El proceso de desilusión –y a veces
dramático– que culminó en la decisión de publicar este estudio,
podría llenar un libro entero. Sin embargo, por cuestiones de espacio, ese trasfondo
sólo se puede considerar aquí brevemente.
A los Testigos de Jehová se les enseña a poner gran
confianza en la Sociedad Watch Tower y sus dirigentes. Sin embargo, hacia el final de mi
carrera de veintiséis años como Testigo de Jehová activo, las
señales que indicaban que había sido un error por mi parte depositar tal
confianza habían aumentado. Hasta el último momento, mantuve la esperanza de
que los dirigentes de la organización se enfrentarían honestamente a los hechos
relacionados con su cronología, aunque esos hechos resultarían fatales para
algunas de las enseñanzas básicas y afirmaciones características de su
organización. Pero cuando finalmente me di cuenta de que ellos estaban resueltos a
perpetuar –al parecer por motivos de política de organización o
"eclesiástica"– lo que, a fin de cuentas, equivale a un fraude contra
millones de personas –consistente en ocultarles información que consideraban y siguen
considerando indeseable–, me pareció que no tenía más alternativa que la
de publicar mis hallazgos, para dar así a toda persona preocupada por la verdad una
oportunidad de examinar la evidencia y de sacar sus propias conclusiones.
Cada uno de nosotros es responsable por lo que sabe. Si una persona
tiene en su poder información que otras necesitan conocer a fin de tener una
comprensión correcta de su situación en la vida –información que sus
dirigentes religiosos les ocultan– sería moralmente incorrecto permanecer en
silencio. El deber de esa persona sería hacer disponible esa información a
todos los que quisieran conocer la verdad, por el medio que fuese. Esa es la razón por
la que se ha publicado este libro.
El papel de la cronología en la doctrina de la Sociedad Watch
Tower
Pocas personas son plenamente conscientes del papel tan importante que
juega la cronología en las afirmaciones y enseñanzas de la Sociedad Watch Tower.
Ni siquiera muchos Testigos de Jehová son plenamente conscientes de la conexión
indisoluble que existe entre la cronología de la Sociedad y el mensaje que predican de
puerta en puerta. Cuando se enfrentan a la gran cantidad de evidencia que contradice su
cronología, muchos tienden a restarle importancia como algo de lo cual podría
prescindirse de alguna manera. "La cronología no es tan importante, después de todo", dicen. Muchos Testigos de Jehová preferirían no discutir el asunto en absoluto. ¿Cuán importante es la cronología, pues, para la organización Watch Tower?
Un examen de la evidencia demuestra que ésta constituye la
base misma de las afirmaciones y el mensaje del movimiento.
La Sociedad Watch Tower afirma ser el "único
conducto" y el único "portavoz" de Dios en la tierra. Resumiendo algunas
de sus enseñanzas más características, la Sociedad afirma que el Reino de
Dios fue establecido en el cielo en 1914, que los "últimos días"
comenzaron ese año, que Cristo regresó invisiblemente en ese tiempo para "inspeccionar" a las denominaciones cristianas, y que finalmente las rechazó a todas excepto a la Sociedad Watch Tower y sus asociados, a la cual nombró como su único "instrumento" en la tierra en 1919.
Durante casi setenta años, la Sociedad empleó
las palabras de Jesús en Mateo 24:34 sobre "esta generación" para
enseñar clara y firmemente que la generación de 1914 de ninguna manera
pasaría hasta que el desenlace final llegase en la "batalla de
Armagedón", momento en que todo humano que estuviese vivo sobre la tierra –a
excepción de los miembros activos de la organización Watch Tower– sería
destruido para siempre. Miles de Testigos de Jehová de la "generación de
1914" abrigaban plenamente la esperanza de sobrevivir y ver esa catástrofe y
después vivir para siempre en un paraíso en la tierra.
A medida que pasaban las décadas y el año 1914 quedaba
cada vez más lejos, la dificultad para defender esa afirmación se hizo cada vez
mayor. Después de que pasaran 80 años, la afirmación se había
convertido prácticamente en un sin sentido. Así, en el número de La
Atalaya del 1 de noviembre de 1995 (páginas 10 a la 21), se adoptó una nueva
definición de la frase "esta generación", que permitió a la
organización "desligarla" de la fecha de 1914 como punto de partida. A pesar
de este monumental cambio, aún retienen la fecha de 1914. De hecho, no podrían
hacerlo de otra manera sin desmantelar sus enseñanzas básicas sobre la
"segunda presencia" de Cristo, el comienzo del "tiempo del fin", y el nombramiento de su organización como el único instrumento de Cristo y el único conducto de Dios en la tierra. Aunque ahora reconocen que "esta generación" se define por sus características y no por un período cronológico (con un punto de partida específico), todavía encuentran una forma de incluir 1914 en la nueva definición. Consiguen esto por medio de incluir arbitrariamente en la definición un nuevo factor, a saber, que la generación se compone de "las personas que ven la señal de la presencia de Cristo pero no corrigen sus caminos". Puesto que la enseñanza oficial sigue siendo que la "señal de la presencia de Cristo" se hizo visible a partir de 1914, esto aún permite que la fecha siga siendo una parte clave de la definición de "esta generación".
Todos estos factores, pues, testifican del papel tan importante que
juega 1914 en la doctrina de la Sociedad Watch Tower. Pero puesto que la fecha misma
obviamente no se menciona en la Biblia, ¿cuál es su fuente?.
Esa fecha es el producto de un cálculo cronológico
según el cual los llamados "tiempos de los Gentiles" a los que Jesús
se refirió en Lucas 21:24, constituyen un periodo de 2.520 años que comenzaron
en 607 a. E.C. y finalizaron en 1914 E.C.[1]
Ese cálculo es la verdadera base del
mensaje principal del movimiento. Incluso se afirma que el evangelio Cristiano, las
"buenas nuevas" del Reino (Mateo 24:14), está estrechamente relacionado con
esa cronología. La página 17 de La Atalaya del 15 de agosto de 1981
dice:
Que las personas de corazón honrado
comparen la clase de predicación del Reino que han hecho los sistemas religiosos de la
cristiandad durante todos los siglos con la predicación que han efectuado los Testigos
de Jehová desde el final de la I Guerra Mundial en 1918. No son de una misma clase. La
predicación de los testigos de Jehová verdaderamente es "evangelio",
o "buenas nuevas", las "buenas nuevas" del Reino celestial de Dios que
fue establecido al ser entronizado su Hijo Jesucristo al fin de los Tiempos de los Gentiles en
1914. [Itálicas añadidas]
En conformidad con esto, La
Atalaya del 1 de agosto de 1982 declaró que "de todos los grupos religiosos
de la tierra, los Testigos de Jehová son los únicos que dan a conocer estas
"buenas nuevas" a la gente de la tierra hoy día" (Página 10,
párrafo 8). Un Testigo de Jehová que intente minimizar el papel de la
cronología en la doctrina de la Sociedad, simplemente no se da cuenta de que al hacer
eso está socavando el mensaje principal del movimiento. Dicho "minimizar" no
tiene la aprobación de los dirigentes de la organización. Por el contrario,
La Atalaya del 1 de marzo de 1983, en la página 12, enfatizó que
"el fin de los Tiempos de los Gentiles en la mitad posterior de 1914 todavía
queda sobre la base histórica como una de las verdades fundamentales a las cuales
tenemos que adherirnos hoy". [2]
La dura realidad es que la Sociedad Watch Tower considera el rechazo de
la cronología que apunta a 1914 como un pecado de fatales consecuencias. Del hecho de
que el Reino de Dios fuese establecido al final de los "tiempos de los Gentiles" en
1914, se dice que es "el acontecimiento más grande de nuestro tiempo", fuera
del cual "todas las demás cosas carecen de importancia".
