La Atalaya... ¿Anunciando el Reino de Jehová?

"¡EL MUNDO está pasando por una "noche"! Ya está por experimentar el período más oscuro de esta noche figurativa. Queda por ver cuál será la apariencia de las cosas al amanecer. Lo que está perturbando a la humanidad cada vez más es el empeoramiento del estado de los asuntos humanos en todo aspecto de la vida. La historia mundial señala a la primera guerra mundial como el tiempo en que esta situación empezó. Tal vez los políticos, los clérigos religiosos, los líderes sociales y los economistas crean que ven algunos rayos del alba y traten de despertar en la gente sentimientos de buen ánimo. Pero no hay razón sólida para desplegar optimismo respecto al sistema de cosas tambaleante."

Así comenzaba el estudio de Atalaya correspondiente al 15 de Noviembre del 1980. Llevaba un objetivo: Crear un clima de inquietud y oscuridad, y mostrar cómo desde 1879, ha existido entre los seres humanos un grupo de personas privilegiadas, que han servido a los seres humanos como “atalaya”. Dicho colectivo, ha servido de guía para la humanidad, estando atento a los acontecimientos mundiales y dando aviso sobre su significado, y sobre lo que a de venir en el futuro. Y es que en tiempos bíblicos el guarda, o vigía estaba asociado con una torre de vigía o atalaya construida sobre el muro de una ciudad fortificada. Esta posición elevada proveía un lugar excelente desde el cual vigilar.

Los publicadores de la revista han pretendido ocupar como clase, (desde esa fecha en adelante), el puesto de vigilante, que advierte sobre el significado de los sucesos actuales, relacionádolo en todo momento con relatos o 'profecías' bíblicas que en la actualidad, según ellos, se cumple.

Para dar publicidad a esta labor, durante los últimos 130 años, han estado publicando una revista de carácter religioso, en la que se han pretendido situarse en lo alto de una cúspide espiritual, con la labor de atalayar y ayudar al lector a ver lo que el futuro encierra para su vida, y la de anunciar “a todos los pueblos... que el Reino de Dios pronto destruirá a aquellos que oprimen a sus semejantes y transformará la Tierra en un paraíso”.

En Julio de 1879, Charles T. Russell, a los 27 años de edad, comenzó a publicar Zion’s Watch Tower and Herald of Christ’s Presence, después de romper sus relaciones con un anterior socio en otra publicación religiosa, debido a que en esta se había expresado un punto de vista sobre la utilidad de la venida y muerte de Jesucristo, que no concordaba con sus concepciones sobre el mismo.

Esta revista ha sido un factor identificador y unificador del criterio de millones de personas que en algún momento de su vida han llegado a estar en contacto o han formado parte de los testigos de Jehová.

En su ciento treinta cumpleaños, queremos examinar con cuidado las razones profundas que han llevado a que esta revista tenga en la actualidad una tirada de más de 20 millones cada quince días, y que siga siendo el ‘portavoz’ de un colectivo de personas ubicado en Brooklyn, en la distribución de sus ideas e interpretaciones bíblicas, y el aglutinante de cerca de 6 millones de personas por todo el mundo, a pesar de los continuos errores que esta ha mantenido y ha defendido.

Aunque nunca se ha afirmado que el contenido de la revista sea inspirado por Dios, la realidad es que lo escrito en dicha revista tiene, durante el tiempo que esté en vigor, un carácter divino indiscutible, pues no se pueden cuestionar, ni contradecir, y las normas establecidas en ella son de obligado cumplimiento. Es por eso que el contenido de La Atalaya es de gran trascendencia para quien se deja guiar por los consejos y expectativas que durante los pasados 130 años se han dado y se han creado en el proceder del ser humano. Lo publicado en esa revista es “la verdad” actual, es decir, la que el Espíritu santo se digna revelar a los hombres en cumplimiento de aquellas palabras de Jesucristo que dijo: ‘el espíritu los conducirá a toda la verdad’.

Aunque se han mantenido algunos esquemas y doctrinas básicas durante este tiempo, cualquier persona que ha tenido en sus manos ejemplares de 30 ó 40 años atrás, y que los contrasta con los actuales, puede ver el gran abismo existente entre un período y otro. Ese gran abismo no se limita a una mejor presentación y colorido de la misma, sino a sus concepciones más profundas. No digamos de aquellas personas que han podido leer ejemplares de la primera época.

A pesar de esto, es curioso encontrar entre líneas, afirmaciones actuales en la que se asevera que esta revista “desde el principio ha defendido las verdades bíblicas” (vea La Atalaya del 1 de enero de 1994, pág. 21), y comprobar con tristeza que la lista de “verdades bíblicas” que se defendían en el siglo pasado, en las primeras décadas del siglo, e incluso, y sin ir más lejos, hace 5 ó 6 años, no tienen nada que ver con las “verdades bíblicas” que se defienden en la actualidad. El contenido de esta revista registra los cambios más absurdos e ilógicos que una revista puede tener, desde defender una explicación bíblica como ‘la verdad’ de una forma, cambiar a otra totalmente diferente, volver después a la explicación primera, y finalmente asirse nuevamente a la explicación segunda.

La Atalaya del 1 de enero de 1994, pág. 21 afirmó: “Durante los últimos 114 años, La Atalaya se ha forjado la reputación, cual hábil abogado, de defensora de las verdades y doctrinas bíblicas. A la vez, se ha ganado la confianza de millones de lectores agradecidos.”

¿Es esto cierto? ¿Es cierto que La Atalaya se ha forjado una reputación como la de un hábil abogado, de defender las verdades y doctrinas bíblicas? ¿Es cierto que ha ganado la confianza de millones de lectores agradecidos?

¿Revista que defiende la verdad?

El alimento material sirve para sostener la vida. Tiene mucho que ver con la vista sana con la que disfrutamos de la belleza. Recibirlo a tiempo es vital. El alimento de un bebé no es igual al de un adulto, o al de una persona canosa. Todos requieren un tipo de alimento distinto, que cubra sus necesidades de crecimiento, desarrollo y madurez.

Pero hay una clase de alimento superior que sirve para sostener la vida espiritual de las personas, y para agudizar nuestra visión espiritual. Jesús llegó a decir: "Está escrito: 'No solo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios'". (Mt 4:4, BJ.) Y él mismo afirmó: "Mi alimento es hacer la voluntad del que me ha enviado, y llevar a cabo su obra." (Jn 4:34.)

Jesucristo, en su ilustración del 'esclavo fiel y discreto', dijo que: "¡Feliz es aquel esclavo si su amo, al llegar, lo hallara haciéndolo así!" ¿Cómo? Dándoles el alimento a sus domésticos. La enseñanza oficial es que para 1919, Cristo 'nombra' al colectivo asociado con la Sociedad Watchtower, 'sobre todo lo suyo', en vista que lo haya trabajando en dar el mencionado alimento.

El libro Reino de Mil años, pág. 350, dice: "La cuestión era servir el alimento, la clase correcta de alimento al debido tiempo. Tenia que ser de acuerdo con esto que el Amo que había vuelto daría un fallo. Pues bien, ¿qué hay de aquél cuerpo de cristianos que era odiado y perseguido internacionalmente? (Mateo 24:9.) Hasta 1919 E.C. se había esforzado por dar alimento a su debido tiempo a la casa de la fe o los domésticos del Amo Celestial. No solo era un problema la regularidad al servir el alimento espiritual, sino que también había que considerar la calidad del alimento mismo. En éste sentido, el cuerpo de cristianos odiados y perseguidos los cuales siempre se habían esforzado por ser esclavos fieles a Jesucristo, pasaron con buen éxito la prueba."

