de la comunidad (i.e. no yendo hacia atrás
hasta Jesús), y aún no había sido trabajada ninguna
referencia a Jesús mismo en esta imagen del cambio desde lo antiguo
a lo nuevo. Lucas 11:49 también abandona al Hijo del Hombre cuando
habla de aquéllos a quienes la Sabiduría prometió
enviar.
Los más grandes especialistas en Q, como John Kloppenborg, reconocen
que en sus diversas etapas, Q ha sufrido una redacción considerable
(edición, adición y reordenamiento de material para crear
una totalidad unificada con unos temas y una teología identificables).
Pero su análisis de Q3, el estrato que ellos llaman la "revisión
final", no va lo suficientemente lejos. Porque fué únicamente
en esta etapa, yo arguiría, que se introdujo un Jesús histórico,
una figura que era ya concebida como el fundador de la comunidad. Cierto
material pasado habría sido reescrito y todo habría sido
atribuído a este Jesús, incluyendo dos "milagros" de sanación
que habían sido parte de la actividad de los mismos predicadores
de Q. Para las enseñanzas, probablemente no se suministró
más que un "Jesús dijo", que es la razón por la cual
Mateo y Lucas tenían que inventar sus propias situaciones. (Este
tipo de adición esquelética es lo que encontramos en el Evangelio
Gnóstico de Tomás que se cree que empezó como un retoño
de una etapa temprana de Q). Este nuevo Jesús se posiciona como
superior a Juan, el cual sirve ahora como su heraldo. En este estado algo
más posterior, él es identificado con el esperado Hijo del
Hombre. En la más tardía etapa de Q encontramos los motivos
de la biografía y una tendencia a divinizar a éste Jesús.
La historia de la Tentación (Lucas 4:1-13) pertenece a este estrato..
¿Cómo se pudo formular dicho fundador en la mentalidad
de Q si carecía de antecendentes históricos? Todas las sociedades
sectarias tienden a leer el presente en el pasado; ellos personifican sus
propias actividades en grandes eventos de fundación y en heroicos
progenitores. La existencia misma de la colección de dichos, el
producto de la comunidadque evolucionaba, habrían invitado a atribuirla
a una figura autoritaria y originadora específica. Dicho registro
fijado en un pasado glorificado se conoce como un "documento de fundación",
un fenómeno universal de las expresiones sectarias (La invención
de Guillermo Tell, una figura inexistente, como el fundador de la confederación
Suiza, es un famoso ejemplo de este proceso, aunque aquí estamos
tratando con un contexto nacionalista en vez de uno estrictamente sectario.)
También sospecho que la existencia de una secta rival afirmando
que Juan el Bautista era su fundador pudo haber inducido a la comunidad
Q a desarrollar uno de los suyos, uno proselizado como superior a Juan.
Es ciertamente curioso, en vista de la imagen presentada por los evangelios,
el que pudiera haber habido alguna vez una inquietud en la mente alguien
acerca de quién era el más greande, Jesús o Juan,
pero Q3 tenía que tratar este punto en particular (ver Lucas 7:18-35).
Una explicación adicional para el desarrollo de este fundador
se sugiere por el mismo Q. La figura de la Sabiduría celestial (Sophia),
una vez que se ve trabajando a través de la comunidad, parece haber
evolucionado en la figura de su enviado, uno que había empezado
el movimiento y pronunciado sus dichos. Loa mitos acerca de la Sabiduría
viniendo al mundo habían perdurado en el pensamiento Judío
y habrían jugado un papel aquí. Lucas 7:35 llama a Jesús
un hijo de la Sabiduría, y Mateo en su uso de Q refleja una actitud
que evoluciona evoluciona hacia Jesús precisamente como la encarnación
de la Sabiduría misma. Muchos de los dichos de Jesús en Q
se reconocen como dichos reformados de la Sabiduría.
A este fundador, Q le da el nombre "Jesús", un concepto actual
en todos los circulos sectarios Judíos (ver el segundo artículo).
