ESTUDIOS DE LAS ESCRITURAS

¿Agradan a Dios la Costumbres Populares?
(Parte 2 de 2)

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1.- SUS ORIGENES.

Basándose en el origen de la practica, o en que rasgos de la mismas, tuvieron o tienen relación con el paganismo, los testigos de Jehová rechazan multitud de comportamientos, costumbres y fiestas, considerando que las mismas desagradan a Dios.

¿Cual debe ser la actitud de una persona que no quiere desagradar a Dios, para con formas, diseños y costumbres que en algún tiempo o lugar han estado relacionadas con la religión falsa o paganismo? ¿Es en realidad importante, el origen de una costumbre para determinar si la misma es desagradable a Dios?

Puesto que se han utilizado tantas diferentes formas de expresar un sentimiento religioso en la adoración del pasado, y puesto que la mayoría de las costumbres populares que han sobrevivido hasta nuestros días son de naturaleza religiosa, si una persona se tomara la molestia en investigar sobre las mismas, posiblemente hallaría una conexión indeseable con casi toda costumbre popular que impera en los lugares donde habita. Tendría que abstenerse de casi cada acto que realiza, pues todos estos, en algún momento del pasado, tuvieron relación con el paganismo.

Muchos de los artículos de vestir y aspecto de la vida de hoy día se originaron en países y costumbres paganas. Las divisiones actuales del tiempo en horas, minutos y segundos se basan en un sistema babilónico primitivo. Los nombres de los días y meses, y hasta el uso de los mapas! (¡Despertad! 8 de septiembre de 1995, pág. 22 dice que son de origen babilonio) tendrían que descartarse a causa de su origen.

Un ejemplo muy peculiar de los muchos símbolos paganos que utilizamos en la actualidad, tiene que ver con el estrechar la mano.

Entre los dioses de los babilonios se encontraba Marduk que Nabucodonosor convirtió en el dios más poderoso porque: "fue dotándole de los atributos que caracterizaban a los demás. Llegó a ser el símbolo de Babilonia, y de hecho, costumbres como la del APRETÓN DE MANOS provienen del rito anual en el que el rey daba la mano a una estatua de Marduk para que le confiriera autoridad con la cual gobernar un a o más" (Revista "Muy Interesante, Año XII Nº 4, pág. 72).

Otra revista española añadió: "El uso más antiguo que se conoce de este gesto de saludo data del tercer milenio antes de Cristo, en Egipto. Entonces significaba la transmisión de poder de un dios a un gobernante terrenal. Esto está reflejado en el verbo egipcio dar, cuyo jeroglífico representa una mano extendida. En Babilonia, alrededor del 1800 a. de C., se exigía que el rey estrechara las manos de una estatua de Marduk, la deidad principal de la civilización. Este acto tenía lugar en el año nuevo y servía para transferir autoridad al soberano durante un a o más. Los asirios, tras tomar Babilonia, continuaron este rito, por temor a ofender a alguien muy poderoso". (Conocer, nº 85, feb 1990, pág. 36).

El que en el pasado, tal signo, o acto, o costumbre tuviera que ver con el proceder de un pueblo pagano, nada tiene que ver con lo aceptable o desagradable para Dios, porque no era la práctica en sí de dicho hábito lo que la hacía desagradable, sino el significado que se le daba, el sentido que tenía para los que lo practicaban, y para los que observaban tal proceder.

Con el tiempo, tales costumbres fueron perdiendo su connotación religiosa-pagana, para convertirse en expresiones naturales de felicidad, deseo de bienestar y prosperidad, regocijo, y lazos de unión de las personas. Los que observaban dichas costumbres no pensaban que las mismas tuvieran que ver con la ofensa a Dios, con el paganismo o con la adoración de otros dioses. Esto llevaba a una asimilación de tal costumbre.

En un instante de cordura, en ¡Despertad! del 22 de mayo de 1977, pág. 14, razonaron del siguiente modo: "El hecho de que en algún tiempo o lugar los adoradores de ídolos hayan empleado o empleen cierto diseño no significa automáticamente que los verdaderos adoradores siempre tienen que evitarlo."

Y pusieron un ejemplo bíblico: en el diseño del templo de Jehová en Jerusalén se incorporaron figuras de palmeras, granadas y toros. (1Re 6:29-35; 7:15-18, 23-25.) Estos símbolos eran utilizados por otras religiones falsas y paganas, pero ellos razonan: "El hecho de que otras religiones tomaran estas cosas naturales que Dios creó y las emplearan como símbolos en la adoración idolátrica, no hacía incorrecto el que las emplearan decorativamente los adoradores verdaderos. Cualquiera que visitara el templo podía ver que el pueblo de Dios no adoraba ni veneraba esas decoraciones como símbolos sagrados."

Y es que si uno indaga detenidamente en las costumbres de cualquier pueblo, y en especial, el pueblo judío, encuentra que muchas de sus costumbres y hábitos tenían orígenes paganos, sin que Dios los condenara por este motivos. El uso del incienso, la vestidura de los sacerdotes, muchos de los sacrificios..., hasta los meses judíos tenían nombres de dioses paganos, como el cuarto mes lunar (última parte de junio y primera de julio) llamado Tamuz, que era el nombre de una deidad babilónica! (Eze 8:14) Así, cuando un judío estaba en el mes cuarto, estaba en el mes del dios Tamuz, y no pasaba nada. Jehová no encontró motivo para que se dejara de utilizar dicho nombre ni condenó a los judíos por este motivo.

Es más, profundizando detenidamente en costumbres religiosas babilónicas y egipcias, encontramos muchas similitudes de lo que luego fue el gran sistema de adoración judío. Ernest Renan, en su Historia del pueblo de Israel, 1 parte, pág. 69, de Ediciones Orbis, S.A. 1985, nos cuenta que el culto de Egipto había mucha idolatría. El dios habitaba en un lugar determinado, bien fuese un templo, un arca, o tuviese estatuas. Tenían arcas y tabernáculos en los que, resguardada por alas de gavilanes, estaba la imagen de Dios, invisible para los profanos.

En el rito egipcio, esta capillita cerrada y portátil estaba siempre encima de una barca llevada en hombros por sus sacerdotes en las procesiones y peregrinaciones. Era un naós portátil, gracias al cual, los dioses podían hacer largos viajes sin que se dejara de tributarles en todo el camino los honores que se les debían. Colocar panes sagrados en una mesa delante del dios, era una de las bases del culto egipcio. El dios serpiente estaba muy presente en su adoración.

¿Les suena familiar éste relato a los testigos de Jehová? ¿Les recuerda algún relato bíblico? Seguramente les recordará que en los relatos del pueblo judío peregrinando por el desierto, todas esas figuras fueron utilizadas para adorar a Jehová, con pequeñas modificaciones y matices.

¿De qué se asustan los testigos de Jehová? El origen de una costumbre no tiene nada que ver con lo permisible o lo prohibido de ella.