[3]
De aquellos que
rechazan el cálculo, se dice que incurren en la ira de Dios. Entre ellos está
"el clero de la cristiandad" y sus miembros, de los que, debido a que no suscriben
esa fecha, se dice que han rechazado el Reino de Dios y que "serán destruidos en
la venidera "gran tribulación" ". [4]
Aquellos Testigos de Jehová que
rechacen o cuestionen abiertamente el cálculo corren el riesgo de ser tratados muy
severamente. Si no se arrepienten y cambian su forma de pensar, serán expulsados y
clasificados como "apóstatas" inicuos que irán "al Gehena",
sin ninguna esperanza de resurrección futura. [5]
No importa que todavía sigan
creyendo en Dios, la Biblia y Jesucristo. Cuando un lector de La Atalaya
escribió a la revista y preguntó "¿Por qué los Testigos de
Jehová han expulsado (excomulgado) por apostasía a algunos que todavía
profesan creer en Dios, la Biblia y Jesucristo?", la Sociedad respondió, entre
otras cosas:
La asociación aprobada con los
Testigos de Jehová requiere la aceptación de todo el conjunto de
enseñanzas verdaderas de la Biblia, incluyendo aquellas creencias bíblicas que
son propias de los Testigos de Jehová. ¿Cuáles son algunas de éstas? ...
Que 1914 marcó el fin de los tiempos de los Gentiles y el establecimiento del Reino
de Dios en los cielos, así como también el tiempo de la predicha presencia de
Cristo. [Itálicas añadidas]
[6]
Nadie, pues, que rechace el
cálculo de que los "tiempos de los Gentiles" terminaron en 1914, es aprobado
por la Sociedad como Testigo de Jehová. De hecho, aunque una persona abandone
secretamente la cronología de la Sociedad y todavía sea considerada
miembro formal de la organización, esa persona, en realidad, ha rechazado el
mensaje principal de la Sociedad Watch Tower, y por lo tanto, según el criterio de la
organización, ya no es parte real del movimiento.
Cómo comenzó esta investigación
Para un Testigo de Jehová, cuestionar la validez de este
cálculo profético básico no es, pues, un asunto fácil. Para muchos
creyentes, y especialmente para aquellos que pertenecen a sistemas religiosos cerrados como la
organización Watch Tower, el sistema doctrinal del grupo funciona como una especie de
"fortaleza" en la cual pueden buscar refugio en forma de seguridad espiritual y
emocional. Si alguna parte de ese sistema doctrinal se cuestiona, tienden a reaccionar de forma emocional. Adoptan una actitud defensiva, pues sienten que su "fortaleza" está bajo ataque y su seguridad amenazada. Este mecanismo de defensa hace que resulte muy difícil para ellos escuchar y examinar los argumentos sobre este asunto de forma objetiva. Inconscientemente, su necesidad de seguridad emocional se ha convertido en algo más importante que su respeto por la verdad.
Vencer esta actitud defensiva, tan común entre los Testigos de
Jehová, a fin de hallar mentes abiertas y receptivas, es extremadamente difícil,
especialmente cuando se está cuestionando un dogma tan básico como el de la
cronología de los "tiempos de los Gentiles". Puesto que tal cuestionar sacude
los mismos cimientos del sistema doctrinal de los Testigos, con frecuencia provoca que
Testigos de todos los niveles reaccionen de forma beligerante y defensiva. He experimentado
repetidamente reacciones de ese tipo desde 1977, cuando presenté por primera vez el
material de este libro al Cuerpo Gobernante de los Testigos de Jehová.
Fue en 1968 cuando comenzó este estudio. En aquel tiempo, yo
servía como "precursor" o evangelizador de tiempo completo para los Testigos
de Jehová. En el transcurso de mi ministerio, un hombre con el que conducía un
estudio bíblico me desafió a probar la fecha que la Sociedad Watch Tower
había escogido para la destrucción de Jerusalén por los Babilonios, el
año 607 a. E.C. Señaló que todos los historiadores fijaban la fecha de
ese acontecimiento unos 20 años antes, en 587 ó 586 a. E.C. Aunque yo era
plenamente consciente de este hecho, el hombre quería saber las razones por las cuales
los historiadores preferían la última fecha. Le indiqué que el datar de
ellos seguramente no era más que una suposición, una estimación
aproximada basada en antiguas fuentes y registros defectuosos. Al igual que otros Testigos,
yo creía que la fecha asignada por la Sociedad a la destrucción de
Jerusalén estaba basada en la Biblia, y que las fuentes seglares no podían
socavarla. Sin embargo, le prometí a este hombre que investigaría el asunto.
Como resultado de esto, emprendí una investigación que al
final resultó ser mucho más extensa y profunda de lo yo que había
esperado en un principio. Dicha investigación continuó periódicamente
durante varios años, desde 1968 hasta finales de 1975. Por aquel entonces, la creciente
evidencia en contra de la fecha 607 a. E.C. me obligó a concluir de mala gana que la
Sociedad Watch Tower estaba equivocada.
Posteriormente, durante algún tiempo después de 1975, consideré
la evidencia con algunos amigos íntimos de mente abierta. Ya que ninguno de ellos
podía refutar la evidencia que demostraban los datos que yo había recopilado,
decidí componer un estudio sistemático sobre toda la cuestión y enviarlo
a la Central de la Sociedad WatchTower de Brooklyn, Nueva York.
Ese estudio fue preparado y enviado al Cuerpo Gobernante de los
Testigos de Jehová en 1977. La presente obra, que está basada en ese documento,
fue revisada y ampliada durante 1981 y posteriormente publicada en una primera edición
en 1983. Durante los años que han transcurrido desde 1983, muchos nuevos descubrimientos
y conclusiones relacionados con este asunto se han producido, y los más importantes han
sido incorporados en esta nueva edición. La siete líneas de evidencia en contra
de la fecha 607 a. E.C. que se presentaron en la primera edición, por ejemplo, ahora se
han duplicado hasta catorce.
Correspondencia con las oficinas centrales de la Sociedad Watch
Tower
En 1977 comencé a mantener correspondencia con el Cuerpo
Gobernante sobre mi investigación. Pronto se me hizo muy evidente que eran incapaces
de refutar la evidencia que había creado. De hecho, ni siquiera un intento en este
sentido se hizo hasta el 28 de febrero de 1980. Mientras tanto, se me advirtió
repetidamente que no revelase mis descubrimientos a otros. Por ejemplo; en una carta del
Cuerpo Gobernante con fecha 17 de enero de 1978, se me dio la siguiente advertencia:
Sin embargo, independientemente de
lo fuerte que pueda ser la evidencia a favor de estas opiniones, éstas deben
considerarse, por ahora, como sus puntos de vista personales. No es algo de lo cual usted
debería hablar o algo que debería tratar de promover entre otros miembros de la
congregación.
Y más adelante, en una carta con fecha 15 de mayo de 1980,
declararon:
Estamos seguros de que se da cuenta
de que no sería apropiado que usted comenzase a hablar de opiniones y conclusiones
personales sobre cronología que difieren de las publicadas por la Sociedad, a fin de
plantear serias dudas y problemas entre los hermanos.
