DUDAS DE UN DISCÍPULO
“Porque vendrán muchos en mi nombre,
diciendo: Yo soy el Cristo; y a muchos engañarán”. (Mateo 24:5)
Señor, hoy vengo
a ti porque tengo muchas dudas en mi cabeza. Queriendo andar en tu camino he
vagado por muchos diferentes caminos. Analizando los problemas que a diario se
ven en lo político, social y religioso me he sentido intrigado y confundido al
mismo tiempo; porque a pesar de que en todos estos grupos hoy muchos líderes y
cantidades de escritos y mensajes a través de todos los medios de comunicación que
intentan solucionar los problemas que hoy nos afectan a todos los niveles, en
ves de mejorar o apaciguarlos, tenemos una sociedad que cada día se vuelve más y
más corrupta e insegura. Buscando respuestas y soluciones a todos estos
problemas me he concentrado en las diferentes religiones que hoy llenan el
mundo, las cuales aseguran tener soluciones seguras y eternas a nuestra terrible
problemática. Pero he tropezado con el problema de que mis hermanos aquí en la
tierra me presentan muchos caminos diferentes para llegar a ti y no puedo ver en
ellas a un Cristo unificado. Cada iglesia o religión tiene su propio conjunto de
normas y códigos que conjuntamente con su interpretación de Las Escrituras son,
según ellos, el único camino para la salvación de mi alma; y para reforzar sus
doctrinas me buscan textos bíblicos que según su entendimiento o armazón
doctrinal de su iglesia, apoyan lo que ellos me dicen. Esta misma temática es
utilizada por todas las denominaciones de hoy en día. Y se identifican diciendo
yo soy católico, yo soy testigo, judío, mormón, evangélico, ortodoxo, luterano,
metafísico, órfelo, adventista,
cuáquero, etc.
También he leído y visto en los
noticieros que ya son miles las religiones y sectas que hay en nuestro mundo;
esto sin contar las no oficializadas, y las que por su poca membresía, lejanía o
clandestinidad no son conocidas por la mayoría de la gente. “Para que ya no
seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por
estratagemas de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del
error”. (Efesios 4:14) Leyendo la primera carta del apóstol Pablo a la iglesia
de Corinto (1 Corintios 1:10-17) he encontrado esta misma situación en esta
iglesia primitiva. En ella también había muchos hermanos que predicaban
doctrinas de grupismos; pretendían dividir a Cristo con sus creencias e
inclinaciones por sus maestros o apóstoles preferidos. Unos decían: 'somos de
Pablo', otros: 'somos de Céfas, Juan, Pedro, Gayo, Crispo, Apolos', etc.
Al seguir
analizando y escudriñando este tópico puedo darme cuenta que al igual que en
estos tiempos modernos, era un error de muchos en la iglesia de Corinto de
pretender que Cristo está dividido o de que pueda progresar un reino que no está
unido. El apóstol Pablo vio la necesidad de escribir esta carta correctiva a
esta iglesia, antes de que estos errores causaran estragos en el pueblo de Dios.
Este mal estaba haciendo mucho daño en lo interno de esta iglesia primitiva, e
impedía que los no creyentes llegaran a los pies del Señor por causa de las
continuas disputas. Hoy las iglesias te predican casi todas a Cristo, pero
también te predican que si tu no perteneces a su religión, aunque tú vayas
aferrado de la mano de Jesús y tu fe mueva montañas, para ellos tu no eres un
verdadero cristiano; porque para la mayoría de los creyentes de nuestros días el
arrepentirse significa e implica que tu te bautices e ingreses en la religión de
quien en ese momento te predica. Te predican un mensaje de temor y juicio que
hace que los de poco conocimiento bíblico y débiles en la fe caigan en sus
redes, y si acaso tu no aceptas su verdad, te juzgan, te condenan y te catalogan
como impío y falto de humildad. Pero la humildad no obliga a nadie a soslayarse
bajo cualquier doctrina o iglesia que se diga verdadera sin antes probar su
veracidad. Toda denominación es rápida y humilde para reconocer y aceptar los
errores que cometió en el pasado, pero ninguna acepta las fallas presentes. Así
todas se nos presentan como la verdad absoluta, poniendo todas las demás como
falsas o imperfectas. Se consideran cada cual ser la última Coca Cola en el
desierto.