Es por eso, que los testigos de Jehová caen en diversas contradicciones a la hora de establecer qué costumbres agradan a Dios, y cuáles le desagradan, no examinándolas con el mismo rasero a todas. Hay algunas que las aceptan, a pesar de sus orígenes paganos, con la excusa (ciertamente válida) de que "el usarlas no envuelve el llevar a cabo prácticas religiosas falsas," (Vea La Atalaya del 1 de octubre de 1972, pág. 606) y hay otras que las condenan, a pesar de que quienes lo practican y quienes lo observan desconocen absolutamente lo que significa en realidad tal costumbre.

Un ejemplo bien palpable, tiene que ver con las bodas: existen muchas costumbres según la zona donde se celebren, pero en la mayoría destacan dos costumbres casi universales: el uso de anillos nupciales, que es habitual en las bodas de los Testigos, pero que tienen un carácter netamente pagano, y el arrojar arroz a los novios, que está prohibido en las bodas de los Testigos. ¿Por qué unos sí, y otros no?

Un libro que citan muy a menudo en sus publicaciones llamado An Essay on the Development of the Christian Doctrine, 1878, de John H. Newman, contiene una lista de prácticas y costumbres de origen pagano. En esa lista, se incluye por ejemplo: "El uso de templos, y estos dedicados a determinados santos,... vestiduras sacerdotales, la tonsura, el anillo de matrimonio, el volverse hacia el Este, las imágenes a una fecha más tarde, tal vez el canto eclesiástico, y el Kirieleisón, todos son de origen pagano, y santificados por su adopción dentro de la Iglesia."

Curiosamente, los Testigos en sus bodas permiten el uso del anillo, pero prohiben algo tan inocente como arrojar arroz a los novios cuando salen del lugar donde han contraído matrimonio, porque según Science News Letter, de 8 de junio de 1963, pág. 357, el arrojar arroz a los novios: "Algunos pueblos creen que el arroz es alimento para alejar de los novios las influencias malas. Algunos dicen que asegura fertilidad a la pareja." (Citado de La Atalaya del 15 de junio de 1969, pág. 378).

En La Atalaya del 1 de octubre de 1961, pág. 607 habían prohibido dicha práctica, basándose en lo que decía The Encyclopedia Britannica, edición de 1959, tomo 4, pág. 122, que dijo: "El arrojar arroz, costumbre muy antigua pero posterior a la del trigo, es símbolo del deseo de que el esponsal sea fructífero."

¿Tiene sentido este hecho? ¿Es razonable, prohibir uno y permitir el otro? ¿No son las dos, costumbres netamente paganas? ¿Le desagrada, en realidad, a Dios, que en unas bodas se arroje arroz a los novios? ¿Le agrada, en cambio, que utilicen unos anillos de enlace? ¿Por qué el uno sí, y el otro no?

Una de las prohibiciones más peculiares de los Testigos es el negarse a brindar. Si preguntáramos a alguien por la acción de brindar, levantando las copas, entrechocarlas y desear felicidad o bienestar a las personas o proyecto en curso, la mayoría no sabría decirnos qué significado tiene tal acto, y en que se basa uno, para que tal costumbre se haya arraigado tan profundamente en los hábitos del ser humano. Quizás le sorprenda saber que tal costumbre proviene de una idea supersticiosa.

Despertad! del 8 de enero de 1985, pág. 27 dice que "de acuerdo con la Asociación estadounidense de bibliotecas, hace miles de años, la gente tenía la idea ridícula de que, cuando bebían algo el Diablo podía entrar en su cuerpo cuando abrían la boca. Y en realidad creían que podían asustar a este espíritu maligno mediante hacer ruido. Por eso, para evitar dicho peligro, hacían chocar sus copas para producir ruido."

Y en La Atalaya del 1 de marzo de 1968, pág. 159 dejaron a entrever la prohibición de tal practica. ¿Razones? Citando de la Encyclopedia Britannica, Edición 11 , tomo 13, pág. 121 donde se aseguraba que la costumbre de 'beber a la salud de', o de 'brindar por' se deriva del antiguo rito religioso de brindar por los dioses y los muertos por parte de griegos y romanos, dijeron: "Cuando la mayoría de la gente participa en un 'brindis' probablemente no se imagina que pudiera estar copiando la costumbre de elevar una libación o sacrificio líquido a dioses paganos, no obstante eso pudiera ser." Y después razonan que un cristiano no debe participar de un sacrificio pagano.

¿Tiene la gente, la idea ridícula de que cuando van a beber, el Diablo puede entrar en su cuerpo al abrir la boca? Creen que entrechocando las copas, asustan a este espíritu maligno mediante hacer ruido.? Entonces, si o la tienen, por qué la prohiben los testigos de Jehová? Tiene que ver con un proceder absolutamente maligno y pernicioso, o simplemente es la cabezonería de sus dirigentes que no quieren reconocer lo inofensivo de la práctica? Y más importante, puede Dios ver con desagrado una práctica inocente e inofensiva como la de levantar unas copas, entrechocarlas y desear felicidad, porque tal practica o costumbre era utilizada hace miles de años por pueblos que no adoraban al Dios de la Biblia?

Insistimos en destacar que el origen de una practica, nada tiene que ver con lo reprobable de la misma. Los humanos somos seres de costumbres. Estas provienen de nuestro más recóndito pasado. Para que una costumbre de origen pagano sea desagradable a Dios, tienen que reunirse en la misma, una serie de circunstancias que después matizaremos. Todo lo demás, es mera palabrería, y ganas de destacar.

2.- SU VERACIDAD.

Con respecto a la veracidad de una práctica, hemos de reconocer que el paso de los siglos, cambia los nombres, los hechos, las fechas, y los significados. Muchos de los relatos de la historia, nos llegan cercenados o exagerados, pero poco a poco van tomando un lugar en la vida, de forma que la realidad ya no importa.

La figura de Don Quijote, Tarzán, ó Drácula, parece que provienen de hechos reales, pero para las personas, esto importa poco. La fantasía los ha revestido de unas propiedades propias, que sobrepasan la realidad.

Algo muy parecido ha ocurrido con algunos relatos bíblicos y con otros relatos de ciertas zonas de la tierra. Los Reyes Magos, Santa Claus, la cigüeña, Ratoncito Pérez, etc., son personajes que provienen de hechos reales, o ficticios, (¡qué más da!) que han venido a ocupar un lugar en la fantasía de los seres humanos. El creer en ellos, no perjudica de manera alguna a los niños, puesto que tales creencias no implican una acción determinada, un comportamiento determinado. Sin embargo, los pensamientos de los Testigos son bastante peregrinos al respecto, y suelen argumentar con ironía: "Por ejemplo, considere el mito de Santa Claus. ¿Ha intentado explicar alguna vez a un niño por qué, como se cuenta en muchos países, este personaje prefiere bajar por la chimenea en lugar de entrar por la puerta? Además, ¿cómo visita tantos millones de hogares en una sola noche? ¿Qué puede decirse de los renos voladores? Cuando un niño se da cuenta de que lo han engañado al hacerle creer que Santa Claus es una persona de la vida real, ¿no se ve socavada la confianza en sus padres?"