[7]
Acepté ese consejo, pues me
dio la impresión de que mis hermanos espirituales de las oficinas centrales necesitaban
tiempo para reexaminar todo el asunto en profundidad. En la primera respuesta que dieron a mi
estudio, con fecha 19 de agosto de 1977, declararon: "Lamentamos que la
acumulación de trabajo que hay aquí no nos haya permitido hasta ahora darle
la atención que nos hubiese gustado". Y en una carta con fecha 17 de enero de
1978, escribieron:
No hemos tenido la oportunidad todavía de examinar este material,
ya que otros asuntos urgentes están ocupando nuestra atención. Sin embargo,
investigaremos este material cuando tengamos la oportunidad ... Puede estar seguro de que sus
puntos de vista serán examinados por hermanos responsables ... En su debido momento
esperamos investigar su estudio y evaluar su contenido.
WATCH TOWER
BIBLE AND TRACT SOCIETY
OF PENNSYLVANIA
124 COLUMBIA HEIGHTS, BROOKLYN, NEW YORK
11201, U.S.A.
GEA:ESB 17 de enero de 1978
Carl Olof Jonsson
Hjeltagatan 14
S-662 00 AMAL
Suecia
Querido hermano Jonsson:
Tenemos en nuestro poder su carta del 12 de diciembre de 1977, y
también el estudio que usted ha preparado titulado "Los Tiempos de los Gentiles
Reconsiderados".
No hemos tenido la oportunidad todavía de examinar este material,
ya que otros asuntos urgentes están ocupando nuestra atención. Sin embargo,
investigaremos este material cuando tengamos la oportunidad.
[8]
Apreciamos su sinceridad al querer exponer sus puntos de vista. Sin
embargo, independientemente de lo fuerte que pueda ser la evidencia a favor de estas opiniones, éstas deben considerarse, por ahora, como sus puntos de vista personales. No es algo de lo cual usted debería hablar o algo que debería tratar de promover entre otros miembros de la congregación. Decimos esto porque en su carta menciona que varios hermanos han examinado su estudio y que "todos estamos esperando con impaciencia sus comentarios".
Como podrá apreciar, lo que usted dice en su estudio equivale
a una desviación radical de la cronología como actualmente la entienden los
Testigos de Jehová. Estamos seguros de que se da cuenta de que si se hacen cambios de
importancia, deberían hacerse de una manera ordenada, con dirección central,
como ocurrió en el primer siglo (Hechos 15:1,2). Estamos seguros de que es consciente
de que promover y defender estos cambios tendría en las personas, no un efecto
unificador, sino un efecto de división que produciría confusión. Decimos
esto porque en la página frontal del estudio que usted ha enviado hay una
declaración que dice que "ha sido preparado por Testigos de Jehová para
Testigos de Jehová". Decir que algo "ha sido preparado por Testigos de
Jehová" implica que tiene la aprobación de los Testigos de Jehová
en general, y estamos seguros de que se da cuenta de que eso no es cierto en el caso del
estudio que tenemos en nuestro poder. Esto podría dar una falsa impresión y
estamos seguros de que ese no es su deseo. Puede estar seguro de que sus puntos de vista
serán examinados por hermanos responsables, y que si en algún momento hay que
hacer algún cambio doctrinal, se hará a través de los conductos
apropiados. Esto es importante a fin de preservar la unidad de la organización de
Jehová.
Esperamos que observe el consejo suministrado arriba. En su debido
momento esperamos investigar su estudio y evaluar su contenido.
Le transmitimos nuestro más sincero amor y nuestros mejores
deseos.
Sus hermanos,
Watch Tower B.
k
T. Society
OF PENNSYLVANIA
Del Comité de Redacción
del Cuerpo Gobernante
A juzgar por ésta y por otras
declaraciones similares, parecía que los oficiales de las oficinas centrales de la
Sociedad Watch Tower en Brooklyn estaban preparados para examinar los datos que se les
habían presentado de forma honesta y objetiva. En muy poco tiempo, sin embargo, todo
este asunto tomaría un rumbo completamente diferente.
Interrogación y difamación
A principios de agosto de 1978, Albert D. Schroeder, un miembro del
Cuerpo Gobernante, mantuvo una reunión en Europa con representantes de las sucursales
europeas de la Sociedad Watch Tower. En esa reunión, Schroeder dijo a la audiencia que
había en marcha una campaña dentro y fuera del movimiento para derrumbar la
cronología 607 a. E.C. —1914 E.C. de la Sociedad.
[9]
La Sociedad, sin embargo,
no tenía ninguna intención de abandonarla, dijo.
Tres semanas después, el 2 de septiembre, fui citado a una
audiencia judicial ante dos representantes de la sucursal sueca de la Sociedad: Rolf Svensson,
uno de los dos superintendentes de distrito del país, y Hasse Hulth, un superintendente
de circuito. Me dijeron que habían sido comisionados por la sucursal de la Sociedad
para mantener esa audiencia porque "los hermanos" de la Central de Brooklyn estaban
profundamente preocupados por mi estudio. Una vez más se me advirtió que no
esparciese la información que había recopilado. Rolf Svensson me dijo
también que la Sociedad no necesitaba ni quería que los Testigos de
Jehová se envolviesen individualmente en esa clase de investigación.
En parte como resultado de esta reunión, renuncié de
la posición que ocupaba como anciano en la congregación local de Testigos y
también a todas las demás tareas y asignaciones que desempeñaba en la
congregación y en el circuito. Hice esto en forma de una extensa carta dirigida al
cuerpo local de ancianos y al superintendente de circuito, Hasse Hulth, en la que explicaba
brevemente las razones por las cuales había tomado esa decisión. Pronto
llegó a ser extensamente conocido entre mis hermanos Testigos de diferentes partes de
Suecia que yo había rechazado la cronología de la Sociedad.
Durante los meses siguientes, yo y otras personas que habíamos
cuestionado la cronología de la Sociedad, comenzamos a ser condenados tanto
privadamente como desde las plataformas de los Salones del Reino (lugares de reunión de
las congregaciones) y en las asambleas o convenciones de los Testigos. Fuimos
públicamente caracterizados en los peores términos como "rebeldes",
"orgullosos", "falsos profetas", "pequeños profetas que
habían elaborado su propia pequeña cronología", y
"herejes". Se nos llamó "elementos peligrosos de las
congregaciones", "esclavos inicuos", "blasfemos", así como
también "inmorales y desaforados". Privadamente, algunos de nuestros hermanos
Testigos, entre ellos algunos representantes viajantes de la Sociedad Watch Tower,
señalaron también que nosotros estábamos "endemoniados", que
habíamos "inundado a la Sociedad de crítica" y que
"deberíamos haber sido expulsados hace mucho tiempo". Estos son sólo
algunos ejemplos de la extensa difamación de la que fuimos objeto, difamación
que ha continuado desde entonces, aunque por razones legales obvias, ningún nombre
ha sido mencionado nunca públicamente.
Que esa difamación no era sólo un fenómeno local,
sino algo que contaba con la aprobación del Cuerpo Gobernante de los Testigos de
Jehová, se hizo evidente por el hecho de que en la revista La Atalaya se
publicaron declaraciones similares.[10]
Esta descripción de la situación que se
desarrolló, no se ha dado con el fin de criticar a los Testigos de Jehová como
personas. Los Testigos de Jehová son normalmente buenas personas, personas sinceras
en sus creencias. La descripción se ha dado más bien para ilustrar lo
fácil que es que una persona caiga inconscientemente en las reacciones
psicológicas e irracionales que ya se han descrito en esta introducción. En
una carta dirigida a Albert Schroeder con fecha 6 de diciembre de 1978, le describí
el nuevo giro de los acontecimientos, y llamé su atención al hecho lamentable
de que aunque mi estudio había sido elaborado con la mayor seriedad y enviado a la
Sociedad con toda sinceridad, me había convertido en víctima de la
murmuración, el vilipendio y la difamación.