“Que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus
propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las
fábulas” (2 Timoteo 4:3,4) Podemos ver el afán de cada religión en publicar e
imprimir sus doctrinas y recorrer el mundo con ellas; cual partido político,
libran diariamente muchas batallas doctrinales y religiosas para ganar
prosélitos para sus filas. Basta ya de tantas repeticiones de publicaciones de
doctrinas conocidas desde hace miles de años; es hora ya de poner en práctica
los argumentos de por lo menos el uno por ciento de las publicaciones que hoy
llenan el mundo. Cada religión tiene algún libro o escrito en el que hace un
análisis de las principales creencias o religiones del mundo. En estos tratados,
después de que se presenta a todas las iglesias o religiones analizadas como
falsas o imperfectas, se culmina el libro presentando la iglesia autora de este,
como la verdadera y que no tiene la mínima pizca de error.
Sería bueno, hermano,
que tomes Las Santas Escrituras en tus manos y comiences un estudio constante y
sistemático de la voluntad de Dios para con sus hijos. Lee lo que puedas, en el
momento que puedas, desees y esté tranquilo y receptivo tu espíritu. Trata de
leer solo el texto bíblico como lo hacían todos los cristianos de la antigüedad,
prescinde de cualquier interpretación eclesiástica o comentario bíblico que
influencie tu fe y creencia en acorde con los patrones de alguna denominación, o
de tus raíces religiosas y espirituales. Si el Espíritu del Señor está en ti y
tu Biblia está en tu idioma, tu puedes entender lo que tu alma necesite para
cada momento, aquello que la voluntad de Dios haya dispuesto para ti como
lección de cada día. No es necesario entender toda la simbología profética,
narraciones históricas, doctrinas o temas conflictivos para sentir que se está
en el camino correcto hacia la Canaán Celestial.
Tampoco es indispensable el uso
de patrones de estudios bíblicos, lecturas para cada día del año, ejercicios
matutinos, etc., que aconsejan ministros, pastores y sacerdotes de las
diferentes denominaciones, esto para mantener diariamente programada su
feligresía, con la fuerte influencia de sus interpretaciones grupistas.
Los que siempre leen la Biblia influenciados por interpretaciones y comentarios de sus respectivas
religiones o ministros, muy pocas veces han tenido su propia fe y filosofía, o
convencimiento de lo que es la sana y pura Palabra de Dios y su aplicación
personal. Sus palabras y creencias son solo una copia de las convicciones del
grupo al cual pertenecen o de la persona que los ha doctrinado.
No se como pueden decir muchas personas que tienen una relación personal
con Dios, sin tener convicciones interiores genuinas. En la actualidad la
humanidad se atribula discutiendo y entrando día a día en polémicas sobre temas
aparentemente conflictivos tales como celibato, alimentos, trinidad, día de
reposo, religión verdadera, diezmos, adoraciones, profetas modernos, estado de
los muertos, simbología profética, etc. esta diferencia de opiniones trabaja
cual muro de Berlín entre los creyentes de una y otra religión. Si lo deseas,
empieza leyendo los evangelios, el libro de los Hechos y las cartas de los
apóstoles; ahí aprenderás como funcionaba la iglesia primitiva después de la
llegada del Espíritu Santo. Ahí verás también como nos libera Dios de las
ataduras y yugos de los tradicionistas y religiosos que en todos los tiempos han
tratado de oscurecer, opacar y complicar las simples y sanas doctrinas de
nuestro gran Maestro Jesús. Notarás además que aunque Jesús y sus seguidores
crecieron en las religiones de sus padres, en su madurez física, moral y
espiritual no se identificaron por ningunos de esos errados grupos, al igual que
el Profeta Elías, Isaías, Daniel e incontables seguidores a través de todos los
tiempos. No está incorrecto el comenzar la lectura de la Biblia desde el mismo
Génesis. Haciéndolo así, entrarás a la casa de la Palabra de Dios por la puerta
principal y podrás entender mejor las incontables citas que hacen Jesús y los
apóstoles sobre Las Escrituras, las cuales, en ese tiempo solo estaban formadas
por los libros del Viejo Testamento.