Así, cargan los argumentos con tintes tendenciosos, pues, ¿qué padre se le ha visto con problemas para explicar a sus niños estas cosas? Sólo en la mente de los redactores de éste artículo, aparece tales dificultades. (Ti 1:15.)

Por lo general, los niños viven la fantasía de estos personajes sin hacer preguntas, y cuando alguno que es más avispado pregunta, tiene la suficiente capacidad para entender las respuestas. No conozco a ningún niño, que al darse cuenta que lo de Santa Claus, los Reyes Magos, el Ratoncito Pérez, etc., son personajes de la fantasía popular, que por este motivo ya no tengan confianza en sus padres, o hallan sufrido algún trauma especial. Este argumento es absolutamente tendencioso y no tiene sentido.

La veracidad del relato no tiene nada que ver con lo inaceptable de una costumbre o comportamiento a los ojos de Dios, como tampoco es un factor a evaluar para dar por válida dicha costumbre. El paso de los años desvirtúa los hechos, y existen serias dudas sobre muchos de los relatos que nos han llegado en nuestro tiempo. Es por eso que en todas las celebraciones de hechos o acontecimientos pasados, hay factores que no corresponden a la realidad, sin que los mismos desvirtúen la validez o no del hecho.

Por otro lado, existen relatos bíblicos en los que siervos de Dios tenían creencias populares erróneas, y Jehová no condenó tal proceder, ni siquiera corrigió dicha creencia. Por ejemplo: En algunas partes de Oriente, fue, y todavía es, considerada la mandrágora como afrodisíaco, capaz de aumentar la fertilidad humana o ayudar en la concepción. (Cantar 7:13.) Raquel tenía esa creencia y estuvo dispuesta a ceder una oportunidad de concebir en cambio de algunas mandrágoras, como se relata en Gén 30:14, 15. Posiblemente Raquel creía que de esta forma, podría llegar a ser madre con mayor prontitud. En el relato bíblico, no existe ningún tipo de reproche por parte de Dios a Raquel por tal uso de las mandrágoras. La creencia era absolutamente inocua, y no era necesario corregirla.

El nacimiento de Jesús es celebrado el 25 de diciembre por todas las iglesias de la cristiandad, cuando parece ser que Jesús nació a principio de octubre aproximadamente. Los testigos critican esta celebración porque no coincide con exactitud con la fecha del nacimiento de Jesús, además de otras razones. Pero la verdadera cuestión no es si el día corresponde con el hecho en sí. La cuestión, es: ¿Prohibe la Palabra de Dios, la Biblia, que las personas dediquen un día al a o para recordar el nacimiento de Jesucristo? ¿Hay algún texto de la Biblia que prohiba el que alguien haga una comida especial, una fiesta especial, una serie de actos especiales, para manifestar gozo y alegría por el nacimiento de Jesucristo?

Un repaso del nacimiento de Jesús nos lleva a ver que tal acontecimiento fue un hecho gozoso y memorable que un ángel del Señor vino a anunciar a los seres humanos. Les dijo: "No teman, porque, ¡miren!, les declaro buenas nuevas de un gran gozo que todo el pueblo tendrá, porque les ha nacido hoy un Salvador, que es Cristo [el] Señor, en la ciudad de David." (Lc 2:10, 11.)

Lo que nacía era "un Salvador, que es Cristo [el] Señor." No era pues, un hombre cualquiera, que venía en plan 'héroe' a tratar de rescatar a la humanidad en pecado. Y aunque es cierto que, "mejor es [...] el día de la muerte que el día en que uno nace," (Ecl 7:1) en el caso de Jesucristo, tan 'buenas nuevas' eran su nacimiento como su muerte.

No era extraño que tal nacimiento tuviera una acogida maravillosa en el cielo, y que "una multitud del ejército celestial", aparecieran a un grupo de pastores "alabando a Dios y diciendo: "Gloria en las alturas a Dios, y sobre la tierra paz entre los hombres de buena voluntad".

¿Estaría cometiendo un pecado aquella persona que decidiera, el 25 de Diciembre, hacer una fiesta para recordar su nacimiento, tal vez haciendo una comida especial, poniendo unos adornos especiales, o llamando a compañeros y amigos para desearles felicidad y paz? O, ¿cometería un pecado una persona que asistiera a algún evento relacionado con ésta celebración?

Esta es la verdadera cuestión que hay que afrontar, y no desviar los argumentos a los orígenes de esta fiesta, a lo incierto de la fecha, o al uso inmoderado que muchas personas hacen de ella.

El nacimiento de Jesús fue un acontecimiento memorable, y recordarlo de la forma que sea, no es reprensible. En vista de que no hay seguridad del día en que nació, la exactitud de la fecha es lo menos importante, y el hecho de que Jesús, en ningún lugar ordenó que conmemoráramos su nacimiento, tampoco es un factor primordial.

Dios no mandó que lo hicieran, pero los judíos establecieron como práctica, la celebración de una fiesta anual en el aniversario de la reedificación del templo, y ésta fue una de las fiestas a la que Jesús asistió. (Jn 10:22, 23.)

Los Testigos efectúan acciones, tienen costumbres, y realizan hechos cada semana, cada mes, cada año, que ni Jesucristo mandó, ni los cristianos primitivos practicaban, y no por ello, se pueden utilizar como argumentos determinantes de la validez o invalidez de los mismos.

Ellos asisten tres veces a la semana a sus reuniones, realizan las mismas de una forma determinada, cuentan la asistencia, informan su labor cada mes, se reúnen tres veces al año en asamblea, y ni Cristo mandó todas estas costumbres, ni los cristianos primitivos lo entendían así o lo practicaban así.

Insistimos en que es cierto que resulta un comportamiento hipócrita por parte del ser humano, el dedicar ciertos días al año, a regocijarse por el nacimiento de alguien, en este caso concreto, de Jesucristo, y el acordarse de familiares, amigos, y personas necesitadas sólo esos días, pero también es cierto que, porque no lo hagamos no solucionamos nada.

Una encuesta del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) llevada a cabo sobre un muestreo de 2.500 personas mayores de 18 a os, y aparecido en el diario granadino Ideal, del 7 de diciembre de 1997, muestra que el 71% de los españoles piensan que la Navidad ha perdido su carácter religioso, y viven la fiesta con un marcado carácter consumista.