En este estado tardío de Q, debe haber habido algunas influencias
de entrecruzamiento desde otros círculos de "Jesús", aunque
descubrir dichas influencias es una tarea conjetural. (Los desarrollos
históricos reales) tienden a ser más sutiles y complejos
que cualquier presentación académica de ellos en papel, especialmente
20 siglos después del hecho). Es significante que Q nunca usa el
término Cristo, porque dicho fundador no hubiera sido considerado
en esta etapa como el Mesías.
La sabia y sutil enseñanza de Q1, los apocalípticos truenos
de perdición de Q2, el Hijo del Hombre del Tiempo del Fin, el "Hijo"
que surge tardíamente en el desarrollo de Q , todo constituye una
mezcla bizarra, no la menor porque todo viene en capas secuenciales. (Si
se suponen auténticos, ¿en qué limbo estaban almacenados
los dichos de Q2 hasta que la comunidad estaba lista para ellos? Estos
no aparecen en ninguna otra parte.) Sólo una inclusión tardía
de todos estos elementos dispares bajo una figura artificial, en una etapa
en la cual el pasado de la comunidad estuviera suficientemente nublada
(debido en parte a las interrupciones causadas por los disturbios de la
guerra Judía), puede explicar el proceso.
Pero la característica más diciente del Jesús de
Q ha probado ser la más inquietante, porque ¡parece no tener
relación con el Jesús de Pablo! Los académicos continúan
danzando alrededor del hecho de que Q no contiene el concepto de un Jesús
sufriente, una divinidad que ha sufrido la muerte y la resurrección
como un acto redentor. Q puede hacer de la muerte de profetas un tema central
(e.g. Lucas 11:49-51) y aún así ¡nunca referirse a
la propia crucifixión de Jesús! Sus parábolas no contienen
una sugerencia al asesinato del Hijo de Dios. Q no exhala un suspiro acerca
de la resurrección,. Jesús no hace profecías de su
propia muerte y elevación, como lo hace en otras partes de los evangelios.
Note que en un pasaje de Q en Lucas 17, el evangelista tiene que insertar
en la boca de Jesús una profecía de su propia muerte (verso
25); ésta no está en el uso que hace Mateo del mismo pasaje
(24:23f). Más asombroso que todo, ¡el Jesús de Q no
tenía un significado obvio para la salvación! Los académicos
admiten que aparte de los beneficios obtenidos de las enseñanzas
mismas, no hay soteriología en Q; ciertamente no hay nada acerca
de una muerte para la redención de los pecado. El "Hijo que conoce
al Padre" (Lucas 10:22, una reformulación tardía de un dicho
primitivo de la Sabiduría) funciona como un mediador de la revelación
-simplemente personificando lo que la misma comunidad Q hace. (De forma
similar, un retoño de Q, el Evangelio de Tomás, está
vacío de cualquier referencia a la muerte y resurrección
de Jesús.)
Si el fundador de la secta había sido asesinado por los líderes
Judíos, si la totalidad del movimiento cristiano había empezado
de su muerte y resurrección desde la tumba, es inconcebible que
Q no lo habiera dicho. Por ejemplo, en Lucas 13:34-5 Jesús está
profetizando. Justo acabando de escribir que Jerusalén es la ciudad
que asesina los profetas que le envían, ¿ cómo se
pudo haber resistido el compilador de Q a poner una referencia al mayor
asesinato de todos? Así como el dicho de Lucas 14:27 acerca de discípulos
"tomando su cruz" y siguiendo a Jesús, éste es reconocido
como una expresión Cínico-Estoica, también posiblemente
de los Zelotes Judíos, no una referencia a la propia cruz de Jesús.
D. Seeley resume la situación: "Ni en un solo pasaje se menciona
la muerte de Jesús. Dicha referencia debe ser asumida". Seeley empieza
a construir un argumento basado en esta suposición, que es una ilustración
clásica de cómo procede gran parte de la investigación
Neotestamentaria.