Esto ha llevado a interpretar que el 'alimento' que el 'esclavo fiel y discreto' da como muestra de su nombramiento, tiene que ver con provisiones espirituales tales como información sacada de la Biblia en forma de libros, revistas y folletos, en especial, el publicado en La Atalaya, que supuestamente fomenta el que las personas realicen la voluntad de Dios, y que de alguna forma, sirven como alimento para todos los siervos de Dios, aunque los destinatarios originales sean los domésticos.

Por eso, no es extraño encontrar continuas referencias en las publicaciones de los testigos de Jehová, que asemejan a 'alimentos' todo lo que ellos publican regularmente. Por ejemplo: La Atalaya del 15 de junio de 1985, pág. 6-18, trató con amplitud el tema de 'estudiar más a fondo la Palabra de Dios', y lejos de recalcar que la Biblia es el único 'plato' del que un cristiano tiene que alimentarse, dice: "De igual manera, los que han desarrollado la costumbre de 'picar' del alimento espiritual que el 'esclavo fiel y discreto' sirve, dejando en la orilla del plato, por decirlo así, los bocados selectos que requieren un poco más de "mastica-ción" (meditación e investigación), tienen que esforzarse por desarrollar buenos hábitos de alimentación en sentido espiritual."

¿Qué son para ellos, 'buenos hábitos de alimentación'? En un posterior párrafo dicen: "Debemos desarrollar buenos hábitos de "alimentación" espiritual, al apartar suficiente tiempo para leer y estudiar toda la excelente información que se publica en los libros y las revistas de la Sociedad Watch Tower. El alimento espiritual se sirve con regularidad en las cinco reuniones semanales organizadas en las congregaciones de los testigos de Jehová por todo el mundo." Y después hacen preguntas escrutadoras: "¿Qué pudiera ser más agradable que ponernos cómodos y leer una información del Anuario de los Testigos de Jehová o cierto número de la revista ¡Despertad! durante una o dos horas? [...] ¿cuántas veces puede usted decir honradamente que ha estudiado su ejemplar de La Atalaya o la publicación que se usa en el Estudio de Libro de Congregación? ¿No sería más exacto decir que a menudo usted considera superficialmente el material de estudio y subraya rápidamente las contestaciones de las preguntas sin realmente examinar los detalles y las razones de las explicaciones que se dan?"

Aunque en muchas publicaciones hablan de 'leer la Biblia diariamente', en realidad lo que fomentan es leer y estudiar profunda y regularmente las publicaciones que ellos editan. En el fondo, da igual leer la Biblia o no, mientras una persona se mantenga al día con las publicaciones de la Sociedad. Cuando han sido proscritos en algunos países, su preocupación ha sido la de hacerles llegar alguna literatura publicada por la Watchtower. Para ellos, las publicaciones de la Sociedad ocupan un espacio igual o parecido a la Biblia. Tienen tanto aprecio a sus publicaciones, que ante la pregunta: "¿Por qué rehusan los testigos de Jehová, cambiar sus ayudas bíblicas por la literatura religiosa de otras personas? Contestan en La Atalaya del 1 de mayo de 1984, pág. 31, diciendo: "Por lo tanto, es debido a que siguen el proceder sabio y respetan el consejo de Dios que los testigos de Jehová no acostumbran intercambiar las valiosas ayudas para el estudio de la Biblia, que contienen la verdad bíblica, por literatura religiosa que disemina el error u opiniones apóstatas."

Así, al decir que el contenido de sus publicaciones, contienen la verdad bíblica, y las restantes, el error y opiniones apóstatas, colocan sus propios escritos en el mismo nivel que la Palabra de Dios. En realidad, es sospechoso que se pretenda utilizar ciertas publicaciones religiosas para medir lo que proviene de Dios o no. Se tendría que estar en alerta contra tales pretensiones y tal clase de literatura a fin de no incurrir en errores garrafales como los que se viene cayendo.

Un siervo de Dios no debe olvidar nunca que la Palabra de Dios es totalmente útil "para enseñar, para censurar, para rectificar las cosas, para disciplinar en justicia, para que el hombre de Dios sea enteramente competente [y esté] completamente equipado para toda buena obra." (2Ti 3:16,17.) Con la Biblia, uno llega a estar "completo" en todos los sentidos, por lo que cualquier literatura bíblica será útil en la medida que ciña a la Palabra de Dios como autoridad final. Compendios, diccionarios, comentarios bíblicos, sirven como 'atajos' para estudiar la Biblia, pero no debe pasarse por la imaginación que tales comentarios estén en el mismo nivel de la Palabra de Dios, o insinuar siquiera que Dios mismo haya provisto tales publicaciones como "alimento" para la 'casa de la fe.'

No es este el pensamiento de los testigos de Jehová que en La Atalaya del 1 de febrero de 1985, pág. 21#12, llegaron a decir: "Desde 1919 este 'esclavo' se ha destacado en servir alimento espiritual fresco, basado en la Biblia, a los 'domésticos' de la casa del Amo, lo cual hace al 'debido' tiempo." De ésta manera confunden la abundancia de literatura o instrucciones para sus reuniones y asambleas que reciben de Brooklyn, como el 'alimento' que mantiene vivos espiritualmente sus vidas, de tal modo que no leer esas publicaciones, o no asistir a sus reuniones o asambleas es despreciar la 'mesa de Jehová'".

¿Qué hay de la calidad del alimento mismo? ¿Podríamos calificar como 'alimento espiritual fresco' las informaciones y datos que han aparecido en revistas y libros publicadas por los testigos de Jehová en los más de un siglo de existencia? Aunque tal vez para un testigo de Jehová reciente-mente convertido, le parezca increíble lo que vamos a relatar, muchos de los datos aportados los puede verificar en una biblioteca de sus propios Salones del Reino, o acudiendo a un hermano veterano, para que le presente dicha información.

Curiosamente, esta revista tuvo un nacimiento basado en diferentes errores que posteriormente han ido reconociendo sus publicadores. Uno de ellos aparecía en el mismo título de la revista pues se anunciaba como “La Torre del Vigía y el Heraldo de la Presencia de Cristo”, y esto era un craso error de los publicadores que anunciaban el primer enunciado falso: que desde 1874, Jesucristo estaba gobernando y ‘presente’ en las inmediaciones de la tierra, presto a tomar el poder sobre ella. Como esta 'presncia' era invisible, todo lo sucedido desde 1874 en adelante era una “señal” de dicha presencia. Se esperaba que en Octubre de 1914 finalizase el dominio gentil de los hombres sobre la tierra, que los ‘escogidos’ fueran elevados al cielo, y que llegase el “fin del mundo”. Durante 35 años la revista La Atalaya se dedicó a fomentar estas expectativas con argumentos inverosímiles, como las medidas de la pirámide Gizeh, el estudio de la Cábala, y ciertas cronologías sacadas de la Biblia que nada tenía que ver con el sencillo mensaje bíblico que trajo Jesucristo.

Efectivamente, muchos años después de la muerte de Russell, la organización Watchtower seguía defendiendo a 'pecho y espada' tres profecías que habían mantenido sus 'expectativas' en alto. A saber, 1º) que los 'últimos dias' habían comenzado en 1799, 2) que la 'presencia' invisible había comenzado en 1874, y 3º) que Cristo comenzó a reinar en 1878. Estas creencias, en la actualidad se consideran desfasadas, pero en ese tiempo, eran el caballo de batalla de La Atalaya. Como colofón del dispendio y el disparate, en 1917 publicaron un libro institulado The Finister Mistery, en donde se dijeron las mayores locuras nunca dichas. Este libro merece ser reimprimido como obra suprema del disparate. En el mismo se profetiza que la Repúblicas desaparecerían en el otoño de 1920, que los tres días que la huestes del Faraón persiguie-ron a los israelitas fueron un cuadro profético que representan los tres años desde 1917 a 1920, durante el cual todos los mensajeros del Faraón serán tragados, que el pastor Russell era el esclavo fiel y prudente, el 'profeta' mencionado en Ezequiel, el secretario vestido de lino, y que después de muerto, la Cristiandad recibía testimo-nio, pues seguían hablando sus obras; que los mil seiscientos estadios de Rev 14:20, era la distancia desde donde fue publicado el libro hasta Betel; que 'Behemot' y 'Leviatán' eran la máquina de vapor estacio-nada; que Nahúm 2:3-6 profetiza el automóvil y la locomotora, etc.