¡Qué trágico es, pues,
observar cómo se desarrolla una situación en la que la atención se
desvía de la cuestión planteada –la validez de la fecha 607 a. E.C.– y se
dirige a la persona que la plantea, y cómo ella, y no la cuestión, se considera
el problema!. ¿Cómo es posible que una situación de este tipo se desarrolle en
nuestro movimiento?
La respuesta a esta pregunta, que la Sociedad nunca ha contestado de
forma oficial, debemos buscarla en el mecanismo psicológico de defensa que describe el
Dr. H. Dale Baumbach:
Cuando las personas inseguras se enfrentan
a un problema que aumenta su inseguridad, responden instintivamente intentando destruir
aquello que la ataca o intentando relegarlo a lo más recóndito de la mente.
[11]
Espero que el ser conscientes de este
mecanismo de defensa ayude a aquellos lectores que están asociados con los Testigos de
Jehová a examinar la evidencia que se presenta en esta obra con la debida
consideración y mente abierta.
Finalmente la Sociedad Watch Tower hizo un intento por refutar la
evidencia en contra de la fecha 607 a. E.C., pero esto no se hizo hasta que un representante
especial de Suecia del Cuerpo Gobernante escribió a la Sociedad, pidiéndoles que
dieran una respuesta al contenido del estudio que se les había enviado y
diciéndoles que el autor todavía estaba esperando una respuesta. Ese
representante era el coordinador de la obra de la Sociedad en Suecia, Bengt Hanson.
Hanson me hizo una visita el 11 de diciembre de 1979 para considerar la
situación que se había desarrollado. Durante nuestra conversación, le hice entender a Hanson que era la evidencia que yo había presentado a la Sociedad en contra de la fecha 607 a. E.C. –no yo, mis motivos, o mi actitud– la verdadera cuestión. Si la evidencia en contra de la fecha 607 a. E.C. era válida, entonces era un problema que debía preocupar por igual a todo Testigo de la organización. En ese caso, mi actitud o mis motivos personales eran tan irrelevantes como los de ellos.
Como resultado de esto, Hanson escribió a principios de 1980 una
carta al Cuerpo Gobernante explicándoles la situación, y diciéndoles que
yo todavía estaba esperando una respuesta a la evidencia que había creado en
contra de su cronología. Y así, por fin, después de casi tres
años de que yo les enviase el material investigado, en una carta con fecha 28 de
febrero de 1980, se hizo un intento por atacar a la cuestión en lugar de a
la persona que la planteaba.
La argumentación que se presentó, sin embargo,
resultó ser en gran parte una repetición de anteriores argumentos hallados en
varios lugares de la literatura de la Sociedad Watch Tower, argumentos que en el estudio
ya se demostraban insatisfactorios. En una carta con fecha 31 de marzo de 1980,
respondí a sus argumentos y añadí dos nuevas líneas de evidencia
en contra de la fecha 607 a. E.C. De ese modo, la Sociedad no sólo no pudo defender
con éxito su posición, sino que la evidencia en contra de ésta se hizo
considerablemente más fuerte.
Ningún intento adicional por parte de la Sociedad por tratar
con todo este asunto se hizo hasta el verano de 1981, cuando una breve consideración
del mismo apareció en forma de "Apéndice" del libro "Venga tu
Reino" (páginas 186 a la 189). Esta última consideración no
añadió nada nuevo a anteriores argumentos, y a cualquier persona que hubiese
estudiado cuidadosamente el asunto de la cronología antigua no le parecería
más que un débil intento por salvar una posición insostenible por medio
de encubrir los hechos. Esto se demuestra claramente en el último capítulo de
esta obra, "Intentos por vencer la evidencia". El contenido del
"Apéndice" de la Sociedad Watch Tower, sin embargo, finalmente me
convenció de que los dirigentes de esta organización no estaban dispuestos a
dejar que los hechos interfiriesen con doctrinas básicas tradicionales.
"Esperando en Jehová"
Se debería notar que, mientras que los dirigentes de la Sociedad se
sienten perfectamente libres de publicar cualquier argumento en apoyo de su
cronología, ellos han hecho todo lo posible por ocultar a los Testigos de
Jehová en general el fuerte peso de la evidencia que la contradice.
Así, ellos no sólo me han advertido repetidamente que no comparta mi evidencia
en contra de la fecha 607 a. E.C. con otras personas, sino que también han apoyado la
extensa difamación de que han sido objeto todos y cada uno de los Testigos de
Jehová que han cuestionado su cronología. Este modo de actuar no es sólo
injusto para estos Testigos de Jehová en particular; lo es aún más para
los Testigos de Jehová en general. Ellos tienen derecho a conocer los dos lados
de la cuestión y a estar enterados de todos los hechos. Esa es la razón
por la decidí publicar Reconsideración de Los Tiempos de los Gentiles.
Resulta interesante el hecho de que los representantes de la Sociedad
han presentado varios argumentos para justificar la posición de que los Testigos de
Jehová no deberían conocer los hechos y la evidencia que contradicen sus
enseñanzas. Uno de esos argumentos es el siguiente: Jehová revela la verdad
gradualmente a través de su clase del "esclavo fiel y discreto", a la
que Cristo ha nombrado "sobre todo lo suyo" (Mateo 24:47, Traducción del
Nuevo Mundo). Esta clase del "esclavo" se expresa a través de aquellos
que supervisan la publicación y escritura de la literatura de la Sociedad Watch Tower.
Deberíamos, por lo tanto, "esperar en Jehová", o dicho de otro
modo, deberíamos esperar hasta que la organización publique "nuevas
verdades". Cualquiera que se "adelante" a la organización, pues, es
un "orgulloso", pues piensa que sabe más que "el esclavo fiel y
discreto".
Ese argumento, sin embargo, carece de validez si las suposiciones de
la Sociedad con respecto a la cronología de la Biblia son incorrectas. ¿Por
qué? Porque el mismo concepto de que hoy es posible identificar a la "clase del
esclavo fiel y discreto", a la que Cristo, como el "amo" de la parábola
de Mateo 24:45-47, ha nombrado sobre "todo lo suyo", descansa
inequívocamente en el cálculo cronológico de que el
"amo" llegó en 1914 e hizo ese nombramiento pocos años después
en 1919. Si, como se demostrará en esta obra, los Tiempos de los Gentiles no
terminaron en 1914, entonces la base para afirmar que Cristo regresó ese año
desaparece, y los dirigentes de la organización Watch Tower no pueden afirmar haber
sido nombrados "sobre todo lo suyo" en 1919. Y si esto es así, entonces ellos
tampoco pueden hablar legítimamente de un monopolio divinamente asignado por Dios para
publicar "la verdad".
Se debería notar también que, en la parábola de
Jesús, es el "amo" el que, al llegar, decide quién es "el esclavo
fiel y discreto", no los esclavos mismos. Así, el que un grupo de
individuos afirme, en ausencia del "amo", que ellos son "el esclavo fiel y
discreto" y se eleven a sí mismos sobre todos los "bienes" del amo,
es una presunción enorme. Por otro lado, una persona que no reclama para
sí ninguna posición encumbrada, difícilmente puede ser considerada
orgullosa por publicar información que contradice algunas enseñanzas de la
Sociedad Watch Tower.