¿Cómo se explica esta radical divergencia entre Pablo
y Q? Los académicos dicen que esta muestra la diferencia en las
respuestas al hombre Jesús de Nazareth por parte de círculos
diferentes. Pero se hunden cuando tratan de racionalizar cómo pudo
haber sido posible tan extraño fenómeno. Más aún,
los documentos revelan muchas más que sólo dos"respuestas".
Estamos a punto de creer que la cristiandad primitiva era frenéticamente
esquizofrénica. Primero, Pablo y otros escritores de epístolas
abandonan todo interés en la vida e identidad terrenal de Jesús,
convirtiéndolo en un Cristo Cósmico que ha creado el mundo
y lo ha redimido por su muerte y resurrección. La comunidad Q, de
otro lado, decide ignorar la muerte y resurrección y preserva las
enseñanzas terenales de Jesús, un predicador del advenimiento
del fin del mundo. Entre estos dos polos yacen otras concepciones incongruentes.
En el estrato más primitivo del evangelio de Juan, Jesús
es el mítico Redentor Descendente y Ascendente del cielo, que salva
siendo el revelador de Dios; más tarde es igualado con el Logos
griego. Jesús es el Altísimo Sacerdote celestial de la Epístola
a los Hebreos, el no sufriente sirviente intermediario de la Didaché,
la mística Sabiduría-Mesías de las Odas de Salomón.
Pablo alude a grupos divergentes en lugares como Corinto, quienes "predican
otro Jesús". En las diversas corrientes del Gnosticismo, Jesús
(o Cristo) es una parte mítica del pleroma celestial del Dios principal,
a veces un revelador similar al de Juan, a veces apareciendo bajo otros
nombres como Derdekeas o el Tercer Iluminador. (El Jesús Gnóstico
finalmente interactuó con ideas más ortodoxas y absorbió
la nueva figura histórica en sí mismo.) ¿ Pero todo
esto de un criminal crucificado? ¿De algún ser humano?
Una solución mucho más sensata sería que todas
estas expresiones de la idea de "Jesús" y "Cristo" eran destilaciones
separadas de los conceptos que estaban flotando en las corrientes religiosas
de la época ( como se bosquejó en el segundo artículo).
Los académicos admiten ahora que "Los comienzos del cristianismo
fueron excepcionalmente diversos, variaron dramáticamente de región
a región, y eran dominados por individuos y grupos cuya práctica
y teología sería denunciada como "herética"." (Ron
Cameron resumiendo a Walter Bauer). Sólo intereses confesionales
continuarían insistiendo que dicha diversidad -la mayoría
de ella descoordinada y competitiva- explotó súbitamente
de un humilde predicador Judío y de un único movimiento misionero.
(Nota: Más de ésto en el Post scriptum).
Fué inevitable que estas variadas expresiones gravitaran unas
alrededor de las otras. En algún momento al final del primer siglo,
dentro de un entorno predominantemente Gentil, probablemente en Siria,
algún erudito o un círculo de cristianos combinaron el Jesús
de Q con el mítico Jesús sufriente del tipo de culto Crístico
Paulino. El resultado fué "Marcos". Marcos parece haber trabajado
partiendo de tradiciones orales o de tradiciones Q incompletas, porque
su Evangelio falla en incluir las grandes enseñanzas de Jesús
y los pronunciamientos proféticos que Mateo y Lucas han heredado.
(La relación entre Marcos y Q es uno de los problemas más
espinosos en la investigación del Nuevo Testamento.)
¿Qué hizo Marcos? El manufacturó un ministerio
que se trasladó de Galilea a Jerusalén, ahora el sitio de
muerte de Jesús.Virtuamente reinventó los Apóstoles
de figuras primitivas en el movimiento Cristiano para ese entonces ya legendarias,
los cuales sirvieron principalmente para propósitos instructivos.