Curiosamente, por causa de éste libro, ocho oficiales de la Sociedad, entre ellos el Sr. Rutherford, pasaron nueve meses en la cárcel, y nos resulta increíble, que, como dice Raymond Franz, 'hubiera hombres que quisieran perder su libertad por una publicación llena de lo que solo puede denominarse material disparatado y absurdo.' Sí, el ejemplo citado es una demostración de 'la tontedad increíblemente imaginativa' de la cual son capaces los hombres, cuando se creen utilizados por Dios como único conducto de interpretación bíblica.

Esta 'tontedad increíblemente imaginativa' había dado comienzo con el pastor Russell, donde en su obra de siete tomos titulada Estudios de las Escrituras, donde supuestamente 'aclaró las grandes verdades fundamentales del plan divino', tal como dice La Creación, pág. 117, introdujo ciertas enseñanzas verdaderamente curiosas, p. ej. en el tercer tomo, pág. 346-373 habló sobre 'la pirámide Gizeh' donde trata de mostrar fórmulas mágicas en las medidas, pasillos, puertas, cima, etc. que tienen que con el 'Plan Divino de las Edades'.

Rutherford, en el libro El Arpa de Dios, pág. 167, hizo una alusión positiva a esa interpretación, y en La Atalaya del 15 de junio de 1922, pág. 187, afirmó: "En los pasadizos de la Gran Pirámide de Giza la concordancia con la cronología de la verdad actual entre una o dos medidas pudiera ser accidental, pero la concordancia de docenas de medidas prueba que el mismo Dios diseñó la pirámide y el plan, -y al mismo tiempo prueba lo correcto de la cronología-." Pocos años después, en el libro Luz, pág. 12, dice que "los que odian la instrucción y arrojan tras ellos la Palabra de Dios, o que quitan de ella o añaden señales tales como la pirámide de Gizeh, no entenderán."

¿Podía considerarse esa información como "alimento" espiritual para las personas? ¿Estaba la revista La Atalaya destacándose como una defensora de la verdad?

Y aunque parezca que los testigos de Jehová, han traspasado esa era de tontedad, me vienen a la memoria teorías recientes que fueron objeto de estudio en reuniones públicas a las que asistí, donde se llegó a afirmar que el corazón físico tenía capacidad para pensar, como si fuera un pequeño 'cerebro' donde se guardaban lo profundo de los sentimientos, deseos y motivaciones. (Vea una explicación detallada de esta idea en La Atalaya del 1 de mayo de 1978, pág. 16-21). Incluso apoyaban este argumento, con los primeros transplantes de corazón, cuando los transplantados se sentían 'con nuevas ganas, con nuevo vigor y más jóvenes' al recibir el corazón de un adolescente. (Vea el apartado ‘Ponderando las noticias” de La Atalaya del 15 de mayo de 1976, pág. 300, en los que se habla de las supuestas perturbaciones post-operatorias del trasplantado, de carácter emocional). Descartaron esta idea, poco después que un paciente recibió un corazón mecánico, viviendo más de dos meses con el y se observó que éste hombre todavía conservaba sus sentimientos profundos, sus deseos o motivaciones.

Por un tiempo consideraron los 'trasplantes' como canibalismo, hasta que el trasplante llegó a hacerse popular, y muchos de sus fieles se enfrentaron a la situación de tener que recibir un riñón, un corazón, una córnea, etc. Ponerse una vacuna con algunos pequeños componentes de sangre, era mal visto, pues se consideraba 'comer' o 'nutrirse' con sangre, hasta que sus dirigentes principales se comenzaron a desplazar por diversos países y se vieron obligados a vacunarse, so pena de correr el riesgo de ser afectado por paludismo, ceguera de los ríos, etc.

Su interpretación de la Biblia ha sido su géneris en muchas ocasiones, acoplando profecías bíblicas a hechos que han ocurrido en éste siglo, como decir que las 'señales en el cielo' de Lc 21, represen-taban a los cohetes, misiles, aviones y viajes a la luna protagonizados por el hombre. (El autor puede proporcionar fotocopias de casi todas las reseñas mencionadas en este artículo, pues en la mayoría de los casos, tiene los libros de donde ha recogido ésta información.)

Pretender alegar, pues, que el 'alimento' que la clase dirigente de los testigos de Jehová, expone en libros, revistas y folletos es el 'alimento sano' con el que el esclavo fiel y discreto iba a estar ocupado a la llegada del amo, es rebajar el 'alimento' bíblico a un conjunto de disparates absurdos. Y pretender decir, que a la llegada del Amo, éste escogió al grupo asociado con la Sociedad Watchtower, porque ellos eran los que daban el alimento sano y fresco a la casa de la fe, es burlarse de Cristo de manera descarada.

Todavía más curioso es, la aparición en la parte alta de la portada de una cruz rodeada por una corona. Esto, según los actuales publicadores de esta revista, también era mentira, pues Cristo no murió en una cruz, (un palo atravesado por otro) sino en un madero de un solo palo según su creencia. Fue en 1927 que se dieron cuenta del ‘desliz’ y borraron la mencionada cruz.

Y un detalle desconocido para la gran mayoría de los testigos de Jehová actuales es que esta revista por muchos años se vio como una revista dirigida en particular a los cristianos ungidos, (una de las doctrinas más características de los Testigos de Jehová es afirmar que sólo 144 mil personas de entre la humanidad son ‘escogidos’ y ‘ungidos’ por el Espíritu de Dios, y que sólo ellos tienen esperanza de subir al cielo y vivir eternamente con Cristo), y por tanto no se distribuyó libremente a la gente en general hasta 1940.

Y aunque en la actualidad se afirma que La Atalaya “sigue siendo el instrumento principal del ‘esclavo fiel y discreto’ y su Cuerpo Gobernante para anunciar el reino establecido de Jehová y difundir el alimento espiritual ‘al tiempo apropiado’” (vea nuevamente La Atalaya del 1 de enero de 1994, pág. 21, parr. 5), es fácilmente demostrable que tal revista no ha sido “instrumento” de un colectivo con ese nombre, sino de sus Presidentes, en especial de Charles T. Russell, Joseph F. Rutherford, y el tanden Nathan H. Knorr y Frederick W. Franz, que hasta 1971 controlaron el tipo de información que se publicaba. De hecho en la primera época, los artículos principales eran escritos y firmados por el Sr. Russell, que hasta 1927 fue considerado por los lectores de esa revista, el mencionado ‘esclavo fiel y prudente’ según palabras literales de aquél tiempo, y en la tercera etapa, los artículos más polémicos y controversiales que han dado carácter a los testigos de Jehová han emanado de la pluma del Sr. Fred Franz.

A través de estos 120 años, la revista ha recogido en sus páginas multitud de enseñanzas que con el paso del tiempo eran descartadas, o bien porque no se cumplían, o bien porque un nuevo estudio de la información les mostraba a sus publicadores del error cometido en la forma de aplicar o entender la información.

¿Qué hay pues, de la persona que cuestionen el 'alimento a su debido tiempo' que publican en sus revistas? Ya, en La Atalaya del 1 de julio de 1952, págs. 399-400, llegaron a decir:

-> "...no tratemos de asumir los deberes del esclavo. Debemos comer y digerir y asimilar lo que se pone delante de nosotros, sin apartarnos de porciones del alimento porque quizás no se ajusten al antojo de nuestro gusto mental. Las verdades que hemos de publicar son las provistas por medio de la organización del esclavo discreto, no algunas opiniones personales contrarias a lo que el esclavo ha provisto como alimento oportuno."