"Esperar en Jehová", por supuesto, es el deber de
todo cristiano. Desafortunadamente, la Sociedad Watch Tower Bible and Tract, al igual que
otros muchos movimientos apocalípticos, ha anunciado una y otra vez el tiempo del
cumplimiento de las profecías de Dios, y lo ha hecho sin tener en cuenta los propios
"tiempos y sazones" de Dios para ello. Esto es lo que ha sucedido desde los mismos
comienzos del movimiento, allá por los años 70 del siglo diecinueve.
Cuando los dirigentes del movimiento Watch Tower enseñaron
persistentemente durante 55 años (desde 1876 hasta 1931) que Cristo había
llegado invisiblemente en 1874, ¿estaban ellos dando un ejemplo de "esperar en
Jehová"?
Cuando enseñaron que el "resto" de la Iglesia de
Cristo sería cambiada (según 1 Tesalonicenses 4:17), primero en 1879,
después en 1881, después en 1914, después en 1915, después en
1918, y después en 1925, ¿"esperaron en Jehová"?.
[12]
Cuando enseñaron que el fin del presente sistema de cosas
vendría en 1914, después en 1918-20, después en 1925, después
alrededor de 1941-42, y después alrededor de 1975, ¿estaban ellos "esperando en
Jehová"?.[13]
Si 1914 no es el punto terminal de los "tiempos de los
Gentiles", como mantiene la Sociedad Watch Tower, entonces las numerosas aplicaciones
"proféticas" actuales que se hacen partiendo de esa fecha son prueba
adicional de que la Sociedad todavía no está preparada para "esperar
en Jehová". En ese caso y bajo tales circunstancias, parece un poco fuera de lugar
aconsejar a otros que "esperen en Jehová". La persona que verdaderamente
quiera esperar en Jehová no pude limitarse a esperar a que los dirigentes de la
Sociedad Watch Tower estén preparados para hacerlo. Si, después de examinar
cuidadosamente la evidencia, esa persona llega a la conclusión de que la Sociedad Watch
Tower ha producido, en el contexto de su cronología, un "cumplimiento"
claramente arbitrario de la profecía Bíblica en nuestro tiempo, entonces esa
persona necesita desligarse de los intentos persistentes que se están haciendo por
imponer esa posición arbitraria sobre otras personas como creencia obligatoria.
Entonces sí que podrá decir realmente que está preparada para
comenzar a "esperar en Jehová".
La expulsión
Durante casi un siglo, las publicaciones de la Sociedad Watch Tower han
estado repletas de críticas continuas y masivas hacia los errores y malos actos
cometidos por otras denominaciones Cristianas. Aunque esa crítica ha sido a menudo
exagerada y superficial, con frecuencia también ha sido acertada. La literatura de la
Sociedad Watch Tower ha denunciado muchas veces la intolerancia mostrada en el pasado por
varias iglesias hacia los miembros disidentes. "
LA
CRISTIANDAD ha tenido sus fanáticos: desde personas que se han incendiado a sí
mismas como expresión de protesta política hasta individuos que han manifestado
intolerancia para con los que han diferido de ellos en materia de religión" observó La Atalaya del 15 de julio de 1987, en la
página 28. Esa clase de intolerancia halló una expresión terrible en la
Inquisición, que fue establecida por la Iglesia Católica Romana en el siglo
trece y duró casi seis siglos.
La palabra "Inquisición" se deriva de la palabra
latina inquisitio, que significa "investigación". Se la
ha descrito brevemente como "un tribunal establecido por la Iglesia Católica
Romana a fin de descubrir y castigar a los herejes y apóstatas".
[14]
¿En qué situación se encontraba la gente bajo este gobierno clerical
intolerante? La página 3 de La Atalaya del 1 de septiembre de 1989,
explica:
Nadie era libre para adorar como él
quería ni para expresar opiniones que estuviesen en conflicto con las del
clero. Esta intolerancia clerical creó un ambiente de temor que se
extendió por toda Europa. La iglesia estableció la Inquisición
para expulsar a las personas que se atrevían a sostener puntos de vista religiosos
diferentes.
Estas declaraciones podrían dar la impresión de que la
Sociedad Watch Tower, a diferencia de la Iglesia Católica Romana, actúa de
forma tolerante hacia los miembros que "sostienen puntos de vista religiosos
diferentes" y defienden su derecho a expresar opiniones que están en conflicto
con las enseñanzas de la organización. La realidad, sin embargo, es que esta
organización adopta exactamente la misma actitud hacia los miembros que sostienen
puntos de vista religiosos diferentes que la Iglesia Católica de la Edad Media.
"Esté alerta de los que intentan imponer sus propias opiniones"
advirtió La Atalaya del 15 de marzo de 1986, en la página 17. En
respuesta a la pregunta de por qué los Testigos de Jehová han "expulsado (
excomulgado) por apostasía a personas que todavía profesan creer en Dios, la
Biblia y Jesucristo", la Sociedad Watch Tower dijo:
Las personas que presentan esa objeción señalan al hecho de
que muchas organizaciones que afirman ser cristianas permiten opiniones disidentes... Sin
embargo, tales ejemplos no suministran la base para que nosotros hagamos lo mismo... Las
enseñanzas disidentes o los puntos de vista divergentes no son compatibles con el
verdadero Cristianismo
.
[15]
La Sociedad Watch Tower ha establecido incluso comisiones de
investigación similares a las que organizó la Iglesia Católica Romana en
la Edad Media, con la única diferencia básica de que los "comités
judiciales" de la Sociedad no tienen ninguna autoridad legal para torturar a sus
víctimas físicamente. Yo sabía que las conclusiones a las que
había llegado finalmente harían que fuese juzgado y expulsado por una de esas
"comisiones de investigación", siempre que antes no abandonase
voluntariamente la organización. Pero también sabía que en ambos casos
las consecuencias serían las mismas.
Después de veintiséis años como Testigo de
Jehová activo, ahora, en 1982, estaba preparado para dejar la organización Watch
Tower. Tenía muy claro que eso significaría una ruptura completa con el mundo
del que había formado parte durante todos esos años. Las normas de la Sociedad
Watch Tower exigen que los Testigos de Jehová corten todo contacto con los que rompen
con la organización, ya sea que esa ruptura tenga lugar debido a la expulsión o
debido a una renuncia voluntaria. Sabía que no sólo perdería a
prácticamente todos mis amigos, sino también a todos los familiares que
tenía dentro de la organización (de los cuales había aproximadamente unos
setenta, incluyendo un hermano y dos hermanas con sus respectivas familias, sobrinos y sus
familias, etc.). Sería considerado y tratado como un "muerto", aunque mi
"ejecución" física tendría que esperar hasta la inminente
"batalla de Armagedón", una batalla en la que los Testigos esperan que
Jehová Dios aniquile para siempre a todos los que no pertenecen a su
organización.