Trajo a la órbita de Jesús todas las figuras y conceptos
que flotaban acerca de ésto en el ambiente cristiano, como Hijo
de Dios, Mesías, Hijo de David, el apocalíptico Hijo del
Hombre.
Más aún, él tuvo que elaborar la historia de la
pasión de Jesús. Algunos (como J.D. Crossan) sugieren que
Marcos usó una adaptación anterior, más primitiva
del juicio y ejecución de Jesús, una que más tarde
también usó Juan. Otros (como Burton Mack) piensan que todos
los famosos elementos de nuestra historia de la pasión son invenciones
puramente Marcanas: la escena en Getsemaní, Judas el traidor, la
negación de Pedro, los detalles reales del juicio y crucificción
de Jesús, la historia de la tumba vacía.
Es casi seguro que antes de Marcos e independientemente de Q ya había
ocurrido alguna "historización" del Cristo espiritual en las actividades
de estudio y predicación cristianas. En los círculos del
Cristo cúltico habría operado una tendencia similar de crear
un pasado de fundación idealizado como se vió en Q. El proclamado
fué evolucionando en el Proclamador. Jesús el que era predicado,
se convirtió en Jesús el que predicaba y los evangelios finalmente
funcionaron como el "documento de fundación" del cristianismo como
totalidad. Algunas ideas iniciales en esta dirección, como el nombre
de la "mujer" de Pablo y el período de la vida de Jesús,
encuentran su camino hasta Ignacio, aún sin un evangelio escrito,
aunque él y 1 Juan (escrita probablement en los 90) mustran que
muchos estaban objetando la nueva y radical idea de que "Jesús Cristo
había venido en la carne" (1 Jn. 4:1ss). ¿ Y cuál
fué el motor de este impulso, la fuente de información acerca
del nuevo Jesús histórico? Lo podemos ver en los mismos evangelios:
Las escrituras Judías.
Primero, algunas observaciones generales. Los eruditos han reconocido
desde hace mucho que los Evangelios están hechos de unidades más
pequeñas, del tipo de las encontradas en Q: dichos individuales
o conjuntos de dichos, anécdotas de milagros, historias controversiales.
Ellas han sido encadenadas como "cuentas en una cadena" con material de
relleno adicionado, detalles narrativos para comunicar cierto tipo de impresión
secuencial: Jesús fue allí, luego fue allá. Alguien
entra en escena y hace una pregunta para que Jesús pueda dar la
respuesta. Se pensaba que las unidades separadas eran piezas fiables de
tradición que habían pasado a través de transmisión
oral, muchas yendo atrás hasta Jesús mismo, otras formuladas
dentro de la iglesia primitiva en repuesta a él. Pero gradualmente
se entendió que los evangelistas habían alterado o le dieron
sustancia a estas unidades en formas que servían a sus propios propósitos
editoriales y teológicos; muchos simplemente las escribieron ellos
mismos. No puede haber garantía de que algo de ésto pueda
venir originarse en Jesús.
Como vimos en Q, muchos de los dichos eran máximas morales y
parábolas populares Helénicas y Judías; algunas salieron
de la enseñanza de la sabiduría Judía. Las historias
controversiales y las instrucciones para el discipulado reflejaban la condición
de las comunidades cristianas tardías. Las "palabras del Señor"
de Pablo (ver primer artículo) representan un tipo de predicación
común a los profetas del cristianismo primitivo: comunicaciónes
inspiradas del Cristo Espitual en el cielo. Éstas habrían
sido preservadas y finalmente entraron en los evangelios como pronunciadas
por un Jesús histórico. Eran comunes en el mundo antiguo
las recopilaciones de historias milagrosas atribuídas a famosos
filósofos y taumaturgos, incluso a deidades como el dios sanador
Asclepio e Isis. Muy a menudo, los mismos profetas Cristianos eran sanadores
y taumaturgos cuyos prodigios se convertirían más tarde en
los de Jesús.
Ahora se reconoce que los evangelios son escritos absolutamente sectarios.