Y más recientemente dijeron en La Atalaya del 1 de julio de 1981, pág. 19:

-> "... de seguro que Jehová no se siente complacido si recibimos ese alimento como si pudiera contener algo dañino."

Estas ideas, expresadas de forma dogmática, carecen de un respaldo bíblico e histórico, y ellos mismos las contradicen por su manera de actuar a lo largo de su existencia, pues han cuestionado los que ellos mismos o compañeros, habían escrito sobre enseñanzas anteriores.

Así, cuando el 'juez' Rutherford tomó las riendas de la organización, retiró todo el 'alimento' que había provisto el 'pastor' Russell, y lo reemplazó por 'alimento espiritual fresco', en forma de libros, folletos y revistas que expresaban las ideas que el mismo discernía como 'la verdad'. El alimento que había dado Russell 'a su debido tiempo' ya no era tan fresco, ya no eran 'la verdad', de hecho, muchas de sus ideas fueron tachadas como inspiradas por Satanás.

Pero la cosa no iba a quedar ahí; cuando Nathan H. Knorr gobernó la Watch Tower, hizo otro tanto con la mayoría de las publicaciones anteriores, sustituyéndolas por otras escritas principalmente por Frederick W. Franz, que remodelaban y modificaban ideas anteriores, y ¡hasta creaban nuevas enseñanzas y normas de conducta que ni Russell ni Rutherford habían descubierto! 'Freddy' Franz, más tarde le sustituyó en la presidencia de la organización.

Y en la actualidad, aunque hacen 'campañas especiales' para deshacerse de excedentes de libros con puntos de vista atrasados, están procediendo a retirar la mayoría de las publica-ciones que han utilizado en los últimas décadas, en vista de los cambios que están efectuando a raíz de la muerte de éste influyente cristiano. A finales de 1997, solo el libro 'El Conocimiento que lleva a Vida Eterna' junto con una nueva versión de un libro que trata temas familiares, y algunos folletos, son sus fuentes principales de citas, que utilizan como referencia para dirigir la atención de los nuevos.

Así, no solo juegan con la memoria del cristiano, sino que juegan con su libertad. El testigo 'de a pié' queda sometido a un único y riguroso sistema de ideas, que esta sujeto a cambio en cualquier momento por la clase dirigente, (entiéndase Cuerpo Gobernante) pero que nadie puede discutir desde las bases, so pena de ser calificado como sospechoso de apostasía.

'¿Alimento a su debido tiempo?'

Y en cuanto al factor tiempo, ¿son las provisiones que los testigos de Jehová en general reciben, alimento "al tiempo apropiado"? ¿Se puede entender que cuando ellos publican una información de gran trascendencia para sus seguidores, o con una 'nueva' interpretación de textos o pasajes bíblicos, en ese preciso momento, es el 'tiempo apropiado'?

Si preguntáramos a ellos, dirían con rotundidad que sí, y ¡hasta nos podrían algún ejemplo! Ellos creen, por ejemplo, que "un ejemplo notable de alimento espiritual 'a su debido tiempo' lo fue el artículo de La Atalaya: "Neutralidad" publicado originalmente en inglés hacia fines de 1939, y en español en marzo de 1940. "Este artículo fortaleció a los Testigos como cristianos neutrales." (Vea La Atalaya del 1 de julio de 1979, pág. 8). Y entienden que ese era el tiempo apropiado, porque estaba por desarrollarse la llamada II Guerra Mundial, y los cristianos verdaderos tenían que pronunciarse sobre su posición.

Incluso un error lo ven como 'alimento a su debido tiempo'. En La Atalaya del 1 de mayo de 1996, pág. 14 destacaron que el punto de vista erróneo de considerar las autoridades superiores a Jehová y Jesucristo de Ro 13:1, 'exaltó la supremacía de Jehová y de su Cristo', y 'contribuyó a que el pueblo de Dios se mantuviera completamente neutral durante este periodo difícil.'

Y es que su creencia siempre ha sido, que los artículos publicados en La Atalaya, o los libros y folletos son publicados 'al tiempo apropiado' o 'a su tiempo', como si Dios tuviera un tiempo para dar una información concreta, y utilizara las publicaciones de los testigos de Jehová, que informan en el momento preciso del tema en cuestión.

Si esto fuera así, las publicaciones y artículos publicados por la Watchtower no dependerían de la voluntad de hombres, sino del propio Dios, que estaría moviendo continuamente las mentes y corazones de los publicadores de estas revistas, para que se escriba y se publique lo que corresponde a ese tiempo apropiado.

Así, la cosa se complica, pues por un lado los testigos de Jehová reconocen que no están inspirados y que por este motivo tienen que corregir continuamente ideas que han publicado en el pasado, y por otro lado, quieren hacernos creer que cuando publican un artículo, es el Espíritu santo de Dios el que mueve los pensamientos de los escritores para que se publique ese tipo de información; que ese es 'su tiempo apropiado' para publicarlo.

Como en algún momento ("muchos") se han publicado errores, entonces tenemos que entender que, o el error es positivo y sirve para los propósitos de Dios, o solo unos pocos de los artículos que publican en sus revistas y libros, son provisiones 'al debido tiempo' para alimentar a 'la casa de la fe'. Y esto es más confuso todavía, pues, o aceptamos que Dios utiliza el error continuado para guiar a su pueblo, y nos vemos abocados a la ingrata tarea de tener que discernir que información proveniente de Brooklyn es 'alimento a su debido tiempo', o rechazamos de plano el planteamiento y vemos en las "publicaciones watchtower" un cúmulo de despropósitos, y un instrumento de manipulación de voluntades digno de la SS alemana o la KGB rusa.

¿Cuándo es 'el debido tiempo' para publicar una información de utilidad o de gran necesidad para un colectivo? Evidentemente cuando surge esa gran necesidad o cuando la sociedad se enfrenta con algo desconocido, novedoso, del que se tiene escasa información.

Por ejemplo, ante una pandemia como la Gripe A, ahora es el momento que las autoridades nos informen y nos preparen para lo que pueda venir, no cuando la gripe A se haya extendido por todos los sectores de la sociedad.

En los temas espirituales, como no tenemos una comunicación directa con Dios que nos avise: "Este es el tiempo apropiado" tenemos que remitirnos a la propia naturaleza de la información publicada, y tratar de discernir si se está publicando 'a su tiempo', o 'fuera de tiempo.'

Se entiende que en lo que tiene que ver con principios bíblicos como el robar, el asesinar, el mentir, etc., cualquier tiempo es ‘tiempo apropiado’ para dar una información que nos despierte nuestro sentido de lo correcto. Cualquier persona que lee la Biblia puede discernir con facilidad que la ley del amor nos lleva a mantenernos apartados de comportamientos que pudieran llevarnos a cometer un mal de los enunciados. Puede existir un tiempo apropiado para una persona en particular, pero no un tiempo predeterminado para que Dios mueva a ciertas personas a escribir un artículo que diga que es malo robar, asesinar o mentir, pongamos por caso. No hay un tiempo determinado para que el pueblo de Dios vea, primero como apropiado y después como inapropiado un comportamiento que implique la violación de la ley del amor. Esa ley está escrita en nuestros corazones desde el momento que percibimos de la bondad de Dios y queremos ser discípulos de su Hijo, tomando su madero, y siguiendo sus pasos con sumo cuidado y atención.

Los publicadores de la revista La Atalaya entienden que sus artículos son publicados ‘al tiempo apropiado’ que necesitan el colectivo de testigos de Jehová, para poder sobrellevar una prueba, salir airosos de una situación, entender una profecía, o enfrentarse a una nueva situación desconocida hasta el momento. Por ejemplo: dicen que en 1940 se publicaron unos artículos en La Atalaya con la exposición de la doctrina de “neutralidad” que ellos siguen ante cualquier conflicto político o nacionalista. Dicen que la información y posterior prohibición sobre la sangre que tuvo un desarrollo desde 1945 a 1961 fue ‘a su tiempo apropiado’ porque en ese tiempo fue cuando las transfusiones de sangre comenzaron a practicarse y a emplearse en el cuidado medico en general.