El que nosotros decidamos no involucrarnos en celebrar y compartir el espíritu navideño, que como reconoce La Atalaya del 15 de Diciembre de 1997, pág. 6 es una fiesta "orientada a la familia" en donde "la gente por mucho tiempo se ha valido de los días festivos para fortalecer los vínculos familiares", puede hacernos creer en la supremacía nuestra con respecto a los demás. De hecho, estamos dando a entender que "nosotros no necesitamos de días festivos, de espíritu navideños, para ser amorosos, bondadosos con nuestra familia, más solidarios con nuestro prójimo."

Toda persona que pertenece o ha pertenecido a sectas como los testigos de Jehová, sabe que esto es absolutamente falso, y que el proceder de sus miembros en nada difiere con respecto a su familia y amigos al del resto de humanos. Es más, los miembros de sectas como los testigos de Jehová, suelen reaccionar en contra de familiares y amigos que no comparten sus creencias, y los eluden e ignoran por a os sin ningún escrúpulo de conciencia, aunque los mismos vivan a corta distancia de ellos.

En realidad, la aceptación de una ideología abstencionistas, es una fórmula más de aislacionismo que es muy conveniente a este tipo de grupos.

3.- SU CENTRO DE ATENCION.

El tercer ejemplo utilizado para determinar lo correcto o incorrecto de una costumbre, tiene que ver con su centro de atención. En muchos lugares, hay la costumbre de apartar días para honrar a 'santos' o personas famosas, muertas o vivas, a naciones o instituciones.

Los testigos de Jehová razonan, que dedicar un 'día' a celebrar algo: el nacimiento, el nombre, la situación, o simplemente el recuerdo de una persona o institución, desvía nuestra adoración hacía ellos, y roba la misma a Dios. Como Dios es un dios celoso, que no comparte la devoción, estaríamos violando tal 'principio' si por un día, por unas horas o por unos minutos, hacemos centro de atención a esa persona, viva o muerta; o a esa institución.

El caso más palpable que utilizan es el de los cumpleaños. Dentro de los testigos de Jehová, a raíz de la prohibición que establecieron en 1927, de que sus adeptos celebrasen la Navidad, se vieron obligados a prohibir los cumpleaños para ser consecuentes, con su prohibición de la celebración del cumpleaños de Jesucristo.

Aunque las celebraciones de cumpleaños son mencionadas pocas veces en la Escritura, y en ningún lugar están condenadas, los Testigos de Jehová asumieron que la celebración de los cumpleaños era mala por varias razones:

Por sus orígenes paganos.

Citan del profesor Horst Fuhrmann, profesor de historia medieval de la Universidad de Ratisbona, que afirma que 'entre los paganos "la celebración de cumpleaños se hacía en honor al ángel custodio o dios de uno, cuyo altar se decoraba con flores y guirnaldas; se ofrecían sacrificios al dios de la fiesta, los amigos expresaban sus felicitaciones y llevaban regalos." El profesor Fuhrmann, que hizo estas declaraciones en el periódico Süddeutsche Zeitung , añadió: "Se daba gran prominencia a las fiestas de cumpleaños que se hacían para el emperador, en las que había muchos desfiles, banquetes públicos, juegos de circo y caza de animales: espectáculos que eran repugnantes a los cristianos." (Citado en ¡Despertad! del 8 de septiembre de 1985, pág. 30)

Citan del Dr. Richard Lenski que dijo lo siguiente: "Los judíos aborrecían la observación de los cumpleaños, porque consideraban que era una costumbre pagana, pero los Herodes hasta superaron a los romanos en estas celebraciones, de modo que 'el cumpleaños de Herodes' (Herodis dies) llegó a ser una expresión proverbial para pompa excesiva en las fiestas."

Y citan de The History of the Christian Religion and Church During the First Three Century, por Augustus Neander, que dijo: "La noción de una fiesta de cumpleaños era muy ajena a las ideas de los cristianos de este periodo en general". Hasta las velas de la tarta, y la exclamación 'Feliz cumpleaños' tienen relación con el paganismo!

En Despertad! del 8 de mayo de 1982, pág. 16-18 expusieron detenidamente estos asuntos, y se atrevieron a dar las razones que llevaban con toda probabilidad a los cristianos primitivos, a esta animadversión en contra de la celebración de los cumpleaños. Dicen que en aquel entonces las celebraciones de cumpleaños estaban estrechamente enlazadas con el espiritismo y la astrología, cosa que en este tiempo no es tan obvia. Que los griegos creían que toda persona tenía un espíritu protector o daemon que estaba presente el día de su nacimiento y que cuidaba de ella toda la vida. Este dios tenía una relación mística con el dios en cuyo día de cumpleaños la persona nacía. Y que el guardar registros de los cumpleaños era importante en tiempos antiguos principalmente porque una fecha de nacimiento era esencial para hacer un horóscopo.

El caso es que los testigos rebuscan en Enciclopedias y libros con el fin de hallar declaraciones que respalden su posición, independientemente de lo ridículas que resulten después, pues afirmar que los antiguos guardaban su fecha de nacimiento para saber su horóscopo es algo sumamente infantil. Es como afirmar que porque una persona compra el periódico para leer su horóscopo, la gente compra todos los días el periódico para leerlo también. O afirmar que, como los griegos creían que un espíritu protector estaba presente el día del nacimiento, que al celebrar el cumpleaños se alababa a este dios. ¡Asombroso!.

Basándose en estas y otras citas, argumentan vigorosamente en contra de celebrar algo que los judíos detestaban, que los cristianos no conocían, y que Jesucristo no mandó.

Porque en los dos únicos cumpleaños mencionados en la Biblia tuvieron que ver con gobernantes paganos, y se cometieron dos crímenes.

Efectivamente, las únicas dos menciones bíblicas explícitas de esto son aquellas en honor a un pagano, el Faraón (Gén 40:20-22), y un hombre malvado, Herodes Antipas. (Mc 6:21; Mt 14:1-12) En la fiesta de cumpleaños de Faraón se colgó al panadero del Faraón, tal como José había profetizado. Se agrega a esto que las festividades del cumpleaños de Herodes fueron la ocasión de inmoralidad sexual implicando la hija de la esposa de su hermano, Herodías, y llevando al asesinato de Juan el Bautista. Los Testigos de Jehová injustamente argumentan que, porque estos acontecimientos bíblicos representan las celebraciones de los cumpleaños de hombres malvados, y porque en los mismos se cometieron los mencionados asesinato, el celebrar el cumpleaños de alguien es en sí mismo pecaminoso. Basándose en que las Escrituras han sido escritas para nuestra instrucción, deducen que tales relatos han sido recogidos para que veamos a los cumpleaños de forma negativa.

Porque en el cumpleaños, se hace objeto de atención, y por lo tanto, se glorifica a la persona que cumple los años.

Este es uno de los argumentos más peregrino: afirmar que el celebrar el día de cumpleaños 'enardece el ego' e idolatra a la persona que los cumple. O los testigos de Jehová desconocen lo que es idolatría, o los dirigentes de los testigos juegan injustamente con gente de buena voluntad, manipulando su sentido de la objetividad.