Estos eran una respuesta a la "condición de vida" de los grupos
que los produjeron, que servía a sus necesidades. Estos crearon
un pasado sagrado para la fé, uno que se remitía a una fundación
divina. Ofrecieron una defensa contra ataques externos. Legitimaron las
creencias de la comunidad y sancionaron sus prácticas. Por ejemplo,
el tópico candente de la asociación y la membresía
legal, de si los Judíos podían mezclarse con los gentiles,
de si los ritualmente puros podían comer alimentos con los impuros,
se resolvió representando a Jesús haciendo una condenación
sobre los Fariseos por su obsesión con la pureza, representándolo
como alguien que había convivido con los rechazados y los Gentiles.
El tópico de si la Ley Judía aún se aplicaba se trató
representando a Jesús legislando sobre ella y así sucesivamente.
Es fácil ver cómo dichos intereses sectarios, cuando fueron
involucradas varias comunidades diferentes y épocas diferentes,
conducirían a las muchas contradicciones que hallamos en las acciones
y pronunciamientos de Jesús entre uno y otro evangelio.
¿ Los evangelistas se veían a sí mismos haciendo
historia? La práctica indiscriminada de alterar crónicas
más primitivas, reordenando los detalles del Ministerio de Jesús,
cambiando las mismas palabras del Señor en persona, sugeriría
otra cosa. Ahora es un principio el que los evangelios son documentos de
fé; los evangelistas no tenían la menor intención
de búsqueda histórica como la conocemos.
Más bien, ellos estaban enzarzados en una especie de midrash.
El Midrash era una antigua práctica Judía de interpretar
y aumentar pasajes individuales o combinaciones de ellos, extraídos
de la Biblia, para extraer nuevos significados y relevancia para ir más
allá de las palabras superficiales. Una forma de hacer esto era
incluirlos en nuevas historias con contextos actuales. En las mentes de
los evangelistas, los evangelios exponían nuevas verdades espirituales
por medio de una reedición de la escritura. Así, muchas historias
del Nuevo Testamento son simplemente recomposiciones de historias registradas
en el Antiguo Testamento. Por ejemplo, Jesús fué personificado
en historias tales como las de Moisés, presentándolo como
el Nuevo Moisés para las épocas contemporáneas. Al
mismo tiempo, considerando a Q, es muy posible que los escritores como
Marcos vieran su trabajo como algo que apuntaba a historia real, a una
figura anunciada en precedentes escriturales. En cualquier caso, los Gentiles
que no entendían las raíces Judías de dichos evangelios
prontamente los empezaron a ver como registros puramente fácticos
y en vez de entenderla como su fuente, la escritura comenzó a entenderse
como la profecía de dichos eventos "reales".
Justo como anteriormente la escritura había suministrado una
imagen del Cristo mítico de Pablo, estas mismas escrituras (usando
pasajes sacados de contexto y sin nada que ver con su sentido original)
suministraron ahora el entorno y los detalles de una reciente vida terrenal
de Jesús. Marcos culminó un proceso ya casi listo y adicionó
aquellos elementos "biográficos" que encontró en las tradiciones
de Q. De dichos componentes, con la Biblia abierta ante él, diseñó
su historia del ministerio y pasión de Jesús.
Jesús tenía que haber ejecutado milagros porque se esperaba
que esto sucediera en los días que precedían al Reino. Por
ejemplo, Isaías 35:5-6 dice: "Entonces los ojos del ciego serán
abiertos y los oídos del sordo se destaparán; entonces el
inválido saltará como un ciervo y la lengua del mudo cantará
de Júbilo".
Así, Jesús hizo caminar al paralítico y al ciego,
ver. Se esperaba incluso que el Mesías levantara a los muertos.
Los detalles de muchas de las historias milagrosas están modelados
en los milagros ejecutados por Elías y Eliseo en 1 y 2 Reyes.