[16]
Durante algún tiempo había estado intentando prepararme
emocionalmente para esa ruptura. Mi plan era publicar mi estudio como una especie de despedida
pública al movimiento. Sin embargo, no conseguí tener listo el material para su
publicación antes de que me llegase una carta de la sucursal sueca de la Sociedad Watch
Tower con fecha 4 de mayo de 1982. La carta era una citación para una
investigación ante un "comité judicial" compuesto de cuatro
representantes de la Sociedad, comité que había sido nombrado,
según decía la carta, para "conocer su actitud acerca de nuestras
creencias y acerca de la organización".[17]
Me di cuenta de que mis días dentro de la organización
ahora estaban contados, y que tal vez no conseguiría tener listo a tiempo mi estudio
para su publicación. En una carta que dirigí a la oficina sucursal
intenté posponer la reunión con el comité judicial. En esa carta les
señalé que, como ellos sabían muy bien, la causa de mi "actitud
hacia sus creencias y hacia su organización" era la evidencia que había
presentado en contra de la cronología de la Sociedad, y que si de verdad querían
cambiar mi actitud, debían comenzar por la fuerte evidencia que constituía la
razón de ésta. Les pedí, por lo tanto, que se permitiera a los miembros
del comité hacer un examen profundo de mi estudio. Después de eso sería
razonable mantener una reunión.
Pero ni la oficina sucursal ni los cuatro miembros del comité
mostraron ningún interés en la clase de consideración que yo les
había propuesto, y ni siquiera hicieron ningún comentario sobre las condiciones
que yo había establecido para mantener una reunión con ellos. En una breve carta
se limitaron a repetir la citación ante el comité judicial. Parecía obvio
que ya había sido juzgado por adelantado, y que el juicio al que había sido
citado sería sólo una parodia macabra y sin sentido de la justicia. Así
que opté por no asistir a la investigación, y como resultado de ello fui juzgado
y expulsado en mi ausencia el 9 de junio de 1982.
A fin de intentar ganar tiempo apele la decisión. Un nuevo
"comité judicial" de cuatro miembros fue nombrado y nuevamente repetí
en una carta las condiciones que yo creía razonables para mantener una
conversación con ellos. La carta ni siquiera fue contestada. Por consiguiente, el 7 de
julio de 1982 se reunió en mi ausencia el nuevo comité para llevar a cabo otro
juicio simulado, y tal como esperaba, sólo confirmó la decisión del
primer comité. En ambos casos, el único asunto "judicial" que se
consideró claramente fue: "¿Concuerda usted totalmente con las enseñanzas
de la organización, sí o no?". La cuestión de si las razones de mi
actitud eran válidas o no, fue algo que se consideró como simplemente
irrelevante.
¿Son las conclusiones destructivas de la fe?
Como se ha señalado anteriormente, las conclusiones a las que se
llega en esta obra desbaratan las doctrinas básicas e interpretaciones
apocalípticas de la Sociedad Watch Tower. Esas conclusiones, por lo tanto,
podrían provocar cierto malestar entre los Testigos de Jehová, y los dirigentes
de la Sociedad claramente temen que la difusión de las mismas perturbe la unidad de su
rebaño. Yo era plenamente consciente de que mis esfuerzos serían interpretados
por los dirigentes de la Sociedad como un intento por destruir la fe de la "verdadera
congregación Cristiana" y perturbar su unidad. Pero la fe debería estar
justamente en armonía con la verdad, con los hechos, y eso incluye hechos
históricos. Por lo tanto, confío en que la publicación de los hechos
relativos al asunto que será objeto de consideración de este libro no perturbe
la paz y la unidad entre aquellos que son verdaderos cristianos. La verdadera unidad cristiana
se basa en el amor, pues el amor es el "vínculo perfecto de
unión". – Colosenses 3:14.
Por otro lado, existe también una falsa unidad que
está fundada, no en el amor, sino en el temor. Esa clase de "unidad" es
característica de organizaciones autoritarias, religiosas y también
políticas. Es una unidad mecánica impuesta por los dirigentes de esas
organizaciones a fin de mantener su autoridad sobre las personas y controlarlas, una unidad
que no depende de la verdad. En esas organizaciones, las personas ceden a la autoridad central
el derecho a pensar, hablar y actuar libremente. Ya que la evidencia y las conclusiones que se
presentan en esta obra socavan las afirmaciones autoritarias de la Sociedad Watch Tower, es
posible que su publicación represente una amenaza para la unidad forzada que existe
dentro de esta organización. Pero la verdadera unidad basada en el amor entre
los cristianos, esa cuya "participación es con el Padre y con su Hijo,
Jesucristo", esa con toda seguridad no será afectada.– Juan 17:21-23; 1ª
Juan 1:3, Nueva Versión Internacional.
Así, aunque se descubra que las afirmaciones e interpretaciones
proféticas de la Sociedad Watch Tower carecen de fundamento, no se pierde nada de
verdadero valor cuando estas cosas se desvanecen y desaparecen. El cristiano tiene
todavía la Palabra de Dios, la verdadera fuente de verdad y esperanza. Cristo sigue
siendo todavía su Señor, su única esperanza de vida futura.
Y él todavía disfruta de paz y unidad cristiana con su Padre, con Jesucristo, y
con aquellos que resultan ser sus verdaderos hermanos y hermanas en la tierra. Aún en
el caso de que fuera expulsado de un sistema religioso autoritario por aceptar lo que
él claramente ve que es cierto, Cristo no le abandonará, pues él dijo:
"Donde estén dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo con
ellos" (Juan 9:30, 34-39; Mateo 18:20, Nueva Versión Internacional). La
respuesta a la pregunta: "¿A dónde iremos aparte de la organización? sigue
siendo la misma que fue en los tiempos de los apóstoles, cuando Pedro dijo:
"¿Señor, a quién iremos? Tú tienes dichos de vida
eterna" (Juan 6:68). Es Cristo, no una organización, quien tiene "dichos de
vida eterna".[18]
Durante los años que han transcurrido desde que comenzó
esta investigación, he conocido, personalmente o través de carta, un
creciente número de Testigos de Jehová pertenecientes a diferentes niveles de
la organización Watch Tower que han examinado en profundidad la cuestión de la
cronología y han llegado independientemente a las mismas conclusiones que se presentan
en esta obra. Algunos de esos hombres encontraron muy difícil defender la
cronología de la Sociedad antes de que finalmente se sintieran obligados a abandonarla
por la evidencia Bíblica e histórica. Entre ellos se encuentran algunos que
fueron miembros del comité investigador que la Sociedad Watch Tower designó
para producir su diccionario Bíblico, Ayuda para entender la Biblia. La
sección sobre cronología de esta obra, que comprende las páginas 322 a
la 348 (edición en inglés), sigue siendo la consideración sobre la
cronología de la Sociedad más profunda y competente que la organización
ha publicado jamás. [19]
Pero la persona que escribió esta sección, con el
tiempo se dio cuenta de que la fecha 607 a. E.C. asignada por la Sociedad a la caída
de Jerusalén ante los Babilonios no era defendible, y posteriormente la abandonó
junto con todos los cálculos y enseñanzas basados en ella. En una carta que me
escribió, declaró:
Al desarrollar la sección
sobre "Cronología" para el libro Ayuda para entender la Biblia, el
periodo Neo-Babilónico, que se extiende desde el reinado del padre de Nabucodonosor,
Nabopolasar, hasta el reinado de Nabonido y la caída de Babilonia, presentó un
problema especial. Como Testigos de Jehová, obviamente estábamos interesados en
hallar y presentar alguna prueba, por pequeña que fuese, que apoyase la fecha 607 a.E.C. como la fecha de la destrucción de Jerusalén en el decimoctavo año de Nabucodonosor. Yo era plenamente consciente del hecho de que los historiadores concordaban en señalar una fecha unos veinte años posterior, y que ellos situaban el comienzo del reinado de Nabucodonosor en el año 605 a. E.C. (su año de ascenso al trono) y no en el año 625 a.E.C., que es la fecha que se usa en las publicaciones de la Watch Tower. Sabía que la fecha 607 a. E.C. era una fecha clave para la interpretación de la Sociedad de los ‘siete tiempos’ del capítulo cuatro de Daniel que apunta al año 1914 E.C.
