..Sobre la cuestión de la Soberanía
..Sobre la cuestión de nuestros Primeros Padres
..Sobre la cuestión de la Creación.
..Sobre la cuestión de los Animales Vegetarianos.
..Sobre la cuestión de Caín.
..Sobre la cuestión del Diluvio.
..Sobre la cuestión de la Sangre

Cartas del Hijo Pródigo




Cartas del Hijo Pródigo ha surgido sin apenas planearlo. Una carta publicada en la Red fue la culpable. Tenía que ver con una serie de dudas expresadas por Carlos (expulsado de los Testigos de Jehová) a José Antonio, (anciano de una congregación y amigo de él), poco antes de ser restaurado al grupo.

En ella, Carlos expresaba con todo respeto, una serie de dudas que le habían surgido al leer pasajes de Génesis en los que se planteaba el tema de la Soberanía. ¿Qué hacer en este caso? ¿Callar y aceptar las explicaciones que aparecen en las publicaciones watchtower, o utilizar un mínimo de inteligencia y preguntar con lógica sobre algo que no se entiende?

Carlos se atrevió a escribir a su amigo José Antonio aún sabiendo que no iba a recibir respuesta. Estaba expulsado y un expulsado no tiene derecho a inquirir a sus anteriores compañeros sobre alguna inquietud o duda que surja. Primero, tiene que ser restablecido a la congregación, y después, si procede, preguntar. Pero Carlos no podía esperar, sus dudas le carcomían por dentro.

Nuestro 'Carlos', después de esta primera carta, emprendió la ardua tarea de leer con detenimiento los once primeros capítulos de Génesis, y aplicando unas simples reglas de lógica, fue anotando todos los detalles que no entendía, o que consideraba inerrancias, anacronismos o meros simbolismos sin respaldo histórico. Sabía que en los primeros capítulos de Génesis está la génesis de todas las creencias que la mayoría de las religiones profesan. De hecho, los Testigos de Jehová, en su manual denominado Perspicacia, tomo I, pág. 1017-1018 llegan a afirmar que "el libro de Génesis nos informa acerca de cómo llegó a existir el universo. Describe en términos realistas el milagro de la creación, sin que esto oscurezca el propósito principal del libro. En ello difiere de los relatos de la creación de pueblos paganos, que hacen del milagro creativo el tema central de la explicación, cayendo en el absurdo y en obvias mentiras a fin de realzarlo. En Génesis se explican los diversos aspectos de la creación y el propósito de Dios al crear al hombre, así como la relación del hombre con Dios y con la creación animal. Explica el porqué de la muerte y de los problemas posteriores que experimentaría el género humano, así como la esperanza de liberación. Muestra que la humanidad desciende de un hombre, Adán, quien por su pecado sacrificó el derecho a la vida para su posteridad, y, en consecuencia, nos permite entender cómo el rescate sacrificatorio de un solo hombre, Jesucristo, podía tener valor expiatorio por los pecados de toda la humanidad. Además, nos muestra cómo la simbólica serpiente, Satanás el Diablo, puso en tela de juicio la legitimidad de la soberanía de Dios. También garantiza que Satanás será destruido y la humanidad liberada de su opresión. Ya en el período postdiluviano, explica el origen de Babilonia y, por ende, de la religión falsa, una explicación que contribuye al esclarecimiento de la identidad de Babilonia la Grande, mencionada en el libro de Revelación."

Por tanto, cualquier desliz en esos capítulos tendría repercusiones en el entero entendimiento que se tiene sobre Dios, sobre la Biblia, y sobre las religiones: su función, su lógica, la vida presente y futura y la forma cómo tenemos que actuar en nuestro entorno.

El espíritu con que contemplar esa visión tenía que ser como la del Hijo Pródigo, aquél que se fue para probar de todo, pero que después quiere volver al refugio de su familia, al calor de su hogar. El espíritu que refleja la propia parábola que dice:

«Entonces dijo: “Cierto hombre tenía dos hijos. Y el más joven de ellos dijo a su padre: ‘Padre, dame la parte que me corresponde de la hacienda’. Entonces él les dividió su medio de vivir. Más tarde, no muchos días después, el hijo más joven recogió todas las cosas y viajó al extranjero a un país distante, y allí malgastó su hacienda viviendo una vida disoluta. Cuando lo hubo gastado todo, ocurrió un hambre severa por todo aquel país, y él comenzó a padecer necesidad. Hasta fue y se acogió a uno de los ciudadanos de aquel país, y este lo envió a sus campos a guardar cerdos. Y deseaba saciarse de las algarrobas que comían los cerdos, y nadie le daba [nada].
”Cuando recobró el juicio, dijo: ‘¡Cuántos asalariados de mi padre tienen pan en abundancia, mientras yo aquí perezco de hambre! Me levantaré y haré el viaje a donde mi padre, y le diré: “Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados”’. De modo que se levantó y fue a donde su padre. Mientras él estaba todavía lejos, su padre alcanzó a verlo, y se enterneció, y corrió y se le echó sobre el cuello y lo besó tiernamente. Entonces el hijo le dijo: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado hijo tuyo. Hazme como uno de tus asalariados’. Pero el padre dijo a sus esclavos: ‘¡Pronto!, saquen una ropa larga, la mejor, y vístanlo con ella, y pónganle un anillo en la mano y sandalias en los pies. Y traigan el torillo cebado, degüéllenlo, y comamos y gocemos, porque este hijo mío estaba muerto y volvió a vivir; estaba perdido y fue hallado’. Y comenzaron a gozar.
”Pues bien, su hijo mayor estaba en el campo; y a medida que venía y se acercaba a la casa oyó un concierto de música y danzas. De modo que llamó a sí a uno de los sirvientes e inquirió qué significaban estas cosas. Él le dijo: ‘Tu hermano ha venido, y tu padre degolló el torillo cebado, porque lo recobró en buena salud’. Pero él se airó, y no quiso entrar. Entonces su padre salió y se puso a suplicarle. En respuesta, él dijo a su padre: ‘Hace ya tantos años que he trabajado para ti como un esclavo, y ni una sola vez transgredí tu mandamiento, y, no obstante, a mí ni una sola vez me diste un cabrito para que gozara con mis amigos. Pero tan pronto como llegó este hijo tuyo que se comió tu medio de vivir con las rameras, le degollaste el torillo cebado’. Entonces él le dijo: ‘Hijo, tú siempre has estado conmigo, y todas las cosas que son mías son tuyas; pero simplemente teníamos que gozar y tener regocijo, porque este hermano tuyo estaba muerto y llegó a vivir, y estaba perdido y fue hallado’”».

Lucas 15:11-32

¡Y ahí surgió la idea! Las 'Cartas del Hijo Pródigo' se iban a convertir en un libro, donde se reflejaran todas las inquietudes, preguntas y descubrimientos que generan unos relatos, al tratar de explicar los orígenes y el destino del hombre.

Y en ello estamos. Poco a poco iremos publicando en esta Web los capítulos terminados hasta su finalización.

Espero que disfruten con Carlos en su proceso de investigación y exposición de conjeturas.