Así pues, el feliz hecho de cumplir un a o más, los paganos lo convertían en un acto de adoración de un dios cualquiera, con sacrificios, regalos, banquetes y una gran fiesta, y en los dos únicos casos registrados en la Biblia, se cometieron dos asesinatos. Pregúntese: es razonable que porque un hecho cualquiera en el pasado, fuese dedicado a un dios desconocido, con fiestas, regalos y bacanales, que por ese motivo, ya nosotros no lo celebremos? Es razonable que, porque en unas fiestas similares se cometieron dos crímenes, ya no podamos celebrar esas mismas fiestas? Es razonable decir que la celebración de los cumpleaños enardece el ego?

La doctrina de los testigos sobre los cumpleaños, carece de un razonamiento bíblico que tenga el suficiente peso, para sostenerse por si mismo, y elude pasajes bíblicos que muestran el gozo asociado con el nacimiento de las personas. P. ej. la Biblia dice que el cumpleaños de Juan el Bautista quiso ser la causa de "alegría y felicidad, y muchos se regocijaran en su nacimiento porque el será grande" (Lucas 1:14-15). En este pasaje no se menciona explícitamente una celebración anual del nacimiento de Juan Bautista, pero podemos preguntarnos: ¿En base a qué no celebrar el don de la vida en una familia cristiana?

Los cristianos, testigos de Cristo, se alegran cada año "por el gozo de que ha nacido un hombre en el mundo" (Jn 16:21) Será eso un pecado tan grave: el recordar tal acontecimiento, el regalar algún presente al implicado, y el celebrarlo con una canción en la que se desea que cumpla muchos más, o con una tarta o pastel, en el que se incrustan un número de velas, tal vez coincidiendo con el número de a os que cumple la persona?

Por otro lado, los testigos de Jehová se contradicen y muestran su inconsecuencia al permitir entre sus adeptos la celebración de los aniversarios de bodas. Dicen que 'el día del casamiento es una ocasión gozosa' (en este caso, no se preocupan por buscar alguna enciclopedia o libro que relacione tal práctica con algún dios pagano, o por poner ejemplo de aniversarios de bodas en los que se han cometido asesinatos, ni tan siquiera el hecho de que en tales aniversarios se ha glorificado a los contrayentes o celebrantes con felicitaciones o regalos), y no se acuerdan que eso también lo dice la Biblia con relación al nacimiento de alguien; dicen que celebrar el aniversario 'refuerza el enlace' y no se dan cuenta que el cumpleaños, trae gozo y contentamiento a quien lo celebra, y si no, que se lo pregunten a ancianos que llegan a los cien años, y son agasajados por hijos nietos, etc., el día de su cumpleaños.

En varias ocasiones, han tratado de condenar unos, y justificar otros, pero en la mente de cualquier testigo, se levanta una duda: ¿En qué difiere realmente un aniversario de nacimiento, de un aniversario de matrimonio? ¿Por qué unos sí, y el otro no?

Y una de sus grandes contradicciones de la organización de los testigos de Jehová, fue la celebración del centenario (cumpleaños) de La Atalaya que festejaron a bombo y platillo en 1979. Utilizaron una revista especial para glorificar la gran labor en defensa de la verdad que venía haciendo esta revista, y en Brooklyn celebraron una reunión especial en la que se destacaron todas las virtudes de esta revista, claro indicio de la celebración de un cumpleaños especial. ¿Por qué celebrar el cumpleaños de una revista y no el de una persona? ¿Porque en ninguna enciclopedia moderna se haya el relato de algún pueblo antiguo que celebrara este tipo de eventos, (el centenario de una revista) pero en el caso de las personas sí?

Lógicamente, al prohibir el cumpleaños de las personas los testigos se han visto obligados a prohibir la celebración de días festivos dedicados a los padres, al trabajo, a los enamorados, a la onomástica, etc.

Pero, el hecho de que al ser humano se le tenga que recordar cosas hermosas por medio de 'días', no es razón suficiente como para 'prohibir' tales días a nadie. El apóstol Pablo se vio obligado a hablar con franqueza a ciertas personas de una congregación situada en la ciudad de Colosas, que estaban siendo 'alucinados con argumentos persuasivos.'

Eran personas que abogaban por un volver hacía las cosas de atrás. No entendían que 'aceptando a Cristo Jesús el Señor, y andando en unión con él, arraigados y siendo edificados en él y siendo estabilizados en la fe,' (Col 2:6, 7) no era necesario volver a 'las cosas elementales del mundo,' que tenían que ver con leyes, decretos y normas que habían tenido atados a los judíos por siglos. (Col 2:8)

El verdadero milagro de Cristo consistió en desatar al hombre de sus viejas ataduras que le ligaban a leyes, 'y borrar los documentos manuscritos contra nosotros, que consistía en decretos y que estaba en oposición a nosotros; y quitarlos del camino clavándolos al madero de tormento.' (Col 2:14)

Nadie está autorizado para poner de nuevo, mandamientos, prohibiciones y órdenes delante del ser humano como normas de ley, ni tan siquiera para volver a las "débiles y miserables cosas elementales" que el propio Dios estableció al pueblo de Israel, creyendo que el cumplimiento de las mismas benefician de alguna forman, y mejoran la vida del ser humano, (Gál 4:9, 10.) pero tampoco nadie tiene derecho de juzgar y condenar a aquel "que come y bebe, o que celebra una fiesta, porque esas cosas son una sombra de las cosas por venir, pero la realidad pertenece al Cristo." (Col 2:16, 17)

Tal vez parezca atractivo, ¡hasta un sacrificio agradable a Dios!, el que una persona se abstenga de celebrar este tipo de 'días' festivos, pero ni el celebrarlos, ni el no celebrarlos nos va a recomendar más o menos a Dios. Pablo fue muy concreto al advertir: "Que no los prive del premio nadie que se deleite en una humildad [ficticia] y en una forma de adoración de los ángeles, "plantándose en" las cosas que ha visto, hinchado sin debida razón por su disposición de ánimo carnal, puesto que no está firmemente adherido a la cabeza, a aquel de quien todo el cuerpo, suministrado y armoniosamente unido por medio de sus coyunturas y ligamentos, sigue creciendo con el crecimiento que Dios da." (Col 2:18, 19) Y añade: "Si ustedes murieron junto con Cristo para con las cosas elementales del mundo, ¿por qué, como si vivieran en el mundo, se sujetan aún a los decretos: "No toques, ni gustes, ni palpes", respecto a cosas que están destinadas, todas, a la destrucción por el uso, de acuerdo con los mandatos y enseñanzas de los hombres? Esas mismísimas cosas, en verdad, tienen una apariencia de sabiduría en una forma autoimpuesta de adoración y humildad [ficticia], un tratamiento severo del cuerpo; pero no son de valor alguno en combatir la satisfacción de la carne." (Col 2:20-23)

Después de leer estos pasajes bíblicos, poco puedo añadir. Solo certificar que "la palabra de Dios es viva, y ejerce poder, y es más aguda que toda espada de dos filos, y penetra hasta dividir entre alma y espíritu, y entre coyunturas y [su] tuétano, y puede discernir pensamientos e intenciones de[l] corazón." (Heb 4:12)

Y lo triste de los testigos de Jehová, es que injustamente privan a sus hijos de estas celebraciones y los hacen aparecer ante los demás: ante sus profesores, sus compañeros de clase, y sus vecinos, como 'raros', como 'diferentes'. En los colegios, es habitual escuchar la expresión: 'Éste no participará en esta tarea, porque se lo prohibe su religión'.