Dedicamos nuestros esfuerzos a llevar a cabo una extensa
investigación. En aquel tiempo (1968), Charles Ploeger, un miembro del personal de las
oficinas centrales de la Sociedad, fue asignado como mi ayudante. Ploeger pasó muchas
semanas buscando por todas las librerías de la ciudad de Nueva York alguna fuente de
información que pudiera dar alguna validez a la fecha 607 a.E.C. como la fecha de la
destrucción de Jerusalén. También fuimos a la Universidad Brown a
entrevistar al Dr. A. J. Sachs, un especialista en textos astronómicos relativos al
período Neo-Babilónico y otros períodos adyacentes. Ninguno de estos
esfuerzos dio como resultado ninguna prueba a favor de la fecha 607 a. E.C.
En vista de ello, al escribir el artículo sobre
"Cronología", dediqué una considerable porción del material a
intentar mostrar las incertezas existentes en antiguas fuentes históricas, incluyendo
no sólo fuentes Babilónicas, sino también Egipcias, Asirias y Medo-Persas.
Aunque hoy todavía creo que algunos de los puntos que presenté en cuanto a esas
incertezas son válidos, sé que la argumentación nació de un deseo
por defender una fecha para la cual simplemente no hay evidencia histórica. De hecho,
si la evidencia histórica contradecía alguna declaración clara de la
Biblia, yo no dudaba en aceptar el registro Bíblico como el más confiable. Pero
soy consciente de que la cuestión no es que exista alguna contradicción con
respecto a alguna declaración clara de la Biblia, sino una contradicción con
respecto a una interpretación fijada sobre ciertas porciones de la Biblia, que
les asigna un significado que no se declara en la Biblia misma. Las incertezas que se pueden
encontrar en tales interpretaciones humanas son ciertamente las mismas que las que se pueden
encontrar en los registros cronológicos sobre historia antigua.
Reconocimientos
Antes de concluir esta introducción, me gustaría
dar las gracias a las muchas personas eruditas de todo el mundo, algunas de ellas
todavía Testigos de Jehová activos cuando se escribió esta obra, que por
su estímulo, sugerencias, críticas y preguntas han hecho una gran
contribución a ella. En primer lugar me gustaría mencionar a Rud Persson de
Ljungbyhed, Suecia, que participó en la obra desde sus comienzos y que me ha ayudado
más que ninguna otra persona en este sentido. Otros amigos con los mismos antecedentes
que yo, especialmente James Penton y Raymond Franz, han sido de gran ayuda al preparar el
libro para su publicación puliendo mi inglés y mi gramática.
Con respecto a la sección ideológico histórica
(capítulo uno), mis contactos con el erudito sueco Dr. Ingermar Lindén
estimularon mi interés y propiciaron mi investigación en este área.
Richard Rawe, de Soap Lake, Washington, y Alan Feuerbacher de Beaverton, Oregon (ahora en
Ginebra, Suiza), también suministraron importantes documentos para esta sección.
Para los capítulos sobre cronología Neo-Babilónica (capítulos tres
y cuatro) los contactos mantenidos con autoridades sobre textos cuneiformes de Babilonia han
sido de una ayuda incalculable. Esto aplica especialmente al profesor D.J. Wiseman de
Inglaterra, que es un destacado experto en el periodo Neo-Babilónico; a C.B.F. Walker,
subdirector y conservador del Departamento de Antigüedades Asiáticas de Occidente
del Museo Británico de Londres; al profesor Abraham J. Sachs, de Estados Unidos; al
profesor Hermann Hunger de Austria, que desde la muerte de Abraham Sachs en 1983 es el experto
más importante en textos babilónicos sobre observaciones astronómicas; y
al Dr. Béatrice André, del Museo del Louvre, París. Finalmente, en las
secciones sobre interpretación Bíblica (capítulos 5 al 7), varios
lingüistas y hebraístas competentes compartieron amablemente sus conocimientos,
especialmente el Dr. Seth Erlandsson de Västeras, Suecia; el profesor Tryggve Mettinger
de Lund, Suecia; y los Drs. Tor Magnus Amble y Hans M. Barstad, de Oslo, Noruega.
Mi agradecimiento más importante, sin embargo, es para el Dios
de la Biblia, para aquel que en el Antiguo Testamento y desde los tiempos de Moisés
lleva el nombre Yahweh o Jehovah, y a quien en el Nuevo Testamento podemos encontrar y
acercarnos como nuestro Padre celestial, ya que esta investigación ha sido realizada
bajo constante oración por su ayuda y entendimiento. Todo el honor es para él,
ya que es su Palabra de verdad la que ha sido la base de este estudio. Aunque ciertas
teorías e interpretaciones religiosas se hallaron insostenibles y tuvieron que ser
rechazadas, su Palabra profética fue confirmada, una y otra vez, durante la
investigación Bíblica e histórica relacionada con este asunto. Esta
experiencia fortalecedora de la fe ha sido para mí una verdadera y duradera
bendición. Confío en que el lector sea bendecido de la misma manera.
Carl Olof Jonsson
Göteborg, Suecia, 1982
Revisado en 1998
1 Las designaciones “a. E.C” (antes de la Era Común) y “E.C” (Era Común) normalmente usadas
por los Testigos de Jehová,
corresponden a “a.C.” (antes de Cristo) y “D.C” (después de Cristo). Estas se usan con frecuencia en literatura especializada,
especialmente por autores Judíos, y han sido adoptadas por la Sociedad Watch Tower, como se verá en posteriores citas de sus
publicaciones. Por razones de coherencia, estas designaciones se usan regularmente en esta obra, a excepción de aquellos casos en
que se cita de un material que usa las designaciones a.C. y D.C.
2 Itálicas y énfasis añadidos. El anterior presidente de la Sociedad Watch Tower, Frederick W. Franz, en la consideración Bíblica
matinal de la familia Betel del 17 de noviembre de 1979, enfatizó aún más la importancia de la fecha 1914, diciendo: “El único propósito
de nuestra existencia como Sociedad es anunciar el Reino establecido en 1914 y proclamar la advertencia de la caída de Babilonia la
Grande. Tenemos un mensaje especial que entregar”. (Raymond Franz, En busca de la libertad Cristiana, Atlanta: Commentary Press,
1991, págs. 32 y 33).
3 La Atalaya del 1 de enero de 1988, págs. 10 y 11.
4 La Atalaya del 1 de septiembre de 1985, página 25, párrafo 15.
5 La Atalaya del 1 de octubre de 1982, página 27, párrafo 6. En La Atalaya del 15 de julio de 1992 (página 12, párrafo 15) se describe a
estos disidentes como “enemigos de Dios” que “odian intensamente a Jehová”. A los Testigos, por lo tanto, se les insta a “odiarlos con
un odio completo”. Esta exhortación se repite en La Atalaya del 1 de octubre de 1993 (página 19, párrafos 13 y 15), donde se dice de
los “apóstatas” que “la maldad está tan arraigada en ellos que es parte inseparable de su modo de ser”. A los Testigos incluso se les
insta a pedir a Dios que los destruya, a imitación del salmista David, que oró respecto a sus enemigos: “¡Oh, que tú, oh Dios, mataras al
inicuo!”. De esa manera los Testigos de Jehová “dejan que Jehová se encargue de ejecutar venganza”. Estos rencorosos ataques en
contra de anteriores miembros de la organización reflejan una actitud que es exactamente la opuesta de la que recomendó Jesús en su
Sermón del Monte.- Mateo 5:43-48.