La mayoría de las religiones
han nacido de ideales blancos, inspirados por personas que se han dado cuenta de
los errores de la religión a la que pertenecían, pero después van entrando en
ellas personas que van adulterando, complicando y rigurizando las doctrinas e
ideales con la que se conquistó mucha gente; estos se dedican a comerciar con la
palabra de Dios; se hacen ricos a costa de los padecimientos de Cristo en la
cruz del Calvario; y en cada revisión de sus normas e interpretaciones de Las
Escrituras se alejan cada vez más del verdadero evangelio de Jesucristo. Es
posible que si la lectura de la Biblia no era un hábito en tu vida, al empezar a
leerla con empeño, amar y practicar sus eternos y buenos mensajes, encuentres
muchas personas y familiares que se burlarán de ti y te dirán que eso pone la
gente loca, que si piensas convertirte alguna religión, que la Biblia no se
puede coger a pecho. Estas personas actúan bajo la influencia de espíritus de
perdición. Jesús dijo “Hay de aquellos que hagan tropezar a uno de estos
pequeños que creen en mi”. “.....Y Castigaré a los hombres que reposan
tranquilos, como el vino asentado, los cuales dicen en su corazón: Jehová ni
hará mal ni hará bien” (Sofonías 1:12)
Es muy controversial como hoy las
iglesias se apacientan en las comodidades, coyunturas sociales, preferencias y
lazos políticos. Esto contrasta con la vida de los cristianos de toda la
historia bíblica, que en todo tiempo eran perseguidos y tenían pocos momentos de
tranquilidad; por los continuos acoses de los enemigos del reino, incitados por
fuerzas de las tinieblas; o con los creyentes de la edad media, los cuales
dijeron alto a la gran apostasía y eran asesinados y quemados en la hoguera,
hasta por quienes decían ser los embajadores del reino de Dios. A la iglesia de
Dios le fue profetizada persecución, quebranto y tribulación sin tregua hasta el
final de los tiempos (Mateo 24, Apocalipsis 12).
Analizando esto es bueno
preguntarse: “Estaría el Hijo del Hombre de acuerdo con la intrincada maraña de
leyes, normas y códigos que han regido y siguen rigiendo las religiones de hoy
en día y que en el fondo no son otra cosa que una asfixiante burocracia secular
agazapada bajo pretextos espirituales y sagrados más o menos claros?” (Frase
extraída del libro Caballo de Troya, tomo 1, de J.J. Benitez). Es mejor una
acción que noventa y nueve doctrinas y sermones. Jesús es Verbo, no sustantivo.
Las religiones te exigen un cambio brusco de tus creencias, cultura y forma de
pensar para poder pertenecer a ellas; no saben que haciéndolo así no hay mucha
diferencia entre ellos y los escribas, fariseos, herodianos, zelotes y saduceos
de los tiempos del Israel antiguo. Sin embargo, Jesús solo le decía a las
personas: “Seguidme”.
Muchos a su llamado dejaron todas sus posesiones
materiales y lazos familiares para seguirlo; pero la ideología del hombre no se
cambia en un abrir y cerrar de ojos. El, el Padre y el Espíritu se encargaban de
que sus seguidores fueran poco a poco perfeccionando su carácter, dejando sus
malos hábitos. El ministerio de Jesús en la tierra tuvo su punto más activo
desde sus treinta años hasta su ascensión al cielo. Sin embargo, durante ese
tiempo, y hasta la llegada del Espíritu Santo, Pedro siempre portaba su espada,
dispuesto a usarla con cualquiera que intentara hacerle daño al Maestro, hasta
el punto de herir en una oreja al siervo del sumo sacerdote cuando Jesús iba a
ser arrestado. Aún después de la llegada del Espíritu Santo y no ostante ser él
portador de los grandes prodigios y sanaciones legados por Cristo, Pablo tuvo
que reprender a Pedro por hacer diferencia entre judío y gentil y por tratar de
llevar los nuevos creyentes a los pesados rudimentos de la ley mosaica, ya
dejada atrás por la gracia, la fe y las leyes eternas del amor de Dios y la
gracia de Cristo, todos estos expresados en un sencillo y eterno Evangelio de
libertad. Jesús nunca le exigió como condición a Pedro que dejara su espada y su