Y un caso curioso tiene que ver con la prohibición del tabaco. Parece ser que el ‘tiempo apropiado’ para que Dios prohibiera el fumar no llegó a los testigos de Jehová hasta finales de 1973. Fue La Atalaya del 15 de octubre de 1973, pág. 628#22, donde se dio un plazo de seis meses para que los fumadores testigos de Jehová dejaran el hábito de fumar, pues si no, eran fulminantemente expulsados. Mientras, otros grupos religiosos como los Mormones y algunos grupos evangélicos lo aplicaban esto desde muchos años atrás.

Con respecto a los artículos sobre la 'Neutralidad', ¿no habría sido más apropiado el tiempo de publicar dicha información, al comienzo de la I Guerra Mundial de 1914, lo que habría evitado que muchos Testigos de ese tiempo hubiesen tomado las armas y participado abiertamente en la guerra? Y con respecto al tabaco, ¿cómo es que Dios, que supuestamente conduce y guía a los publicadores y lectores de La Atalaya, no les comunicara de lo impropio de fumar, y a otros grupos religiosos sí? ¿Dónde van los testigos de Jehová en cuanto percibir la voluntad de Dios? ¿En la vanguardia o en la retaguardia?

Su falta de sapiencia viene al caso con la modificación que realizaron en 1996 en el entendimiento sobre la postura a adoptar al tema del servicio civil, sustitutorio del militar. A principios de 1996, la Junta Administrativa de los testigos de Jehová publicó un artículo en el que modificaron su proceder con respeto a la exigencia de muchos gobiernos de realizar un servicio civil social, que sustituye al servicio militar, y al que sistemáticamente, los testigos de a pie habían presentado una objeción de conciencia, por las implicaciones militares que éste servicio conlleva. Dicha modificación ha llevado a ver lo que antes estaba absolutamente prohibido, (el servicio social sustituto del militar), ahora ha pasado a ser un asunto de conciencia que cada miembro tendrá que decidir personalmente, sin que su decisión le lleve a ser expulsado del colectivo, o tan siquiera, perder su posición respetable ante los demás, como ocurría anteriormente. (Vea La Atalaya del 1 de mayo de 1996, en sus artículos principales de estudio.)

Este cambio doctrinal ha sucedido, después de que miles de testigos de Jehová han sufrido por dicha negativa, en unos casos, la pérdida de puestos de trabajos o de acceso a los mismos, en otros, la vergüenza, la mofa y la burla, en muchos casos, meses y años de cárcel, y en algunos ¡hasta la muerte!

¿Qué ha pasado con los argumentos bíblicos y textos que utilizaron en el pasado para decir que tal servicio estaba prohibido? ¿Qué ha ocurrido con los argumentos que se utilizaban para expulsar del colectivo al infractor? ¿Estaban siendo aplicado correctamente dichos textos, se estaba manejando la palabra de Dios con corrección? Si no era así, ¿cómo se puede decir que cuando se publicaron esas normas, estaban siendo aplicadas 'a su tiempo'? ¿Cómo se puede decir siquiera que eran 'alimento' para la casa de la fe? Y, ¿cómo se puede decir que la modificación introducida en 1996, son alimento 'a su debido tiempo' cuando miles de personas han sufrido innecesariamente como consecuencia de una norma establecida por humanos? ¿Bajo qué perspectivas podemos decir que antes era 'a su tiempo' y ahora también lo son: informaciones absolutamente contrarias?

El Servicio Civil tiene pocos años de vida. Surgió a raíz de finalizar la II Guerra mundial, y como consecuencia de la barbarie sucedida, y la reacción de miles de ciudadanos, ante la perspectiva a recibir entrenamiento militar para futuras contiendas, o para mantener un ejercito disuasorio en vista de lo ocurrido. La tenacidad de éstos objetores de conciencia llevó a estudiar a los gobiernos más adelantados una fórmula de servicio que no implicara un servicio de armas, y que tuviera una utilidad para el resto de la sociedad.

¿Cuándo era el 'tiempo apropiado' de dar la interpretación correcta sobre el proceder del cristiano ante la exigencia del Cesar? Lógicamente, cuando surgió por primera vez esa fórmula de servicio, ¡ese era 'el tiempo apropiado' para que se diera la información que se ha dado en la actualidad! Así se habría evitado sufrimiento innecesario, que no mostraba nada a Jehová, pues realizar un servicio civil obligatorio a la comunidad, o hacer cualquier otro sacrificio que Dios no nos pide, nada tiene que ver con la posición a favor o en contra de su soberanía. ¡Esta información ha llegado a destiempo, con más de 30 años de atraso, y con una secuela de dolor y lágrimas!

Otro ejemplo: Los Testigos de Jehová han venido afirmando durante las pasadas décadas, que la generación que vio los acontecimientos de 1914, esa generación vería el final de éste sistema de cosas o el 'fin del mundo'.

Y en sus revistas, folletos y libros, como parte del 'alimento a su debido tiempo' han repetido hasta la saciedad de la esperanza tan maravillosa que teníamos de ver el final de éste sistema, de la inminencia del mismo, por la reducción cada día más grande de las personas que nacieron antes de 1914. ¡Hasta fueron llevando un control de las personas que quedaban vivas en distintos momentos de 1984-1994, con tal de seguir manteniendo las expectativas en alto! (Vea La Atalaya del 15 de mayo de 1984, pág. 5; La Atalaya del 1 de mayo de 1985, pág. 4; La Atalaya del 15 de febrero de 1986, pág. 5; ¡Despertad! del 8 de abril de 1988 y ¡Despertad! del 8 de noviembre de 1994, ambas en la sección "Observando al mundo").

Tristemente, ¡hasta involucraron al propio Dios en el asunto, cuando anunciaban en la contraportada de la revista ¡Despertad! que: "...ésta revista promueve la confianza en la promesa del Creador de establecer un nuevo mundo pacífico y seguro, antes de que desaparezca la generación que vio los acontecimientos de 1914."! (Esto se hizo hasta el número del 22 de octubre de 1995.) O cuando se atrevían a introducir entre corchetes, expresiones aclaratorias y bien significativas en citas bíblicas, como hicieron en La Atalaya del 15 de mayo de 1984, en el artículo inicial, al principio de la página, y al citar literalmente de Lc 21:32, introducen entre corchetes del siguiente modo: "En verdad les digo: Esta generación [de 1914] no pasará de ningún modo sin que todas las cosas sucedan."

La gravedad del asunto es evidente. No solo se equivocan, cosa hasta cierto grado comprensible, sino que afirman que Dios ha hecho la promesa de establecer un nuevo mundo, antes que desaparezca la generación de 1914, y se atreven a introducir entre corchetes una expresión como dicha por el propio Jesucristo, con tal de aclarar el sentido de sus palabras. La locura llega hasta el paroxismo, pues si esto no se cumple, el que queda mal es Dios que hizo la promesa, o Jesucristo que debió decir 1914 en Lc 21:32.

La Atalaya del 1 de noviembre de 1995, efectivamente modificó el sentido de la palabra 'generación', y mostró que tal término ya no está conectado a la duración de una persona (setenta u ochenta años tal como antes decían), sino que se refiere a la actitud general de las personas, es decir, que mientras hayas personas con actitudes como el escepticismo, el materialismo, la inmoralidad, etc. se pertenecerá a la 'generación' que va a ver el final de éste sistema. ¡Genial! ¿Por que se les ocurrió esta idea en 1995, y no en 1914 ó 1915? ¿Por qué 81 años después? La respuesta es obvia.