6 La Atalaya del 1 de abril de 1986, págs. 30 y 31.
7 Los nombres de los autores de las cartas procedentes de la Sociedad Watch Tower nunca se dan. En su lugar se usan símbolos
internos. El símbolo “GEA” que aparece en la parte superior izquierda de esta carta muestra que su autor fue Lloyd Barry, uno de los
miembros del Cuerpo Gobernante.
8 El símbolo “EF” muestra que el escritor de esta carta fue Fred Rusk, del Departamento de Redacción.
9 Aparte de mi estudio, que se originó dentro del movimiento, Schroeder pudo haber tenido en mente dos publicaciones externas que
atacaban la cronología de la Sociedad: Los Testigos de Jehová y la especulación profética, de Edmund C. Gruss (Nutley, N.J.: Presbyterian
and Reformed Publishing Co., 1972), y 1914 y la Segunda venida de Cristo, de William MacCarty (Washington, D.C.: Review and Herald
Publishing Association, 1975).
10 Abandonar el cálculo 607 a. E.C. - 1914 E.C. implica abandonar también las interpretaciones basadas en él, como la idea de que el
Reino de Dios fue establecido en 1914 y que la “presencia invisible” de Cristo comenzó ese año. De los Testigos de Jehová que no
pueden aceptar estas ideas, La Atalaya del 1 de diciembre de 1979 (págs. 13 y 14, párrafo 3), declaró: “Personas desaforadas han tratado
de infiltrarse en la verdadera congregación cristiana, alegando que la “prometida presencia” de nuestro Señor no acontece en nuestro
día ... Personas de esta clase están entre los individuos acerca de los cuales Jesús advirtió lo registrado en Mateo 7:15-23: “Guárdense
de los falsos profetas que vienen a ustedes en ropa de oveja, pero por dentro son lobos voraces ... [En aquel día] les confesaré: ¡Nunca los
conocí! Apártense de mí, obreros del desafuero”. Más adelante, La Atalaya del 1 de agosto de 1980 (págs. 18 y 19, párrafo 9), dijo: “Pedro
también estaba hablando del peligro de ser “llevados” por algunos dentro de la congregación cristiana que llegarían a ser “burlones” y no
tomarían en serio el cumplimiento de las profecías respecto a la “presencia” de Cristo y que adoptarían una actitud desafiadora de ley para
con “el esclavo fiel y discreto”, el Cuerpo Gobernante de la congregación cristiana y los ancianos nombrados”. (Itálicas añadidas. Véase
también el párrafo 11 de la página 19 y el párrafo 14 de la página 20).
11 Spectrum, Vol. 11, No. 4, 1981, pág. 63. (Este periódico es publicado por las Asociaciones de Foros Adventistas, Apartado Postal 4330,
Takoma Park, Maryland, U.S.A.) La revista ¡Despertad! de 22 de noviembre de 1984 explicó de manera similar que el actuar así es un
signo de “mente cerrada,” cuando dijo: ”Por ejemplo, si no somos capaces de defender nuestros puntos de vista religiosos,
pudiéramos vernos atacando a los que desafían nuestras creencias, no con argumentos lógicos, sino con calumnias e insinuaciones.
Eso es señal de una mente cerrada. (Pág.4, Compare también ¡Despertad! 22 de mayo de 1990, pág.12.
12 La Atalaya del 1 de febrero de 1916, pág.38; 1 de septiembre de 1916, págs. 264 y 265; 1 de julio de 1920, pág. 203 (ediciones en
inglés).
13 The Time is at Hand (El tiempo ha llegado, volumen 2 de la serie Estudios de las Escrituras, publicado en 1889), págs. 76 a la 78; The
Finished Mistery (El Misterio Terminado, volumen 7 de Estudios de las Escrituras, publicado en 1917), págs. 129, 178, 258, 404, 542;
Millones que ahora viven no morirán jamás, págs. 72-74; 80; 90; 94 (edición española de 1921); La Atalaya del 1 de septiembre de 1941,
pág. 288 (ed. inglesa); ¡Despertad! del 8 de abril de 1967, págs. 19 y 20; La Atalaya del 15 de septiembre de 1968, págs. 559 y 560.
14 La enciclopedia sueca Nordisk Familjebok, vol. 11 (Malmö: Förlagshuset Norden AB, 1953), pág. 35.
15 La Atalaya del 1 de abril de 1986, págs. 30 y 31.
16 Las normas de expulsión (excomunión) se consideran, por ejemplo, en La Atalaya del 15 de noviembre de 1981, págs. 14-25, y en
La Atalaya del 15 de abril de 1988, págs. 27 y 28. Con respecto a la inminente destrucción del presente sistema mundial, La Atalaya del 1 de
septiembre de 1989, en la página 19, declara: “ Solo los testigos de Jehová -el resto ungido y la “gran muchedumbre”- como organización
unida bajo la protección del Organizador Supremo tienen la esperanza bíblica de sobrevivir al fin inminente de este sistema dominado por
Satanás el Diablo y encaminado a la destrucción.”
(Compárese también con La Atalaya del 15 de septiembre de 1988, págs. 14 y 15)
17 Esta acción probablemente fue tomada a petición de la Central de Brooklyn, Nueva York. Como me dijo después Raymond Franz, que fue
miembro del Cuerpo Gobernante hasta la primavera de 1980, en una carta con fecha 7 de agosto de 1982: “Supongo que fue algo un tanto
inevitable que la organización finalmente tomase acción hacia usted. En mi caso personal, sentía que era sólo una cuestión de tiempo
que hicieran algo conmigo, sin importar lo discreto que fuese. Yo no dudaría de que en su caso la oficina sucursal se puso en contacto
con la Central de Brooklyn y ésta le aconsejó que tomase acción”.
18 En los comentarios de la Sociedad Watch Tower sobre este versículo, Cristo ha sido sustituido por la “organización” como aquello a
donde uno debería ir para tener “vida eterna”. Véase, por ejemplo, La Atalaya del 1 de julio de 1981, pág. 19; La Atalaya del 1 de junio de
1982, pág. 31, párrafo 19 y La Atalaya del 15 de marzo de 1988, pág. 18.
19 El libro Ayuda para entender la Biblia fue publicado íntegramente en 1971. Una edición ligeramente revisada de dos tomos se publicó
en 1988. La característica nueva más importante es la inclusión de ayudas visuales (mapas, dibujos, fotografías, etc.) a todo color.
Sin embargo, el nombre del diccionario fue cambiado a Perspicacia para comprender las Escrituras, evidentemente porque los tres
autores principales, Raymond Franz, Edward Dunlap, y Reinhard Lengtat, dejaron la Central en 1980, y porque dos de ellos, Franz y
Dunlap, fueron expulsados debido a sus opiniones divergentes. En la obra Perspicacia para comprender las Escrituras, más de la
mitad de la sección original sobre “Cronología” ha sido eliminada (véanse las páginas --- del primer tomo), debido, al parecer, a la
información que presenté sobre el asunto en el estudio que envié a las oficinas centrales en 1977, y al reconocimiento por parte de la
organización de la naturaleza frágil de sus afirmaciones.
20 La persona que escribió esta carta, con fecha 12 de junio de 1982, fue Raymond Franz, anterior miembro del Cuerpo Gobernante.