áspero temperamento para ser uno de sus seguidores. Él sabía que si Pedro
permanecía con Él practicando su fe y enseñanzas, tarde o temprano cambiaría su
forma de ser, y así sucedió. Al igual que Pedro Jesús tenía seguidores de todos
los estratos sociales. Había muchos que eran zelotes (grupo guerrillero que
luchaba en contra del rey Herodes y que esperaba un Mesías guerrero que
libertara a Israel del yugo romano). Estos varias veces incitaron al Maestro a
que fuese su caudillo activo; entre sus discípulos también había cobradores de
impuesto, publícanos, fariseos, saduceos, nicolaítas, herodianos, centuriones
romanos, mercenarios, samaritanos, griegos, etc. Con todos ellos tuvo la
paciencia de esperar su rápido o lento cambio por amor al Padre y la vida
eterna; porque el cambio del corazón requiere una fuerte convicción Interna,
amor por la justicia y la ley eterna de Dios; no que solo se manifieste de la
boca hacia fuera para tratar de agradar a sus compañeros de fe e indoctos y
querer vanamente justificarse ante Dios. La gran mayoría de las personas que son
amonestadas en cuanto a los errores, extremismos e idolatría de su religión, en
muchos casos reconocen que la amonestación es verdadera, pero no dan el paso del
camino de la salvación por temor a lo que digan o hagan sus familiares, amigos y
compañeros religiosos. Por esto la Biblia dice que el reino de los cielos solo
los valientes lo arrebatan. En Apocalipsis y los evangelios se nos habla del
juicio en contra los cobardes, incrédulos e idólatras que rechazan el verdadero
camino de la salvación. No es bueno que te encierres en tus creencias sin antes
analizar la verdad de cada hermano. Has como Pablo que lo escuchaba todo y
retenía lo bueno, aquello que le podía edificar en la verdad. Pasa cada doctrina
que se te expone por un filtro bíblico exento de influencias y raíces que hayas
acumulado desde tu nacimiento, o por la cultura de tu pueblo.
Todos los
religiosos sostienen que la religión en que nacieron es la verdadera y las demás
son falsas; estas personas están condicionados por el medio en que nacieron y en
que se manejan, también por los patrones que sus padres les establecieron desde
antes de ellos nacer. Si yo hubiera nacido en Arabia, lo más seguro sería que
fuera islamita o musulmán, aunque después tomara otro camino; si en cambio mi
país natal fuera la India, lógicamente sería hindú. De igual modo como el niño
adopta el idioma y costumbre de su medio ambiente, así también lo hace con los
asuntos morales y religiosos. Tu tienes el libre albedrío para eliminar esas
barreras, prepotencia y tabúes que impiden que haya comunión entre los hombres.
Comprendamos que si todos en verdad seguimos al mismo Cristo, no hay razón para
seguirlo dividiendo y quebrantar el santo mandato dado por Pablo a la iglesia
primitiva de Corinto y consiguientemente a la iglesia universal. Esto no quiere
decir que debes aceptar cualquier doctrina o enseñanza que ande por ahí, pues
sabemos que hasta la culminación de este reino terrenal, imperfecto e invadido
por millones de ángeles caídos que desde sus prisiones invisibles de oscuridad
luchan contra el Espíritu Santo y los ángeles de Dios para hacer caer a las
almas, tendremos serias dificultades en nuestro camino a la salvación; estos
espíritus son un continuo tropiezo y estorbo para las almas que sinceramente
quieren seguir en el camino de la vida; y por eso siempre habrá falsos profetas
que tratarán en todo grupo de quebrantar a los de sincero corazón y hundir mas a
quienes toman las cosas de Dios livianamente. Recordemos que Jesús, aunque
rechazaba y censuraba las malas acciones, aceptaba al ser humano como era, no
importando de donde viniese o en que condición social se desenvolviese.
Aceptemos a cada persona y pacientemente esperemos; porque si nuestro espíritu
en verdad está con Cristo, poco a poco por la acción efectiva del Espíritu Santo
y nuestro ejemplo, nuestro hermano cambiará.