Crios de corta edad son reprendidos por sus padres cuando cogen caramelos o dulces que reparten otros ni os en su cumpleaños, o cuando dibujan una tarjeta de felicitación a sus padres, etc., como parte del correctivo que deben utilizar para educar a sus hijos 'en la verdad'.

Algunos padres, al encontrar ilógicas muchas de las prohibiciones que tienen que transmitir a sus hijos, esconden esos dulces y caramelos, y se los dan otro día, u organizan fiestas similares a los cumpleaños, e invitan a niños de la misma escuela, para que acudan a dicha fiesta, aunque se salvan en salud, aclarando que tal fiesta no se hace por algún cumpleaños o santo en particular, sino que se hace sin una razón concreta, porque sí, y basta. A pesar de esto, se usan piñatas, (que en Despertad! del 22 de septiembre de 1971, pág. 23-4 prohibieron), se disfrazan, y se llevan regalos al niño anfitrión como si de un cumpleaños se tratara.

Y es que los padres traspasan a sus hijos, no sus creencias e investigaciones personales, sino las interpretaciones oficiales de los dirigentes de los Testigos establecen, en un folleto intitulado La Escuela y los Testigos de Jehová, con la orden expresa para que cada niño lleve un ejemplar siempre con él, le entregue uno al profesor de turno, y lo utilice siempre que sea necesario.

En el folleto, aparecen expresiones que manifiestan creencias de los niños, aunque difícilmente podríamos tacharlas de tal, si tenemos en cuenta que los niños no han llegado a efectuar una investigación concienzuda sobre tales creencias, y son los padres (influidos por sus dirigentes) los que imponen tales creencias.

4.- SUS EFECTOS.

La Biblia dice que los cristianos deben ser 'moderados en los hábitos' y este es un principio que se debe extender a todo el proceder de su vida: en los tratos familiares, en el trabajo, en los momentos de ocio, etc. Por eso, no es extraño que eviten lugares en los que el vino fluye con facilidad, en el que el desenfreno no tiene límite, y en donde el jolgorio está fuera de lugar, y provoca en muchos casos, accidentes con resultados de muertes.

Conocido es por nuestra parte, de como la gente utiliza ocasiones de reunión, de alegría y felicidad, y las convierte en verdaderos bacanales, en donde no existe control de los resultados.

Es problema está, por supuesto, no en la fiesta que se celebra, sino en las personas que participan en ella. Ciertas fiestas, han revivido de sus cenizas y son símbolos de todo lo dicho. La simple mención de tales fiestas, nos recuerda algunos aspectos del vivir humano, que no quisiéramos adoptar en nuestro engranaje cristiano.

Parece ser, o los testigos de Jehová intentan dar la imagen que dos fiestas sumamente populares han caído en estos extremos. Me refiero a la fiesta del Año Nuevo, y a los Carnavales.

Además de los factores 'paganos' de tales fiestas, los testigos siempre han criticado los excesos que se cometen en tales fiestas, para prohibir el que sus adeptos rechacen el celebrar familiarmente la entrada de un nuevo a o, o el disfrazar ni tan siquiera a los niños, para que, en esas fechas, acudan a fiestas escolares, etc.

Por ejemplo: Aunque para la mayoría, el día de Año Nuevo, no es más que una ocasión para divertirse, y festejar el paso de un a o a otro (que en algunas culturas ni siquiera se celebra ese día), para los testigos de Jehová el día de Año Nuevo, las costumbres relacionadas con esa fecha, y hasta los eventos deportivos celebrados, 'tienen todos los visos de las fiestas religiosas!' (Vea el artículo que trata este tema en Despertad! del 22 de diciembre de 1981, pág. 21-24).

Ellos argumentan que esta fiesta se comenzó a celebrar en la antigua Mesopotamia, donde sus habitantes creían que el universo fue creado después de una lucha colosal entre su dios Marduk y Tiamat la diosa del caos. De manera violenta, Marduk produjo orden de en medio del caos. Cada año, al llegar las lluvias vivificantes, se conmemoraba su logro. Puesto que el rey representaba el orden, éste se aislaba por varios días, durante los cuales el populacho literalmente volvía a crear el caos mediante beber, permitir que los esclavos insultaran a sus amos, y cometer inmoralidad sexual. Los antiguos romanos incorporaron la misma idea en su fiesta de las saturnales que celebraban en diciembre.

Por supuesto, nadie conoce estos asuntos excepto los testigos de Jehová que son debidamente informados en las publicaciones que distribuyen. Pero es que el hecho de conocerlo, en nada modifica la naturaleza de un evento como es, el cambiar de a o.

Como este cambio nos recuerda de una manera palpable que somos un a o más viejos, se ha creado en la conciencia del hombre, el celebrar tal evento con algarabía, con regocijo, y lamentablemente, con muchos excesos que en algunos casos termina en catástrofe, etc. En muchas culturas se les ha añadido ciertas costumbres supersticiosas que enriquecen la celebración: en España, es habitual tomar doce uvas a las que denominan 'uvas de las suerte'.' Estas deben ser consumidas una a una con el toque de las doce campanadas del reloj. En Japón se ordena una limpieza especial de la casa, después de la cual se consumen en familia las tradicionales tazas de fideos (que simbolizan longevidad). En Italia, en Nochevieja lo tradicional es regalar lencería de color rojo y cuantos más adornos, más suerte deparará el a o. Los romanos y los napolitanos, al llegar las 12, arrojan los tratos viejos por la ventana como símbolo de acabar con el pasado. En lugar de uvas, se toman lentejas. En Francia, la noche del 31 de diciembre, la tradición impone besarse bajo un ramo de muérdago cuando suenan las doce tradicionales campanadas para desearse una feliz entrada de a o. En Alemania se lanzan cohetes para ahuyentar a los espíritus malignos. En El Salvador la gente se viste de blanco o del color del santo del candomblé que vaya a imperar el a o entrante, y se baña los pies en busca de la bendición de Yemanjá. En Argentina se deja una ventana abierta para que salga el a o viejo y entre el nuevo. En Chile las mujeres solteras se ponen bragas amarillas para encontrar marido. En Uruguay las mujeres prefieren ropa interior de color rosa en busca de suerte. En México se recibe el a o nuevo en familia y existe la tradición de barrer la casa para que la suerte entre limpia. En Perú se quema un muñeco con el personaje más criticado y odiado. Antes se comen doce pasas con las campanadas y se brinda con champán. Los supersticiosos recorren su manzana cargados con una maleta, para tener un a o de viajes.