¿Por qué se malinterpretó durante ochenta años éste texto, pero se presentó en las publicaciones de los testigos de Jehová como "alimento al tiempo apropiado" para los domésticos? ¿Hay un 'tiempo apropiado' para dar información errónea y confusa, y un 'tiempo apropiado' para dar información veraz y correcta?

Evidentemente, el objetivo de la dirección de los testigos de Jehová es clara, mantener a sus seguidores en estado de expectativa continua, con un sentido de urgencia perpetuo. No tienen fe en que la Palabra de Dios y las advertencias continuas de Jesucristo sean factores suficientes para mantener esa expectativa, y 'añaden' argumentos y explicaciones falsificadas para suplir lo que ellos creen, carece la propia palabra de Dios; y como para los dirigentes de ellos, en este asunto "el fin justifica los medios", pues el error no es tanto error. Hasta tiene algo de positivo.

La pregunta es obvia: ¿Ha sido publicado este artículo 'a su tiempo'?

Esta pregunta, se la debiéramos hacer a los millones de personas que nacieron alrededor de 1914, que oyeron de ésta esperanza, que pusieron su fe en esas palabras, y que hoy ya están muertas. Lo que ha sido publicado ahora, ya no les podrá sacar de la 'expectativa falsa' con la que murieron. La información que se les dio en su día, no fue 'alimento', y por supuesto, no fue 'a su tiempo.' El problema es que ellos ya no nos podrán contestar.

¿Anunciando el Reino de Jehová?

Y finalmente, nos detenemos en su enunciado principal desde hace más de 50 años. Como dijimos antes, la revista La Atalaya en sus orígenes se intitulaba en español “La Torre del Vigía y el Heraldo de la Presencia de Cristo”, pero en el año 1940 cambiaron los titulares, y pusieron “La Atalaya. Anunciando el Reino de Jehová” . Y es que la síntesis del contenido de esta revista ha sido y es, la de afirmar que Cristo “ya ha venido” de forma invisible, que ya está gobernando en los cielos, que está ‘presente’, y que dentro de muy poco, el Reino de Dios [o Jehová], destruirá a todos los demás reinos humanos, se implantará sobre la tierra y hará de ella un Paraíso. Desde que comenzó a gobernar Jesucristo, la humanidad está viviendo en los últimos días de este sistema de cosas.

Independientemente de lo discutible que resulta la expresión ‘reino de Jehová’ en boca de los Testigos, pues cuando ellos utilizan esa expresión se están refiriendo a un gobierno literal como el que nosotros conocemos, pero situado en los cielos y ejercido por el propio Dios sobre la humanidad, con intermediarios en la tierra que ejercerán la labor de ‘gobernadores delegados’, (ellos los llaman ‘príncipes’), queremos analizar el hecho de la inminencia con la que han jugado los redactores de la revista en los pasados 130 años, para mantener unidos a su colectivo en torno de una expectativa que siempre ha resultado equivocada.

Los testigos de Jehová se han equivocado al profetizar que el fin del mundo, los últimos días, la ‘parusía’ de Cristo, y otra serie de denominaciones, han tenido relación o han acontecido en años como 1799, 1874, 1879, 1914, 1919, 1925, la década de los 40, 1975, y últimamente el la década de 1984 a 1994, que era cuando se cumplía aquello de “una generación dura unos 70 años o lo más 80 años”, y que en 1995 cambiaron al ver que no sucedió lo que esperaban. Es decir, han dado multitud de falsas alarmas, en pos de una pretendida actitud de ‘mantenerse alerta’. Han sido como el pastorcillo de la fábula, que anunciaba la venida del lobo, y luego de mofaba de la inocencia de todo aquél que acudía en respuesta a su llamada, hasta que finalmente vino el lobo y nadie le hizo caso.

Pero lo más curioso es que ellos mismos utilizaron esta famosa fábula, en ¡Despertad! del 22 de marzo de 1993, pág.3-4 para recriminar de los fracasos de otros, del siguiente modo:

¿Está muy cerca el fin del mundo?

“CUENTA una fábula que cierto día un pastorcillo, para crear un poco de emoción, se puso a gritar: “¡Que viene el lobo! ¡Que viene el lobo!”, sin haber lobo alguno. Los aldeanos salieron a toda prisa con sus garrotes para ahuyentarlo, pero descubrieron que no había ningún lobo. Tanto se divirtió el pastorcillo que repitió la broma en otra ocasión. De nuevo salieron los aldeanos a toda prisa con sus garrotes, para descubrir que se trataba de otra falsa alarma. Pero llegó el día en que vino un lobo, y el muchacho avisó: “¡El lobo! ¡El lobo!”. Sin embargo, los aldeanos no le hicieron caso pensando que se trataba de otra falsa alarma. Les había engañado en demasiadas ocasiones”.

Para concluir: “Lo mismo ha sucedido con los que proclaman el fin del mundo. A través de los siglos, desde los días de Jesús, ha habido tantas predicciones incumplidas que muchos ya no las toman en serio.”

Y es que en el fondo, ellos saben muy bien del rotundo fracaso con el que se han movido en el pasado siglo. ¿Cómo combatirlo? Con la típica “huida hacia adelante”, es decir, “poniéndose el parche antes de que les salga el grano”. Como saben que la fábula del pastorcillo les aplica plenamente, entonces, antes de que alguien se las aplique, ellos lo relatan y distorsionan su sentido para que sus lectores no perciban su aplicación.

De hecho en el artículo de ¡Despertad! aplican esta fábula a todas aquellas personas que en el pasado han pronosticado el fin del mundo hasta el más inmediato precursor de Carlos T. Russell, y preguntan:

“Como esas predicciones no se cumplieron, ¿pueden ser tachados de falsos profetas los que las hicieron, a la luz de Deuteronomio 18:20-22? Dichos versículos dicen: “El profeta que tenga la presunción de hablar en mi nombre una palabra que yo no le haya mandado hablar, o que hable en el nombre de otros dioses, ese profeta tiene que morir. Y en caso de que digas en tu corazón: ‘¿Cómo conoceremos la palabra que Jehová no ha hablado?’, cuando hable el profeta en nombre de Jehová y la palabra no suceda ni se realice, esa es la palabra que Jehová no ha hablado”.

Para de inmediato razonar contestando:

“Algunos hacen predicciones espectaculares del fin del mundo para captar la atención y conseguir seguidores, pero otros están sinceramente convencidos de que sus proclamaciones son verdaderas. Expresan expectativas basadas en su propia interpretación de algún texto bíblico o algún acontecimiento físico. No afirman que sus predicciones sean revelaciones directas de Jehová y que por lo tanto estén profetizando en Su nombre. De modo que en tales casos no debería tachárseles de falsos profetas como los que se denuncian en Deuteronomio 18:20-22 cuando sus palabras no se cumplen. Son personas que interpretaron mal las cosas debido a su falibilidad humana.”

¿Qué consiguen de esta manera?

En Nota a pie de página, incluyen una cuña de gran significado, al decir:

“Los testigos de Jehová, llevados por su expectación anhelante de la segunda venida de Jesús, propusieron fechas que resultaron erróneas. Como consecuencia, algunos les han llamado falsos profetas. Sin embargo, en ninguno de esos casos se tomaron la libertad de hacer predicciones ‘en el nombre de Jehová’. Nunca dijeron: ‘Estas son las palabras de Jehová’. La Atalaya —la revista oficial de los testigos de Jehová— ha dicho: “Nosotros no tenemos el don de profetizar” (enero de 1883, página 425, edición en inglés). “Tampoco pretendemos que se reverencien nuestros escritos o que se les considere infalibles” (15 de diciembre de 1896, página 306, edición en inglés). La Atalaya también ha dicho que el que algunos tengan el espíritu de Jehová ‘no quiere decir que los que ahora sirven de testigos de Jehová sean inspirados, ni que los escritos de esta revista, La Atalaya, sean inspirados e infalibles y sin errores’ (1 de octubre de 1947, página 301). “La Atalaya no pretende ser inspirada en sus declaraciones, ni es dogmática” (1 de enero de 1951, página 24). “Los hermanos que preparan estas publicaciones no son infalibles. Los escritos de ellos no son inspirados como lo son los de Pablo y otros escritores bíblicos. (2 Tim. 3:16.) Y por eso, a veces, ha sido necesario, a medida que el entendimiento se ha hecho más claro, corregir algunos puntos de vista. (Pro. 4:18.)” (1 de julio de 1981, página 19.)”

