Pablo de Tarso, ¿fundador del cristianismo?

JUAN JOSÉ TAMAYO


Teólogo.



P
ablo de Tarso es, junto con Jesús de Nazaret, la figura más relevante de los orígenes del cristianismo y, sin duda, una de las más controvertidas. Hechos de los Apóstoles lo presentan como testigo de Jesucristo entre los gentiles. Marción le reconoce como el inspirador de la religión del amor. Los judeo-cristianos tradicionalistas vieron en él el pregonero de un falso evangelio. Los gnósticos cristianos del siglo lo convirtieron en su portavoz. Los ebionitas, en el polo opuesto, le consideraban el primer hereje del cristianismo. La controversia ha continuado en los siglos posteriores. El fundador de la escuela "crítica" de Tubinga F.-Ch. von Baur le definía como antagonista de Pedro y defensor de una concepción universalista de la nueva religión frente al particularismo de los apóstoles de Jerusalén. Para Nietzsche era el verdadero fundador del cristianismo. Wedre se mostraba un poco más parco y le presentaba como el segundo fundador de la religión cristiana. Alain Badiou lo considera un activista político con estrategias interesadas y un pensador-poeta del acontecimiento.

Pablo sigue siendo hoy objeto de estudios e investigaciones interdisciplinares con aportaciones siempre nuevas. Giuseppe Barbaglio reconoce las diferencias profundas entre Jesús y Pablo y entre sus respectivas doctrinas. Pablo, afirma, depende muy poco de predicación de Jesús. Pablo de Tarso y los orígenes del cristianismo (Sígueme, Salamanca, 1989). El Pablo de Alain Badiou es el fundador de la universalidad de la verdad a partir del acontecimiento y el refundador de una teoría del sujeto (San Pablo y la fundación del universalismo, Anthropos, Barcelona, 1999). Jacob Taubes intenta recuperar al Pablo judío. La crítica radical que hace el Apóstol de la ley, más que una polémica cristiana contra el judaísmo, constituye un potencial de liberación de éste. Frente al dominio universal del Imperio romano y a la unidad étnica del pueblo judío, Pablo propone un tercer modelo: la Nueva Alianza social, la eclesia en devenir. (La teología política de Pablo, Trotta, Madrid, 2007).

El choque entre el cristianismo de Pablo y el Imperio romano constituye el centro de la reflexión de En busca de Pablo de Jonathan L. Reed y John D. Crossan (Verbo Divino, Estella, 2006). François Vouga recurre al género literario de las "confesiones" para acercarnos a la actividad misionera, a la historia personal y al itinerario intelectual de Pablo (Yo, Pablo. Las confesiones del Apóstol, Sal Terrae, Santander, 2007). Leyendo estas confesiones se redescubren las facetas más importantes de la personalidad de Pablo: la originalidad de su pensamiento, la defensa apasionada y razonada de sus ideas, la novedad del mensaje cristiano como fuerza de liberación, la insobornable defensa de la libertad, la creación de una amplia red de comunidades por la cuenca mediterránea... A partir de las cartas auténticas Senén Vidal hace una reconstrucción de la historia de Pablo en sus tres etapas: sus orígenes en el judaísmo helenista, su actividad misionera dependiente de las comunidades cristianas helenistas de Damasco y de Antioquía, y la misión autónoma que termina con su muerte violenta en Roma probablemente el año 58 (Pablo. De Tarso a Roma, Sal Terrae, Santander, 2007). Pablo fue un actor cualificado de la primera generación del cristianismo y la figura más representativa del cristianismo helenista.

Todos los autores coinciden en el carácter revolucionario de su mensaje: "Ya no hay judío, ni griego, ni esclavo ni libre, ni hombre ni mujer" (Gál 3,28), que constituye, para Bloch, "la primera Internacional de la igualdad". -


ATRÁS