Estas ricas tradiciones recogidas del folklore y la cultura del país, son un factor enriquecedor su idiosincrasia, y muestran las múltiples facetas que caracterizan al ser humano. Son curiosos ritos que ensanchan nuestras formas de ver a los demás. El que en otras culturas se celebre estas fiestas de modo diferente al nuestro, o el que algunos de dichos ritos nos parezcan absurdos, en nada oscurece el enriquecimiento que aportan a la cultura del país que las promulga y las celebra.

Por supuesto, el que en tales fiestas se cometan excesos, o se realicen costumbres sin sentido, en nada cambia la ocasión de pasar un buen rato con los amigos en sana diversión. Y lo hermoso de respetar y ser respetado, nos lleva a certificar que el hecho de que otros lo celebren no conlleva el que nosotros nos veamos forzados a ello, sobre todo cuando observamos que en nuestro círculo más inmediato, los excesos y el desenfreno pudieran perjudicar nuestra salud o la de nuestros allegados.

Sin embargo, para los Testigos, esto no es posible. Ni siquiera el celebrar ese día como una ocasión especial y excepcional sería permisible para ellos. Razonan: "En cuanto a eso, sería bueno preguntarse cómo el darse al exceso 'esta sola vez' afectara su reputación, tanto para con Dios como para los hombres."

Citan de Ecl 1:1 cuando dice: "Las moscas muertas es lo que hace que el aceite del ungüentario hieda, borbotee. [Eso mismo] hace un poco de tontedad al que es precioso por sabiduría y gloria." Y razonan que tal como una mosca inmunda puede arruinar el aceite costoso, un buen nombre puede quedar arruinado por una sola noche de tontedad.

Con respecto a los carnavales, no descubrimos nada si constatamos que el desenfreno, el jolgorio y el estrépito se han ido adueñando de tales fiestas, sobre todo en algunos países como Brasil.

El nombre mismo, ya nos da ciertos indicios de lo que se perseguía con la creación de esa fiesta. Carnaval viene de la palabra italiana carnelevare y literalmente significa "Adiós a la carne." Corresponde con el período de tres días que preceden al Miércoles de Ceniza, aunque hoy en día no se celebra en todos los lugares en las mismas fechas. En algunas colonias británicas, como Anguilla, Bahamas, etc., celebran la fiesta en la Navidad. Por lo general, es la antesala de la Cuaresma, donde se supone que las personas ayunan en lo que toca a la carne y se niegan otros lujos. Por lo tanto, el Carnaval es el período de permisividad total y en el se ignoran las reglas de la vida normal; es la visión de "mundo al revés", rechazando lo cotidiano.

Sus orígenes se encuentran en Egipto donde se organizaban auténticas mascaradas; pasaron a Nubia y Mesopotamia, transmitiéndose a Grecia con el nombre de Bacanales. Estas fiestas pasaron a Roma con el nombre de Lupercales o Saturnales sobreviviendo hasta que el papa Gelasio I las suprimió, sustituyéndolas por las fiestas de la purificación de la Virgen. El carnaval pues, es una herencia que la antigüedad cristiana, que asumió y cristianizó las fiestas paganas de Roma que se celebraban en invierno.

Como ha ocurrido con toda costumbre, en contacto con otras civilizaciones han ido sufriendo modificaciones, tomando idiosincrasia personal en cada cultura, adquiriendo matices diferentes. En algunos lugares de la tierra, esta fiesta ha derivado en majestuosos desfiles, en donde la fantasía y la vistosidad sobresalen por encima de lo demás. En otros, tales desfiles se han convertido en verdaderos bacanales, en donde se excita al sexo, la borrachera, y el desenfreno.

En España, son famosos los carnavales de Cádiz, donde las chirigotas dan un sabor peculiar a estas fiestas; y los carnavales de Tenerife, que es un misceláneo entre las murgas chicharreras, el sabor a samba, y las rondallas. En tales celebraciones, no sobresalen los aspectos negativos antes citados.

Las diversas maneras de enfocar el asunto, y el deseo de equilibrio y moderación que motivan al cristiano, deben ser las pautas que nos lleven a decidir, hasta qué grado podemos involucrarnos en la celebración de tal fiesta.

CÓMO DETERMINAR LAS COSTUMBRES QUE NO AGRADAN A DIOS.

El gran reto que se le presenta al cristiano tiene que ver con la determinación de lo correcto o incorrecto, lo agradable o desagradable a Dios. Este reto no lo es tanto cuando analizamos la Palabra de Dios y comprendemos que si Dios tiene que prohibirnos algo, tiene que venir reflejado en dicho libro.

Cómo determinar las costumbres que no agradan a Dios? Fundamentalmente de dos maneras:

A) Debe estar prohibida expresamente en la Biblia.

Debe existir un mandato específico que prohiba tal proceder, o en el que se pruebe lo detestable desde el punto de vista de Dios. La Biblia prohibe el dar adoración a imágenes inanimadas, o el consultar a médium espiritistas, o a pronosticadores oficiales de futuro. También prohibe la fornicación o inmoralidad sexual, el asesinato, las borracheras, el robo, la avaricia, la extorsión. Estas prácticas no deben imperar en la vida del cristiano.

Aunque hábitos o costumbres relacionados con tales comportamientos se hagan populares en el lugar donde vivimos, no debemos olvidar que tales costumbres fueron prohibidas en el pasado por Dios, y que el paso de los a os, no han hecho menos detestables su práctica. Violan principios éticos y de convivencia. Por lo tanto, no sería muy apropiado que adoptáramos tales costumbres en nuestro modo de proceder, pues todo lo que vale la pena lo podemos perder, tal como vimos al principio de este folleto.

B) Tal costumbre perjudica física o mentalmente a quien la practica o a los que le rodean.

Esto es fácil descubrirlo por los resultados o efectos que tal costumbre provoca. El fumar provoca cáncer de pulmones. La circuncisión femenina es una práctica cruel y lleva a la impotencia de muchas mujeres. La fiesta de los toros, pone en peligro la vida de personas, y provoca sufrimiento innecesario a los animales. Algo parecido ocurre con la práctica inglesa de la 'caza del zorro'. Los deportes de riesgo matan todos los años a miles de personas.

Y así podríamos ir alargando esta lista de juegos, deportes, celebraciones, costumbres y hábitos que perjudican la salud física y mental de quien la practica. Ninguna de estas costumbres populares están prohibidas expresamente en la Biblia, pero el sentido común, y el observar sin acritud los efectos de tales costumbres deben de llevar a las personas a determinar si las mismas, por muy populares y divertidas que sean, deben ser un elemento a asimilar en el conjunto de hábitos que van a acompañarnos en el futuro.