¡Nuevamente genial! Con esta táctica, perturban la objeción de si los Testigos son o no falsos profetas, y si les aplica o no la denominación de Deuteronomio.

Lo más triste es que, para ‘huir hacia delante’ no les importa mentir. Dicen que no hacen predicciones ‘en el nombre de Jehová’, pero dicen que el Espíritu santo, por medio de ‘destellos de luz’ les ha ido revelando progresivamente el entendimiento de la Biblia, y que Jehová ha utilizado al ‘esclavo fiel y discreto’ en conducir a su pueblo; dicen que sus artículos no son ‘dogmáticos ni infalibles’ pero actúan contra todo aquel que discuta un punto y una coma del contenido de esa revista. Finalmente, cuando se equivocan no tienen la más mínima dignidad para pedir perdón, y para reconocer el daño que han hecho, sino que atacan de nuevo con otra serie de aseveraciones del calibre a las anteriores.

Un ejemplo tiene que ver con la respuesta que dieron en la sección Preguntas de los lectores de La Atalaya del 1 de mayo de 1997, pág. 29. En ella plantearon la preguntan:

¿Pudiera decirse que el reciente modo de entender la palabra “generación” que aparece en Mateo 24:34 permite pensar que el fin del sistema de cosas quizá quede relegado a un futuro lejano?

Y contestan con entusiasmo:

“Ese no es el caso, ni mucho menos. Al contrario, la comprensión más clara que hemos tenido recientemente debería ayudarnos a mantenernos en expectativa constante del fin.”

Y después resaltan en dos ocasiones las expresiones “un período relativamente breve” y “un espacio de tiempo relativamente corto, no a un período de cientos de años”, a la hora de volver a puntualizar la manera de entender el término ‘generación’.

Y es que La Atalaya no anuncia el Reino de Jehová, sino que lo que ha venido anunciando en los últimos 120 años ha sido el Reino del llamado ‘Cuerpo Gobernante’ situado en Brooklyn. Este ‘Cuerpo Gobernante’ estuvo materializado al principio en Carlos T. Russell, después en Joseph F. Rutherford, y finalmente en Nathan H. Knorr, Frederick W. Franz que dieron paso a la actual dirección compuestas por diez hombres. Ellos han sido verdaderos reyes sobre sus seguidores, como se puede comprobar leyendo las biografías y experiencias de sus primeros presidentes y de algunos miembros que lo componen en la actualidad, y siguen teniendo grandes privilegios, grandes comodidades y un gran sentido de seguridad mientras se mantienen en el redil que ellos mismos han fabricado.

Juegan con el ‘reino de Jehová’ para justificar sus posiciones organizacionales, buscando precedentes en pasajes bíblicos que de alguna manera justifiquen sus privilegios, responsabilidades asumidas, y posición, pero no creen en realidad en sus propias declaraciones, o por lo menos, no actúan en conformidad con ellas.

Y cuando alguna persona discute o cuestiona dichas posiciones, lo tachan de apóstata, orgulloso, resentido o intolerante. Afirman que ellos siempre tratan de ‘edificar’ con sus artículos y consejos, mientras que los disidentes tratan de derribar lo edificado con acusaciones mentirosas, con dobles verdades, etc.

Y es que La Atalaya lleva 120 años edificando. Pero edificando, ¿qué?

Construyendo un muro de aislamiento.

Hay muchas maneras de edificar y de proteger. Algunos grupos religiosos edifican en torno a su ideología una estructura de protección que da a sus adeptos un sentido de seguridad y superioridad ante los demás, ciertamente útil ante los ataques del enemigo, Satanás, pero con el tiempo, se ha comprobado que tal edificio ha dejado de ser una estructura de protección para pasar a ser una estructura de opresión.

El inicio y primeros pasos de todo grupo religioso suele ser prometedor en todos los aspectos. Generalmente comienza con unas fórmulas sencillas de adoración, en las que no existen diferencias entre sus componentes o adeptos. Todos tienen voz y voto, todos tienen la misma capacidad de participación, y todos se respetan mutuamente.

Con el paso del tiempo, se van observando ciertas debilidades en estas fórmulas, y comienza a darse mayor autoridad a unos de otros con objeto de que exista un orden en todas las cosas. Finalmente el grupo ensalzado en el poder comienza a utilizar la autoridad recibida de forma autoritaria, marcando diferencias, estableciendo pautas y normas de obligado cumplimiento.

Para ello se valen de diversas sistemas de control, entre ellos el adoctrinamiento continuo por medio de publicaciones, reuniones, y satanizando todo lo que no proviene de la membresía.

En los testigos de Jehová, la historia se ha repetido en todos y cada uno de esos matices. Cualquier persona que de modo objetivo examine el nacimiento, desarrollo, y actual situación del colectivo, puede observar esa evolución, por supuesto con matices y peculiaridades propias. Una de ella ha tenido que ver con La Atalaya. Esta revista ha sido una eficaz arma con la que se ha ido construyendo un edificio fortificado de aislamiento para cada miembro del colectivo. Cada número, ha resultado ser un ladrillo de dicho edificio. Mientras uno está dentro del edificio, ajeno a lo que sucede fuera, viendo las cosas desde una perspectiva diferente, uno se encuentra a gusto, cómodo, protegido. El problema se presenta cuando uno intenta salir un poquito y examinar la estructura donde se halla metido, mirar sus fundamentos, otear el horizonte de fuera. Tristemente, las perspectivas son muy diferentes.

Por supuesto, cualquier testigo de Jehová que esté leyendo esto, tal vez piense o diga que estoy sacando las cosas de quicio, que estoy exagerando, incluso mintiendo con tal de presentar una imagen desvirtuada de los testigos de Jehová. A ellos digo que no hay nada más lejano de mi intención el exagerar, torcer o mal interpretar unas enseñanzas que fueron parte de mi vida durante 22 años. La Atalaya es y ha sido un arma solapada que ha movido al aislacionismo e inmovilismo de sus lectores. Pongo un solo ejemplo, pero en los ejemplares de Atalaya que poseo hay centenares.