LOS ADORADORES (DÉCIMA) Desde
tiempo muy antiguo señores podemos notar, que el hombre ama estar siempre en
algún grupito, para no estar solito. Casi desde la gran creación empezó esta
confusión; inventando religiones, unos que otros patrones, sistemas de
adoración. Gentes erradas de visión desviaron la humanidad, idolatrando su
deidad. Adorando a su dios Sol, al Nilo, a Zeus, a Tor, la luna y las estrellas;
sacrificaban doncellas, niños, vidas de animales; hincados hacia los baales,
sentados en comederas. Cada pueblo adoraba varias decenas de dioses, estatuas de
varias poses; a estos palos clamaban, cantaban y les danzaban; cortaban su
propio cuerpo en sacrifico a los muertos. Entre lamentos y risas la gente se
daba prisa en adorar lo imperfecto. Creían en muchas fábulas, cuentos y
supersticiones, que tenían de patrones para salir de las malas; alguna otra
cábala que les traiga buena suerte, conjuros para la muerte, ensalmos y
brujerías, y muchas supercherías siempre tenían pendiente. Estudiaban las
estrellas, practicaron astrología, la magia, numerología, su diosa de la
belleza; y otras tantas sutilezas, para así poder curar, los males, y para ganar
amores, algún tesoro, avasallar algún bobo que se dejara engañar. Nuestro
bondadoso Señor miraba con mucha pena la división de la tierra, el olvido de su
amor, alejados de su Creador. Los hombres se dividieron, a muertos ellos
temieron; al yeso se arrodillaron, a los astros adoraron, en su pecado
siguieron. Con el tiempo cada nación creaba más religiones, haciendo al hombre
pobre en su errada devoción; llenáronse de confusión con tantas normas y mitos,
Rechazaron al Bendito con religiones paganas, y por crear más se afanan algunos
más hermanitos. Hoy son ya varios millares los grupitos religiosos; de sus
normas muy celosos, se creen libres de males y solo su verdad vale, ven falsas
todas las otras; “se creen perlas de ostras”, oscurecen a las demás, se afanan
en predicar muchas doctrinas tediosas. La Biblia enseña muy claro que Dios no
quiere división. El solo quiere el amor para cada ser humano; que todos se den
la mano y compartan todos juntos, así ganarán su punto para vida en el cielo;
pero si siguen de ciegos, entonces serán difuntos. Jesús, único camino, solo El
salva, hermano. Él puede y quiere darnos la felicidad, amigo, ser nuestro pan y
abrigo, librarnos de toda maldad; traer para siempre la paz a tu alma
atribulada, porque la vida se acaba para toda humanidad. Así dijo el apóstol a
la gente de Corinto. Ellos dividían a Cristo, desviaban a los indoctos, tratando
temas morbosos, idolatrando al humano, seguían un camino vano. Así Corinto
dividía su indocta feligresía, confundiendo al cristiano. No fueron Pedro ni
María, Santiago, tampoco Pablo, quienes fueron al calvario a sufrir la gran
agonía; allí el buen Maestro moría para salvarte mi hermano. su sangre te ha
curado, el te libra del cazador; es el único mediador entre tú y el Soberano.
Con El no habrá división, ni razas, pueblos o lenguas. La paz será cuando venga,
a todos dará el perdón, la gracia y el galardón que Él nos dio en promesa. Todo
será gran belleza inmensa y exuberante, más bello todo que antes, y una sin
igual pureza. Yo te aconsejo amigo Cuida de tu manantial; busca la fraternidad,
encamina los perdidos; dales su pan y abrigo, no los dejes tan aparte, Pues
Jesús es el baluarte de todo hombre sincero, que espera con anhelo que Cristo
salvo lo guarde.
BUSCA LA VERDAD (POEMA)
Siempre con el Eterno.
El Maestro ama su pueblo dispersado.
Quiere que todos lleguen a la verdad.
Busca la verdad,
deseo que encuentres la verdad, hermano,
que la encuentres y descanses para siempre;
muchos caminos has recorrido en busca de paz y descanso para tu alma.
Ninguna congregación o persona te ha podido traer la verdad;
pero aun así sientes que en algún lado esta lo que buscas.
Por eso quiero ayudarte en tu sincera búsqueda.
Quiero hablarte de la verdad,
quiero hablarte del Maestro;
quiero hablarte de un ser perfecto,
del ser que todo lo puede;
quien dio su vida por nosotros.
Jesús es un verdadero amigo,
Jesús es la única verdad,
El es el abrigo de todo desconsolado.
Jesús no es una religión,
Jesús no es un gobierno;
El es la fuerza que sostiene este mundo,
Él es el amparo del justo.
Jesús entiende tus flaquezas,
El perdona tus errores;
Es quien te enseña el camino para estar hermano,
Y no prediques religiones;
no prediques razas o naciones.
La verdad es mucho más que eso, la verdad te puede hacer eterno,
la verdad es Jesucristo.
La verdad te hace libre aunque tengas grilletes en las manos,
la verdad te muestra su luz, aunque estés debajo de la tierra.
Ella ha dado entendimiento a toscos campesinos iletrados;
sus corazones ha liberado,
por ella alcanzaron la vida eterna.
Por eso te invito a encontrar la verdad solo en Jesucristo.
El es la Luz del mundo,
Solo Él es el camino;
Jesús es la única verdad que puede salvar tu alma.
Búscalo ahora y siempre,
y tu espíritu tendrá siempre calma.
© FELIX LANTIGUA