Independientemente de nuestra elección, nadie tiene derecho a establecer como norma de ley, la prohibición de tales costumbres. Como dijo Pablo: "Un [hombre] juzga un día como superior a otro; otro juzga un día como todos los demás; cada uno esté plenamente convencido en su propia mente." (Ro 14:5, 6.)

Si alguien considera negativo la celebración de un día de fiesta que no lo imponga a los demás. Lo contrario también es cierto. Que cada uno tome su propia decisión. Solo estamos autorizados a predicar la ley del Cristo, que no era otra que la ley del amor. Con ella como estandarte, podemos motivar a otros a que cultiven los frutos del espíritu, tales como 'amor, gozo, paz, gran paciencia, benignidad, bondad, fe, apacibilidad, y autodominio,' pues "contra tales cosas no hay ley." (Gál 5:22, 23.)

Todos debemos sopesar detenidamente con estudio y oración cual es nuestra posición ante Dios, pues al final "todos estaremos de pie ante el tribunal de Dios; porque está escrito: "'Tan ciertamente como que vivo yo --dice Jehová--, ante mí toda rodilla se doblará, y toda lengua hará reconocimiento abierto a Dios'".

"De manera que cada uno de nosotros rendirá cuenta de sí mismo a Dios", (Ro 14:10-12.) de sus hábitos, sus costumbres y su modo de actuar, por lo que nadie, tiene derecho a 'juzgar el proceder de su hermano'. Hay que animar a todos, a que 'no juzguen nada antes de su debido tiempo, hasta que venga el Señor, el cual sacará a la luz las cosas secretas de la oscuridad así como también pondrá de manifiesto los consejos de los corazones, y entonces a cada uno su alabanza le vendrá de Dios.' (1Co 4:5)

MEJOR QUE REGLAS IMPUESTAS POR HOMBRES.

Evidentemente, los cristianos tienen cosas más importantes que, las de estar preocupándose por las costumbres y los hábitos que desagradan a Dios. Pablo oraba para "que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar a otros hasta el día de Cristo". (Flp 1:9, 10.)

Y es que los cristianos no tienen que estar excesivamente preocupados por investigar las raíces ni la veracidad de las fiestas y costumbres de anta o. Como dijo La Atalaya del 15 de mayo de 1972, pág. 295, "es una pérdida de tiempo y fomento inútil de angustia el preocuparnos cómo servía el objeto en el pasado (o qué significa hoy en otra parte del mundo)".

No entendemos, cómo después de decir esto, los Testigos siguen afanados en buscarle los tres pies al gato a las costumbres y hábitos que nos rodean.

cada cual debe participar de ellas, o libremente rechazarlas, sin entrar en el juego en el que han entrado los testigos de Jehová hasta ahora, "que terminan en nada, pero que proporcionan cuestiones para investigación más bien que una dispensación de cosa alguna por Dios con relación a la fe." (1Ti 1:4.)

Sinceramente, cuando uno examina la multitud de citas que efectúan los Testigos de la Enciclopedia Británica o Americana, surgen muchas dudas por saber qué harían o qué creerían ellos de no existir estas enciclopedias. Parece como si sus prohibiciones dependieran en su totalidad, del fruto de las investigaciones que han realizado los publicadores de estas enciclopedias, personas ajenas a los Testigos; y que sin ellas, nadie sabría del origen de tales fiestas, y podría celebrarlas con libertad, sin relacionarlas en absoluto con fiestas o celebraciones paganas del pasado. Por eso, más bien que preocuparnos por cada costumbre que nos rodea, debemos dejar que éstas especulaciones las realicen este tipo de personas que se sienten autorizados a determinar lo correcto e incorrecto de las cosas, que no son felices con las normas bíblicas y la libertad que gozan los cristianos desde que Cristo nos trajo la libertad, (Jn 8:32) y que tienen miedo a tal libertad.

Para sentirse seguros en la vida, necesitan un código de normas que delimite cada paso, como el ni o que necesita de un andador o una ni era. El cristiano maduro no debe ser así. Debe ser como criatura recién nacida en lo que respecta a la maldad, pero como un hombre con la estatura de Cristo con respecto a usar sus facultades perceptivas para distinguir tanto lo correcto como lo incorrecto. (1Pe 2:2; Heb 5:14.)

Como dijo Pablo: "Por lo tanto, hermanos, no somos hijos de una sirvienta, sino de la mujer libre. Para tal libertad Cristo nos libertó. Por lo tanto, estén firmes, y no se dejen restringir otra vez en un yugo de esclavitud." (Gál 4:31-5:1.)

El cristiano no tiene que someterse a ritos religiosos que violen su conciencia entrenada por la Biblia; no debe estar atado a costumbres que le supongan cargas, financiera o en otros sentidos; no deben sentirse obligados a hacer, o no hacer algo concreto, pero tampoco debe estar restringido en su proceder y actuar por las normas y prohibiciones que grupos sectarios establecen para distinguirse de los demás, especialmente cuando tales costumbres no están prohibidas por algún pasaje bíblico, y cuando son inofensivas y fruto de la cultura popular. Las personas que se dedican a establecer tales rigorismos, no entienden que el objetivo de cualquier mandato debe de ser, el "amor procedente de un corazón limpio y de una buena conciencia y de fe sin hipocresía."

No solo en éste siglo veinte, sino en todas las épocas, ha existido personas que han pretendido discernir lo que gusta y disgusta a nuestro Dios, "queriendo ser maestros de ley, pero sin percibir ni las cosas que dicen ni las cosas acerca de las cuales hacen vigorosas afirmaciones."

Pablo estaba muy consciente, que con la venida de Cristo, muchas cosas habían cambiado para los cristianos. Que el pacto de Dios con los hombres era en los corazones, y no un pacto escrito. Que ya no estamos bajo Ley, porque "nosotros sabemos que la Ley es excelente con tal que uno la maneje legítimamente con el conocimiento de este hecho: que la ley no se promulga para el justo, sino para desaforados e ingobernables, impíos y pecadores, faltos de bondad amorosa, y profanos, parricidas y matricidas, homicidas, fornicadores, hombres que se acuestan con varones, secuestradores, mentirosos, perjuros y cualquier otra cosa que esté en oposición a la enseñanza saludable". (1Ti 1:5-10.)

Por eso, cada cristiano, tiene la obligación de mantener su conciencia limpia, de entrenar sus facultades perceptivas para distinguir lo correcto de lo incorrecto, por medio de uso, y recordar que "sea que estén comiendo, o bebiendo, o haciendo cualquier otra cosa, tienen que hacer todas las cosas para la gloria de Dios". (1Co 10:31.)

© José Martín Pérez

Fue miembro de los Testigos de Jehová durante 22 años (1974-1996) ocupando el cargo de "anciano".