En La Atalaya del 1 de Agosto de 1993, pág. 17-19, en el subtema “Evite ser extraviado”, desarrollan el arte de aislar al testigo de Jehová de compañeros de trabajo, de amigos, de vecinos y de sus parientes. Dicen así:

12 Pablo debió haber reconocido, sin embargo, que en el lugar de empleo podía tener “malas compañías”. Lo mismo hemos de hacer nosotros. Es interesante que Pablo indicó que la actitud que predominaba entre algunas personas era la de “comamos y bebamos, porque mañana hemos de morir”. (1 Corintios 15:32.) Inmediatamente prosiguió con su consejo paternal: “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles”. ¿Cómo pudieran combinarse el lugar de empleo y la búsqueda de diversión para crear un posible peligro?
13 Los cristianos desean ser amigables con los compañeros de trabajo, y muchas experiencias muestran que esta disposición prepara eficazmente el camino para dar un testimonio. Sin embargo, el compañero puede mal interpretar la amigabilidad como una invitación a confraternizar y pasarlo bien juntos. Quizás le invite informalmente a almorzar, a tomar una copa después del trabajo o a divertirse el fin de semana. El compañero quizás parezca amable y de buenas costumbres, y la invitación, inocente. No obstante, Pablo nos advierte: “No se extravíen”.
14 Algunos cristianos se han extraviado. Han ido adoptando paulatinamente una actitud relajada sobre las relaciones sociales con los compañeros de trabajo. Esta quizás comenzó con intereses comunes en un determinado deporte o pasatiempo. O puede que un no cristiano sea excepcionalmente educado y amable, de modo que cada vez se pasa más tiempo con él e incluso se prefiere su compañía a la de algunos hermanos de la congregación. La relación con él pudiera llevar posteriormente a perderse una sola reunión. Podría ocurrir que salieran hasta tarde por la noche, y a la mañana siguiente, contrario a su costumbre, no fuera al ministerio del campo. Quizás resulte en ver una película o vídeo que el cristiano normalmente rechazaría. Pero tal vez pensemos: ‘Eso no me va a ocurrir a mí nunca’. Es posible que la mayoría de los que se han extraviado hayan respondido de este modo. Tenemos que preguntarnos: ‘¿Hasta qué punto llega mi resolución de aplicar el consejo de Pablo?’.
15 Lo que acabamos de explicar con respecto al lugar de empleo, es aplicable también a la relación con los vecinos. Es obvio que los cristianos de la antigua Corinto tenían vecinos. En algunas comunidades es normal ser bastante amigable con ellos y apoyarlos. En las zonas rurales los vecinos quizás se ayudan entre sí a causa del aislamiento. Los vínculos familiares son especialmente fuertes en algunas culturas, lo que da origen a muchas invitaciones a comidas. Es evidente que, como Jesús, hay que adoptar una postura equilibrada. (Lucas 8:20, 21; Juan 2:12.) En el trato con vecinos y parientes, ¿nos sentimos inclinados a obrar como antes de ser cristianos? ¿No convendría revisar la relación que tenemos con ellos y fijar los límites debidos?
16 En cierta ocasión Jesús comparó la palabra del Reino a semillas que “cayeron a lo largo del camino, y vinieron las aves y se las comieron”. (Mateo 13:3, 4, 19.) En aquellos días, el terreno que estaba a lo largo de un camino se endurecía mucho con las pisadas del ir y venir de la gente. Así sucede en el caso de muchas personas. Su vida está llena de vecinos, parientes y otras personas que vienen y van, y las mantienen ocupadas. El terreno de su corazón es pisoteado, por decirlo así, dificultando que las semillas de la verdad arraiguen. En el que ya es cristiano pudiera desarrollarse una insensibilidad parecida.
17 Algunos vecinos y parientes mundanos pueden ser amigables y serviciales, aunque nunca se hayan interesado en lo espiritual ni hayan mostrado amor a la justicia. (Marcos 10:21, 22; 2 Corintios 6:14.) No vamos a volvernos huraños ni ser poco amistosos porque nos hayamos hecho cristianos. Jesús nos aconsejó que nos interesáramos de verdad en los demás. (Lucas 10:29-37.) Pero el consejo que dio Pablo de tener cuidado con las compañías es igualmente inspirado y necesario. Queremos poner en práctica el primer consejo sin descuidar el segundo. Si no tenemos presentes ambos principios, nuestros hábitos pueden verse perjudicados. ¿Cómo son sus hábitos tocante a la honradez o la obediencia al César en comparación con los de sus vecinos o parientes? Por ejemplo, ellos quizás opinen que a la hora de los impuestos, está justificado, o incluso es necesario para sobrevivir, declarar menos ingresos o ganancias comerciales que los reales. Quizás le defienden sus opiniones de modo persuasivo mientras se toman una taza de café o durante una breve visita. ¿Cómo pueden afectar las opiniones que ellos tienen su manera de pensar y sus hábitos honrados? (Marcos 12:17; Romanos 12:2.) “No se extravíen. Las malas compañías echan a perder los hábitos útiles.”

Observe las perlas cultivadas que exponen con franqueza. Primero, consideran la relación del Testigo con sus compañeros de trabajo, diciendo: “Quizás le invite informalmente a almorzar, a tomar una copa después del trabajo o a divertirse el fin de semana. El compañero quizás parezca amable y de buenas costumbres, y la invitación, inocente.” ¿Qué conclusiones viene a sacar una persona que está simpatizando con los testigos de Jehová? Que no es correcto ir con los compañeros de trabajo a almorzar, tomar unas copas o divertirse un fin de semana. ¿Resultados? Aislacionismo.

Después, se matizan factores que pudieran llevar a ‘un extraviarse’ diciendo: “Esta quizás comenzó con intereses comunes en un determinado deporte o pasatiempo. O puede que un no cristiano sea excepcionalmente educado y amable, de modo que cada vez se pasa más tiempo con él e incluso se prefiere su compañía a la de algunos hermanos de la congregación”. De esta forma, se pone sobre aviso en lo que respecta a amigos íntimos con los cuales se comparten aficiones comunes para que se establezca una señal de alarma al respecto, aunque dicha persona sea “excepcionalmente educada y amable”. El cristiano debe dejar de asociarse de sus compañeros de trabajo, de sus amigos, porque esto es peligroso. El cristiano solo debe asociarse con los hermanos de la congregación.

Para finalmente, utilizar el ejemplo puesto para añadir: “Lo que acabamos de explicar con respecto al lugar de empleo, es aplicable también a la relación con los vecinos... En el trato con vecinos y parientes, ¿nos sentimos inclinados a obrar como antes de ser cristianos? ¿No convendría revisar la relación que tenemos con ellos y fijar los límites debidos?” ¿Efecto? La Atalaya aísla de vecinos y parientes también. Los fuertes vínculos de familia se van desmoronando, pues pudieran extraviar a quien se deja conducir por ellos.

La política de la revista La Atalaya es: “No mires, no oigas, no hables. No salgas del redil que te hemos establecido. Aquí estás cómodo y protegido”.

No podemos evitar repetir la idea. Cada Atalaya es un ladrillo de un edificio donde se aísla a los que quieren vivir en el. Las cadenas que se van forjando son difíciles de romper, pero gracias a nuestro Padre Celestial que no hay cadena que se le resista, ahora miles de personas están recuperando su libertad.

Y es que como podemos ver, las publicaciones y artículos publicados por la Watchtower no dependen de la voluntad de Dios, sino de la de hombres, hombres imperfectos que interpretan a su antojo versículos bíblicos, sin importarle en absoluto la repercusión que su información pueda tener en los miles de seguidores que la compran regularmente; y no es Dios, el que mueve continuamente las mentes y corazones de los publicadores de estas revistas y artículos, para que se escriba y se publique lo que corresponde a ese tiempo apropiado, sino que dichos publicadores escriben y editan cuando su buen saber y entender así se lo marca, y dicen que ése es el tiempo apropiado de Dios para sacar a la luz esa información.

Estas y otras razones nos han llevado a proponernos el hacer un estudio y publicar nuestras conclusiones de todas las revistas de Atalaya que la Sociedad Watch Tower publique durante 1999, en el que celebran el ciento veinte años del nacimiento de la revista.

En unas ocasiones, estudiaremos los artículos principales de estudio, y en otras, artículos secundarios que por su trascendencia o contenido, puedan ser útiles para entender y conocer la naturaleza de este grupo religioso, sus características y su posición ante la Biblia, confiando que los análisis efectuados ayuden a pensar, a comparar, a sacar conclusiones y a obrar en consecuencia.

Por supuesto, yo y los que conmigo colaboren en la redacción de estos artículos, nos vamos a equivocar en muchos de nuestros juicios y conclusiones, por lo que quiero abrir una puerta grande a toda aquella persona, que pertenezca o no al grupo para que nos exponga sus argumentos o para que nos indique dónde hemos errado. No tendremos ningún inconveniente en rectificar y en decir públicamente dónde cometimos el error.