Tanto Mateo como Lucas colocan el nacimiento de Jesús en Belén
porque el profeta Miqueas (5:2) había declarado que éste
sería el lugar de nacimiento del futuro legislador de Israel. Aparte
de eso, las historias de la Natividad de los dos evangelistas no concuerdan
virtualmente en nada. El Midrash escritural puede ser una cosa muy irregular
y aleatoria.
El recuento evangélico del juicio y muerte de Jesús muestra
la más fuerte dependencia en la escritura. Virtualmente cada elemento
de la historia de la pasión de Marcos, comenzando con la entrada
de Jesús en Jerusalén, se basa en pasajes Bíblicos.
He aquí algunos ejemplos:
El profeta Oseas (9:15): "Por sus hechos inicuos los expulsaré
de mi casa". Más Zacarías (14:21): "Ningún mercader
se verá en la casa del Señor." Jesús expulsa los comerciantes
del Templo.
Salmos 42:5: "Cuán profundo estoy hundido en la miseria, lamentandome
de mi dolor." Jesús en el Jardín de Getsemaní.
Salmos 41:9: "Incluso el amigo en quién creí, que comió
en mi mesa, se regocija en mi infortunio." La traición de Judas.
Conflictos con el establecimiento Judío habría suministrado
fuerte motivación para traer a colación la figura de Judas
para representar todos los Judíos hostiles y no creyentes.
Isaías 53:12: "Y fué contado con los criminales." Jesús
es crucificado entre dos ladrones.
Salmo 22:18: "Ellos dividieron entre sí mis vestiduras, y se
sortean mi túnica." Los soldados apuestan la ropa de Jesús
a los pies de la Cruz.
La deserción de los Apóstoles, las acusaciones falsas
en el Juicio de Jesús, la corona de espinas, el trago de Hiel y
vinagre, el oscurecimiento al mediodía: estos y otros detalles tienen
sus contrapartes en los escritos sagrados. La misma idea de que Jesús
fué crucificado (incluso en la fase de creencia mítica) habría
venido de pasajes como Isaías 53:5: "Fué traspasado por nuestras
transgresiones", y Salmo 22:16: "Han traspasadomis manos y mis pies". La
situación de la muerte de Jesús en el tiempo de Herodes y
Pilato fué parcialmente una respuesta a los versos de introducción
del Salmo 2.
Pero la historia de Jesús reside en la escritura más que
en una recopilación de pasajes aislados. El concepto total de la
Pasión, Muerte y Resurrección ha emergido de un tema incorporado
una y otra vez en anécdotas a lo largo de toda la Biblia Hebrea
y en escritos relacionados. Esta es la historia que los eruditos han caracterizado
como El Sufrimiento y la Justificación del Justo Inocente. La encontramos
en la historia de José en Génesis; en Isaías 53 con
su Esclavo Sufriente; en Tobías, Ester, Daniel, 2 y 3 Macabeos,
Susana, la historia de Ahiqar, la Sabiduría de Salomón. Todas
cuentan la historia de un hombre justo falsamente acusado, quien sufre,
es convicto, condenado a la muerte, rescatado al último momento
y elevado a una alta posición, o, en la literatura más tardía,
exaltado después de la muerte. Es la historia de cómo los
Judíos se vieron a ellos mismos: los piadosos perseguidos por los
poderosos, la gente de Dios subyugada por los impíos. Fué
una imagen facilmente absorbida por la secta Cristiana.
La historia de Jesús sigue este mismo patrón: llevando
el verdadero mensaje de Dios, sufrió en fiel silencio, fue hecho
convicto aunque era inocente para ser finalmente reivindicado y exaltado
a la gloria y presencia de Dios. El rol redentor de Jesús era un
paradigma por el tema Judío recurrente del sufrimiento, reparación
y predestinada exaltación, introducida en una potente mezcla con
el Hijo (Logos) Helenístico y las filosofías de dioses salvadores.
El cristianismo emergió como una genuina síntesis de las
ideas religiosas dominantes del mundo antiguo, y fijó el curso de
la fé occidental por los siguientes dos milenios.